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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Hola, ya volví!!! Este es el nuevo capítulo que todos esperaban. Y creo que les va a gustar la sorpresa que les aguarda...

(“Oye, Sasuke, ¿has estado leyendo el libro últimamente, ttebayo?” preguntó Naruto, acurrucado con su novio en medio de la noche. No habían zombies a la vista, al menos no por ahora. “He encontrado algo muy interesante sobre una expedición y Sakuya Senju. Me equivoqué al decir que su nacimiento fue aburrido.”

“Supongo que ahora tendré que escucharte” se quejó el mencionado, moviéndose incómodo. “Bueno, de todas maneras no podía dormir, así que…” se estiró. “Empieza”)

Mi queridísimo diario, lamento sonar como una niñita, pero hoy he tenido el peor susto de mi vida. Hace pocos días empezó una de las expediciones que todos los años hacemos para prepararnos para el invierno. Ya lo he contado, pero creo que una recapitulación está en orden. Los nuevos miembros de los exploradores parecían nerviosos, los guardias tensos. Tobirama dio la señal y una lluvia de flechas se encargó de los zombies que teníamos en la puerta. A los costados soldados con armaduras y espadas listas esperaban en los puestos de defensa, con la puerta interna cerrada. Habíamos construido esas edificaciones desde que un infortunado incidente nos dejó sin un quince por ciento de la población. Inmediatamente después de despedir a Madara y acabar con los muertos en nuestras puertas fue a ver a mi hijo. Ya estaba grande, muy grande. A sus dos años ya jugaba con una katana de juguete.

Bueno, de vuelta a mi susto, primero debo aclarar que no hubo ningún aviso previo de que esto iba a pasar. No fue como la primera vez, simplemente… ocurrió. El caso es que a la vuelta el muy fresco traía entre sus brazos a un bebé. Estaba a punto de abrazarlo cuando me detuve en seco, viendo a la cosita pequeña echada ahí, bostezando adorablemente.

“¿De dónde ha salido?” pregunté, tocándolo, asombrado por su parecido con mi esposo. El chiquillo y él eran como dos gotas de agua, excepto quizás la piel un poco más oscura, pero apenas.

“De mí” respondió él con toda naturalidad. “Al parecer Seiya iba a tener un hermanito y ni siquiera me había dado cuenta. Se llama Sakuya, por cierto” meció ligeramente al pequeño, que empezaba a despertarse. Por desgracia, este no quería cooperar. Empezó a gritar como un alma en pena, llamando más atención de la esperada. “Shhhhh, está bien…”

“Realmente tengo lastima por ti” uno de los miembros de los exploradores palmeó mi hombro. “Ese niño es una pesadilla. Nació a mitad del viaje, justo en medio de una avalancha de zombies, y lo primero que hace es gritar como anunciando que la cena está lista” negó con la cabeza. “No se dignó a parar hasta que estuvimos cubiertos de ellos.”

“Tú no fuiste el que tuvo que callarlo” comentó Madara, meciendo más fuertemente a nuestro hijo… nuestro segundo hijo. “Este chico… ¡nada que ver con su hermano!”

“Hablando de eso, creo que tenemos que ir a presentarlos” le ofrecí cargar al bebé, más no me lo dio. “Seiya debe acostumbrarse a ser hermano mayor” lo guie hasta nuestra habitación, donde nos esperaba el mayor. Se acercó feliz, balbuceando por la llegada de su madre. “Cariño, baja la voz, ¿quieres?”

“No importa, de todas maneras se despertará” rodó los ojos él, dejándolos que se conocieran. Se miraron el uno al otro y en un segundo el cuarto se llenó del sonido de los chillidos del recién nacido. “Diablos, siempre que abre los ojos hace eso.”

“¿Qué le pasa?”

“Que es un maldito caprichoso”

“¿Cómo?” mi esposo no me respondió, muy ocupado buscando lo que andaba mal con el bebé. Al parecer no encontró nada, porque frunció el ceño con disgusto. Tendí los brazos para que me lo devolviera, para cargarlo yo. Craso error. Hasta los zombies afuera seguro podían oírlo. “¡Sakuya, cálmate, por favor!”

“¡Dámelo! ¡Quiere atención!” Madara finalmente lo recuperó, moviéndolo arriba y abajo para callar al niño. Ahora entendía a lo que se referían los miembros de la expedición, ese bebé era una pesadilla. Y a mí me esperaban años de tener que lidiar con él en primera persona. Una hora más tarde se durmió. Lo dejamos en su cuna, la vieja cuna de su hermano, pero empezó a moverse incómodo y su madre volvió a cogerlo. “Esta noche tú te haces cargo de él.”

“Sí, sólo… déjame alimentar a Seiya primero. Te traeré la cena” él asintió, sabiendo que nuestros pequeños eran iguales a la hora de comer. Fui al comedor, que todos en la comunidad utilizábamos. Namikaze-sensei se encargaba de él, un poco más libre ahora que su hijo estaba grande. Me entregó sin ver realmente un plato de compota de manzana y un sándwich, la ración de hoy. “Bien, somos tú y yo amigo” le comenté, sentándolo en una de las sillas altas en el fondo. “Ahora vas a cooperar…”

“¡NO!” rodé los ojos cuando se negó a comer. No era la primera vez. “¡NO QUIERO!”

“Vamos, hijo, come…”

“Veo que alguien se parece a su hermano” alguien se nos acercó por atrás. Miré por encima de mi hombro y vi a Itsumi Uzuki con su sándwich. “Pobre Yuhi-san, va a tener que vérselas con esos dos cuando tú y Madara estén trabajando.”

“Sí, creo que ponemos demasiada responsabilidad en ella” suspiré, dejando la cuchara en el plato. “Y nosotros… un nuevo bebé justo ahora.”

“Ese Sakuya es uno difícil también. Debiste haberlo visto en el viaje… no le hizo ninguna gracia nacer”

“Ah, sí, tú estuviste ahí” me daba un poco de rabia saber que otros habían presenciado el nacimiento de mi hijo y que yo no había estado ahí, pero no era culpa del piloto. “¿Cómo fue, por cierto? Sé que el campo es peligroso y que hemos tenido emergencias médicas en medio del viaje, pero…”

“Lo sé, lo sé, a mí también me daría miedo si mi esposa hubiera dado a luz en medio de una travesía semejante” tragó antes de seguir. “Bueno, lo que pasó fue que llegamos a los campos de cultivo con gasolina justa para seguir la travesía a caballo y llenar los camiones sólo para ver el lugar infestado de esas cosas no muertas, pasando por entre el trigo. Se estaban moviendo… ¿crees que los zombies migren al sur? Porque eso parecía que estaban haciendo.”

“No sé si tendrán cerebro suficiente… quizás deberías preguntarle a Shirohebi-sensei” nuestro buen doctor era muy conocido por su pasatiempo, experimentar en zombies. Bueno, al menos aprendíamos algo más. “Continúa”

“El caso es que estábamos tratando de despacharnos cuando Madara hizo un gesto de dolor. Inori le preguntó si estaba bien, pero él dijo que no era nada, que ya había pasado. Unas horas más tarde terminamos. Miles de cuerpos estaban tumbados en el suelo…” sonrió al recordarlo, dándome escalofríos. “Un precioso paisaje.”

“Yo no lo llamaría precioso…”

“No me interrumpas” me apuntó con su sándwich a medio comer. “El caso es que ese fue el momento en que volvió a sentir dolor, pero se negó a dejarse examinar. Comenzamos a trabajar, teniendo mucho cuidado con los cuerpos… suerte que desde que ese idiota se dejó morder por una cabeza la vez pasada nadie subestima a esos putrefactos cuerpos de mierda” volvió a darle una mordida. “Apenas habíamos llenado la mitad del vagón cuando empezaron a venir más y nos reunimos dentro para protegernos.”

“Por eso se tardaron tanto.”

“Pues sí, la migración era a escala industrial” señaló. “Nunca había visto tantos. Y bueno, las cosas se pusieron aún peor entonces. Nuestro jefe no estaba en el mejor estado, eso ya lo intuíamos, pero no nos imaginábamos lo que nos venía encima. Sus dolores también tenían a Inori nerviosísima… gracias por asignarla a nosotros, por cierto.”

“Necesitaban un médico ahí. Yo no podía ser, Shirohebi-sensei maneja toda la sanidad aquí e Inori era la única capacitada para ir. Además se ofreció ella misma” me recosté contra la silla. “¿Qué sucedió después?”

“Bien… lo que pasó fue que de un momento a otro sus dolores pasaron de ser insoportable… por cierto, es muy bueno para disimular” lo alabó. “El caso es que no dejó que notáramos lo grave que era la situación hasta que se desplomó en el suelo, sujetándose el estómago. Sus pantalones empezaron a empaparse… se veía claramente que hacía mucho esfuerzo para no gritar. Eran demasiado de ellos, no hubiéramos sobrevivido si todos se nos venía en tropel. Inori arrastró a Madara a otro vagón… y regresó pálida para decirnos que era un parto. Eso nos sorprendió.”

“A mí también que volvieran con un bebé” dije, pensando en lo inoportuno que era mi esposo para tener hijos. “Ni siquiera sabía que estaba embarazado.”

“Ni nosotros, no se le notaba” se estiró. “Inori no podía ocultar su preocupación. Madara ya había tenido una cesárea, probablemente necesitaría otra. Dijo que no teníamos el equipo para hacerlo… regresó adentro inmediatamente, tratando de mantenerlo lo más tranquilo posible, evitando que gritara… creo que le puso un paño en la boca.”

“Supongo que agradeció la ayuda”

“¿A mantener la boca cerrada? Sí. ¿A dar a luz? No estoy tan seguro. Me refugié con los demás en el vagón de atrás, tratando de no pensar en lo que estaba pasando. Los gemidos de los muertos me acompañaban…” se estremeció. “Estábamos aterrados. Llegó la luz del amanecer y… seguía en ese estado.”

“¿Y los zombies?”

“Habían pasado… la mayoría al menos. Todavía eran muchos, más debo de admitir que una de las razones por las que seguimos con vida es que lo peor había pasado. Estábamos repartiendo el agua que habíamos llevado cuando se escuchó el primer sonido ahogado. Entonces supimos que… bueno, Sakuya estaba haciendo acto de presencia. Y parecía querer hacer que todos notaran su presencia.”

“¿Todos?” él asintió. “¿Hasta los muertos de afuera?” otro asentimiento. “¿En serio? Un bebé tan pequeño no puede gritar tanto.”

“No opines hasta esta noche”

“Debes tener razón… ¿Qué siguió?”

“Solo una impresionante muestra de fuerza de voluntad y resistencia al dolor de tu marido. Vaya tipo, resistir el parto sin gritar de dolor… se merece una medalla por eso” se encogió de hombros. “Claro que todo su esfuerzo se fue a la basura unos minutos después cuando ese endemoniado niño salió. Se puso a gritar de manera que las cosas esas se subieron encima del camión, golpeando con los puños, rasgando con las uñas… tuvimos que hacer un esfuerzo soberano por quitárnoslos de encima.”

“Ya lo creo” comenté, sabiendo que incluso con esas modificaciones para pasar las espadas por las rendijas del metal, además de los puestos seguros para los arqueros en las posiciones elevadas.

“Felizmente ideamos un sistema perfecto para evitar pérdidas una vez dentro o nadie iba a contarla” se estiró como un felino, rápidamente terminándose su sándwich. “Lo siguiente que recuerdo es que tuvimos que continuar con su compañía durante el resto de la expedición. Y tengo que decirte que es todo menos grata.”

“¿Mató a alguien?”

“Si lo hubiera hecho ni siquiera te hubieras enterado de su nacimiento” señaló, haciéndome fulminarlo con los ojos. “Lo siento, sé que es tu hijo, más nunca he visto a alguien tan irritante en mi vida.”

“Demanda mucha atención, es verdad” volví a centrarme en darle de comer a Seiya, que mientras conversábamos cogió la cuchara y empezó a alimentarse él mismo. Sorprendentemente, pudo hacerlo sin mancharse mucho. “Ahora, ¿Quién es mi chico inteligente?” le hice cosquillas, haciéndolo reír. El me dijo que lo dejara. “Muy bien, hijo”

“A lo mejor le enseñas un par de cosas a tu hermano” Itsumi también le sonrió. “Ya está en edad de hacer algunas cosas solo. Si no quiere que le des como a un niño pequeño simplemente dale la cuchara y que lo intente él mismo. De vez en cuando hay que aceptar que ya están creciendo.”

“¿Crees que no lo hago?” volteé a mirarlo. “Mi hermano se hace cargo de las murallas, algo que no le hubiera permitido si… si siguiera pensando en él como… como…”

“Aceptar que un hermano está creciendo y que un hijo está creciendo son dos cosas completamente diferentes, sin importar que los hayas criado a ambos… o al menos eso es lo que yo creo” se levantó. “Vamos a hacer otra expedición, será la última para el capitán. Por fin lo he convencido de retirarse.”

“Me alegro” asentí. “Ya llevan qué, ¿años aquí?” senté a Seiya en mi regazo. “Debería saber que no vamos a echarlos por dejar las expediciones.”

“Él dice que así puede conseguir algunos extras para los niños” asentí. Los niños que trajeron ya estaban más grandes, pero Nohara e Itsumi seguían siendo su familia. Apenas y recordaban a su familia biológica, de hecho a mí también me resultaba más difícil cada año evocar la sonrisa de mi madre, su voz... todo era bastante borroso. La voz del otro me hizo volver a la realidad. “Me encargaré de hacerlo por él”

“No te metas en problemas”

“Es mi especialidad” levantó la mano para despedirse. Miré a mi hijo, ya estaba un poco más tranquilo, incluso somnoliento. Terminé mi comida rápidamente, pedí una extra y levanté al bebé para llevarlo a una habitación. Tan pronto me acerqué escuché los gritos de Sakuya, que seguro ahora quería algo. Madara forcejeaba con el pequeño, intentado mantenerlo quieto para colocarle un pañal.

“¿De dónde los has sacado?” pregunté. Seiya ya no los necesitaba, eran muy pequeños para él. Aparte estábamos haciendo que aprendiera a ir al baño sólo.

“Estaban en el armario, los guardé cuando los dejamos de usar en caso de que tuviéramos otro” terminó de atar los nudos de tela, finalmente alejándose del cargoso crío. “¿Puedes hacerte cargo de él mientras lavo esto?” preguntó, levantando el pañal sucio. Eso era lo malo de los pañales de tela, tenían que lavarse. “Gracias”

“Báñate también, sé que quieres hacerlo” él simplemente se fue. Seguro que se relajaría un poco antes de volver. “Bien, somos sólo nosotros tres” puse a Seiya en el suelo y levanté a Sakuya, colocándolo contra mi pecho. “¿Quién quiere pasar un rato con papá?”

“¡WAAAAAAAAAA!” el menor empezó a llorar, alarmando a su hermano y causando la misma reacción. Me pregunté por un breve instante si esta sería mi vida, intentar calmar a dos niños llorosos todo el tiempo. Suspiré y levanté al pequeño, era hora de llamar a algún tipo de refuerzo.

“Tobirama… ¿Tobi? ¿Podrías ayu…?” me quedé sin habla al abrir la puerta de su cuarto. Mi hermanito estaba besándose con mi cuñadito, los dos demasiado asustados para moverse. “Vaya, miren con qué me encuentro.”

“¿Qué demonios haces aquí?” finalmente Tobirama se levantó para echarme del cuarto. “Pensé que estabas demasiado ocupado cambiando pañales.”

“Justo iba a pedirte ayuda para eso” le mostré al recién nacido, que también se había quedado en silencio. Presentía que había pasado algo, porque de pronto no quería acaparar la atención de los adultos. “De hecho a los dos” puse a mi bebé en sus brazos. “Tú tienes el toque maternal más que yo.”

“¿Estás insinuando algo?”

“Nada” fui rápidamente a por Seiya, que todavía estaba en el cuarto. Era un muy buen niño, sabía que no debía salir a menos que nosotros lo indicáramos… o que entrara algún zombie, pero eso seguro que no iba a pasar. Nosotros no dejaríamos que pasara. “Gracias por callar al pequeño, por cierto.”

“De nada” rodó los ojos, meciendo al crío. “Me dijeron que nació en las circunstancias más indebidas” frotó su frente con la del niño. “¿Cómo se llama?”

“Sakuya”

“Sakuya, sí” continuó. Sorprendentemente estaba tranquilo, incluso se estaba durmiendo. “No puedo decir que me hayan contado maravillas acerca de este niño.”

“¿Qué te han dicho de mi hijo?” le pregunté de mala gana. Él empezó a relatarme lo que había escuchado acerca de su carácter, que adoraba llamar la atención y que lloraba todo el tiempo, aún cuando no lo necesitaba. Yo sentía un poco de rabia, más no estaba seguro de cómo llevarles la contraria.

“Bueno, supongo que es un poco como Itama” finalmente comentó él, haciéndole ojitos. El bebé ya dormía, sus manitas cerradas. Su mención de nuestro hermanito me sorprendió, apenas lo recordaba. “Tú dormías como una piedra, pero yo me acuerdo. Recuerdo que siempre estaba llorando para que nuestros padres se preocuparan por él. Nos mantenía despiertos toda la noche.”

“Ojalá que no, mañana tengo que trabajar” me entregó al pequeño. “De todas maneras tendré que despertarme dentro de unas horas para alimentarlo, pero espero que sea corto.”

“Con este bebé, no lo creo” sonrió maliciosamente. Y tuvo razón. El maldito tuvo razón. Ahora mismo no sé cómo no me he quedado dormido sobre el cuaderno, porque Sakuya estuvo llorando toda la maldita noche como si no hubiera un mañana. Una de las pocas escenas que la falta de sueño me permitía recordar era esta:

“¡Tienes que evitar que se mueva!” me gritaba Madara mientras entre los dos tratábamos de volver a poner a dormir al recién nacido. Por su propio bien, le habíamos puesto tapones en los oídos a Seiya, permitiéndole dormir por las noches. “Demonios… ¡Deja de andar distraído y ayúdame, joder!”

“¡Sin malas palabras!” le respondí, sujetando con cuidado los bracitos de Sakuya para hacerle la tarea más fácil. Ambos estábamos enfadados, faltos de sueño, ansiosos por terminar con la tarea… no podía reprocharle su mala actitud.

“¡Listo!” levantó al niño cambiado, moviéndolo para dormirlo. Este siguió chillando hasta que se cansó, durmiéndose para alegría nuestra. “La próxima vez te despiertas tú y solamente tú. Yo tuve que hacerme cargo de él durante todo el viaje, te toca.”

“Claro” por supuesto que sí, el bebé difícil tenía que ir para mí. Aunque por desgracia para él la siguiente vez que se despertó quería comer, así que se despertó de todos modos para darle el pecho. Tras su comida, Sakuya se durmió sorprendentemente fácil, permitiéndonos dormir un par de horas más… antes de ser un incordio de nuevo por un cambio de pañal.

“De verdad, la próxima vez te toca”

“Sí, lo sé” bostecé, tratando de no parecer tan agotado como me sentía. Ahora… creo que mejor me hecho un sueñecito. Mi dulce angelito estaba en la guardería, probablemente volviendo loca a la maestra, lo que me da la oportunidad de echarme una siestecita antes de que Tobirama me venga a hacer la vida imposible. Con suerte, una hora o dos es lo único que necesito para que mi mente tenga un poco de paz…

Notas finales:

¿Qué tal les pareció? Espero que les haya gustado. No pude escribir porque estaba en un viaje, pero ahora que terminó tengo mucho tiempo para escribir. Review!!! 


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