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Algo diferente/Zosan por Carla-greta

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-¿qué fue lo que dijiste?- pregunta con rabia el rubio -
- que no te metas en donde no te llaman

Llevaban toda la mañana peleando porque Robin había comenzado a llorar tras recibir una carta, y Sanji, como el caballero que es, quiso ir a consolarla pero Zoro se enojó sin motivo y no lo dejó acercarse.

Nami lo veía todo intentando decidir qué hacer, los sentimientos de Zoro por el rubio eran cada vez más obvios y ella no podía seguir así, nunca se había sentido como una persona con las posibilidades de manipular a alguien, al menos no voluntariamente por lo que decidió que lo mejor sería encararlo y advertirle.

- ¡déjame en paz maldito marimo! - exclama Sanji molesto-
- ¡¿a quien le dices marimo maldito cocinero pervertido?!
- ¿a ti o acaso hay alguien más con cabeza de alga en el barco?
- tú...
- ya dejen de pelear - los regaña, no lograría nada si Zoro terminaba matándolo-

Entonces, cuando Sanji estaba por darle una patada, empalideció y retrocedió con un gesto de culpa. Eso era extraño en él.

- ¡ah!, creo que deje la cocina encendida- exclama con culpa antes de correr hacia esta-
- ¡ja!, torpe- se burla Zoro al verlo irse-

Probablemente debería dejarlos así por un tiempo más, era posible que se estuviera equivocando y haciendo un drama por nada, si, Zoro podía ser un idiota algunas veces pero no creía que lo fuera tanto como para buscar algo con alguien como Sanji, sobre todo en su posición.
O al menos eso pensaba hasta que Zoro continuó mirando el camino por el cual se había ido el rubio, con una mirada de añoranza y leve arrepentimiento.

-Tiene que ser una broma- murmuró cansada-

Era tan extraño que no se le ocurría como comenzar la conversación por lo que decidió ser directa y poniéndose las manos en la cintura le preguntó:

- ¿te gusta Sanji verdad?

Su expresión fue cambiando poco a poco, primero a una de sorpresa y luego apareció un muy ligero sonrojo en sus mejillas, Nami suspiró ya que la respuesta era obvia, quién diría que el peliverde sería tan transparente con respecto a sus sentimientos. Pero aun a pesar de la preocupación que le causaba, quería molestarlo un poco, era inevitable, después de todo eran como hermanos.

- no sé de dónde sacaste esa ridícula idea- mira hacia un lado-
- ¡oh por dios!- exclama antes de romper en estruendosas carcajadas- oh no lo puedo creer, realmente te gusta. –se tapa la boca para controlarse un poco-
- claro que no - dice con voz grave y amenazante, pero aún con el sonrojo -
- admítelo ya hombre, es evidente.- si, estaba siendo infantil pero verlo de esa manera era muy cómico-
- ¡que no! - exclama molesto- deja de inventarte tonterías como esa.

Tenía que buscar otra manera de hacerlo confesar, conociéndolo no era muy difícil, así que lo miró y se preparó para provocarlo usando una voz aguda y fastidiosa:

- bueno, si tú lo dices - se cruza de brazos y suspira - nunca pensé que fueras de los tímidos...
- ¡no soy tímido!
- ... como una tímida doncella…

Entonces Zoro golpeó con fuerza una de las paredes del barco para después exclamar con rabia y vergüenza:

- pues sí, ¡sí me gusta! Y no soy tímido, ¡¿alguien tímido le diría?!
- ¿se lo has dicho?- pregunta sorprendida-
- no, ¡pero lo haré! - camina de decidido hacia la cocina -

Nami quedó atontada por un momento antes de notar su error y correr detrás tras él para detenerlo jalándolo del brazo, él continuó caminando mientras la llevaba colgada:

- ¡para ya imbécil!- grita- no puedes decirle o no te creerá y pensará que quieres jugar con el - explicó lo primero que se le vino a la cabeza-
- ¡no me importa!, se lo diré ahora... nadie me dice tímido- susurra con las mejillas sonrojadas-
- ¡busca un mejor momento! ¡Ahora se enojará y no te creerá!

Siguió así por un rato hasta que logró convencerlo de esperar un mejor momento, luego lo encerró en su cuarto para asegurarse.

A la hora del almuerzo vieron sorprendidos como Sanji aún no terminaba de cocinar por lo que se sentaron todos a esperarlo, les sorprendió lo rápido que era.

- Sanji-kun si te falta mucho para terminar puedo ayudarte- sugirió Nami al ver cuando se apuraba-
- no, tranquila Nami san, ya casi termino- le sonríe de lado, Nami escucho a Zoro gruñir en voz baja-

No lo dieron más importancia y se sentaron a esperar, Nami no despegó la vista de Zoro en ningún momento, no podía descuidarse. Al final les sirvió y se quedó limpiando y ordenando la cocina mientras todos terminaban de comer.

Ese día no almorzó y se quedó lavando los platos, Zoro estaba dispuesto a decirle todo en ese momento pero Nami se le atravesó y volvió a jalarlo hacia dios sabe dónde.

Zoro:

En la tarde, cuando pudo librarse de su mandona capitana fue a buscar a Sanji. Evidentemente lo encontró en la cocina, y se decidió a confesar su amor. Nadie le decía tímido y pensaba que era hora de confesarse, había descubierto lo mucho que el rubio llamaba su atención, no podía llamarlo enamoramiento pero era un gusto al fin y al cabo, después de todo no lo conocía de verdad.

Cuando entró lo vio comiendo algo semi-negro en un tazón:

- ¡¿qué estás comiendo?!- se horroriza-
- zoghrro- susurra con la boca llena antes de tragar- se me quemó la comida que preparé primero y me la estoy comiendo- explica con simplicidad-
- pero, está toda quemada y así te enfermarás!- no podía creer lo que veía-
- claro que no- replica antes de volver a tragar- la comida no se desperdicia.
- pero...- se queda atontado al ver al rubio terminar de comer y mirarlo fijamente- bueno, ¡a lo que venía!
- ¿qué quieres? - pregunta empezando a fastidiarse-
- ¡me gustas!- exclama casi con furia, haciéndolo retroceder dos pasos por la impresión- ¡así que hazte responsable!

No quería decir las cosas con tanta agresividad pero debía dar a entender que sus sentimientos eran como tan rudos como él.

- ¿qué dices?- pregunta sorprendido -
- ¿por qué me haces repetirlo?, ¡dije que me gustas!
- ¡¿qué te hace creer que puedes ponerte así conmigo?! - exclama Sanji- tanto te desespera que las chicas no quieran nada contigo?!
- ¡no es eso!, ¡hablo enserio cuando digo que me gustas!
- ¡no te creo!

Entonces lo acorraló contra la pared haciéndolo enojar y antes de que pudiese patearlo, detuvo su pierna con su mano y le dio un beso rápido y profundo que lo atonto por algunos segundos.

Cuando lo soltó se separó rápidamente ya que sabía que el rubio querría matarlo:

- ¡¿qué te pasa?!
- ¡ya te lo dije!
- pues no te creo , ¡vete a intentarlo con otro idiota! - estaba dispuesto a patearlo si seguía con eso-
- ¡¿por qué no me crees?!- pregunta aún más molesto-
- siempre me molestas y me haces caer, ¿acaso eres como un niño que jala las trenzas a la niña que le gusta?, no seas infantil, sé que me estás molestando- se cruza de brazos-
- ¡claro que no!-exclama con rabia y algo de vergüenza, realmente se había comportado como un idiota- ¡te probaré que me gustas y ya verás que acabarás perdidamente enamorado de mí!
- claro que no idiota- lo mira molesto-

Zoro le dio una media sonrisa para probar que su postura y ceño fruncido no funcionaría con él, y después, dio media vuelta para salir de allí.

Ahora lo único que tenía que hacer era averiguar cómo enamorarlo.

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