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La marca del lobo por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por los comentarios que mandaron. De corazón, fuisteis muy lindos. Aquí les traigo la actu, disfrutadla. Nos vemos al final.

 

Naruto tembló cuando Sasuke abandonó sus labios y extendió sus besos a su garganta donde le mordisqueó la piel sensible de allí. Dios santo, era tan innatamente masculino. Tan increíblemente caliente. Y cada lametazo en su piel provocaba que su estómago se contrajera.

Y no quería apartarlo aunque todas las alarmas de su cabeza le advertían que estaba haciendo una locura. Si él se lo pedía, no estaba seguro de poder negarse.

-Déjame hacerte el amor.

¡Mierda!

El calor paseó alrededor de él mientras comprobaba el frente de su tienda, que era puro cristal. Afuera estaba oscuro y cualquiera que pasara por ahí podría verlos besuqueándose como un par de adolescentes cachondos.

-Espera- dijo el blondo, escabulléndose de los fuertes brazos del moreno para cerrar la puerta, dar vuelta al cartel de OPEN/CLOSED y atenuar las luces.

Se maldecía fuertemente por no tener un departamento en ese momento. Pero, tal vez era mejor así. Si salían de allí juntos, probablemente se acobardaría.

No. Deseaba hacer esto. Lo deseaba a él.

Tomando su mano, Naruto lo condujo por la tienda hacia la entrada del cuarto trasero. Cuando quiso abrir la puerta, Sasuke lo detuvo. Naruto se giró para mirarlo y lo vio observar fijamente el probador de su derecha con una sonrisa perversa en el rostro. Caminando hacia el pequeño cuarto, lo empujó dentro y cerró las cortinas.

-¿Qué estás haciendo?- preguntó el rubio.

Sasuke se quitó su camiseta, pasándola por su cabeza. Naruto no pudo respirar cuando tuvo la primera visión de su pecho desnudo. Había sospechado que esa camiseta escondía un cuerpo grandioso, pero esto…

Esto excedía cualquiera de sus sueños.

Sus amplios hombros se erguían sobre un estómago que parecía tabla para lavar. Olvídense de los seis paquetes, este hombre tenía ocho, y todos se ondulaban cada vez que respiraba.

Había varias profundas cicatrices que se curvaban sobre su hombro izquierdo y bíceps, y una cerca de la clavícula que parecía la mordedura de alguna clase de animal. Lo cual lo hacía mucho más crudo y rudo de lo que había apreciado a primera vista.

Todo lo que podía hacer en ese momento, era evitar que se le resbalara la baba por la barbilla.

O desmayarse.

Sasuke abrió el botón de sus vaqueros, luego lo tomó en sus brazos y lo empujó nuevamente contra él.

-No tengas miedo- susurró- seré suave.

Pero no era de eso de lo que Naruto estaba asustado. Lo que temía era su reacción cuando Sasuke lo apreciara sin ropa. Tantas humillaciones a lo largo de su vida habían servido para construirle una muy baja autoestima.

En cambio, el moreno enterró los dedos en su cabello y lo arrastró hasta su boca los sonrosados labios, devorándolo.

Naruto gimió. Esa dichosa lengua merecía una medalla. Podría estar besándolo todo el día. Tomando valor, barrió sus manos por los magros músculos de su pecho, asombrado por lo bien que se sentía. Sasuke por otro lado, acarició todo su cuerpo mientras arrastraba la sudadera hacia arriba.

-Está más oscuro en el cuarto de atrás.

-¿Por qué querría más oscuridad?

El áureo se encogió de hombros. Neji siempre insistía en la oscuridad absoluta cada vez que hacían el amor. Y puesto que fue su primer hombre, intuyó que era una especie de regla general.

Tembló cuando Sasuke terminó de sacarle la sudadera naranja y la lanzaba lejos de su vista. Esperó que se alejara después de verlo, pero no lo hizo. Todavía lucía esa caliente y excitante mirada, fija en sus vaqueros.

Sasuke nunca había estado más inseguro de sí mismo de lo que estaba en ese momento. Ahuecó la cara de Naruto en sus manos y lo besó con cuidado, con miedo de hacerle daño. Desde que había alcanzado la pubertad, él había oído historias de lobos que mataron a sus amantes humanos accidentalmente mientras se apareaban.

Los huesos humanos carecían de la fortaleza de los de su especie. Su piel se lastimaba mucho más fácilmente. Debía ser en extremo delicado. Así que, con cuidado presionó la espalda de Naruto contra la pared para sentir cada centímetro de su diminuto cuerpo contra su dureza. Casi suelta un taco cuando estuvo por aullar de goce.

Mordisqueó un camino desde su pequeña boca hasta su mandíbula mientras torturaba los pezones con los pulgares. Escuchó un gemido cuando sustituyó sus dedos por la lengua, torturándolo.

Recordó la forma en que lo encontró llorando hace unos momentos, sensible y a su merced. Pero en vez de lastimarlo­ – como marcaba el instinto de su especie, que les hacía incapaces de tolerar la debilidad – lo había reconfortado. Y eso estaba mal. Así no era como debería ser un lobo.

Ningún buen acto queda impune.

Ese era el refrán favorito de Sai. Un lobo pícaro que siempre andaba solo en la manada. Sai era tan poco fiable y egoísta como cualquiera, pero había ocasiones en que el lobo era verdaderamente astuto.

Pero ahora, mientras sostenía a Naruto en sus brazos y sentía su cuerpo suave, tierno contra el suyo, lo abrigaba un extraño sentido de consuelo. No borraba el dolor por la pérdida de sus hermanos, pero lo aligeraba. Y sólo eso lo hacía inapreciable para él.

Naruto no podía pensar con claridad mientras apreciaba a Sasuke torturando sus sensibles pezones. Se veía como si estuviera saboreando la mismísima ambrosía. Hacía que todo su cuerpo temblara de deseo. Era fantástico.

Sus ojos estaban oscurecidos por la pasión. Como un depredador. Naruto miró su espalda reflejada en el espejo, preguntándose por la causa de todas esas cicatrices que marcaban la piel perfecta y lisa de Sasuke. Tocó los bordes de ellas mientras él sustituía su lengua por los dientes para torturarlo.

¿Qué le había pasado para terminar con todas esas heridas? Nunca había visto nada como eso. Algunas cicatrices eran marcas obvias de garras y mordeduras, al parecer de algún animal salvaje. Una en particular, parecía profunda y grande, hasta la parte superior de su brazo.

Había algo tan mortífero en él y sin embargo lo sostenía de una forma tan tierna.

Sasuke descendió hasta su ombligo para dejar mordisquitos por toda la zona del vientre, dejándolo ardiendo de goce. Desabrochó el botón de sus vaqueros, bajó la cremallera y los arrastró por sus piernas con tal fiereza que lo sobresaltó. Tomándole los pies, Sasuke lo instó a que los levantara uno a la vez para apartarlo del pantalón. Una vez hecho esto, al igual que la sudadera, lo mandó lejos.

-Mnh…- Naruto tocó sus labios con su dedo índice, tratando de acallar los gemidos. Era una tortura la manera en que el moreno había introducido la mano en su ropa interior para tocarlo íntimamente. Otro gemido se escapó cuando los largos y cálidos dedos tomaron su pene con cariño.

Sasuke bufó en desesperación, le bajó la prenda pendiente y lo instó a arrodillarse frente a él. Ya no soportaba la idea de seguir esperando.

Naruto lo miró a los ojos por un segundo, sorprendido y asustado por el aparente desespero de Sasuke. Parecía estar ansioso por devorarlo.

-Ven aquí.

Una orden clara y precisa. Naruto se dejó arrastrar por los brazos de Sasuke. Éste, lo había apresado en su cuerpo, obligándolo a recostarse contra su hombro mientras extendía las manos por toda su espalda. Sus dedos mordieron la piel centímetro a centímetro, descendiendo lentamente hasta los globos del trasero, los cuales recibieron un buen apretón.

Naruto jadeó contra su hombro, enviándole una suave corriente a la piel de su cuello a través de su tibio aliento. Era tan hermoso. Tan perfecto. Ya sin poderlo soportar, metió un dedo en su interior. Naruto se aferró a sus hombros mientras sus rodillas temblaban, amenazando con ceder cuando introdujo un segundo dígito.

Dedo a dedo, Naruto sentía que iba a colapsar en cualquier momento. Lo único que podía sentir con claridad, era los dedos de Sasuke jugueteando profundamente en su interior. Y no podía desviar la vista del espejo que le mostraba su rostro lleno de éxtasis. A babor y a estribor había dos espejos más, mostrándole ángulos comprometedores de sí mismo que jamás esperó ver. Como esa nueva faceta, tan pervertida.

Era tan extraño verse siendo amado por un completo desconocido desde tres ángulos distintos. Y más cuando Sasuke aún conservaba sus pantalones mientras él estaba completamente desnudo, salvo por sus converses blancos de bota y el collar.

Sasuke en cambio, no podía respirar. El aroma a arándanos y girasoles le saturaba tanto los sentidos que sentía deseos de empujarlo rudamente hacia él, ponerlo a gatas, y montarlo como el animal que era. Deseaba mostrarle a Naruto cómo su gente se apareaba. Con contundencia y predominio.

Pero no quería asustarlo. Sobre todo, no quería hacerle daño.

Él era tan vulnerable.

Y humano.

Si fuera de su especie, tomaría forma humana para el apareamiento. Caminaría de manera seductora alrededor de los machos disponibles, volviéndolos locos de lujuria hasta que ellos estuvieran listos para matarse unos a otros para tomarlo.

El sexo siempre implicaba una batalla. Entonces, él escogería a cualquiera de los machos que lo haya impresionado con su belleza y habilidad. Por lo general sería el vencedor el afortunado, pero no siempre.

Una vez que la elección estuviese hecha, Naruto se quitaría la ropa y se ofrecería a su campeón. El macho lo tomaría y pasaría el resto de la noche demostrándole cuanta resistencia y poder tenía. Él pasaría la noche entera poniéndolo a prueba. Intentaría zafarse y rechazarlo y era el deber del macho asegurarse que no lo hiciera.

Pero Naruto era humano. Y nunca antes había estado con uno. Era una nueva experiencia no esperar ser mordido o arañado mientras escuchaba demandas y demandas para que lo satisficiese como él quería. Algo en su interior se regocijó con la rareza de esto.

La dulzura.

En una vida donde la violencia y las constantes guerras por el territorio abundaban, era agradable encontrarse con un respiro. El contacto de un amante cariñoso y sensible. Su lado humano lo ansiaba más de lo que esperaba.

Naruto se mordió el labio inferior cuando Sasuke extrajo de golpe los tres dedos de su esfínter para volverlos a meter, nuevamente uno a uno. Jadeó y jadeó usando el hombro de Sasuke como apoyo. Quería reunir fuerzas para mantenerse sobre sus rodillas, pero tenía el cuerpo ardiente y Sasuke no ponía de su parte, echando la cabeza hacia atrás para mirarlo con esos profundos ojos y lamerle la saliva que le resbalaba por la comisura de los labios.

Lo besó por todos lados, esperando dejarlo más y más excitado. Hasta que Naruto se corrió con un alarido. Gruñó ante ese sonido. Como todos los machos de su especie, se sintió orgulloso por llevarlo al orgasmo. No había nada más dulce que oír los gemidos de un amante culminando. Nada más dulce que saber que, como macho, podía satisfacer a su pareja.

Naruto se desmoronó entre sus brazos, ya no pudiendo soportar su peso. Sasuke lo sostuvo por los hombros, observando el temor refulgiendo brillante en las profundidades de sus ojos cerúleos. Tomó su pequeña mano y la llevó hasta su palpitante erección.

Naruto tragó mientras hundía la mano en el pantalón de Sasuke. Éste gruñó como un animal salvaje mientras él envolvía la dura erección con su mano. Era enorme y él ya estaba húmedo y muy bien preparado. Al parecer, esa fue la razón para que Sasuke se tomara tanto empeño en dilatarlo.

Sasuke se hizo a un lado para bajarse la cremallera y sacar toda su extensión. Naruto tragó saliva al verlo.

Dios bendito.

No sólo era su atractivo, su aroma y su enorme polla. Sasuke era atrevido y abrumador. Salvaje. Y le hacía temblar de un modo incontrolable.

Y pensó en el tamaño del probador. Gracias a dios que era grande y espacioso. Lo había pensado para clientes que tuvieran que entrar con cochecitos de bebé o niños. Y por eso… tenían mucho espacio para maniobrar.

Sasuke se movió, lo agarró por los hombros nuevamente y lo hizo girar hasta darle la espalda. Naruto lo observaba fijamente desde uno de los espejos. El moreno era una cabeza completa más alto que él y la hambrienta sonrisa en su cara lo deshizo como mantequilla caliente.

-Eres tan hermoso- susurró en su oído. Su voz profunda, hambrienta. Naruto sintió adrenalina y electricidad recorriendo toda su piel a partir de su oreja y el contacto de su aliento.

Nunca se había sentido así. Normalmente evitaba mirarse en los espejos por mucho tiempo. Pero había algo terriblemente erótico en la imagen de los dos reflejada en las tres paredes espejadas.

Sasuke apartó el cabello de su nuca, luego mordisqueó la sensible piel de allí, deslizando su lengua por la cadena que sostenía el collar. Se fue inclinando despacio hacia adelante, doblando a Naruto hasta que apoyó las manos en el suelo, sin dejar de mordisquearlo y acariciarlo. Lo envolvía por completo haciendo uso de su gran tamaño. Ambos cuerpos estaban calientes y excitados. Y Naruto sólo podía sentir el poder de Sasuke sobre su espalda, su masculinidad.

Sasuke saboreó el sudor de su cuello con la lengua. Sus encías producían mucha saliva mientras pensaba en el sabor que tendría su sangre. Sin pensarlo dos veces, enterró los colmillos en la tierna piel del hombro a la vez que lo penetraba desde atrás.

-¡Argh…!

Naruto gritó de placer al sentirlo llenándolo. Ni siquiera había notado el dolor de su hombro. La sangre manchando su brazo derecho hasta llegar al suelo, la succión que Sasuke había iniciado en la herida al tiempo que se empujaba profundamente en su interior. No podía pensar o hablar mientras el placer lo abrumaba. Todo lo que podía hacer era sentir cómo Sasuke le hacía el amor con frenesí.

Sasuke gruñó cuando soltó el hombro del menor. Jamás había probado nada semejante. Y hablaba por dos. Tanto la estrechez de su cuerpo, el calor, como el sabor de su sangre. Era increíble. Se sentía demasiado bien.

Naruto era mucho más suave que un lobo, que en general tenían fuertes y poderosos músculos debido a sus vidas en constante lucha.  Además de que un verdadero lobo pelearía con él para exigirle placer y fuerza en cada embiste.

Pero no Naruto.

Él no peleaba ni hacía ninguna demanda mientras se tomaba su tiempo para saborearlo de a poquitos. No intentó rechazarlo. En cambio lo llamaba por su nombre y hacía los más increíbles sonidos de placer con cada golpe que le daba su cuerpo. Se había rendido por completo ante él.

La confianza que tendría que tener para hacerlo.

Nunca había conocido nada como eso.

Delicadamente barrió su lengua sobre la herida de su hombro, lamiendo la sangre para cerrar la marca de su mordida. Pasó su mano por toda la longitud del brazo derecho de Naruto, recogiendo cada gota de sangre que se había derramado. Llevo la palma a su boca y también la lamió. Ya no quedaba evidencia y Naruto estaba tan centrado en el placer que no se había dado cuenta de que había sido marcado cruelmente.

El áureo lo volvía a llamar entre suspiros mientras el agridulce sabor de su sangre aún invadía su paladar. Y fue glorioso. Incluso podía sentir cómo sus poderes crecían mientras besaba el cuello de gacela y aceleraba las embestidas. Su lobo gruñó de satisfacción.

Aulló al sentir su miembro siendo masajeado por el cuerpo de Naruto. Y como siempre, esto hizo que sus poderes mágicos estallaran. El sexo siempre cargaba a los de su especie, haciéndolos más fuertes.

Más peligrosos.

Naruto no podía respirar. Este era el encuentro más increíble de su vida. Sasuke dejaba a Neji en ridículo, por mucho. Él era tan duro y grueso. Tan dominante. Y de una manera bastante extraña, se sentía como si Sasuke se hiciera cada vez más grande. Lo llenaba completamente.

Se corrió por segunda vez, incluso con mayor intensidad que la anterior. Gritó con tal satisfacción que su voz terminó ronca. Se sintió extasiado. Débil. Su cuerpo sacudiéndose mientras Sasuke seguía dándole incluso con más fuerza.

-Eso es, cachorro.- Susurraba entre dientes- córrete para mí.

Y así lo hizo.

Con cada poderosa embestida, Naruto se recuperaba y volvía a caer en el orgasmo. Era demasiado intenso para poder soportarlo. Todo su cuerpo estaba sensible y caliente. Y cuando Sasuke lo aferró con fuerza entre sus brazos, acelerando el ritmo, sintió un placer abismal. Debía estar llegando al clímax también.

Naruto giró la cara hacia él y depositó un suave beso en sus labios. Esto le envió directamente al borde.

Con una poderosa estocada, Sasuke apretó el agarre de sus brazos a su alrededor mientras se corría duro dentro de su culo. A diferencia de un humano, él no terminaría rápidamente con esto. Su orgasmo se extendería por varios minutos.

Sosteniéndolo apretadamente, usó sus poderes para aumentar la densidad del placer en Naruto para que así no se percatara del paso del tiempo. Apoyó la cabeza en el espacio de su cuello mientras su cuerpo acababa, saturándose con su olor. Deleitándose.

Se dejó caer hacia atrás, sin salir de Naruto, lo arrastró consigo hasta que terminó sentado sobre su regazo. Se meció con él sin apartar la cabeza de su cuello, relajándose hasta terminar de correrse. Lentamente.

Lo sostuvo en su regazo aun cuando terminó. Alzó la mirada sólo para encontrar en el espejo el reflejo de una sonrisa verdadera. Éste chico era un ángel. Puro y simple. Hermoso. Fuerte y frágil por igual. Era todo lo que podía desear.

-Esto… fue increíble- admitió Naruto entre suspiros, levantando la mano para acariciar la mandíbula de Sasuke.

-Lo fue- suspiró suavemente, todavía asombrado por lo que acababa de experimentar con un simple humano. Tal vez Itachi tenía razón. Tal vez había más humanidad en su interior de lo que originalmente sospechaba.

El teléfono sonó fuera del probador.

Naruto saltó entre sus brazos y comprobó su reloj de pulsera.- Oh, mierda- gruñó.- Esa debe ser Hinata. Se supone que me iba a encontrar con ella y su primo para cenar  esta noche.

Sasuke resopló como un perro de mal humor. Por alguna razón que no podía nombrar, no quería dejarlo ir. No quería que se apartase de su lado. Si hubiera sido un lobo, ni siquiera pensaría en abandonarlo antes del amanecer.

Pero no lo era.

Y estaba loco si estaba pensando en seguir alargando las cosas. Él era un lobo bajo sentencia de muerte. Naruto era un frágil humano incapaz de proteger su trasero de un animal como él. Lo más lógico era terminar con todo eso.

Naruto se sintió un poco incómodo cuando Sasuke se apartó de él para darle su ropa y empezar a vestirse en silencio. No le había pedido su número ni le había dicho nada de otro posible encuentro. Quería dar el paso, pero su orgullo no se lo permitió. Ya había sufrido suficientes rechazos por un día.

Sasuke en cambio, fue tierno con él hasta el final. Lo ayudó a ponerse la sudadera y le pasó los dedos por el enmarañado cabello, más como un gesto cariñoso que por un intento de arreglarlo.

Cuando ambos estuvieron vestidos, Sasuke preguntó:- ¿Tienes tu auto cerca?

-Está estacionado atrás. Pero voy a caminar hasta el restaurante. Son sólo unas pocas calles de distancia.

Sasuke seguía pasando los dedos por su cabello con una mirada distante. Había cierto aire de tristeza en él.- ¿Quieres que te acompañe?

Naruto asintió.

Sostuvo la cortina para él. El áureo la atravesó y miró hacia atrás, admirando la manera en que se pasaba la mano por el cabello para dejarlo en su lugar. Se veía como un depredador al acecho. Triste y preparado para el ataque, al mismo tiempo.

Sasuke lo esperó afuera mientras él ponía la alarma y cerraba la puerta. Y se sintió tonto cuando trató de sonreírle. Sasuke sólo miraba al frente incluso cuando empezaron a caminar. De no ser porque le había pasado un brazo por los hombros para acercarlo, Naruto habría creído que lo odiaba después de lo que habían hecho.

Quería decirle algo, pero el aire estaba tan denso entre ellos que no se atrevía. A medida que se acercaban a su destino, Sasuke iba reduciendo la velocidad. Aun así, no tardaron en llegar al restaurante.

Naruto miró en el interior a través del enorme ventanal. Tenía razón. Allí estaban Hinata y Haku sentados, ella marcando en su celular como si lo apuñalara con los dedos. Sin duda Hinata fue quien lo había llamado, y si Naruto no aparecía pronto, le daría una buena paliza.

-Bien- dijo, separándose de Sasuke- supongo que esta es la parte en que nos decimos adiós.

Sasuke asintió, mirándolo directamente a los ojos, como si tratara de leerlo.- Gracias, cachorro.

-No- tocó el collar con una pequeña sonrisa- gracias a ti, Sasuke.

El moreno volvió a asentir, metiendo las manos en sus bolsillos para darse la vuelta y caminar calle abajo con un irresistible y masculino contoneo.

-¿Naruto?

Éste se dio la vuelta para mirar a Haku, que estaba de pie en la entrada del restaurante.

-¿Estás bien, amigo?

Asintiendo, Naruto se obligó a entrar. Haku lo condujo a una mesa cerca de la ventana donde su prima, Hinata, estaba sentada.

-¡Enano!- saludó una efusiva Hinata mientras desempaquetaba una galleta- ¿estás bien? Pareces distraído.

-No lo sé- respondió mientras se sentaba frente a su amiga.- He tenido el día más extraño de mi vida y pienso que he cometido el error más grande del mundo.

Sólo que no sabía si el error fue haberse acostado con un desconocido, o haberlo dejado marcharse.

 

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Sasuke caminó de vuelta al refugio que había tenido en los últimos meses. La Guarida. Un edificio de ladrillos rojos que tenía las típicas puertas de un salón del Viejo Oeste. Con una hilera de motocicletas aparcadas en el exterior, el sitio tenía la apariencia de un rústico bar de moteros. Pero en realidad, el edificio fue construido por los Akimichi para proteger a los de su especie. Akimichi Choza había levantado el local para los pobres descarriados que no tenían un lugar a donde ir. Como él y su hermano.

La Guarida sólo tenía una regla. No me muerdas y no te muerdo. Simple, pero de romperla, podías asegurar que habías pagado un pasaje V.I.P hasta el infierno. Los osos Akimichi no aceptaban el perdón para quienes rompían el tratado de paz.

Entró en el bar y cruzó la zona de baile hasta la barra para empezar a trabajar. En medio de su camino se encontró con el hijo menor de Papá Oso.

-¡Hey, lobo! ¿Estás bien? Te ves agotado, colega- saludó con amistosas palmadas en su espalda.

Akimichi Chôji. Un joven alegre con los claros genes de su familia en su robusto cuerpo. Siempre se le veía con una bolsa de patatas o algún tipo de confitura. Era fácil dejarse engañar por su apariencia amable y rellenita. Pero Sasuke no era estúpido. Él sabía de sobra que los osos no tenían ese cuerpo por gusto. Un golpe directo de Chôji podría dejarlo en cama por una semana. Suerte que éste lo tratara como un amigo.

-Sólo cansado- respondió mientras se encogía de hombros.

-Tal vez deberías tomar una siesta en la casa.

La casa Akimichi estaba junto al bar. Allí podían tomar su forma animal sin miedo a ser descubiertos. Tenían un sistema de seguridad digno de Alcatraz y siempre había un miembro de la familia vigilando la entrada en caso de que algún intruso, humano o de otra clase, decidiese acercarse.

-Estoy bien- dijo Sasuke.

No podía permitirse el descanso. Él ganaba su sustento y el de Rasuke trabajando en el bar. La última cosa que quería era que alguien lo acusara de recibir la caridad del clan Oso. Así que trabajaba diez horas al día, seis días a la semana.

Se excusó con una ligera reverencia y se dirigió a la barra. Comenzó a sacar los vasos de la bandeja y guardarlos en su sitio mientras veía a Chôji y a otros Lykos de diferentes especies acomodar las mesas y servir algunas bebidas.

Nara Shikamaru deambuló hasta la barra. Un venado ántropo que la mayoría del tiempo mostraba poco interés en el mundo. Por naturaleza, él y Sasuke deberían llevarse como perro y gato, debido a que los Lykos y los Ántrophus siempre fueron enemigos. Pero Shikamaru era especial. Su madre fue atacada cuando él era un pequeño bebé y al saber que moriría, dejó a su pequeño en La Guarida. Los Akimichi lo criaron como a un hijo.

Sasuke ni siquiera sabía cuál era la magnitud de sus poderes, ya que se esforzaba por mantener un perfil bajo. Un tipo astuto, según su propio criterio. Nadie sabía cuan poderoso era Shikamaru hasta que se cruzaban con él. Entonces era demasiado tarde para arrepentirse por subestimarlo.

-Un vaso de leche, lobo- dijo Shikamaru a Sasuke, bostezando mientras se recostaba contra la barra.

Sasuke preparó la leche con tres cubos de hielo, justo como siempre le pedía el ántropo. Dejó el pedido en la barra delante de él y sintió una extraña sensación de quemazón en la mano. Tuvo que apartarla rápidamente. Siseando, sopló sobre su palma para contener el agreste dolor. Se movió hacia las lámparas de la barra para ver lo que se había hecho.

Lentamente, un intrincado y extraño diseño se grababa en su piel.

-Mierda- gruñó mientras miraba cómo tomaba forma.

Shikamaru bajó la mirada para observarle. Su mandíbula se aflojó.- ¿Estás emparejado?- preguntó incrédulo.- ¿Quién es la pareja afortunada? ¿Una loba?

Sasuke no podía respirar mientras veía la marca.- Esto es imposible.

Shikamaru se rió.- Sí, claro. Confía en mí, esto le sucede a los mejores.

-No.- Dijo Sasuke, encontrando la mirada del ántropo.- Es un humano. Soy un lobo. No puedo estar emparejado a un humano. Eso no es posible.

El color desapareció de la cara de Shikamaru mientras el impacto de la situación del lobo lo golpeaba.- Eres un bastardo desafortunado. No es usual que los Ántrophus  se emparejen con humanos. Pero pasa.

-No soy un ántropo como tú. Soy un lykos- gruñó entre dientes. No había nada humano en él. Nada.

Shikamaru tomó su mano y la sostuvo para apreciar la marca- argumenta todo lo que quieras. Pero enfréntalo, Sasuke. La cuenta regresiva ha comenzado. Tres semanas. O reclamas al humano o pasarás el resto de tu vida sin saber lo que es el sexo.

Sasuke rugió ante la idea.

 

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-Olvídate de Neji, Naruto. Se cree el gran tipo cuando en realidad tiene un gran complejo de inferioridad. Si yo fuera tú, iría a lo de Anko-sensei, tomaría alguna de sus serpientes de colección, y le lanzaba una maldición para que nunca más volviera a tener una erección. Sip, esa es una gran idea. Hinata, eres una genio.- Se dijo a sí misma la ojiperla en su intento por animar a Naruto. Desde que se sentó con ellos a cenar, lo había visto muy distraído.

Haku rodó los ojos.- Yo tengo una mejor idea. ¿Qué tal si cierras el pico y me dejas comer? Pensar en el pene de mi primo me revuelve el estómago.

-Ya. Pero algo habrá que hacerle. No puedo dejar que Nii-san se salga con la suya.

-En todo caso, sería Naruto quien tendría que vengarse, no tú.

-¿Quién dijo que quería vengarme?- intervino el blondo en la discusión de los primos.

-Pero… se lo merece. Nii-san debería quedarse sin sangre en el pene por lo que te hizo, enano.- Los ojos perlados de Hinata brillaban como los de una niña pequeña. Parecía estar pidiendo un poni de arcoíris en lugar de soñar con la disfunción eréctil de su hermano.

Ella era así de rarita.

Haku se metió una patata frita en la boca.- Debería estar en desacuerdo y decirte cuan descabellada estás siendo. Pero… creo que tienes razón. Deberíamos freírle los…

-¡Auh!- gritó Naruto cuando su mano comenzó a quemarse. Presionó la palma contra su vaso de agua.

-¿Qué te pasa?- le preguntó Haku, sin inmutarse por la interrupción.

-No lo sé. Mi mano, sólo comenzó a doler de repente.

Hinata tocó su plato con una patata frita entre los dedos- no está caliente. ¿Te habrás cortado con la concha de alguna ostra?

-No- respondió el blondo, dando vuelta a su mano para mirarla. Había un hermoso dibujo sobre su palma. Era una especie de espiral con caracteres y signos alrededor.- ¿Pero qué diablos?

Haku frunció el ceño mientras lo miraba.- ¿Te hiciste un tatuaje en lo de Moegi?

-No. No hice nada, de veras. Esto no estaba allí hace cinco segundos.

Hinata se inclinó para mirarlo- que extraño. Y viniendo de mí…

-Viniendo de ti lo hace más extraño. Tú no eres una persona normal, en el sentido básico, claro.- dijo Haku, pareciendo desinteresado mientras se servía salsa picante en el plato.

Hinata le sacó la lengua a su primo, ofendida por el comentario. Una cosa era saber que se alejaba de la gráfica común de la gente, y otra muy distinta era que se lo dijeran a la cara. 

Aun así, Naruto la comprendía. Hinata era la hermana pequeña de Neji, siendo intimidada por éste desde niña. Cuando la conoció, era tan tímida que no paraba de tartamudear. Hasta que empezó a frecuentar a su primo doncel. Haku era el verdadero culpable de que su amiga hubiera perdido un tornillo.

-¿Has visto algo como esto, Hina?

-Nop. Tal vez estemos alucinando. Ya sabes, como la teoría de Platón. Tal vez sólo está la piel y estamos viendo lo que queremos ver.

Definitivamente su amiga era demasiado extraña.

Haku resopló- Sólo porque vives en un estado de locura constante, primita, no significa que nosotros estemos a tu nivel.

Naruto se rió de los primos, pasando de la indiferencia de Haku al puchero molesto de Hinata. Miró el intrincado diseño en espiral de su palma, siguiendo el contorno con su dedo, se preguntó cómo rayos terminó grabado allí.

 

Continuará…

Notas finales:

Espero que la hayan disfrutado. Díganme lo que opinan en sus comentarios, vale?

Nos estamos leyendo ^^/


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