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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste

“No tienen ningún lugar a donde ir, pero…” apreté las manos, dirigiéndome a lo que ahora parecía que era mi estado mayor… o el concejo estudiantil de la escuela. “Tenemos muchos problemas. En el camino no sólo se han encontrado con zombies, sino con sobrevivientes hostiles. Pueden estar camino a nosotros”

“Dudo que puedan atravesar los cientos de zombies que tenemos congregados afuera” señaló Hideyoshi. “Aun así, la noticia de la caída de la base de por sí es preocupante” se apoyó contra la pared. “Quiere decir que todo se está desmoronando ahí afuera. No sólo tendremos que sobrevivir este invierno, sino quién sabe cuántos más. Hasta que se reponga el control…”

“Si es que se repone” Liliya enseñó un casette. “Me mantuve al corriente de las estaciones mientras hacía mi programa. Al parecer la base de aquí no es la única que ha caído. Se han evacuado muchas por problemas similares”

“Demonios” di un golpe, airado. “La humanidad está perdiendo”

“Nosotros al parecer no” Madara me puso una mano en el hombro. “Tendremos que ser más listos que ellos. Si queremos seguir viviendo, tendremos que olvidarnos de ese posible rescate que hemos estado esperando y comenzar a trabajar como si fuéramos los últimos.”

“¿No dices eso simplemente porque a tu padre acaban de comérselo los muertos?”

“Ese bastardo nos abandonó a mí y a mi hermano” anunció, cruzando los brazos. “No me puede importar menos si ha tenido una muerte espantosa.”

“Eso es ser frío” nos quedamos en silencio un momento. “Pero tiene razón”

“Mucha razón” los integrantes de nuestro pequeño concejo asintieron.

“¿Y? ¿Cómo se los vamos a decir a todos?” el mayor de los Hyuuga volvió a tomar la palabra. Desde que estábamos encerrados ahí se había vuelto mucho más serio, como un líder guerrero y su gemelo lo seguía como una sombra. “No podemos decirles que el mundo ha caído en tan poco tiempo”

“Les… les diremos la verdad, que al menos las bases más cercanas a nosotros han caído y por eso no podrán rescatarnos” anuncié. “Me gustaría que no tuviéramos que decirles… pero a partir de ahora es imposible. Todos tendremos que cooperar incluso más de lo usual.”

“Bien… otro problema es la reserva eléctrica” Yue señaló. “De alguna manera el grupo electrógeno de la escuela sigue funcionando, pero no lo hará por mucho. Necesitamos combustible.”

“Un problema tras otro, ¿no?” ahora entendía por qué era tan complicado dirigir algo. “Por ahora tenemos que centrarnos en lo más urgente, como el combustible y la comida. Esta escuela tiene purificadores de agua, así que eso no me preocupa mucho… pero con el incremento de población tendremos que hacer unos cuantos arreglos… demonios, sólo el tercer piso puede ser poblado.”

“Si quieres que alojemos a otros en nuestro cuarto, Tsugumi, Mito y yo no tenemos ningún problema con las chicas” se ofreció Tokka. “Y creo que algunos compartirán también si tienen que hacerlo…” miró al piso. “Nii-san…”

“¿Qué?”

“Es posible que nos quedemos atrapados aquí un tiempo y no hemos contado con un… boom poblacional que resulte de la convivencia de chicos y chicas en un territorio tan pequeño. Tú sabes lo que pasa cuando…”

“¿Boom…?” los presentes se pusieron completamente rojos al entender sus palabras. “¡Tokka! ¡Todavía somos unos niños! ¡No puedes andar hablando así!”

“Algunos quizás, pero por si no te has dado cuenta, los mayores cuentan con más o menos la edad suficiente para tener esa clase de deseo” ella se puso roja. “No querría que con la clase de contacto que tenemos aquí alguno de…”

“¡Ya! ¡Es suficiente!” volteé la cara. “Entiendo, hay que… hay que poner límites en situaciones de emergencia como esta. Por ahora el único bebé que nos podemos permitir es el de Namikaze-sensei y este seguirá siendo el único”

“No creo que obedezcan a sólo palabras…”

“Pues quien sea que procree tendrá que mantener al bebé, incluso ir a misiones con nosotros. La comunidad al completo no puede hacerse responsable por las meteduras de pata de los adolescentes calenturientos” en verdad, no estaba ansioso por entrar en esa edad. Sólo iba a traerme problemas. “¿La comida? ¿Cuántos camiones serán necesarios para asegurar nuestra supervivencia?”

“Nii-san, necesitamos más que camiones. Las cosechas no serán suficientes para alimentar a toda la…”

“Lo entiendo, pero convertirnos en granjeros puede esperar hasta después del invierno. La escuela es amplia, tenemos un poco de espacio…”

“Entre otras cosas, el wi fi ya no funciona” anunció el mayor de los Hyuuga con su habitual tono. “Suerte que mi hermano y yo estuvimos sacando todo tipo de información acerca de cómo hacer ciertas cosas para sobrevivir” nos enseñó un manual de cómo convertir la lana en hilo. Sin duda se habían preparado para lo peor. Todos lo miraron con extrañeza. “¿Qué? Nos enseñaron a ser previsores, algo que sin duda ha jugado a nuestro favor.”

“Bien, bien, habrá que repartirlos, nos servirán mucho”

“Nunca dijimos que los daríamos gratis”

“Hideyoshi…”

“Es la ley de la vida, tienes que dar algo a cambio” Madara se rio fuertemente, aunque más que gracia daba terror. “¿Qué diablos te pasa?”

“Nada, es que me han recordado la naturaleza del ser humano. Este siempre” paseó la vista por la habitación “hace cosas para ganar algo”

“Sí, y para sobrevivir” completé yo, deteniéndolo en seco. “Me encantaría que no fuera así, pero ya que estamos en esas, puedo hacer un acuerdo” dije tomando el anzuelo que mi amigo me había tendido. “¿Considerarían entregar la información a cambio de un porcentaje de la producción? Ustedes elegirán las cosas que se les van a entregar.”

“Ohhh, eso ya cambia las cosas” me dieron ganas de mostrarles los dientes. Sin duda mis primeros aprendices tenían una mente bastante especial. En otras palabras eran unos bastardos aprovechados. Y también unos excelentes guerreros… los necesitaba de mi lado. “Puedo hacerle entrega de unos cuantos manuales a los que se pongan de acuerdo en aceptar esos términos” me sonrió. “Bueno, respecto a más expediciones” puso un mapa de la ciudad en mi escritorio. “El distrito comercial sería la mejor opción para no chocar con el grupo del centro comercial. Hay una cantidad moderada de zombies, pero creo que lo evitaremos, sobre todo con los dos chicos que cruzaron una horda sin recibir ni un rasguño” me dirigió una mirada bastante soberbia. “Tendríamos que llevar al camión”

“¿Tú qué piensas?”

“Está bien, están en lo cierto al decir que el distrito comercial es nuestra mejor opción. Hay tiendas de todo tipo ahí, por no hablar de estaciones de combustible cercanas para recargar los grupos electrógenos” Madara se inclinó sobre el papel. “Pero tendremos que ir limpiándolo poco a poco y el tiempo se acaba.”

“¿Crees que haya sobrevivientes?”

“La carga de muertos indica que no los hay, pero podemos recogerlos en cualquier caso” miramos por la ventana. “Todos están trabajando duramente para ampliar las cosechas y que sean suficientes para el próximo invierno.”

“Que bien que ya no queden ninis” señalé. “El doctor Shirohebi ha sido de mucha utilidad también, le ha hecho un par de revisiones a la señora Namikaze.”

“Genial” volvimos al plano. “Respecto a la expedición al distrito comercial, no podemos esperar. El invierno está a la vuelta de la esquina y conforme se haga más frío será mucho más difícil atravesar la ciudad.”

“El frío podría jugar a nuestro favor, creo que realentizaría los cadáveres” el Uchiha continuó. “Además para llegar hasta ahí en el camión primero tendríamos que pasar por esta pequeña gasolinera” puso un dedo ahí. “Lo más prudente sería hacer una expedición de practica primero, incluyendo algunos nuevos guerreros, para que agarren práctica. Los novatos como Saori y Liliya pueden proteger este lugar mientras nosotros estamos fuera.”

“¿Quieres…?” me paré a la mitad de lo que estaba a punto de decir. Claro que tenía la intención de incluir a nuestros hermanos, ya no podíamos seguir escudándolos del mundo. Eran guerreros y tenían que participar en las misiones, para bien de todos. “Creo que sería mejor dejar al menos a uno de los veteranos con ellos para comandarlos.”

“¿Un veterano, eh?” nos miramos entre nosotros. “No estaría mal, los novatos no pueden mantenerse en orden todavía.”

“De acuerdo. Yue” lo miré directamente. Tobirama era el mejor calificado para dirigir en mi ausencia, pero él tenía que venir. Todos los realmente buenos debían venir. Y el único otro que podía dirigir en la ausencia de los fundadores era… “Tú te quedas”

“Está bien”

“Los otros, prepárense” señalé. “Mañana lanzamos la expedición de practica y pasado… no, la semana entrante será la expedición de verdad. Reúnanlos a todos, explicaremos el plan aquí tras la comida.”

“¿La semana siguiente? Pero esa es…”

“Sí, la primera semana de invierno. Aprovecharemos el clima frío para vaciar el distrito comercial” señalé. Madara me miró muy extrañado, yo nunca haría algo así… a menos que fuera necesario. Y era necesario, lo sabía. “Tenemos que, si no terminamos de prepararnos antes de que se ponga peor no llegaremos. Hay que stockearnos bien, ¿entienden?”

“Lo hago”

“Sigamos” anunciamos lo que íbamos a hacer en la cena. Shimura y los demás nuevos se pararon para disuadirnos. Dejamos las cosas listas en el camión, esperando seguir con vida mañana o al menos no ser mordidos. Ahora mismo escribo nuestros preparativos. Quien sea que esté leyendo esto, espero que no tenga tanto miedo como nosotros, que contra todo pronostico hayamos ganado la guerra y eliminado a esas abominaciones no muertas…

“Ya está todo cargado” dijo Hideyori, montando en la parte de atrás junto con otros miembros de nuestra tropa. Me monté en la de adelante con Madara, esperando a que partiéramos.  Esperamos a que la dispersión hiciera lo suyo y salimos a toda máquina. Para asegurarnos de tener un pase un poco más libre, dimos una vuelta entera alrededor de la escuela, aplastando a cuanto bicho podíamos. “Suelta la bengala”

“En seguida” tiré al piso la lucecita para anunciar que ya estábamos afuera silenciosamente. El auto salió disparado hacia el frente, directo a la pequeña gasolinera. Ya era mediodía cuando la alcanzamos. “De acuerdo, seguid con el plan” mi planté frente al camión con mi arma desenvainada. “Grupo uno, descarguen el combustible, grupo 2, la tienda de atrás. Los guardias, mantengan sus posiciones. Y todos, a trabajar rápido.”

“Sí, señor” el Ino-Shika-Cho corrió sincronizado hacia los dispensadores, accionándolos para llenar algunos contenedores de agua que habíamos conseguido en la escuela. El grupo de Kozumi Hoki corrió hacia la tienda para llenar de lo que sea que hubiera dentro sus mochilas. Pronto comenzaron a llegar esas cosas, pasadas aproximadamente dos horas. Eran pocas y lentas, así que cortamos a las que se acercaban demasiado.

“Terminamos” anunció Kozumi, subiendo con su mochila al auto. Su grupo también hizo lo mismo., escondiéndose detrás de nosotros.

“Inori…”

“Ya casi hemos terminado de vaciar la última” corrieron hacia el camión con sus contenedores. Todos subimos y el conductor arrancó de regreso a casa. Mentalmente me felicité a mí mismo por haber dirigido una expedición así de lejos sin sacrificar a nadie. “¿Creen que podremos usar esto para los grupos electrógenos?”

“Ojalá” regresamos a casa. El resto del día transcurrió normal, así que ni siquiera voy a escribir lo aburrido que fue el papeleo… aunque la cara de felicidad de los más pequeños al ver los dulces que teníamos alegró mi corazón. La mañana siguiente pusimos jaulas en la parte de arriba con nuestros señuelos listos para actuar, junto con un ingenioso sistema manual para activar las puertas. “Ya estamos cerca”

“Demasiados blancos” Madara estaba refundido en un abrigo muy grueso, forrado de peluche para conservar el calor. El mío, que llevaba encima de un traje deportivo, era igual. La katana en mi cinturón prácticamente hablaba, pidiéndome que la usara contra todas esas cosas. Las palomas escaparon y dispersaron a la multitud. Esperamos a que hubieron desaparecido los suficientes. “¿Es hora?”

“Sí, es hora” salimos a toda prisa. Los equipos de tres se dispersaron alrededor de las distintas tiendas. Madara se marchó con otros y yo me alejé con Izuna y Tobirama. Desvalijamos una de las tiendas en tiempo record tras matar a dos zombies que en otro tiempo habían sido señoritas. “Equipos, estado”

“Primeras cinco tiendas del perímetro vacías, continuando con la expedición” hice una señal a Tsugumi, que estaba manejando a los perros. Era natural con ellos, los había convertido en una suerte de vigías que anunciaban cuando se acercaban los muertos. Un pequeño schnauzer se acercó, sentándose frente a ella y levantando una pata. Le arrojaron una galleta y se fue. “¿Qué pasa?”

“Han vuelto”

“Suelten la segunda ola de aves” la segunda fila de jaulas se abrió. Sabiendo que teníamos poco tiempo y pocas jaulas, seguimos con nuestro trabajo. Habíamos vaciado las siguientes tres tiendas cuando tuvimos que librar la siguiente fila… la última.

“¿Cuántas faltan?” pregunté. Los líderes de equipo señalaron con las manos “Bien” lo había calculado bien, estábamos a punto de tener éxito. “Sigan con esto. Si hay alguna irregularidad vuelvan aquí de inmediato.”

“Sí, señor” no podía permitirme perder a nadie así que actué con rapidez. Estaba a punto de salir de una tienda cuando escuché un ruido de vidrios rompiéndose. Maldije, corriendo al interior y llegando justo a tiempo para apartar a Izuna del camino de uno de ellos. Le atravesé la cabeza con fuerza tras eso.

“¿Qué fue eso?”

“Tenía que” respondió el niño, tomando algo de dentro de la vitrina. “El 24 de diciembre es el cumpleaños de nii-san. Debo darle algún regalo para…”

“No a costa de tu vida” le dije, poniendo las manos en sus hombros. “Ahora lo más importante es que todos regresemos intactos. ¿sabes por qué? Porque somos los únicos que pueden proteger a los demás y darles lo que necesitan para vivir. Nosotros… tenemos que darles esperanza. Tenemos que vivir para que ellos sigan viviendo.”

“Regañarme no hará ningún efecto, no eres nii-san”

“A tu hermano no le gustaría que te mataras por llevarle un regalo de cumpleaños” le guie hasta afuera. “Vamos a volver, ya no podemos quedarnos por mucho tiempo. Ellos estarán aquí en cualquier momento”

“Es… está bien” me contestó, corriendo hacia el camión. Subí a ambos pequeños y entré yo mismo. Miré el reloj, que milagrosamente funcionaba.

“¡Recuento!”

“Todos menos un equipo ha regresado, señor” anunció Hideyori, buscándolos desde la parte de atrás, todavía abierta. Entonces escuchamos los gritos. Venían del interior de una tienda cercana. Además… además vimos la horda. Una gran horda de ellos proveniente de todas partes. Sus gemidos prácticamente llegaban hasta mis oídos.

“Maldición” vi como dos integrantes del equipo salían de la tienda, corriendo hasta la seguridad de nuestro camión. Tenían manchas de sangre en sus ropas y no llevaban mochilas.

“Arranquen… ¡arranquen!” ellos dos se treparon y cerraron la puerta. Los dos estaban respirando muy aceleradamente. Se derrumbaron en el piso, llorando. Al parecer su compañero fue tomado por sorpresa y devorado por un grupo de ellos dentro de la tienda.

“No puedo creer que hayamos perdido a alguien” golpee el tablero con fuerza, frustrado. “¿Qué pasó? Les dije que siguieran al pie de la letra el plan.”

“Nosotros… creímos que revisar toda la tienda era una pérdida de tiempo, así que no vimos lo que había en el almacén antes de entrar. Él… él quería entrar sólo y nosotros lo dejamos. Luego escuchamos los gemidos y los… los gritos”

“¡Eso fue! ¡Tienen que seguir las normas al pie de la letra!” les grité, tratando de soltar un poco mis emociones. Madara me tomó de la mano, como diciéndome que no era el momento para perder el control. Suspiré, pasándome una mano por el cabello. “Para la próxima vez, piensen un poco. Las reglas están por algo.”

“Sí…”

“Y no esperen salir de esta sin ningún castigo, tenemos que asegurarnos de que a ningún otro listillo se le pase por la cabeza que puede saltarse las reglas sin consecuencias” llegamos y vimos el anillo de monstruos volviendo a formarse. Les pasamos por encima, entrando para dar la noticia. Fue duro, ellos ya nos consideraban invencibles, pero sólo éramos humanos. Peor, éramos niños.

“No puedes seguir culpándote por lo que pasó hoy” mi amigo pelinegro se sentó en mi escritorio. “Ellos se lo buscaron, tenían que haber seguido el plan o no aventurarse a las bodegas en busca de más alimentos.”

“Yo… tendría que haber tenido en cuenta ese…”

“Tonto, esas cosas no se pueden predecir. Es cosa de los demás si pueden seguir unas simples normas por su seguridad o si son lo bastante tontos como para negarse” me puso la mano en el hombro. “Por el lado positivo… Izuna me contó lo que pasó. Gracias por salvarlo, él es una de las razones que tengo para vivir.”

“Lo sé”

“Entonces no te des por vencido ni pienses que lo has hecho mal. Considerándolo todo… lo has hecho genial” se paró. “Espero poder contar contigo para planear más expediciones en el futuro”

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Qué debería pasar ahora? Review!!!


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