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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste el capítulo.

“Te tardaste” Raza recibió a Gaara en su puerta. Este bajó la cabeza ante la mirada penetrante de su padre, que sin duda tendría razones para decirle lo decepcionado que estaba de él… o simplemente se lo diría sin razones. De todas maneras, no esperaba entenderse con ese hombre. “Estuviste fuera por muchas horas jugando como si no tuvieras ninguna responsabilidad.”

“Más bien hablando con los forasteros. Con Naruto, si soy más específico” contestó el pelirrojo menor, sentándose entre sus hermanos. Estos tenían tazones delante de ellos, esperando la comida como avecillas en el nido. “Me ha contado con más detalle lo que saben sobre el inicio de la infección y es más preocupante de lo que podríamos imaginar. ¿Permiso para informar?”

“Adelante” le cedió el Sabaku mayor, cogiendo la hoya y poniendo el primer cucharón en el plato de Temari. Esta cogió su plato agradecida y comenzó a comer. Hizo lo mismo con Kankuro, que la imitó. En el caso del menor, simplemente se quedó observándolo.

“Al parecer nuestro ejército compró un suero de mejora de una empresa llamada R-corporation” esto ya era de dominio general. “Uno de los primeros supervivientes de su colonia tenía un hermano en la milicia. Se volvió a encontrar con él, aunque no le quedaba mucho tiempo de vida por culpa de los zombies” hizo un momento de silencio. “Resulta que nuestro país no es el único punto cero de infección. Lo compraron muchos países rivales, entre ellos Estados Unidos… oh, y estaba seguro de que una vez asaltaron un carguero en Afganistán y que personas adineradas compraron el producto también.”

“Peor de lo que nuestros ancestros podrían imaginar” finalmente llenó el plato de Gaara, que comió agradecido. Desde pequeños su padre los había acostumbrado a esa política. La regla era que si no trabajaban, no comían. Y por desgracia el concepto de trabajo de su progenitor no era muy piadoso. “Ellos esperaban poder llegar a las oficinas centrales de R-corporation, pero si un punto de infección estaba en Estados Unidos…”

“Sí, lo está”

“Demonios” se sentó a comer. “Pensaba que quizás podríamos llegar a sus bases… aunque todavía es posible que lo hagamos” se quedó mirando la ventana. “Hoy en la mañana me han informado que ese chico Sasuke ha pedido unas cuantas piezas para reparar los coches. Eso los retrasará un poco, pero no me importaría si en verdad me proporcionaran autos funcionales.”

“¿Piensas enviar una misión a los cuarteles de R-corporation?” preguntó levantando una ceja. “No sé cómo puedes pensar eso” el pelirrojo sabía que se estaba pasando un poco de la raya, más tenía que devolver a su padre a la realidad. “No tienes ningún barco que pueda llevar coches a tierra, menos cruzar una distancia tan larga.”

“Los obtendré con ellos” señaló, pasando olímpicamente por alto que un bote era muy diferente a un auto. “Una vez que terminen los coches, pienso ponerlos a trabajar en ese bonito destructor que aún tenemos anclado.”

“El destructor…” iba de mal en peor. Ese armatoste de metal estaba muy carcomido, desmontado por metal y prácticamente inutilizable sin electricidad. “No va a funcionar, necesitas…”

“Sí, tenemos que reparar las instalaciones hidroeléctricas primero” suspiró. “En fin, con los coches en funcionamiento será más fácil conseguir comida. Es lo que necesitamos desesperadamente en este momento.”

“Sí” levantó la cuchara y dejó caer el engrudo que estaba comiendo de vuelta en el plato. Seguro que el trigo con el que se había preparado tenía unas cuantas temporadas de antigüedad, igual que muchas cosas en Suna. Los medicamentos también se estaban volviendo cosa del pasado… estaban en serios aprietos. “¿Puedo hacer la guardia hoy? Para ganarme el desayuno como mis hermanos hicieron.”

“Ve” señaló Raza. Gaara rápidamente se acabó el plato, saliendo de la pequeña casa. Llegó a la casa donde el Uchiha y el Uzumaki estaban pasando la noche. Desde fuera pudo escuchar las recriminaciones de Sasuke, que parecía estar en un arranque de furia hormonal.

“¡Te vas a leer con ese pelirrojo! ¡Mientras que yo trabajo todo el día!” el pelinegro parecía a punto de tirarle a la cabeza un pesado caso de hierro, de los que se solían usar para almacenar el agua. “¡Reparo esos autos para que podamos vivir tranquilamente en este desierto desolado al que tu imaginación nos ha llevado! ¡Y tú te vas a divertir con ese idiota!”

“Sólo somos amigos, charlamos un poco, dattebayo” Naruto le respondió con actitud despreocupada. “No entiendo por qué haces tanto drama, fuiste tú quien me echó del taller en primer lugar, ¿no te acuerdas?”

“No fue para que te fueras con el primero que venía a ti” dijo con resentimiento. “Además le estabas leyendo” sonó bastante compungido. “Antes no le leías a nadie que no fuera a mí” volteó la vista. “Fue como terminamos juntos en primer lugar”

“Sólo compartí con él algunos pasajes de interés, cosas que le serían útiles a cambio de que él me prestara su ayuda con un proyecto aparte” su sonrisa zorruna no tranquilizó en lo absoluto a su novio, que frunció el ceño más profundo. “Awwww, vamos, bebé, no tengo nada con Gaara que no sea una relación de trabajo. Él es más del tipo dominante y yo no soy sumiso en lo absoluto” lo envolvió con sus brazos. “Aparte me gustan los pelinegros”

“Déjame, usuratonkachi”

“No hasta que digas que ya no estás molesto conmigo” le besó el cuello, acariciando su vientre al mismo tiempo. Poco antes se había enterado de que tenían un hijo en camino, por lo que estaba sumamente emocionado. “En serio, ¿Cómo puedes pensar que te voy a abandonar? ¿Especialmente en este momento? Me has hecho tan feliz.”

“Has estado todo el día con ese chico…”

“Y te ha dicho la verdad, no hemos hecho nada que no debiéramos” el Sabaku decidió hacer acto de presencia en ese momento, con la comida en las manos. “Lo siento, no he querido escuchar su conversación. Sólo venía a traeros la comida.”

“Ya lo has hecho, ahora vete” Sasuke le dijo, cogiendo la charola. No podía rechazar el alimento, el bebé lo necesitaba en ese momento. El pelirrojo no se movió. “¿Qué pasa ahora?”

“He pensado que quizás sería beneficioso establecer una alianza con Konoha. Últimamente hemos estado recibiendo muchos ataques de muertos, nos han cortado la ruta hacia los suministros y con lo poco que tenemos no lograremos pasar el invierno. Necesitamos los carros… y un aliado que tenga comida que darnos.”

“¿Qué darían a cambio?” el Uchiha se adelantó con expresión seria. Los otros dos lo miraron. “Lo siento, pero en toda alianza hay intercambios. Konoha ya tiene carros y comida, no dejarán ir sus beneficios sin recibir algo, ten eso por seguro.”

“Sasuke…”

“Conoces a los Hyuuga y a mi padre” tan solo con esos nombres lo detuvo. Los nombres de dos de las familias más poderosas en Konoha eran suficiente para frenar cualquier plan idealista que tuviera en mente. “La propuesta tiene que ser realmente buena si quieren que entreguen comida a cambio de…”

“Recuerda que tenemos metales” Gaara levantó un dedo, enseñando un anillo de hierro que le rodeaba el dedo anular. “Y balas. Muchas balas.”

“Eso servirá” el Uchiha no pudo decir más. “Bien, primero tenemos que enviar un mensaje para que sepan nuestra ubicación. Y, por desgracia, tu padre acaba de decomisarnos cualquier medio de comunicación con el exterior.”

“¿Te refieres a las palomas?” preguntó el pelirrojo. “Creo que puedo ayudarles a conseguirlas, pero tendrán que esperar a terminar con los camiones… y el proyecto sorpresa que tenemos Naruto y yo” Sasuke les dedicó una mirada cargada de enojo. “Es cosa simple, tenemos que dirigir su atención a los autos, luego podremos cogerlas. ¿O tienes un mejor plan?”

“No” admitió el pelinegro antes de voltearse hacia los casos. Comenzó a comer el suyo propio sólo para terminarlo en segundos. Demonios, las raciones en Konoha eran más, incluso en medio del invierno. Además, en caso de embarazo recibían una doble. Tomó el del rubio… seguro que a Naruto no le importaba renunciar a su plato por su hijo. “Entonces tengo que meterme dentro de ese sucio capó antes de que me crezca el vientre y…”

“Alto, ¿cómo pretendes convence a tu padre de que debe aceptar aliarse con extraños? Parecía muy renuente a aceptar extranjeros en su bunker de arena.”

“La verdad, no puedo culparlo. Se cuenta mucho acerca del tercer Kazekage, que permitió que entraran unos extraños y trajeron un brote de la infección. ¡Perdimos a un tercio de la población por su culpa!” negó con la cabeza. “Desde entonces son los primeros ajenos a la comunidad en entrar a Suna.”

“Me siento tan honrado…”

“Quiere decir que es un honor ser sus invitados, ttebayo” Naruto le dirigió una mirada retadora a su novio. Normalmente Sasuke no era tan poco diplomático, pero cuando su nivel de hormonas se disparaba perdía cualquier sentido de la auto preservación. “Un auténtico honor.”

-En otra parte-

“Creo que comienzo a ver por qué adoran estar aislados” comentó Sasori con sarcasmo. Era recién la mañana y ya empezaban las malas noticias en Iwa. Los pobladores se habían levantado ese día para encontrar sus almacenes de comida saqueados, restos de frutas de las que dependían tiradas por el piso y sus casas inundadas por unas horribles ratas negras. Todavía tenían los animales, pero en esas condiciones durarían poco.

“Opino lo mismo, un, pero no creo que podamos hacer algo al respecto” Deidara susurró. Esto sin duda era peor que la situación inicial, fácilmente la mayor catástrofe en la historia de su pequeña comunidad. “Demonios, y ahora qué diablos vamos a hacer. Esa era toda la comida de nuestro pueblo.”

“Seguro que sus satélites pueden…”

“No lo entiendes” Gari intervino en ese momento, llegando con Kurotsuchi y Akatsuchi. La hermana del rubio sostenía una rata por la cola. “Esa era toda la comida de las tres aldeas, la tenemos almacenada en la parte más alta por razones de seguridad. Sin esto… las tres morirán de hambre en poco tiempo.”

“Bueno, su genial plan fracasó. Y de la manera más espectacular” el pelirrojo se cruzó de brazos, iracundo. No podía creer que estaba atrapado en medio de ese cúmulo de rocas, con gente completamente extraña y con menos comida que en Suna. Simplemente magnifico. “¿Y ahora qué hacemos? ¿Tratar de estirar las ratas atrapadas hasta la próxima cosecha? ¿Pescar hasta secar los ríos?”

“No seas estúpido, eso jamás funcionará” la chica dijo, meneando el animal aún vivo en frente de su cara. “Aunque espero que te guste el estofado de rata, tendremos que sobrevivir un tiempo a base de esto.”

“Me encanta” el sarcasmo era evidente en su voz. “Bueno, supongo que ahora no hay más opción. Tenemos que pedirle ayuda a alguien.”

“¡Absolutamente no!” el Tsuchikage se acercó, cargado por su yerno. “¡El aislamiento ha sido lo que nos ha mantenido con vida desde el principio y lo que seguirá manteniéndonos con vida después de esta pesadilla!”

“¡No si nos morimos de hambre!”

“Un extranjero no…”

“Tsuchikage-sama, debe admitir que en este mismo momento no es precisamente la mejor política” trató de suavizarle la pastilla Gari. “Si seguimos aislados en este momento, entonces no tendremos suficiente comida para alimentar a toda la población… de hecho a nadie” carraspeó. “Creo que deberíamos pedir algo de ayuda”

“Hum, aún si considerara hacerlo, ¿a quién se la pediríamos?” preguntó el anciano, finalmente viendo que estaba derrotado. “No sabemos de alguien que haya sobrevivido aparte de nosotros.”

“Tienen la opción obvia” Sasori volvió a interrumpir. “Suna”

“¡Ja!” Oonoki se rio fuertemente.  “Tú mismo has admitido que tu patética aldea en el desierto casi ni tiene para alimentarse a sí misma y ahora ¿quieres que acudamos a los tuyos por comida? ¡Debes estar bromeando!”

“Al menos los míos saben dónde encontrar comida lejos de su propia tierra” él se cruzó de brazos. “así que… ¿me dejarán pedirles ayuda o nos quedamos parados sin hacer nada?” unos minutos después estaba escribiéndole un mensaje a Raza, explicándole dónde había estado las últimas semanas. También solicitándole que le enviara ayuda lo más antes posible. Mientras lo hacía, Deidara lo observaba indeciso. “¿Qué sucede?”

“Nada” el otro no le creyó. “Bueno, danna…” ¿danna? ¿De dónde venía eso? O sea, había pasado mucho tiempo últimamente con el nieto del Tsuchikage, pero no tanto como para que empezara a llamarle así… “Es que jamás he conocido a nadie aparte de usted que venga del exterior y…”

“¿Te gustaría ir?” preguntó extrañado. “Olvídalo, es mil veces mejor estar aquí”

“Pero, danna…”

“Deja de llamarme así, no soy tu danna” se volvió a la escritura, firmando las cartas a su nombre. Luego se acordó de un detalle importante. “¿Cómo dijiste que se llamaban estas montañas?” Deidara le dictó la respuesta, con mismo tono de antes. “Aún no me has dicho cómo se inició este refugio”

“¿Qué, un?”

“Yo te lo he contado todo sobre mi hogar, pero tú no has dicho mucho del tuyo” dejó el pincel al costado de los papeles. “Sobre todo si tiene que ver con su historia.”

“Hummmm” el Kamizuru se llevó un dedo a la barbilla. “Supongo que puedo decírselo, un” respiró hondo. “Sucede que, a diferencia de muchos de los satélites, Yuga e Ishi son más antiguos que Iwa” movió la cabeza. “Esta era una zona turística muy visitada por la abundancia de aguas termales y bellos paisajes. Recuerdo que me contaron acerca del abuelo de mi abuelo, Ishikawa Kamizuru. Era un joven estudiante, se encontraba de vacaciones.”

“¿Muchos vacacionaban esa época del año?”

“Oh, sí, estaba llena de visitantes, incluso de algunas familias que venían a pasar un fin de semana o algo así” suspiró. “La plaga se inició más en el norte, las ciudades del sur no se vieron tan afectadas hasta que… hasta unos días más tarde. Entonces los turistas quedaron atrapados aquí, en las montañas” señaló el piso. “al principio era magnífico, estaban aislados y a salvo, el dinero aún tenía valor, los dueños los alimentaban… todo se acabó cuando se dieron cuenta de que la humanidad estaba perdiendo la batalla. Las cosas se fueron al diablo en ese momento. Los dueños echaban a sus huéspedes y de pronto los turistas se encontraron de patitas en la calle.”

“La cosa realmente iba mal, ¿eh?” asintió Sasori, observando un viejo mapa colgado en la pared de la habitación de su anfitrión. “¿Cómo fue que sobrevivieron?”

“No sabían qué hacer, muchos quisieron irse, pero no tenían cómo hacerlo ni a dónde ir. Ishikawa tomó el liderazgo en ese momento y subió a la parte más alta de la montaña. Ahí puso la primera piedra de Iwa, tomando bajo su mando a los que estaban ahí. Muchos se opusieron a su liderazgo, más terminaron por aceptarlo. Construyeron Iwa y pronto los que los echaron dependían de ellos para comer, tener agua, defenderse… todo.”

“Suena como una gran persona”

“Fue capaz de convertir tomar una situación desfavorable y convertirla en beneficiosa, esa es la verdadera moraleja de su historia, un” el tataranieto del hombre mencionó, observando sus manos. “También fue el primero que empezó a usar explosivos artesanales para desviar a los zombies lejos de nuestro hogar… aunque no podemos utilizarla tan a menudo. Sólo cuando hay una gran manada a la vista.”

“Entiendo” cogió una de las palomas que antes llevaba en el carro, poniéndole la carta y dejándola ir. El ave voló libre, agitando las alas mientras llevaba el mensaje. Sasori esperaba que llegara directamente a las manos de Raza y que este al menos considerara la opción de ayudarlos en momentos como este.

“Danna ¿cree que escucharán nuestra petición?” Deidara preguntó, rastreando con un pequeño y abollado telescopio el horizonte.

“Claro que sí, mi tío no se negaría a una petición de auxilio” ojalá que fuera así.

-En Suna-

“¿Quieres que a Sasuke le dé algo, dattebayo?” Naruto preguntó, arrastrándose en medio de la noche junto con Gaara por los pasillos estrechamente vigilados de la base militar que componía la colonia de Suna. “¿Por qué diablos me pediste que viniera en medio de la noche? ¿Te gustaría una caminata romántica a la luz de la luna?”

“No seas idiota, es algo completamente diferente” susurró el pelirrojo, haciéndole bajar la voz. “Lo último que quiero es hacer rabiar a tu inestable noviecito, eso sí que da miedo” se preparó para reptar, pero decidió voltearse en el último minuto. “Y para que lo sepas, no eres mi tipo. Me gustan un poco más listos, no tan dependientes de la suerte… ehhhhh, sin ofender.”

“No me ofendo” el rubio tuvo la sensación de que su nuevo amigo se llevaría muy bien con Neji Hyuuga. “¿Qué es lo que querías mostrarme?”

“Una vieja sala de reuniones” Gaara entró en ese lugar, mostrándole un gran mapa de lo que parecía una enorme isla. En medio de ese mapa había grabado un símbolo en tinta negra. El Sabaku se detuvo en frente de ella durante un momento. “Kusagakure… o al menos así se llamaba. Suna la destruyó en la última gran guerra por el alimento. Ya sólo quedan los campos salvajes.”

“¿Por qué la destruyeron?” inquirió el rubio, tocando el viejo papel. “Podrían haber hecho un trueque con ellos o quizás enviar a algunos para que sea una especie de satélite.”

“Los habitantes de ahí era extraños, comenzaron a adoptar algunas costumbres propias de zombies. Decían que creían que eso los protegería” el Namikaze bajó la mano. “Su líder se llamaba Zetsu Ootsutsuki… él literalmente se comía a las personas. Los suyos lo imitaban, así que… no teníamos más opción. Querían marchar sobre Suna para convertirnos en su comida, así que los matamos y sus campos pasaron a ser nuestros.”

“¿De verdad pasó así?”

“Claro, sucedió hace pocos años. Yo todavía era un niño cuando mi padre tuvo que combatirlos” sacó algo de uno de los cajones. Era una vieja radio. “Una vez entraron algunos… dios, tenía tanto miedo. Creí que iban a comernos” se detuvo un instante. “Tuve que dispararle a uno... delante de mis hermanos. Fue aterrador”

“Me lo imagino” miró el aparato. “¿Para qué es eso?”

“Podrían intentar comunicarse por medio de la radio, será mejor tener una” la movió para verla desde todos los ángulos. “Además me encantaría oír el programa de radio que emitían después del brote.”

Notas finales:

¿Qué les pareció? Creo que en un futuro cercano van a encontrarse las cinco aldeas principales. ¿A ustedes no les parece? Review!!


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