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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste, nuevos rostros conocidos asoman finalmente...

“Ya podemos parar, estamos en territorio explorado” Temari dijo justo cuando empezaban a asomarse los primeros rayos de sol de la mañana. Habían estado avanzando toda la noche para acercarse lo más posible a Sunagakure antes de que los caballos sucumbieran a la infección. Naruto los paró, tirando de las riendas antes de salir a revisar. La mitad estaba en buen estado, los otros… morirían pronto. Primero tomó a los vivos, metiéndolos en la parte de atrás del camión.

“Ya vuelvo” le dijo a Sasuke, que estaba preparando todo para descansar un rato. Si estaban tan cerca de Suna como pensaba la chica, entonces estarían bien mientras pegaban el ojo un rato. El rubio regresó pronto, limpiando su espada con cuidado. “Está hecho, dattebayo”

“Genial” el Uchiha se sentó contra la pared, suspirando. “Ahora creo que deben dar algunas explicaciones” se dirigió a los hermanos Sabaku, que se congelaron en su lugar. “¿Cómo demonios se las arreglaron tres novatos para terminar atrapados solos en medio de una horda?”

“No somos novatos” Kankuro lo fulminó con la mirada. “Y no estábamos solos, Baki-sensei y Sasori-nii estaban con nosotros. Se separaron de nosotros cuando nos sorprendió ese montón de putrefactos nos atacaron de camino al campo” no estaban sorprendidos. Konoha hacía expediciones a un campo periódicamente, ¿Por qué Suna no? “Lo siguiente que supimos es que Baki se convirtió y nos perseguía y no había rastro de Sasori… un desastre.”

“Sí, un desastre” el Uchiha se encogió de hombros. Por muy falto de experiencia que él fuera, su primera expedición había resultado un éxito, especialmente sin más ayuda que la de un rubio tonto. “Si no hubiera sido por nosotros, estarían andando con los muertos.”

“No necesitábamos tu ayuda” el moreno se cruzó de brazos ofendido.

“Gracias por venir por nosotros” Gaara y Temari agradecieron, haciendo que su hermano se fuera de espaldas. Estaba a punto de protestar cuando el sonido de otros animales de tiro se escuchó ahí afuera. Unos golpes en la puerta les señalaron que habían alguien vivo por ahí. “Saldremos primero”

“Claro, dattebayo” el pelirrojo salió, levantando las manos. Detrás de él fueron Temari y Kankuro, señalando que estaban bien. Finalmente los dos de Konoha, que se quedaron sorprendidos de lo que veían. El camión rodeado de personas portando la misma clase de armas que los Sabaku, que a su vez se encontraban cerca del que parecía el líder del grupo. Este les sonreía cariñosamente.

“Gaara-chan me ha contado lo sucedido” él les agradeció respetuosamente. “Soy Yashamaru. En nombre del Kazekage de Sunagakure, les doy la bienvenida a nuestro territorio.”

“Sí… bueno… no esperábamos encontrarnos con nadie más, ttebayo” fue lo más inteligente que se le ocurrió decir a Naruto. Sasuke levantó los ojos al cielo, negando con la cabeza. Por suerte, los de Suna no se lo tomaron como insulto. Yashamaru se montó con ellos en el camión cuando se pusieron en marcha hacia la aldea, quitándose el equipamiento una vez en el interior.

“Lamento no poder ofrecerles nada de comer” se disculpó, sentándose en el suelo de metal. “Por desgracia Suna no es un lugar muy bien situado… al menos no en cuanto a producción de comida. Lo único que tenemos en abundancia son los metales.”

“A nosotros eso es lo que nos falta” comentó el Uchiha, pensando en lo bueno que sería un intercambio con ellos. Sacó de su mochila una bolsa de galletas, entregándoselas. Los locales las devoraron en segundos. “Vaya, nos estaban bromeando cuando dijeron que no tenían mucha comida.”

“Pues no, pero es uno de los lugares más seguros del mundo” el mayor lamió sus dedos. “Era un viejo fuerte subterráneo de las fuerzas armadas, un lugar donde mantener seguros a los soldados y a sus familias… o al menos los pocos que quedaban después de que R corporation les vendió ese espantoso virus que prácticamente barrió con la humanidad” suspiró. “Sólo los de más jerarquía y sus guardias fueron a parar aquí.”

“Y ahora sus descendientes forman Suna” Sasuke dedujo. Claro, una base militar subterránea debía haberse vuelto un pésimo lugar para vivir cuando se apagaron las luces. Entonces recordó algo más que le habían dicho. “Esperen… ¿R corporation?”

“Sí, ¿han escuchado de ella también?” los dos asintieron. “Supongo que no debería esperar otra cosa” suspiró. “Tampoco sabemos mucho, sólo lo que nuestros ancestros nos pasaron por escrito en algunos memorándums. Ellos crearon el virus y se lo vendieron a las fuerzas armadas de todo el mundo, lo que era un peligro para las demás. Estas también lo compraron y al final lo que obtuvieron fueron muchos puntos de infección. Creo que los directores de la compañía no lo esperaban”

“¿Lo probaron en humanos?”

“Lo que hemos leído sugiere que sí, pero no podemos estar totalmente seguros” negó con la cabeza. “Hemos enviado algunos equipos en años pasados a buscar lugares que podrían tener la respuesta, más ninguno ha tenido éxito. Hay demasiados de ellos allá afuera” apretó un puño. “Si tan sólo pudiéramos alcanzar las otras bases… Konoha…”

“¿Konoha?” Naruto prácticamente escupió el agua que estaba bebiendo. “¡Nosotros venimos de ahí, dattebayo!” un silencio mortal cayó sobre la habitación. “¿Q… qué…?”

“¡¿De verdad vienen de ahí?!” Yashamaru de repente estaba muy energético. Agarró al Uzumaki de los hombros y lo sacudió. “¡Tienen que decirme qué saben! ¡Y si no saben quién podría tener las evidencias! ¡¿Hay algún descendiente del comandante de su base con el que podamos contactar para descubrirlo?!”

“Demonios, no” Sasuke lo apartó de un empujón. “No venimos de una condenada base militar, Konoha es una escuela secundaria”

“¿Escuela… secundaria?” él asintió. “¿De verdad?” otra vez. “Bueno… al diablo con nuestras investigaciones” se recostó contra el metal completamente desanimado. “Vaya, y nosotros creyendo todo este tiempo que era una base militar como la nuestra… incluso intentaron contactarlos por los canales militares.” Se frotó la cabeza. “¿Cómo saben de R corporation entonces?”

“Algunos de nuestros ancestros SÍ venían de una base militar” esto hizo que se volviera a animar. “Cuando evacuaban se encontraron con el refugio que unos adolescentes hicieron en su escuela y decidieron quedarse ahí. Era el lugar más seguro” el pelinegro se cruzó de brazos. “Además uno de mis ancestros era hijo de un general y encontró una especie de memorándum en una misión…”

“¿Decía algo importante?”

“Sólo que R corporation elaboró el virus para uso militar, nada más” se dejó caer. “¿Se puede saber cómo descubrieron Konoha si nunca nos hemos encontrado?”

“Las transmisiones de una tal Liliya Mitarashi” señaló él, mirando al cielo. “Era una de las favoritas del momento, justo en el Brote” sonrió. “¿Queda todavía alguien de su familia?”

“Su bisnieta Anko”

“Entonces todavía hay esperanza… me encantaría conocerla” después de un rato volvió a ponerse serio. “y hablando de todavía tener esperanza, ¿Dónde está Sasori, Gaara?” el silencio incómodo fue respuesta suficiente. “Ya veo… ¿perdido o mordido?”

“Perdido” el parecido a mapache respondió. Sus hermanos simplemente miraron al piso, en especial Kankuro. Sin duda el mencionado había sido muy importante para él.

“Hummm” Yashamaru los imitó. “No se preocupen tanto, Sasori es un chico fuerte. Es nieto de la vieja Chiyo, que ha vivido más que cualquiera en Suna. Estará bien, se los puedo asegurar. Cualquiera de estos días vuelve.”

“Mmmm…” esas palabras de ánimo cayeron en oídos sordos, ya que todos sabían que estar perdido en medio de la nada en un mundo como el suyo era una condena a muerte. “¿A cuánto tiempo estamos de llegar, tío?”

“No debe faltar mucho ya” señaló él, repentinamente nervioso. “Ahora… cuando conozcan a Raza… al Kazekage-sama… por favor manténganse respetuosos. A él le agrada todo lo que es disciplina y no dudará en echarlos si los considera una amenaza a su aldea o al sistema. Simplemente acepten lo que él les dará y estaremos bien hasta que consigan irse” finalmente llegaron a la aldea y ¿Quién los estaba esperando? El Kazekage con cara de malos amigos. “Raza…”

“He escuchado que han traído extraños” habló como si se estuviera refiriendo a una plaga. Era obvio que los extraños no eran bien recibidos aquí, posiblemente por la cantidad extra de comida que requerían de sus bastante escasas reservas. Y Raza lo sabía. Examinó a sus hijos a continuación, especialmente a Gaara. “Hablaré con ustedes de su falla después” los despidió. “Ahora tengo que…” se quedó de piedra al ver a Sasuke bajar del camión en el auto. No iban a dejarlo desatendido. “¿Qué…?”

“¿Le gusta? Es un auto, dattebayo” señaló el rubio, algo feliz de que se hubiera interesado. “No estamos aquí para amenazar a su gente, sólo… queremos ver el mar. Y si podemos pagarles de alguna manera por nuestra estadía, estamos más que contentos de ayudar.”

“Hummm, quizás podamos llegar a un acuerdo” Raza de repente se mostró mucho más inclinado a recibirlos en lo que se reabastecían a pesar de lo limitado de sus reservas. Lo siguiente que supieron fue que se encontraban en un garaje que contenía unos grandes autos en relativamente buen estado. Seguramente venían del periodo militar de la colonia. “¿Pueden hacer el mismo milagro con estos?”

“Pues… creo que sí” el Uchiha se adelantó, un poco inseguro. Se veían muy diferentes a los que Naruto había reparado en Konoha, probablemente porque esos eran vehículos civiles y estos de combate. “Pero… necesitaremos tiempo… y material”

“Tienen una semana y si es metal lo que necesitan, sólo tienen que pedírselo a los forjadores, ellos se lo proveerán” se dio la vuelta y salió acompañado de Yashamaru.

“Raza…”

“No me digas nada acerca de ayudarnos los unos a los otros” apretó los puños el Kazekage. “Si demuestran ser de utilidad, entonces podrán quedarse todo lo que quieran, aunque tengamos que hacer cambios en las raciones” su cuñado siguió mirándolo mal. “Y me plantearé intercambiar productos con Konoha.”

“No pareces muy emocionado por haberlos encontrado” no lo estaba. Durante mucho tiempo ese lugar era un sinónimo de esperanza, de respuestas que podían encontrar, ahora no era nada. O al menos casi nada. “Pasando a otra cosa, Sasori…”

“Olvídate de él, lo pondré en las bajas del mes y eso será todo” su segundo abrió la boca para protestar. “Sé que va a ser difícil, pero tenemos que hacerlo. No podemos permitirnos una partida de búsqueda, no con todos los soldados en los campos buscando comida para nutrir a los nuestros.”

“Es tu sobrino…”

“¡Él sabía a lo que se atenía! ¡Todos lo sabemos!” el líder lo encaró furioso. “Podemos morir allá afuera, pero lo hacemos porque queremos mantener a salvo a nuestras familias, con comida suficiente en el estómago” trató de calmarse respirando hondo. “Lo único que podemos hacer es rezar porque el milagro del Tercer Kazekage se repita y vuelva sin herida alguna a casa.”

“Esperemos… porque si no lo hace me encargaré de que jamás olvides que lo abandonaste allá afuera” el otro se marchó, tenía otros deberes en el ala médica. Mientras trabajaba, pensó en el milagro del Tercer Kazekage, que había regresado a la aldea sin haberse contagiado del virus después de un mes desaparecido. “Realmente espero que esté bien”

“¿Yashamaru-san? Continúa trabajando, por favor” Chiyo apareció detrás de él, sosteniendo una bacinica de metal para ponerle a un enfermo. “En la próxima expedición necesitamos medicamentos… y médicos. Sólo tú y yo no podemos con todo aquí. Ni siquiera tenemos los recursos para tratar muchas de las enfermedades…”

“Se lo plantearé a Raza, aunque dudo que me escuche” le dio caldo con cuchara a una de las pacientes. “Desde la muerte de Karura sólo Dios Sabrá si me escucha alguna vez.”

“Sí lo hace, sería un tonto si no lo hiciera” ella continuó, haciendo esfuerzos por tratar a los enfermos mientras los pocos aprendices que tenían preparaban mezclas con las pocas hierbas medicinales que habían conseguido. “El señor Tojuro ya está casi listo”

“Ya veo” entrecerró los ojos. Tojuro era un explorador que se había negado retirarse por la edad. En la última había sido mordido en la pierna y ahora yacía agonizando en la cama del hospital. Ahora estaba listo para partir… lo que significaba que alguien tenía que ayudarlo. “¿Desea que lo haga yo?”

“Si no es mucha molestia” le tendió una cuchilla filosa. No gastaban las balas en los moribundos, estaban reservadas para los cadáveres. Él asintió y se acercó a la parte donde tenían a los mordidos. Tojuro yacía en el colchón, luciendo mucho más tranquilo que en los últimos días. Su tez estaba blanca como la de un cadáver y su respiración… “Fuiste uno de los mejores” le dijo suavemente. “Has cumplido con tu deber… y ahora” colocó la hoja en la base del cráneo. “Te doy paz” la enterró, con lágrimas cayendo por sus ojos. “Ya está”

“Ha sido muy rápido” comentó la vieja, señalando un cazo de agua. “Lávate bien, no podemos dejar que esa sangre infectada entre en contacto con nadie más” él le hizo caso, fijándose que su piel estuviera bien limpia. “Luego tienes que…”

“Chiyo” la detuvo. “Lo siento, yo…”

 “No lo digas” ella lo detuvo. “Sasori es un chico fuerte, mucho más de lo que sus padres fueron, mucho más que yo” su expresión era pétrea. “Sabrá sobrevivir allá afuera, mucho mejor que ninguno de los hombres que tu cuñado ha entrenado” ella sonrió. “Ahora vuelve al trabajo, tienes mucho que hacer gracias a tu pequeña escapada de la mañana.”

“Sí, señora” le devolvió el gesto y regresó al trabajo, maravillándose de su fuerza. Mentalmente rezó porque tuviera razón y su nieto saliera indemne de esta.

-En otra parte-

“Diablos” Sasori agitaba las riendas, huyendo lo más rápido que podía de sus perseguidores. Hace ya horas que había perdido a sus primos y maestro, seguro que se había desviado bastante de la zona explorada. Tenía que regresar a ella cuanto antes… pero primero había que perder a esos malnacidos. Por suerte tenía el vehículo y las raciones de emergencia para llegar a un lugar seguro. Unos días después, con los alimentos a punto de terminarse, ya no estaba tan seguro. dejó atrás el vehículo ya inservible, caminando por un sitio lleno de esqueltos de casas y seguido por esas cosas… “¿Por dónde?”

¡BOOOOOOOOOOOOOOOMMMMM! Cayó al piso víctima de la onda expansiva de la explosión. Por un segundo pensó que los muertos se le echarían encima, por lo que se agazapó, pero entonces notó la ausencia del dolor. Miró entre sus brazos, los muertos se alejaban, atraídos por el sonido. Estaba a punto de preguntar qué pasaba cuando escuchó una voz…

“¡El arte es una explosión, un!” sonaba condenadamente feliz y ruidosa, demasiado para ser alguien que quisiera sobrevivir a semejante situación. Bueno, al menos le habían dado una idea de dónde estaba. Los encontró detrás de una piedra, agazapados.

“¡Cállate, Deidara-nii!” una chica tan ruidosa como el rubio que la acompañaba gritaba, dándole de golpes a su hermano. “¡Se supone que tenemos que alejar a los muertos, no atraerlos hacia nosotros!”

“¡Auch, Kurotsuchi, tú eres la ruidosa!” se quejaba este, haciendo que Sasori se quedara paralizado. No eran… definitivamente no eran soldados de Suna.

“Cállense los dos, ha venido uno” un tercer miembro del equipo les advirtió, efectivamente silenciando a los hermanos. “Yo me encargo”

“Esperen… yo estoy…” tosió fuertemente con la garganta seca.

“¡Caramba, está vivo!” Akatsuchi guardó su cuchillo, tendiéndole a cambio una cantimplora con agua. El soldado la bebió en segundos, sintiéndose mucho mejor cuando terminó. “Tranquilo, compañero, te llevaremos a un lugar seguro” lo ayudó a sostenerse. “Si puedes soportar unos días más, los médicos se encargarán de ti.”

“Gra… gracias” sintió su cuerpo muy ligero, estaba desvaneciéndose. Despertó un tiempo más tarde, no sabía cuanto. Estaba dentro de una especie de cápsula de madera, moviéndose… aunque él no se movía, la cosa en la que estaba metido lo hacía. Los misteriosos personajes de antes se encontraban ahí también, charlando como si no tuvieran nada que temer en el mundo, aún estando afuera.

“Es un hueso duro de roer, un” comentaba el rubio, moldeando algo con sus manos. Su hermana le dedicó una sonrisa maliciosa que le hizo sonrojarse. “¡Lo digo por haber sobrevivido en medio de los zombies completamente sólo! ¡Y sin ser mordido, un!” vaya, lo habían revisado. Eso explicaba la ausencia de ropa. “Me pregunto de dónde viene.”

“De Yusagakure… probablemente” el gordo comentó desde su puesto. “O de Ishigakure” él asintió. “Seguro que se perdió mientras buscaba provisiones”

“Ese no es el atuendo de ninguno de los dos” la chica y su hermano revolvían las cosas de Sasori, que no se movió. Estaba todavía muy débil para hacerlo. “Y parecía haber atravesado un desierto por toda la arena que llevaba encima que descendido de una montaña.”

“Pues será así, un” Deidara levantó su AK-47, algo que sólo Suna se había arreglado para producir. “Miren qué cosa más extraña tenía. Me pregunto qué será, un”

“No” el pelirrojo se las arregló para decirle antes de que descuidadamente jalara el gatillo. “Demasiado… ruido” le advirtió, revolviéndose apenas. Demonios, esta travesía lo había desgastado. “Dema… siado… ruido”

“Vaya, ha despertado” el rubio dejó a un lado el arma. “Nos alegra que sigas con nosotros, un. Sólo aguanta un poco más y estaremos en casa” puso un durazno cerca de su boca. “¿Puedes comer o necesitas un caldo, un?”

“Da… me” en Suna no había tiempo para esas niñerías a menos que estuvieras realmente enfermo. Mordió la fruta, masticándola con lentitud y tragándola. Terminó su bocadillo en más tiempo de lo que esperaban, porque sus miradas eran de pura preocupación. El chico le dio un poco más de agua luego.

“¿No podemos obviar la última parada?” inquirió su hermana. “Tenemos que llevarlo con un médico lo antes posible, está desnutrido y deshidratado…”

“Si lo hacemos, Gari-san nos cortará la cabeza. O peor, su abuelo” Akatsuchi volvió a callarlos. “Tranquilos, dudo que muera en el camino. Logró sobrevivir a semejante viaje al infierno, creo que con nuestros cuidados podrá hacerlo un poco más. O al menos hasta que se lo hayamos pasado a algún médico.”

“Quie… qué…”

“¿Qué quienes somos?” Deidara sonrió orgullosamente. “¡somos montañeses de Iwa! ¡Y yo… un orgulloso miembro del Cuerpo de Explosivos! ¡El artista final… DEIDARA KAMIZURU!”

“O como a mí me gusta llamarlo, mi estúpido hermano mayor” la morena intervino, extendiéndole la mano. “Kurotsuchi Kamizuru, ese de allá es Akatsuchi” señaló. “Actualmente nos dirigimos a la última trampa cebo, luego volvemos a casa.”

“Trampa…” ¿A dónde demonios había ido a parar?

Notas finales:

Espero que les haya gustado, a mí me encantó escribirlo. Sasori está en Iwa, Naruto y Sasuke en Suna, Nagato en Kumo Y Kisame y Suigetsu en Konoha... y los satélites están cerca. Los grandes campamentos se conectan... ¿qué sucederá ahora?


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