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El fin del mundo y más allá por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les haya gustado el fic. 

“Los he llamado aquí para decirles algo importante” Minato habló a los oficiales más jóvenes de los exploradores. Sasuke y Naruto estaban presentes, habiendo dejado a los niños a cargo de Kushina; también Sai, Shikamaru, Temari e Ino, junto con muchos del antiguo grupo de la escuela… los que quedaban. Ya no eran adolescentes, eran guerreros hechos y derechos, habían vivido mucho y, a sus veinticinco años, se les consideraba los mejores veteranos de Konoha. “El barco de Suna está listo y…”

“Quieren que vayamos fuera de nuestro territorio” finalizó el rubio menor. Su padre le sonrió débilmente. Desde hace poco el cuerpo del Hokage comenzó a debilitarse, lo que hacía dudar a su hijo si debía ir en la misión. “¿De verdad es el mejor momento? Se están instalando líneas de tren y…”

“No te necesitan, Obito y los otros lo tienen controlado” le restó importancia el líder de Konoha. “Aparte, hemos estado viviendo en paz desde que las labores de limpieza en el interior comenzaron. Estamos seguros de que no hay un mejor momento que este.”

“Entonces enviarán una misión al continente” comentó Sasuke, apartando un mechón de cabello de sus ojos. “Considerando que bien podría estar mandándonos a una zona muerta, supongo tiene razón en pensar que no hay mejor momento. No hemos tenido noticias de mal clima, los graneros están llenos y el invierno al parecer será leve. Sin contar a los muertos, no tendremos nada de qué preocuparnos.”

“Sí, es justamente eso” el Yondaime suspiró, cansado. “Va a ser una incursión corta, no podemos permitirnos más. Sólo un viaje de prueba, ponen un pie en el mundo exterior y vuelven al barco. Si ven personas entonces pueden pasar unos días en su compañía, pero nada más. El barco todavía necesita modificaciones mayores si hay que hacer una travesía hasta los Estados Unidos.”

“Estados Unidos, la cuna del virus” murmuró Naruto, pensando en lo que una ida ahí significaba. “Nos será un poco difícil llegar hasta allá.”

“Más que un poco. Y podrían haber muchos imprevistos en el viaje” Minato observó directamente a los ojos de su hijo. “Por eso quiero que se lo piensen muy bien antes de aceptar la misión. Los que decidan rechazarla no se preocupen, habrán voluntarios de todas las aldeas, incluidos los satélites de las cinco principales. Serán más que suficientes sin ustedes. Sólo vayan si están dispuestos a sacrificar sus vidas. Mañana estaremos reunidos en la plaza de la vieja escuela para escuchar quienes aceptan la misión.”

“Padre, perdona por la pregunta, pero… ¿Por qué no envían a Akatsuki?” los dos Namikaze se miraron por un momento antes de que el Hokage tosiera un poco.

“Akatsuki está copada con la protección de las vías en construcción. Hasta ahora toda ha ido bien, más no pienso permitir un desastre como el del año pasado. Casi perdemos a toda la masa de ingenieros por culpa de ese descuido.”

“Entiendo” se puso firme, adoptando la pose que era tan famosa en Suna. “Nos lo pensaremos, dattebayo.”

“Sí” Sasuke salió detrás de su esposo de la oficina de su suegro. Ambos se dirigieron a su casa, a la que ambos se habían mudado después de que sus niños cumplieron un año. “Itachi me ha enviado una carta” dijo de repente. “Lo han evacuado de vuelta a Kirigakure tras contraer la neumonía. El médico no sabe si se recuperará.”

“Lo hará, es fuerte… y tiene una muy buena razón para hacerlo” el rubio se sentó en su pequeño colchón de lana de oveja. Su cuñado era una persona muy fuerte, cualquiera que hubiera trabajado en Akatsuki durante años lo era. Además Kisame y sus hijas estaban con él, lo que le daría más ganas de pelear. “No es de eso de lo que quieres hablar, ¿verdad?” el otro negó con la cabeza. “Estás pensando en aceptar esa misión… que los dos aceptemos.”

“¿Qué tiene de malo?” inquirió, cruzándose de brazos. “Desde que tengo memoria hemos querido explorar lo que ningún otro puede. Esta es una oportunidad de oro, no sé cómo piensas en dejarla pasar.”

“Ya no somos unos niños, Sasuke” miró sus manos. “Ahora tenemos más responsabilidades, no podemos irnos de viaje de graduación como dos mocosos desobedientes que se creen capaces de alcanzar todo lo que el mundo tiene que ofrecer. Aparte, este no es el mejor momento de irnos. Papá está enfermo, están construyendo el tren, tu hermano podría estar en peligro, los niños nos necesitan… no, irnos es lo peor que podríamos hacer.”

“Tu padre lo ha dejado en claro la otra vez, no quiere que te preocupes por él. y tú mismo lo has dicho, Itachi va a sobreponerse a esto. Los niños… ellos lo entenderán. Saben que es por el bien de todos. Hay que encontrar la fuente del virus y la cura si es posible. Es la única manera en la que reconstruiremos este mundo para ellos” el pelinegro tomó sus manos. “Tomemos esta misión, igual que tomamos las otras anteriores a esta.”

“Yo… déjame pensarlo” salió de la casa, cerrando la puerta detrás de él. No quería admitirlo delante de Sasuke, pero la verdadera razón por la que no quería ir es que no deseaba perder a su esposo ni a nadie más. En esa isla que conocían tan bien se sentían a salvo. Era grande, pero… nada que ver con un continente entero. Y había estado llena de muertos hasta hace algunos años, tan llena que enjambres enteros de ellos se agrupaban de tal manera que parecían auténticos tsunamis. Un continente sería…

“Parece que estás dudando” Minato se le acercó, apoyado en un bastón. Se le veía demacrado, pero aún lo suficientemente fuerte como para realizar sus funciones. “¿Puedo sentarme?” preguntó, señalando el banquillo en el que estaba sentado. ¿Cuándo lo había hecho? Ni siquiera se había dado cuenta de que se había sentado ahí. “¿Por qué dudas? Siempre has querido ser el primero en ir a territorio desconocido.”

“¿Por qué me lo pides? Hay muchas cosas que hacer aquí. Está la construcción de los trenes, los cargamentos que tenemos que tenemos que enviar y traer, los barcos necesitan reparaciones…” se volteó hacia su padre. “Y tú no estás bien, necesitas que esté aquí”

“¿Sabes que cuando estás hablando de algo serio se te va ese tic de dattebayo?” sonrió con una expresión de complicidad. “Es algo que compartes con tu madre… al igual que esa manía de cuidarme” tosió un poco. “No te preocupes por mí y no dejes que te limite, yo ya he vivido mi vida, una vida más larga de la que han tenido muchos.”

“Lo dices como si ya estuvieras condenado a muerte…”

“No, pero quizás” el mayor admitió. “Orochimaru me revisó lo más que pudo. Aparentemente el problema es mucho más grave lo que pensaba, así que programó una cirugía para revisarme el tracto respiratorio. No sé si podría resistir algo como esto. Y si lo hago, no hay ninguna garantía de que pueda sanarme.”

“Más razón para quedarme contigo y con mamá…”

“Nah, te necesito en la expedición, ¿de acuerdo?” el otro dijo. “Sé que dije que era decisión de cada uno participar, pero no hay nadie más a quien lo confiaría una misión de este calibre. Tienes un don para unir a la gente que nos hará falta, sobre todo si nos encontramos con sobrevivientes en el continente” bajó la mirada. “Pueden ser hostiles y necesitaremos una persona con don de gentes para negociar con ellos… al igual que en Estados Unidos”

“¿Cómo puedes saber que soy la persona correcta para hacer ese tipo de labores?” preguntó el joven, que sentía que debía ir, más todavía estaba reticente por la sensación que tenía de que debía acompañar a su madre durante este doloroso momento.

“Te conozco mejor que nadie. Yo te he visto nacer… y he visto al hombre en el que te has convertido” aspiró un poco trabajosamente. “Sé que podrás hacerlo, tengo plena fe en ello”

“¿De verdad?”

“Todo buen padre confía plenamente en sus hijos, y yo entre todos tengo razones de más para poner esos asuntos en tus manos” lo tomó de ellas. “No te preocupes por mí, te prometo que aún estaré aquí cuando regreses. Sólo… sólo regresa, ¿sí?”

“Aún no he aceptado la misión y ya hablas como si estuviera a punto de irme”

“Porque sé que aceptaras” Minato gruñó al pararse, sintiendo que le faltaba un poco el aire. “Mañana en la asamblea será un gran día. Quiero verte ahí, ¿bien?”

“Como digas, papá” los dos se despidieron. Esa noche Naruto habló con su esposo, con calma, decidiendo ambos el rumbo que deberían tomar. Y en la reunión al día siguiente, con prácticamente toda la aldea presente, el Hokage hizo el llamado desde un escenario que habían montado en el centro. Cuando lo escucharon, los habitantes se quedaron en completo silencio, pensando en lo que les esperaba fuera del territorio que conocían.

“Debe estar bromeando, nadie ha ido a esos sitios en años” murmuraba una mujer. El rubio la conocía de la repartición de suministros, le gustaba esparcir chismes mientras recogía el pan para su familia. Y parecía que convencía a los demás que todo lo que salía de su boca era verdad. “Estarán llenos de esos monstruos.”

“Dicen que en Estados Unidos tenían preparada una cura” otro hombre murmuraba. Era un viejo, que se divertía hablando ahora que sus días de gloria habían pasado. “Es ahí a donde tenemos que ir, no a otras partes.”

“Hay que…”

“Yo me ofrezco” Naruto dio el primer paso adelante, sorprendiendo a todos. Esto le dio coraje a los demás, porque entonces otros jóvenes comenzaron a dar pasos adelante para formar parte de la expedición al continente.

“Yo me ofrezco” Sasuke se adelantó a su costado.

“Yo me ofrezco” Ino también lo hizo. Sai simplemente dio un paso adelante. Cuando no estaba en el escenario solía ser muy silencioso, aunque como siempre se encontraba al lado de su mujer no se notaba mucho. Ella hablaba por dos, después de todo.

“Yo me ofrezco” Shikamaru dijo antes de bostezar. Reconocía la necesidad de alguien con cerebro en el equipo, alguien que pudiera sacar a los demás de problemas. Chouji se presentó con él, junto con algunos voluntarios más.

“Se van a embarcar en la más grande de las aventuras… y posiblemente en el más peligroso de los viajes” el Hokage anunció con toda seriedad. “No sabemos lo que nos espera más allá de las costas de nuestra isla, ni siquiera si hay otros humanos como nosotros. Podemos bien ser el último afortunado reducto de humanidad… pero no lo creo. Nuestra luz no se apagó, la de ellos tampoco debería apagarse con tanta facilidad. Es hora de abrirnos al mundo” levantó una copa que sus ayudantes le presentaron. “Por la victoria”

“Por la victoria”

-Unas semanas después-

“Relájate, el tren es el modo más seguro de viajar” Shikamaru, que masticaba un pedazo de pan mientras avanzaban por los territorios inhóspitos entre Konoha y el refugio de la lluvia. Naruto no le hizo caso, despierto por la preocupación. Hace poco Orochimaru había realizado la cirugía de su padre, encontrando un tumor en su pulmón. Fue capaz de removerlo y mantener con vida a Minato con sus artesanales medios, más no estaba seguro de si su cuerpo seguiría consumiéndose o no.

“Creo que seguiré vigilando, no quiero que esas cosas nos sorprendan antes de la parada” el tren no era cien por ciento seguro, solía sufrir averías y tenían que pelear para defenderlo mientras lo ponían a funcionar. “Seguiremos en tren hasta Kumo, desde ahí habrá que seguir en carrozas hasta Suna...”

“Donde se nos unirán Gaara, Neji y los voluntarios que hayan reunido allá, lo sé” el Nara se sentó frente a él, sirviendo una taza de café. “Escucha… sé que estás preocupado por tu padre, pero no conseguirás nada pensando en ello durante toda la misión. Es más, así conseguirás que te maten y sé que no quieres eso” le dio un sorbo a su bebida para calentarse. “Presta atención a la misión.”

“Sí, lo sé” miró por las aperturas entre los fierros de las ventanas. Se podían ver formas afuera, avanzando en la oscuridad. Los muertos no se detenían con nada, ni siquiera con las auténticas masacres que habían sufrido en los últimos años. “Sasuke estaba preocupado por Itachi. El pobre lleva enfermo un tiempo y…”

“Dile que tranquilo, se recuperará” le restó importancia el Nara. “Cuando partamos a bordo del Quest, yo quiero ver lo que queda de la Torre Eiffel, del Big Ben y las maravillas del mundo antiguo…”

“Ehhh, que no vamos a todos esos lugares, dattebayo” Naruto se rio. “Vas a tener que esperar un poco” los dos siguieron bromeando hasta que el rubio consiguió conciliar el sueño. Su viaje continuó, pasando por el refugio de la lluvia y desde ahí a Kumo. Durante todo el trayecto los acompañaron los gemidos de los cadáveres, que nunca dejaron de asechar su transporte. Al llegar a Suna a bordo de las carrozas metálicas, recibieron nuevos uniformes, al estilo de los que usaban los antiguos de Konoha, y a un pasajero muy especial.

“Hello” levantó la mano para saludar. “Soy Chukichi, vengo de Kirigakure”

“Lleva un tiempo aquí… para instruir a Gaara y a Neji” explicó Raza, carraspeando. “Según las fuentes que se conservan, es posible que los demás pueblos no hablen el mismo idioma que nosotros compartimos. Por esa razón decidimos enviar con ustedes un intérprete y traductor, de preferencia conocedor de un idioma universal. Chukichi, por alguna extraña razón, conservó junto a su familia la tradición de hablar en… inglés, creo que es.”

“Sí, inglés” jaló las cuentas que rodeaban su cuello. “Era un idioma que todos consideraban importante conocer antes y supongo que lo seguirá siendo… o al menos se habrá conservado un poco”

“Esperemos que así sea” coincidió Naruto, despidiéndose formalmente del Kazekage y subiendo al barco. Pronto todos estuvieron a bordo y fue hora de zarpar. El Quest se movió lento, sus motores recién reparados no podían aguantar mucha velocidad. Suigetsu estaba al volante y declaró alegremente que se iniciaba la expedición al mundo exterior. Y así fue. Pasaron un tiempo en altamar, días, hasta que consiguieron anclar en tierra firme. Descendieron a tierra, esperando el ataque de los muertos y así fue. Muchos de ellos atacaron. La sorpresa fue encontrar gente viva, gente que los ayudó. Hubo problemas para comunicarse, pero finalmente entendieron. Estaban en Corea y a la gente le daba gusto verlos.

Y Minato tenía razón, su don de gente había resultado ser vital para la misión. Con el poco inglés que pudo aprender de su traductor y su carisma avasallador, el Uzumaki pudo granjearse la confianza de los pueblos que visitaron, no sólo en Corea, sino también en muchas partes del mundo al que el Quest fue a parar. Su viaje no se detuvo solamente en Corea, sino que también fueron a China…

“¿Qué les parece esto, niños?” Sasuke los mostró a sus hijos y sobrinas un medallón de jade que le habían regalado en el exótico país con el que compartían un lazo cultural sin saberlo. “Vimos cosas maravillosas ahí. Ojalá hubieran podido verlo, hay grandes palacios y tumbas magnificas de los antiguos emperadores… tuvimos que despejarnos el camino al visitarlas. El tamaño de su población era tal que los zombies prácticamente parecen un mar…”

Recorriendo el camino pegados a tierra continental en el siguiente viaje llegaron a Taiwan, Tailandia, Malasia y la India, donde hicieron contacto con poblaciones de supervivientes. En Taiwan especialmente las cosas iban bien. Era una isla pequeña, la desinfección se podía realizar con más éxito que en un enorme continente.

“En la India de verdad hay elefantes” Naruto decía con suavidad, sentado al lado de la cama de su padre, que sonreía a pesar del dolor. Kakashi acababa de tomar todas sus funciones como Hokage por su inhabilidad de levantarse de la cama. Kushina estaba a su costado, intentando lucir contenta para su marido moribundo. “Dicen en China que también tienen ingenieros y materiales para ayudarnos con el Quest, a mejorar las reparaciones… una fábrica ya se está encargando de nuestras partes.”

“Y supongo que hay algo que desean a cambio, ¿verdad?” el Hokage trató de contener la tos para hablar, mirando por un segundo la hilera de recuerdos que su hijo le traía de todos sus destinos en la mesa al lado de su cama.

“Que algunos de los suyos se unan a nuestra tripulación para descubrir nuevos territorios. Están ansiosos por llegar a una parte llamada Europa… dicen que ahí podemos encontrar algunas pistas sobre lo que se cocía en las entrañas de R-corporation.”

“Pues… que el siguiente viaje sea directamente a Europa” respiró hondo. “Lo he visto en los mapas, deben poder llegar tras algunos meses de viaje…”

“Preferiría quedarme en…”

“Oh, no te preocupes por mí. ¿No te lo dije? Resistiré hasta que regreses” prometió. “Ve a Europa, pasa algunos meses ahí y termina con tu misión.”

“Creí que mi misión era llegar a Estados Unidos”

“Y lo harás, después de llegar a lo que está más cerca” levantó la mano para que la tomara. “Estate tranquilo, todo estará bien aquí. Kakashi se encarga de nosotros. Busca las pistas de las que hablaban, reúnelas y entonces quizás tendremos una mejor comprensión de la enfermedad de lo que siempre hemos tenido.”

“Padre…”

“Vuelve con respuestas, hijo, es todo lo que te pido”

“Sí, lo haré” partió en el siguiente viaje. Recogieron al resto de la tripulación en los distintos países que visitaron y se dirigieron directamente a Europa. Pasó más tiempo de lo estimado antes de que llegaran e incluso tuvieron que realizar un par de paradas de emergencia en Egipto, Sudáfrica y Marruecos para conseguir más suministros; pero lo lograron. Pisaron España tras meses de viaje, donde estuvieron muy sorprendidos de verlos. Después de todo pensaban que los únicos lugares donde había supervivientes eran Portugal e Italia. Los recibieron muy bien, incluso organizaron una corrida de toros para festear su llegada. Desde ahí siguieron a ambos sitios, donde los Italianos informaron de un encuentro con una tropa del norte de Francia. Siguiendo el camino de pistas, llegaron a Paris, donde Shikamaru cumplió su sueño de ver la Torre Eiffel, que milagrosamente se mantenía en pie. En un acentuado inglés, fueron informados de que en Alemania existía una antigua sucursal de R-corporation, pero tendrían que hacer el viaje por tierra. Un poco renuente, Naruto reclutó a algunos cuantos guías franceses y se aventuró con su banda al interior. Lograron alcanzar sitios tan remotos como Berchtesgaden, donde había mucha gente por estar protegida por las montañas. Ahí encontraron papeles de la R-corporation explicando algunas cosas del virus, pero nada más. Un poco desanimados regresaron, sólo para ser informados por Gaara que el Quest con la tripulación restante llegó por accidente al Reino Unido. Fueron con ellos, incluso saludaron al rey Arturo…

“Parece que se divirtieron mucho” Minato comentó a su regreso, divertido. Estaba muy enfermo, se podía decir que al borde de la muerte, más aún así había resistido para verlo volver. “Me da gusto… también que hayan visto más de lo que cualquiera de nosotros verá” tosió. “Ahora comienza la prueba real”

“Sí, ahora comienza” el Yondaime murió esa noche, por lo que se decretó un tiempo de duelo. Naruto se quedó mirando la tumba de su padre durante horas, recordando cómo había tenido que atravesarle la cabeza con su espada para evitar su conversión. “Te lo juro, papá” la tocó con suavidad. “Descubriré lo que es esta maldita enfermedad… y encontraremos una cura. Lo prometo.”

-Mucho tiempo después-

“¡Retirada! ¡Retirada!” la chica gritaba, dirigiendo a sus tropas lejos de la batalla. No debía tener más de veinte años, pero ya estaba en medio de una gran batalla, con su largo cabello negro fuera hondeando a su alrededor. Sujetó sus espadas, dispuesta a ir directamente contra un completo huracán zombie. De repente una gran figura apareció en el mar y desde ella comenzaron a dispararles. Sorprendida, se quedó viendo eso como pasmada. No solía pasar esto en las costas de Miami.

“Hola, por poco no” dijo un rubio en un entrecortado inglés. “Soy Naruto. ¿Y tú eres…?”

Notas finales:

Hola!!! Ojalá lo hayan disfrutado. La próxima parte, porque seguro que voy a escribir una ahora que han llegado a América, seguro los va a sorprender. Estoy pensando en hacerla crossover... ¿pueden adivinar con qué otro anime? Review!!!


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