-Enseguida le traigo su orden señor
Con una reverencia se retiró a entregar el pedido, tan pronto como terminaron las clases fue directo al restaurante donde trabaja medio tiempo, ni siquiera pudo verse con Hangeng como lo había prometido.
Al menos le avise a Henry.
Por suerte la tarea de ese día era poca, así podía laborar en la noche sin distracciones. Tenía tres trabajos y de ellos sólo uno era estable… el del bar y era ese lugar el que le proporcionaba más ganancias. Fue su propia madre quien lo presentó ante el dueño a la edad de 15 años, desde entonces tuvo que soportar las miradas y proposiciones lascivas, la mayor parte de su dinero iba directo a sus padres, ambos sabían que día le pagaban y se lo arrebataban, Yesung por supuesto no ponía resistencia, su deber como hijo se lo impedía, de cualquier forma las propinas y el resto del salario eran para él solo, con eso compraba su ropa y comida para la casa.
-Para ser lunes esta algo pesado, ¿no crees?
-Sí, el local está agarrando fama
-Creo que es por nosotros, somos la imagen después de todo
La actitud de Seungri era alegre y espontánea, siempre lo veía rodeado de gente que lo quería, su personalidad amable y cariñosa era para envidiarse. Frente al local una sombra entre los arbustos lo hizo ponerse alerta, pero se relajó al notar de quien se trataba, era nada más y nada menos que Jiyong, aquél hombre con melena verde que se moría por su amigo.
-VI –lo nombró con cautela.
-¿Qué ocurre Ye?
-¿Cómo vas con GD?
-¡Pff! –resopló. -El ingrato aún no me ha pedido que sea su novio
-¿No?
-No, lo único que me ha dicho es que no quiere compartirme con nadie porque le pertenezco, ¿puedes creerlo? –casi arroja la charola del coraje.
-… ¿Y que no es exactamente lo mismo?
-¡Por supuesto que no Yesung! Lo que yo necesito es que de la boca de ese creído salga la frase “Te amo tanto y necesito que seas mi novio”
Reí con fuerza, la seguridad con la que hablaba lo contagiada en algunas ocasiones.
Seungri siempre trataba de animar a Ye, su aspecto reflejaba tanto tristeza como moretones, al principio de conocerlo sospechaba que sufría de maltrato, misma que fueron acertadas cuando lo vio quitarse el uniforme de mesero y no es que él fuera un pervertido que le gustará espiar a hombres desnudándose, nada de eso, todo fue un terrible accidente ¡¿Cómo iba a saber que Yesung estaba escondido en el almacén?! Total, cuando descubrió los moretones en su espalda la furia lo invadió, no le gustaba en lo absoluto que dañarán a sus amigos, aunque éste le explicó que se cayó de las escaleras no se fio, seguía sin conocer la identidad del responsable, dado que su horario era de tiempo completo, no podía seguirlo.
Voy a descubrirlo de cualquier forma.
…
-¡¿Cómo que sé fue?!
-Pues eso, se fue
-¡¿A dónde?!
-No lo se, supongo que a su casa -habló con simpleza Kibum, miraba a los alrededores esperando ver a su primo para irse.
-Se te fue el tren Kyunie
-¡Tu cállate!
-Uyy que genio, así nunca tendrás a nadie
-¡Lárgate! ¡Tú campus está del otro lado del instituto!
-Claro, el gran Heechul obedecerá tus órdenes -el sarcasmo era notorio en sus palabras. -Se te olvida que mis hermanos estudian contigo, por cierto ¿dónde rayos están? Mi tiempo es demasiado preciado para perderlo
Kyuhyun puso los ojos en blanco, el carácter de su primo lo desesperaba de sobremanera.
-Olvídate de Siwon, se fue con uno de los nuevos y en cuanto a Ryeo, lo más probable es que este con Sungmin, así que mejor vete
-¡Maldito nerd! –resopló. -Me iré porque tengo cosas mucho más importantes que hacer, no porque tú me lo dices -giró sobre sus talones y se retiró murmurando palabras incoherentes.
-No logro aguantarlo
-Eres igual que él en algunas ocasiones
Comentó y se fue, ya había localizado a Hyukjae quien se besaba con el pez.
-Pequeño bribón… ¿Porque no te despediste de mi Yeye? -murmuró al viento dolido.
…
JongWoon intentaba hacer el menor ruido al momento de entrar a su hogar, corroborando si sólo su presencia era la que habitaba, al asegurarse se relajó y subió a su cuarto para hacer los deberes, ya eran las cinco de la tarde, tenía hasta las nueve para terminar su tarea y limpiar, después iría al bar a trabajar.
-Solo cuento con menos de cuatro horas, debo aprovecharlas
Los minutos pasaron tan rápido para él, faltaba media hora cuando terminó de trapear, ya debía comenzar a alistarse. Buscó entre su pequeño mueble su ropa, ese lugar donde se escondía de niño para evitar que su padre lo golpeara, fue a los siete años cuando aceptó los golpes, cuando se dio cuento que su función como hijo consistía en aceptar todo de sus progenitores de buena manera.
Tú lo provocas, es tu castigo.
Esa pequeña voz atormentaba sus pensamientos, su ser luchaba por hacerla desaparecer, una pelea donde subconsciente ganaba.
…
Hombres y mujeres besándose por doquier, bebiendo sin control, como si el mañana no existiera, algunos a medio vestir y otros de plano desnudos. Una mano en su nalga lo alteró, no toleraba que lo tocarán de aquella manera, dio media vuelta para ver quien lo llamaba, un señor mucho mayor que él lo detalla con la mirada desde su mesa, haciéndole sentir inseguro.
-Tu trasero es demasiado firme
-Le puedo ofrecer algo -no importaba que clase de comentarios recibía, debía mostrarse amable y servicial ante todos para no perder el empleo.
-A ti
-Yo no… no pertenezco al menú señor, ¿le interesa alguna bebida?
Tembló al ver como se levantaba de su asiento, el olor a cigarro lo mareo un poco. Unos dedos acariciaban sus mechones con parsimonia, luego bajaron un poco hasta tocar sus labios, el sujeto se inclinó hasta llegar a su oído y susurrar algo que le recordó a aquella noche.
-Lo único que me interesa beber es tu humedad pequeño
…
En definitiva no había sido la peor noche, solamente la última hora fue un calvario, pero sobrevivió.
Un día más.
-¡Ya estoy en casa! –anunció contento, buscaba a su madre para platicarle como estuvo su primer día de clases.
Ingenuo.
-¡Mamá! ¡Papá!
-¡Estamos arriba cariño! ¡Ven!
Si en ese instante hubiera notado la maldad con la que fue pronunciada la oración, si tan sólo en ese preciso segundo la felicidad por escuchar a su madre nombrarlo con cariño no lo hubiera embriagado, quizás, habría previsto el calvario que le esperaba.
-¡Mami!
La alegría resplandecía a su alrededor, la esperanza de ser amado por sus padres pacería estar cerca. Cruzó el umbral de la puerta y los vio sonriéndole, con los brazos abiertos, sin dudarlo se arrimó a ellos, abrazándolos.
Mal hecho.
-¡Tengo algo importante que contarles!
-¿Qué es?
-¡Conocí a unos chicos papá! ¡Ya son mis amigos! ¿Pueden creerlo?
El rostro de ambos adultos se volvió sombrío, Seok tenía razón, su hijo iba a delatarlos. Enfurecido, el hombre llevó una de sus manos a la cabellera de Yesung, jalándolo con tanta fuerza que los pies del chico dejaron el suelo.
-Papi… ah, ¿qué haces?... duele
Reaccionó muy tarde, iban a golpearlo, las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos imaginando la pesadilla que le esperaba.
Debiste darte cuenta.
-¿Acaso piensas mandarnos a la cárcel?
-¿Qué?...
-¡¿Crees que por el hecho de tener amigos te librarás de nosotros?! ¿Tan estúpido eres?
-Papá no…
-¡CALLATE!
Lo arrojó devuelta al piso, un eco se escuchó debido a su cabeza que retumbó con demasiada fuerza, mareado intentó ponerse de pie, fue imposible, recibió una patada que le sacó el aire, su vista era borrosa y el zumbido dentro de sí no lo dejaba concentrase en protegerse, estaba a merced de sus padres.
Relájate, mientras más dócil seas menos te dolerá.
Con ese pensamiento se quedó quieto, su conciencia retornaba a la realidad, una vez en sus cinco sentidos sabía lo que debía hacer. Poco a poco sus manos bajaron a su pantalón, deshaciéndose del cinturón y entregándoselo a su papá.
-¿Sabes por qué te hago esto? –negó. –Esto es una advertencia de lo que te pasará si tú llegas a comentarle a alguien lo que hacemos “hijo”
Así que de eso trataba.
-Yo no hablaré
-¡Lo harás!
-¡No pap… ¡AHH!
Apretó sus labios silenciando sus gemidos, el primero de muchos impactos tocó su espalda, luego fueron más, la brutalidad de esa escena podía traumar a cualquiera que lo viera, conforme pasaban los minutos los puñetazos se descargaban en un adolescente de 17 años, un muchacho que suplicaba piedad en su interior, que anhelaba que aquello parara.
-¡SÓLO UNA PALABRA JONGWOON! ¡SOLO UNA MALDITA PALABRA Y TU MISERABLE EXISTENCIA TERMINA!
Los impactos cedieron, tan solo respirar le lastimaba, reunió algo de energía para poder gatear y llegar a los pies de su madre, quien sonreía con arrogancia, jugar con él era excitante.
-Ma… mamita ayu… ayúdame –hiperventilaba, eran los únicos en la habitación.
-Me das asco
Formuló con desagrado, arrebatándole sus ilusiones, la vio alejarse, él lo único que deseaba era un poco de amor. Intentó apoyarse en sus brazos para incorporarse, hipeaba, ahora que no había nadie acompañándolo podía desahogarse.
-¿Por qué tan triste mi niño?
No, él no.
Con temor giró, implorando que todo tratará de una pesadilla pero no, ahí, detrás de él, Seok lo miraba con una expresión macabra, la misma expresión que poseía cuando lo violó.
-No… -el horror comenzó a embriagarlo cuando las prendas desaparecían de ese sujeto. -¡Mami! ¡Papi!
-Grita todo lo que quieras Yesungnie, ellos no vendrán, me han dejado a cargo de ti
-No… -murmuró. –Por favor…
-¿Qué ocurre bebe? -
-¡Por favor!
-Shh… -desnudo se posicionó sobre él, comenzó a manosearlo, sentía como las manos de ese hombre se internaban debajo de su ropa. –Te dejaron muy mal amor
-¡No me lastimes!
-No voy a lastimarte, simplemente reviviremos el pasado
-Alto…
La imagen de cuando cumplió siete años llegó a su mente, todas las noches recordaba ese momento, el día en que fue ultrajado, el día en que su inocencia murió.