Doble Moral
Los monjes recorrían el perímetro por todo el reino nieve. Fue algo contradictorio que Salo de la nada abandonara su expresión pasiva y su buen humor y ahora mismo se mostrara cual ogro ante los inmigrantes que por poco no los asesina a golpes. De la nada los gentiles monjes abandonaban su postura de bienvenida y se paraban firmes antes lo recién llegados impidiéndoles movimiento alguno contra su rey. Era más que nada para protegerlos, pues conocían a su rey en sus buenos y malos momentos, y este era un mal momento, de ponérsele algún ajeno en su camino el rey quizás casado de golpearlos los decapitaría con su arma.
Thor mismo se vio acorralado por algunos monjes y hechiceros que comenzaban a encerarles en carceletas creadas por los hechiceros.
Miro a lo lejos al rey de nieve caminar cual fiera mirando a cada uno de los inmigrantes como si buscara a alguien. Lo que hubiera pasado la noche anterior fue lo suficientemente para que el rey perdiera el juicio. De la nada tomaba algunos de los cabellos y apuntándoles con su espada sobre el cuello decía:
“!Muéstrate!”
Pero como nada cambiaba les cortaba la garganta.
Las personas comenzaron a alborotarse, estaban aterradas. Simplemente nieve dejo de ser la esperanza y se volvió una pesadilla para los inmigrantes.
El segundo general se acercó al rey con algo de prudencia.
-Lo más seguro es que haya huido a él contiene Norte… regresara, de no hacerlo sabe que morirá- dijo y el rey giro a verle y le dedico una sonrisa, depositando una mano sobre el hombro de su segundo general. Como si fuera un padre cariñoso dijo:
-¿Y qué ganas diciéndomelo?-Le cuestiono y de la anda puso frente suyo su espada pincelándole la nariz- ve ahora mismo con tu tropa a buscarlo. Nadie dormirá, descasa o comerá hasta que no lo traigan de regreso vivo. Nadie me desobedecerá.
Thor sintió un deja vu. Sin duda ese rey le recordaba a su yo anterior. Al hombre poderoso que fue, al idiota que jamas comprendió que no era nada… y es que el poder se sube a la cabeza. Lo que más le sorprendió era ver como aun su arma lo obedecía. Siempre creyó que las armas solo elegían a personas dignas, el Mjolnir lo había rechazado por no ser digno. Miro su muñeca derecha… el brazalete que al inicio era la lanza de su primer general… aun seguía allí, peor no era capaz de usarla
Giro al ir murmullo de algunos monjes
-Esta vez se pelearon enserio- dijo el primer monje mientras metía a más personas a las cedas de hielo improvisadas
-Seguro que esta vez el rey lo mata. Sin duda el general metió la pata al intervenir, debió dejar que el rey matara al niño demonio.
Ambos monjes guardaron silencio cuando el tercer general paso cerca suyo y Thor medio que comprendió que esto era una especie de pelea de amantes, pues recordó que el rey la noche pasada tubo relaciones con el general y al amanecer la torre estaba destruida y ese niño demonio supuestamente muerto… de seguro algo tuvo que pasar.
-¿General?-Pregunto uno de los hechiceros-¿Que haremos con el dador de vida?
-Déjale descansar. El rey no parece molesto con él. Solo con la plaga de su hijo por eso lo mato…- concluyo el general- mejor llévale a la choza 35. Ese será su nuevo hogar- concluyo pues ya no existía torre donde albergar al dador de vida.
-¿De verdad el rey mato a ese niño demonio?-se cuestionó el monje y el tercer general le miro asesinamente, pues a su entender el rey deseaba criar a ese niño y hacer que el dador de vida diera a luz más bebes para reforzar su ejército y también su arma.
-¿Dudas de las palabras del rey?- el monje negó con la cabeza y marcho en busca del dador de vida para trasladarlo.
Sin duda el rey Salo era un rey que amaba las rarezas y solía coleccionarlas. Nadie dudaba que era un buen hombre o quizás nadie tenía derecho a dudarlo pues el 80 % del tiempo seguía su lema de:
De respeto, agradecimiento y conservación
Pero el otro 20% sacaba a relucir su sombría ambición: tener el poder supremo y para eso necesitaba saber más de los demonios, tenerlos y usarlos. Lo graciosos era que le mismo control del imperio o el continente no le interesaban, solo era su curiosidad y so deseo de saberse el mas poderoso.
…
Cristal sintió el dolor en su cuello. Aquella cadena que lo ataba a ese rey y el reino comenzaba a formarse. Una cadena invisible que lentamente aprisionaba su garganta impidiéndole respirar, que paulatinamente se clavaba sobre su piel y cual ponzoña le quemaba y debilitaba.
Y es que un general no puede abandonar a su rey o el reino sin su consentimiento. No puede desobedecer. A eso les ataba el juramento de lealtad cuando fueron nombrado generales y se les dieron sus armas.
Recordó cómo siendo niños cada uno de ellos era reclutado de cada reino por sus rarezas y habilidades. Entrenados para servir a un rey y según sus capacidades y su potencial eran denominados de primer a quinto general o hechiceros… en fin. Solo conocían este modo de vida. Sinceramente no le molestaba, pues la pasaba bien la mayor parte del tiempo. Pero había algo que no podía permitir: que Salo matara a ese niño demonio solo porque el infante le mordió.
Ese niño demonio era importante para el equilibrio. Esa ola de calor no era solo una coincidencia y Salo lo sabía bien más se justificaba con:
“Tenemos un dador de vida podremos generar más demonios. Además un poco de calor le sentara bien al reino nieve, el frio suele ser aburrido…”
Esas era sus palabras pero la verdad era que Salo estaba molesto de descubrir que la herida en el brazo de Cristal era más que una simple herida, le había arrancado un pedazo y se lo había comido. Ese niño demonio por instinto se alimentó de carne humana. Sin mencionar que la carne alrededor de la herida comenzaba a necrosarse por la saliva venenosa y acida que tenía el niño para facilitarle la caza y alimentación.
Tomo un cumulo de tierra y no dudo en formar una bolita que se tornaba blanca y se abría de ella salía un halcón de gran tamaño.
El niño miraba curioso al hombre del que planeo alimentarse, del hombre que impidió que el otro humano le matara. Era extraño. Lentamente se acercó a él mientras seguía distraído haciendo quien sabe qué cosas sobre el suelo.
Su naricita se movía con violencia tratando de grabar su aroma… hasta la fecha solo le interesaba el aroma de su madre que supuso ya estaba muerta por ese humano, pero las rarezas de ese otro humano fueron suficiente justificativo y allí lo sintió… el aroma recesivo peor latente, ese humano era en parte un demonio, uno débil, pero un demonio… alguien igual a él o su madre.
De la nada Cristal giro al sentir como el niño demonio comenzaba a lamer su brazo herido cicatrizando la herida y endureciendo las zonas necrosadas, para garantizar que la infección no acabara matando a ese humano.
Cristal sonrió, era un niño después de todo y fue su rey quien lo termino asustando. Acaricio sus cabellos desordenados, pero comenzó a toser, era más doloroso. Debía regresar o ya no podría respirar y moriría sin duda. Entonces nada valdría la pena.
-Se libre…- dijo al niño antes de que el halcón que creo se lo llevara en dirección del reino fuego. Era necesario que ese niño se volviera un demonio de fuego para detener la ola de calor que azotaba el continente sur.
…
El cuarto general fue quien le vio y reconoció. Al fin Cristal había vuelto
-Y…- dijo cristal mirando a su camarada- ¿Qué tan molesto esta?
- ha matado varios inmigrantes buscándote. Realmente no le vi así de molesto desde que le robaste su arma hacia diez años.
Cristal se rasco la cabeza y negó recordado como hace diez años atrás intento hacerse de un arma y para mala suerte robo la de Salo y con esta en mano amenazo a sus guardan buscando al liberación. Mala hora eligió esa arma. Recordó la mirada incrédula de salo mirándole fijamente como cuando un bestia mira su presa y es que de la anda ese viejo decrepito aparecía detrás suyo antes de que alguien más se diera cuenta que le robaron su espada y cogió del pelo elevándolo a su altura.
El arma cayó al piso y eso atrajo la atención de los guardas de entrenamiento de los futuros genérales y hechiceros.
-Levanta mi arma- ordenó Salo a uno de esos guardas pensando que era un error o quizá al magia de su espada al fin se había acabado o algo por el estilo. Peor el guarda no pudo alzarla.
-Levanta mi arma- ordeno a otro y tampoco pudo
-Levanta mi arma- ordenó a uno de los infantes del lugar, y un niño con miedo la tomo y logro alzarla. Entonces Salo comprendió que las espadas eran posibles de controlar por niños, pues estos tenían el alma blanca. O quizás era porque aún no mataban a nadie… no lo supo.
Salo camino entonces unos pasos ya soltando a Cristal al suelo. Miro al otro niño y otros tres más
-Sepáralo del resto, estos serán mis generales- ordeno – y ustedes – señalo a los guardas testigos del descubrimiento – serán sus guarda. Alisten sus cosas nos vamos a Nieve.
Fueron metidos en una carrosa, más al momento que cristal estuvo a punto de entrar a esta Salo le detuvo y llevo consigo a su carroza.
-fuiste un mal niño- repuso Salo mirándole fijamente- veo que eres un hibrido recesivo… -rio- mereces un castigo por eso mismo yo voy a castigarte todas las noches y te enseñare a que nadie puede tocar mis cosas- dijo y esa noche fue sodomizado por Salo.
Se estremeció de recordarlo pues fue una experiencia dolorosa para esa edad, aunque con los años le parecía algo normal que ya no le perturbaba. A diferencia de esas veces que no hacía más que llorar y temblar de pensar que llegaría la noche y eso volvería a pasar. Solo tenía ocho años en aquel entonces. Sus camaradas solían preguntarle qué era lo que pasaba. Donde le habían pegado para curarle las heridas, sin embargo Cristal jamas fue capaz de contarles nada. Solo se esforzaba en obedecer pues no deseaba ser castigado nuevamente.
…
Cristal se froto el cuello para luego jalarse los pelos sin saber si debía entrar o no a la habitación de Salo. Ya era de noche y ni ganas tenia de enfrentarlo conociendo su humor. Pero bueno al mal tiempo darle prisa. Que más podía hacerle si ya le había hecho de todo… torturarlo, ya había tenido ese tipo de prácticas sexuales… matarlo. Quizás pero eso no le importaba.
Cristal solo abrió la puerta y contemplo a Salo envejecido girando al ver el brillo en su espada. Al fin regresaba su general. Sabía que había vuelto hacia una hora… su arma brillaba cuando una de sus cinco partes después de alejarse mucho tiempo regresaba.
-¿Tienes idea de lo preocupado que estaba?-Repuso Salo en su apariencia de viejo
-No voy a disculparme…- cristal fue claro- sabes que para acabar con la ola de calor que la muerte de Marflow causo era necesario que ese niño viviera y se volviera un demonio de fuego. Hice lo que mi reino necesitaba para mantener las heladas tierras de tu reino blancas…- excusaba sus acción mirando como su rey se acercaba a él, cerró los ojos creyendo algún golpe o ser degollado y de la nada Salo le abrazaba.
-Me traicionaste… interrumpiste al ejecución del engendro que te hirió…. Sabes que no soporto que alguien que no sea yo marque tu piel…- le susurro a su oído- has sido malo cristal… has roto tu juramento…- el rey bajo una mano mientras la otra seguía puesta sobre el rostro de cristal. Empuñando su espada con la mano esta comenzó a brillar, ya no de color dorado como la hacía hasta ese momento, todo lo contrario, de color morado. Mientras cristal llevaba sus manos a su cuello al sentir la falta de aire y la perdida de fuerzas por causa de su arma, nuevamente esas cadenas intangibles de magia.
Salo miraba como cristal se encogía sobre el suelo arañando su garganta tratando de liberarse de aquella cadena mágica que le impedía respirar sin éxito. Salo lentamente se agachaba al lado de su general y se sentaba acariciando su blanca cabellera mientras miraba el techo y lentamente dejaba de ser un viejo y volvía a tomar su forma joven e 35.
-Recuerdas lo que te dije la primera vez que intentaste traicionarme robándome mi espada…- pregunto sabiendo que Cristal no el respondería- nunca más vuelvas a traicionarme, deja de ser un niño malo… Es muy cruel de tu parte- concluyo liberándole del castigo.- Cristal… espero que sea la última. No aceptare más tus majaderías, vuelves air en contra de mis dictámenes y no tendré otra opción que apagar tus sentido… - concluyo echándose sobre el general mientras este respiraba desesperadamente para llenar de oxígeno a sus pulmones y su cerebro. Cuando sintió su boca invadida por la de su rey y su lengua recorriendo cada centímetro dentro de su cavidad.
-eres mío. No lo olvides- susurro el rey al comenzar a desvestirle- nadie puede dejar marcas en tu piel o tú alma solo yo….- concluyo. Mirando la herida hecha por el demonio y la descubrió cicatrizada.
Le tomo de la mandíbula y miro fijamente. Cristal aun recuperaba sus sentidos por la falta de oxígeno. No mostraba resistencia pues ya estaba entrenado par ano oponérsele.
El rey le soltó se alejó de él sentándose al lado suyo mirando furiosos un punto fijo en la nada. Ese niño demonio realmente se convertía en una pesadilla. Debía darle caza antes de que creciera y saliera con alguna idiotez, y es que era raro que un demonio que determino alimentarse de alguien le currara y perdonara la vida.
Recordó como los demonios machos solían marcar a sus parejas humanas hembras para evitar que otro demonio se las comiera. Quizás exageraba y todo era un simple error, pero no podía confiarse de los demonios. Si en un inicio quiso matar a ese niño demonio por pretender como comida a Cristal y entendió que solo con su sangre contrarrestarían el veneno que necrosaba su herida y avanzaba por su brazo, ahora eran otras sus preocupaciones. Y el tonto de Cristal que no comprendía que todo lo que hacía era porque lo amaba. Si, al final termino enamorándose de su juguete sexual.
Volvió a verle ya calmado y entonces giro a abrazarle y besarle. Por nada del mundo perdería a Cristal, era suyo y así seria hasta que dejara de respirar o incluso más allá de la muerte.
…
Thor miro como todos los monjes volvían a cambiar de actitud, de la agresiva y dictadora a la amable. Volviendo a tratar como personas a los inmigrantes y dejándoles pasar y liberando los que se hallaban presos. Arqueo la cejas pues todo esto parecía tan extraño.
Camino en dirección de la choza que se le había otorgado y antes de llegar a esta miro la choza vecina y esta estaba abierta y se notaba a alguien reposando sobre la cama de paja. Thor asomo su cabeza y miro dentro alguien dormido. Sus ojos azules que hasta ese día se veían apagados por sentirse poca cosa y culpable de tantas desdichas se iluminaron pues reconocía al vendedor de telas que alguna vez quiso retener en su reino, ese de ojos verdes tan profundos que sintió que podían ver su alma.
Sin dudarlo entro a aquella choza deseaba conocer y saber más de él. Pero al poco tiempo se dio cuenta que este estaba inconsciente. Se sentó a su lado acariciando su cara pálida recordaba esos ojos verdes que tanto le gustaron… y sin querer uno de sus dedos rozo sus labios.
Si ese loco rey había tenido relaciones con su general… porque él no podría darse la impunidad de hallar la felicidad con quien despertaba extrañas emociones en su ser. Supuso que no tenía nada de malo, solo debía conquistarle.