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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste el capítulo

“Muy bien, están listos” Nagato, junto con Konan, entraron en el lugar donde se habían reunido los hombres seleccionados por los Kages para integrar el equipo conjunto de las aldeas. Kakuzu levantó la vista con cara de malos amigos. Para él, semejantes acciones eran completamente innecesarias.

“Sí… ¿me explicaría alguna de ustedes inútiles lo que estamos haciendo aquí?” un bocazas del fondo del cuarto dijo, estirándose como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Con tan sólo echarle un vistazo supo de dónde venía el idiota. Ese vestuario y esa actitud tan relajada, como si no supiera nada del mundo… malditos montañeses, nunca se tomaban algo en serio. Seguramente vivir tan alto les había podrido el cerebro.

“¡Hidan, un!” alguien entró en la sala con una actitud más alegre de lo que debería, considerando a dónde había sido asignado. A su costado había un pelirrojo que lo seguía como un halcón con la mirada.

“¡Deidara! ¡Maldita sea, no debería ser necesaria una misión como esta para reunirnos!” los dos se abrazaron. Nagato reconoció en ese momento al que había entrado, era el nieto del Tsuchikage. Además, también era un miembro de excepcional talento del cuerpo de explosiones de Iwa. “¿Cómo has estado? ¡Desde que salimos de la escuela no nos hemos visto más que un par de veces!”

“Por ahí y por allá, un” señaló el otro, restándole importancia. “Debiste haber entrado al cuerpo igual que yo, seguro que te hubieras divertido. Y conocerías los territorios alrededor de nuestras montañas…”

“Chicos, chicos, silencio, por favor” el Uzumaki palmeó para recuperar la atención de sus compañeros. “Supongo que algunos de ustedes se conocen, pero preferiría que se presentaran para evitar problemas” paseó la vista, justo como hacía con sus anteriores subordinados antes de las misiones, y Kakuzu reconoció inmediatamente a alguien con autoridad. Y a un sobreviviente. Bien, al menos había alguien en quien confiar en este equipo de locos. “Ustedes dos de Iwa primero.”

“No soy de Iwa, soy de Yusa” comentó el peliplateado, un poco fastidiado. “En fin, soy Hidan. Suelen llamarme el inmortal” sonrió, acariciando un arma muy larga que cargaba a la espalda. “Me gané el apodo por salir sin permiso de las montañas y regresar sin ningún rasguño… bañado en la sangre de esos mamones” se rio de manera maniática. “Esta belleza se ha cargado a más putrefactos de lo que pueden imaginar.”

“Me alegra, serás perfecto para guardar los lugares entonces” dijo el líder, suspirando. “¿Y tú? ¿Por qué te envió tu abuelo?”

“Supongo que como castigo por haber demolido algunas construcciones de Iwa… de cuando en cuando, un” él también sonaba como un lunático. “algunas de mis obras de arte más volátiles han demostrado ser… peligrosas por decir lo menos, un”

“Me alegra saber que eres capaz de tirar un edificio con tus explosivos…”

“¡Hey! ¡Que es arte! ¡Hacer estallar las cosas con mis obras es un arte!”

“No le hagan caso, está un poco tocado por todas las cosas que le han estallado en la cara” Sasori se disculpó por el rubio, que le fulminó con la mirada por un momento antes de volver a relajarse. “Yo soy médico de campaña además de que soy muy bueno en trampas… que a diferencia de sus ridículos explosivos sí son un arte.”

“Danna…”

“Tranquilos, tranquilos, que van a tener que trabajar juntos” estaba seguro que si los combinaba podía llenar de metralla las bombas y herir a aún más zombies, lo que haría muy fácil eliminarlos. “¿Y el de Kumo?”

“De Taki” señaló Kakazu, suspirando. “He salido vivo de más misiones que cualquiera de ustedes. Todo esto” señaló su cuerpo, quitándose la camisa para que vieran las cicatrices que lo recorrían. “sin infectarme. Así que estoy aquí para asegurarme de que pasan su primera misión.”

“Me alegra contar con un veterano, pero no tendrían que haberse preocupado tanto por nosotros. Todos aquí somos profesionales” señaló el Uzumaki. “¿Kisame? ¿Por qué no les comentas a los demás?”

“Soy de los espadachines de Kiri” genial, un isleño. Si había alguien más inútil que los montañeses… “Soy muy bueno peleando, aunque no lo crean. Y participo en las operaciones de limpieza del mar” suspiró. “No se pueden imaginar la cantidad de cadáveres que hemos sacado del agua durante todos estos años. Si lo supieran no estarían tan dispuestos a realizar el viaje por agua.”

“Sin embargo, por el momento es el método más seguro” Nagato suspiró, asintiendo con la cabeza a Itachi. “Tú sigues”

“Itachi Uchiha” la comadreja dijo para todos los demás. “Soy el mejor analista y estratega en el campo, exceptuando tal vez a los Nara” se miró la mano. “También soy un buen peleador, estoy acostumbrado a operaciones de campo… mucho más.”

“Nagato Uzumaki, llevo guiando mi propio equipo en las excursiones de campo más tiempo que muchos de ustedes” paseó sus desconcertantes ojos violeta por ellos una vez más. “Y ella es Konan, se encargará de los reportes y también es mejor luchando que muchos aquí, así que no la hagan enojar. ¿Entienden?”

“Uffff, qué carácter” Hidan comentó, levantando las manos. No tenía nada en contra de que hubiera chicas en el equipo, pero esperaba que no le pidieran protegerla cuando las cosas se pusieran feas. Aparte de él mismo, sólo había una persona que se aseguraría de que saliera con vida de esta maldita pantomima y ese era Deidara. Nadie tocaba a su amigo si él estaba presente, era el único que tenía.

“Para nuestra primera misión” el Uzumaki abrió un mapa y colocó unos dibujos extraños en diferentes partes del mapa. “Tenemos que despejar las rutas por tierra a Kiri. Konoha no tiene suficientes botes de profundidad y Kiri de superficie para asegurar una ruta completamente por agua, así que parte tendrá que ser por aquí.”

“Entonces… ¿Hay que volar un puerto viejo? ¿Por eso me han traído aquí, un?”

“Claro que no, es demasiado combustible para volar sólo un puerto viejo” el líder sintió ganas de frotarse las sienes. “¿Ves aquí? Es un estadio donde se celebraban juegos de baloncesto” señaló la precaria construcción. “Parte del techo ha cedido, más será suficiente para enterrar al menos a un millón de ellos si lo hacemos bien” observó al experto en explosivos. “Necesitamos un mecanismo con tiempo y estar bien sincronizados. ¿Tienes algo así?”

“Claro, tengo mis mechas muy bien medidas” sacó algo de su bolsa. “Una así nos dará una media hora de ventaja” pasó el hilo por sus dedos. “Hay que empezar a contar atrás en nuestras cabezas tan pronto la comience… aunque creo que estaremos bien… eso si he calculado bien la longitud, un.”

“No quieren saber lo que pasa si no” Hidan se metió, temblando ligeramente. “Realmente, ahí probé los límites de mi supuesta inmortalidad”

“Bueno, tomaremos eso en cuenta” suspiró Nagato. “Itachi-kun” señaló a la comadreja, que se estiró antes de ir con él, echándole un vistazo a la estructura. “Haz tu parte. ¿Cómo vamos a hacer esto?”

“No tengo un plano exacto de él, así que hay que entrar y encontrar alguno… o al menos hacer un reconocimiento visual para descubrir los pilares de la estructura, descubrir los puntos débiles y colocar el combustible extra en las bases… sí, necesitamos combustible extra para aquellos que no hayan estirado la pata con el edificio cayéndoles encima” suspiró. “Y autos… para escapar antes de que los que escucharon el estallido vengan.”

“¿De verdad? ¿No va a haber masacre?”

“Hidan…”

“Sólo digo, siempre es divertido cuando dejo un reguero de muertos en mi camino… muertos inmóviles, quiero decir” el montañés simplemente se recostó, actuando como si todo fuese una broma.

“Hidan, hay que salir todos con vida de esto, un. ¿Entiendes?” asintió renuente. Le gustaba mucho deshacerse de esos descerebrados, pero no iba a jugar cuando la vida de su amigo estaba en sus manos.

“Bueno, ¿qué tienes en mente, roedor?” el Uchiha se sintió tentado a darle un gancho de derecha. “Dei prepara los explosivos, otros se meten a conseguir tu mapa y poner los tanques de combustible… no sé qué más, porque hasta ahí entendí”

“Más o menos eso, pero un grupo pequeño tendrá que actuar de distractor en caso de que haya ocupas en el lugar. Y como te gusta tanto masacrar a algunos de ellos…”

“Oh, sí, déjenmelo todo a mí”

“No lo vas a hacer sólo” el peliplateado refunfuñó. “Kakuzu irá contigo para asegurarnos de que no te mates en medio de la misión” ahora le tocaba al moreno protestar. “Sin excusas. Ustedes son los mejores para servir de distracción… eso si están a la altura de su fama.”

“Te sorprenderías, ratita” el ojivioleta se levantó, espolvoreando sus pantalones. “¿Cuánto tiempo tenemos para cumplir con la misión?”

“Una semana” avisó Nagato, señalando el mapa. “Después de eso tendremos que pasar a la siguiente construcción, un rascacielos que se mantiene en pie de milagro” rasguñó el dibujo. “El objetivo es llenarlo de muertos antes de echarlo abajo, erradicando al menos a mil de ellos” aspiró. “O al menos esas son las estimaciones del Hokage.”

“Y así iremos liberando los caminos de muertos… un trabajo de muchos años, si quieren mi opinión” Sasori comentó. “Y somos muy pocos. Los cadáveres son suficientes como para formar manadas que tardan días en pasar.”

“Pues sí, pero no hay manera. Luego recibiremos nuevos miembros y seguiremos con nuestros deberes” el Uzumaki se bajó de su lugar en un viejo escenario restaurando. Se encontraban en el refugio de la lluvia, que a partir de ese momento estaba bajo el mando del sobrino del Hokage. “Partimos hoy mismo, tenemos al menos dos días de camino hasta el estadio y si queremos estar a tiempo, hay que salir ya.”

“¿De verdad les tiraremos un edificio encima?”

“Claro, eso nos ayudará a eliminar algunas manadas grandes al mismo tiempo que liberamos el puerto lo suficiente como poder trazar la ruta por tierra hasta Kiri” aseguró Nagato, guiñándole un ojo a Itachi. Pronto hubieron cargado todos los materiales dentro de las carrozas metálicas y salieron del refugio.

“Nagato” Konan, que estaba cogiendo las riendas de los caballos, levantó la vista hacia él. “¿de verdad crees que es posible? Derrotar a todos esos muertos, limpiar el interior y establecer rutas seguras entre las aldeas… todo suena como un sueño. ¿Será realmente posible?”

“No lo sabremos hasta que lo intentemos, querida, no lo sabremos hasta que lo intentemos” respondió él, acariciando la hoja de su katana, la misma que había recibido cuando sus padres fallecieron en la gran horda del día del nacimiento de Naruto, peleando para que él pudiera vivir. El día en que prometió eliminar a esos malditos cadáveres putrefactos. “Y yo tengo toda la intención de intentar”

-En otra parte-

“Me sorprende que el Kazekage os haya dado permiso de jugar con esta cosa” Obito comentó, observando con interés las estructuras metálicas que se alzaban a su alrededor. El barco estaba muy bien conservado para su tiempo sin usar, más se notaba que los habitantes de Suna se habían encargado de cuidarlo muy bien. “Me muero por activarlo y presionar cada uno de los botones”

“No estamos aquí para jugar” Mangetsu Hozuki habló desde el piso superior, exponiendo los cables para ver cómo estaban. “Hay que reemplazar cada uno de los cables corroídos y probar cómo están funcionando. Luego reemplazar algunos por otras aleaciones…”

“Ya, ya, tranquilo” el Uchiha comprendía que iba a ser un trabajo de muchos años. Desmontó otro de los paneles para revisar lo que estaba mal dentro en el mecanismo interno, notó la cantidad de cables corroídos, suspirando ante la carga de trabajo que iba a tener pronto. “¿De verdad podremos echar a andar esta cosa?”

“Pues no… por ahora, al menos” Suigetsu asomó de adentro de uno de los muros, en el que estaba metido. “Hemos echado a andar muchos barcos, pero ninguno tan sofisticado como esta belleza” el sonido de palmadas les llegó con eco. “Andará con el tiempo, te lo aseguro”

“Genial” continuó trabajando. Naruto y Gaara se encontraban revisando la dirección y el sistema de armas en el puente de mando. Se los podía escuchar conversando animadamente sobre el reciente compromiso del pelirrojo con Neji Hyuga. “Oigan, ¿Qué crees que va a pasar una vez que esté terminado este barco?”

“El Kazekage quiere enviar un contingente al lugar donde se supone que fue fabricado el virus” Kankuro, que también era buen ingeniero, abrió otro de los paneles para revisar el interior. Lo primero que vio fue un par de tuberías rotas, a las que dio un par de golpecitos. “Y los otros Kages están de acuerdo.”

“Es territorio desconocido y, por lo que sabemos, nadie ha sobrevivido ahí” el peliblanco frunció el ceño. “¿De verdad piensan que enviar fuerzas allá es recomendable? ¿O siquiera cuerdo? No creo que quede nada ahí por descubrir.”

“Hay que intentarlo” Obito movió los cables, tratando de encontrar un sentido a cómo estaban acomodados y las estructuras a las que estaban soldados. Vaya, no iba a ser nada fácil. Ni siquiera estaba seguro de que existieran en todo el territorio que poblaban algunos los materiales necesarios para reconstruir aquella maquinaria. “Solo tenemos que arrancarlo. Recuerda que sólo tienes que arrancarlo…”

“¿Estás diciendo algo?”

“No, nada” comenzó a hacer dibujos de los lugares dañados. Naruto había sido capaz de reparar un helicóptero lo suficiente como para que despegara, tenía que haber una manera de conseguir que volara. Un equipo tenía que ser capaz de hacer moverse a ese armatoste. “Hay que acabar con esto.”

“Ese es el espíritu” siguieron revisando el interior del enorme barco, que parecía estar hecho de cables. Jalando algunos de ellos, los chicos consiguieron poco a poco abrirse paso por la enorme reliquia de unos tiempos que seguro fueron mejores en un sentido, pero peores en otro. Dibujando planos, revisando placas madre destartaladas, sacando algunos sistemas que no eran fácilmente reparables…

“Echemos a andar esta ballena”

-Días más tarde-

“Hay que ver lo que están dispuestos a hacer estos lunáticos” comentó Nagati al observar cómo Hidan y Kakuzu actuaban juntos, despejando una de las entradas que había quedado tapada después de la primera vez que entraron. Con la velocidad del rayo, corrió hacia el lugar, que tenía cuerpos tirados en el piso que prácticamente eran esqueletos. Caminó con mucho cuidado por los pasillos, fijándose de no hacer mucho eco por si todavía habían zombies en el lugar como los sonidos le hacían pensar.

“No, danna, hay que ponerla…”

“Shhhh, están haciendo demasiado ruido” los regañó el líder, observando cómo colocaban los explosivos en una columna con soportes metálicos que apenas aguantaban el peso. “¿Cómo va la operación?”

“Fantástico, esta es la última, un” el del cuerpo de explosivos señaló, terminando con su trabajo. “Ahora hay que salir de aquí antes de que esas cosas nos perciban” conectó la última mecha, retirándose con cuidado. “Y que conste que he tenido que hacer milagros para que esto funcionara. Todo este sitio está tan mojado que…”

“Hablaremos de cómo el agua le hace mal a tus bombas más tarde, ahora ven conmigo” lo agarró de la mano Sasori, que se había encargado de meter trozos de metralla simples en algunos sitios específicos para que causaran daño a los muertos que se vieran atraídos por la explosión. “Tenemos que salir de este lugar antes de que detonen.”

“Tranquilo, un, todavía debo encenderlos”

“Y aún nos falta el toque final” Nagato sacó un pequeño regalo de Naruto de su bolsillo, un pequeño reloj alarma rosa que en otros tiempos debió de ser muy vistoso.

“¿Qué demonios es eso?” les sonrió a sus hombres de manera pícara antes de encenderlo y conectarlo. No funcionaba por mucho tiempo, así que debían darse prisa. En medio de su salida apresurada, Deidara estornudó por el polvo. El eco se escuchó por toda la construcción, haciendo que en seguida se escucharan los gritos de los cadáveres acercándose a ellos.

“Tenías que hacerlo, ¿verdad?” el líder echó a correr hacia la salida, consciente de que iban a contrarreloj. Apenas consiguieron salir a tiempo para evitar la avalancha de enemigos que se les venía encima, siendo seguidos por sus dos guardias y los demás miembros del equipo. “¡Enciende esa cosa de una buena vez!”

“¡Tengo que llegar al extremo de la mecha, un!! ¡O no saldremos a tiempo!!” Hidan rodó los ojos sin poder creer su suerte. Felizmente en ese momento se escuchó la alarma, haciendo eco por todas partes y llevándose a los muertos. Sabiendo que era un arma de doble filo, se apresuraron al refugio, donde Itachi le alcanzó al rubio una antorcha.

“¿Seguro que funcionará?”

“Claro que funciona, un” respondió con una sonrisa psicópata. Puso con cuidado en el piso el fuego, para luego meterse en la seguridad del camión. Pronto muchos más zombies estaban llegando, con sus gritos espeluznantes, precipitándose al interior del estadio. El estallido no se hizo esperar y pronto todo voló en pedazos. El techo cayó sobre sus víctimas y la metralla partió a muchos de los que estaban en las inmediaciones. Hubo algunos impactos en el camión, pero por el momento los del interior estaban bien. “Esto sí que ha…”

“Guarda silencio” Sasori le tapó la boca a su prometido antes de que gritara. “El estallido se habrá escuchado a kilómetros a la redonda, muchos más vienen en camino.”

“Y creo que ya están llegando” Konan, la vigía, observó por uno de los agujeros cómo un enjambre enorme de esas cosas llegaba a la zona, con las fauces abiertas del hambre. Entonces vieron uno de los espectáculos más inusuales del mundo, el canibalismo… en el más extraño de los sentidos. Aquellos que estaban completos se abalanzaban sobre los que estaban en trozos en el piso y comenzaban a comer sus pedazos pútridos. Todos estaban asqueados por el horrible espectáculo.

“Yo… ¿Qué…?”

“No mires” Nagato la abrazó contra su pecho, acariciando su cabello mientras cerraba sus propios ojos ante el horror. Pronto todos estaban apartando la mirada, intentando no respirar el horrible olor que salía de las entrañas de los seres que eran comidos por sus semejantes. Y posiblemente ni siquiera era por hambre, sino por alguna crueldad que quedaba en sus cerebros o incluso por piedad torcida. Sólo una cosa buena había: los muertos estaban haciendo su trabajo por ellos.

Notas finales:

¿qué les pareció el surgimiento de Akatsuki? ¿Y qué hay del barco destructor, creen que podrán repararlo? Review!!!


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