La música que salían de los altoparlantes era lo único que cortaba ese tenso ambiente en el interior del impala se encontraban cuatro chicos en total silencio. Draco se sentía frustrado no había dormido bien en esos días y al parecer sus hermanos estaban en las mismas, de solo pensar en todo lo que había pasado.
Murphy California del norte días antes
Un silencio se prolongó, el aire podía cortarse con un cuchillo, la cara de sorpresa del rubio menos no tenía precio, tanto que hasta a Ron le había dado gracia, Draco se paró justo en frente del moreno sus rostros estaban a centímetros de distancia, tanto que podían sentir el aliento del contrario sobre sus rostros.
— No…— la sutil palabra hizo estremecer al moreno ya que estaban demasiado cerca —¡no me jodas!
— ¿EH? — el moreno estaba confundido en su imaginación pensó que el rubio estaría feliz de volver al mundo mágico, evidentemente se equivocó.
— Malfoy — Hermione se acercó lentamente y se puso a lado del moreno — es indispensable que vuelvas al mundo mágico.
— ¿Para qué? – el rubio menor los miraba con escepticismo — mejor dicho ¿Por qué?
— Esto no me gusta — Sam le susurro a su hermano, Dean solo se quedó mirando, y con un asentamiento le hizo saber que compartía su sentimiento.
— Bien, sabemos que no nos agradamos, pero ordenes son ordenes así que Malfoy es hora de irnos — dijo el pelirrojo que se había mantenido en silencio.
— Irnos y una mierda — Dean ya no podía estar más en silencio ¾ no sé qué planean, pero no se llevarán a Draco.
— Mire señor…— Hermione frunció el entre cejo — Malfoy debe volver por su seguridad, así que guarde silencio y por su bien nos lo vamos a llevar.
— ¿Por mi bien? — Draco se cruzó de brazos — no sé qué mierda están diciendo, pero si no lo saben, yo fui expulsado, así que no se a qué viene todo esto de “regresar al mundo mágico”.
— Draco estas en peligro — el moreno se hizo escuchar.
— Mi vida es un peligro — debatió Draco.
— No lo entiendes — la poca paciencia del moreno se esfumo — aquí eres vulnerable, Vanity viene por ti y aquí no podemos protegerte.
— Espera — Draco abrió grande los ojos en un claro gesto de sorpresa — ¿Vanity?
— Si, ella viene por ti, aún no sabemos por qué, pero seguro viene a matarte. — Hermione siguió hablando, pero la cara descompuesta de Draco le intrigaba.
— ¿Emma Vanity? ¿Esa Vanity? — el rubio menor los miro con incertidumbre, y asentamiento de los otros tres le dieron la razón — ¡imposible! ¡Eso es completamente imposible! — Draco comenzó a caminar de un lado a otro.
— Draco, bebe cálmate ¾ Sam se acercó al rubio para calmarlo, sabía que comenzaría un ataque de ansiedad, así que lo tomo de los hombros.
— ¿Por qué dices que es imposible? — el pelirrojo noto el tenso ambiente, pero aun así no dejo de preguntar.
— ¡A esa perra maldita yo la mate! — en la mente del rubio pasaban muchas cosas.
— ¡¿Qué?! — el trio dorado exclamo con algo de sorpresa.
— ¡¿Que están sordos?!—la voz Draco se escuchó confundida—a esa perra le mande un Avada Kedavra, ella murió, ¡murió en la maldita guerra a pies de Voldemort!
Después de eso todo empeoro, el trio dorado no iba a dejar a Draco por más que este les gritara e insultara para que se largaran, el moreno estaba determinado en protegerlo.
— ¡Ni hablar! – los hermanos Winchester se encontraba preparando sus cosas para partir.
— Es la única solución hasta que no sepamos como evadió la maldición es mejor estar juntos — Hermione trato de hacer entrar en razón a ambos rubios, puesto que la mueca de Sam le daba la sensación de que estaba considerando su oferta.
— Draco, Dean — Sam llamo a sus hermanos quienes se encontraban guardando sus armas en su cajuela. — yo creo que es una buena idea.
— Por dios Sam, — Dean renegó — sabes que no me gusta tener guardaespaldas.
— Sabemos cuidarnos solos — secundo Draco.
— Bien ya me cansé, si las palabras no funcionan — el moreno estaba ya enojado su magia revoloteando a su alrededor lo denotaba, saco su varita y apunto a Draco.
— ¡Ni te atrevas Potter! — ni sus acciones para protegerse ni las de sus hermanos pudieron evitar el hechizo que fue lanzado.
— Atabraquium ¾ un rayo rojo se instaló en la muñeca derecha del rubio y en la mano izquierda del moreno. — ahora ya no hay alternativa, con el hechizo de atadura no tienen más alternativa que llevarnos con ustedes.
Eso había sido el inicio de una temporada de insomnio y preocupación por parte de los seis jóvenes, lamentablemente no podían perder tiempo así que por eso se dirigían a casa, estando en su fuerte podían sentarse pensar y planificar que hacer
Antiguo edificio de bomberos, fuerte de los hombres de letras.
Una semana después.
Y así había pasado una semana, una maldita semana desde que compartía techo con ese insufrible trio dorado. Draco Winchester, anterior mente Malfoy, se sentía más que frustrado e impotente aun no tenían pistas de Vanity y ni siquiera alguna idea de por qué quiere matarle, bueno tal vez eso sí, él fue quien la mato, y desde que esta con Sam y Dean creer que los muertos regresan era cada vez más real, aun así, se preguntaba ¿Cómo pudo evadir la maldición asesina? Hasta ahora el único que había podido hacer esa gran hazaña era Potter y ahí estaba el martirio de su frustración, ahora que estaba atado al auror sería más difícil realizar su trabajo. Suspiro pesadamente, se encontraba sentado frente a la gran pantalla que era la computadora central de ese lugar. Su “casa” como le llaman, contaba con varios pisos, algunos creados con magia, la planta baja seccionada con una cocina, un baño, dos recamaras y un recibidor donde se encontraban grandes máquinas y más que un comedor común era una mesa de estudio lleno de libros y papeles rodeada de muchos libreros de distintos tamaños y colores. En la gran pantalla que se ponía entre dos servidores donde se ponía un mapa. El rubio trataba de concentrarse, pero la pelea que todos sus acompañantes no le dejaban leer con calma.
— Quiero que lo dejes en paz – Dean gritaba y vociferaba una y otra vez al moreno.
— No, -- Harry hacia todo lo posible para mantener su magia bajo control – hasta que el no venga con nosotros
— Él no se ira – el rubio mayor estaba enojado, el moreno no se separaba de Draco y eso despertaba su lado sobreprotector, simplemente no lo soportaba.
— ¿Se quieren callar de una vez por todas? – Sam ya estaba de esas peleas infantiles que su hermano era protagonista.
— ¡Pero Sammy! – el pequeño berrinche que hizo Dean causo la risa de Ron que se encontraba sentado cerca de Hermione que como siempre se encontraba leyendo un libro.
— ¿Siempre son así? – la pregunta de la castaña saco de sus pensamientos al menor de los rubios.
— La mayoría de veces, aunque los que siempre pelean son Sam y Dean – fue la respuesta en automático de Draco.
— Malfoy…-- Ron tenía la curiosidad de un niño y todos los artículos en el edificio eran sumamente curiosos.
— Winchester – interrumpió el rubio cansado de repetir que su apellido ya no era Malfoy.
— Como sea, -- el pelirrojo rodo los ojos – ¿Qué es todo esto? – en sus manos tenía una pequeña caja de color negro con signos extraños en morado.
— Es la caja de pandora –solo lo miro de lado para identificar el objeto que tenía en las manos – si la abres te cae una maldición te vuelves propenso a los accidentes. — el pelirrojo soltó la caja con cuidado, si ya era propenso a dañarse no lo quería ser más.
— Esto es…abrumante – Hermione cerro el libro y dejándolo sobre la mesa se recargo suspirando.
— ¿Impresionada? – Draco se incorporó, estirando su espalda.
— Es magia muy antigua, es impresionante. – los ojos brillantes de la castaña hicieron sonreír de lado al rubio. -- ¿y has aprendido todo esto?
— Años de práctica – fue lo último que dijo antes de escuchar el grito de Dean.
— ¡Somos su familia! – el enojo era palpable en el rostro del mayor.
— ¡Ustedes no son su familia, solo son personas que lo acogieron, no son nada para el! – la furia en los ojos de Harry no tenía comparación, pero las palabras de Harry no solo hicieron enojar a Dean sino también a Sam pero sobre todo a Draco, el rubio menor abrió los ojos y con una rapidez impresionante llego donde el moreno y le proporciono un derechazo en el rostro.
— ¿Tú qué sabes eh? – a pesar de verse serio en los ojos platas denotaban su enojo y algo de dolor—¡Sam y Dean son mis hermanos, si no hubiera sido por ellos yo estaría muerto, así que deja de hablar y lárgate!
— Draco no podemos irnos hasta que nos acompañes—Hermione sentía el tenso ambiente.
— Nada de “regresar al mundo mágico” este es mi mundo ahora – el rubio observo a todos sus acompañantes—no sabemos dónde está la perra de Vanity – el vocabulario que el rubio usaba causaba un deje de sorpresa en los tres aurores. — ¡no sabemos ni siquiera si está aquí! – observo fijamente al moreno—así que guarda tus estúpidos comentarios, porque el Draco Malfoy que conociste murió hace cinco años y lo que vez ahora es todo lo que hay, tengo mucho que agradecer y tener una familia es una de ellas, además…
Las palabras del rubio se vieron interrumpidas por las luces parpadeantes que comenzaron como ráfagas de viento, papeles volaban por todo el lugar, Sam y Dean tomaron sus armas, todos se pusieron en alerta, Harry se puso, a pesar del momento tenso que sufrió, a lado del rubio. De un momento a otro todo seso.
— ¿Pero qué rayos? – el pelirrojo miraba para todos lados, sin duda algo extraño pasaba.
— Draco…-- la voz suave de una chica se escuchó, las luces volvieron a parpadear, los tres cazadores estaban alerta buscando en los alrededores. —Draco… -- y de repente una silueta se dejó ver justo detrás del rubio menor.
— Draco cuidado—con armas en alto, Sam y Dean no dudarían en disparar. Un aro de luz brillaba intensamente tanto que cegó momentáneamente a los presentes.
— Draco…– el rubio menor pudo ver la silueta tomando forma, un disparo se escuchó y la luz dejo de brillar, Dean había disparado.
— Eso duele – detrás de todos, una chica de ojos y cabello café hacia su aparición, siendo apuntada con las armas de los cazadores.
— ¡Esperen! – la voz de Draco detuvo los disparos que sus hermanos no dudarían en soltar-- ¿An? ¿Eres tú?
— Hola Draco – una sonrisa se posó en el pálido rostro.
— Pero que…-- Draco no podía creerlo, esa chica la primera en darle un apoyo en el mundo no mágico estaba ahí parada y era un fantasma.
— No tengo mucho tiempo para explicar – el fantasma se aproximó a Draco, haciendo que el moreno a su lado se tensara un poco.
— ¿Pero cómo? – el rubio la miro de arriba abajo como no creyendo que la chica estuviera muerta.
— No como, si no quien – la mujer los miro, pero no dejo que nadie hablara— Vanity ella…
— ¿Fue ella? ¿ella te…-- las palabras de Draco fueron interrumpidas.
— Si, lo hizo – la voz de la peli café bajo hasta los niveles de tristeza—Draco yo lo siento
— ¿Por qué? Si yo soy el que debería disculparse—los ojos platas se cristalizaban poco a poco, o al menos así le parecía a Harry.
— No lindo, tú no tienes la culpa de nada, yo fui una tonta, recibí una presunta carta del ministerio, debía saber que era una trampa—Anna hubiera abrazado a Draco de no ser por su falta de “carne”. La peli café no dejo que el rubio replicara y siguió hablando. – Escúchame Draco, ella está aquí, y te quiere, no sé por qué o para que, y por desgracia ya sabe cómo encontrarte
— ¿Se lo dijiste? – Dean pregunto sin siquiera proponérselo. — ¿le diste la ubicación de nuestra casa?
— ¿Crees que soy idiota? – el ofendido fantasma hizo explotar varias lamparas antes de seguir hablando—cuando me enseñaron este lugar me borre la memoria por seguridad así que no sabe de este sitio, fue un milagro que pudiera dar contigo. —regreso su vista al menor de los Winchester.
— ¿Cómo…-- el rubio ni sabía que decir o preguntar
— ¿Di contigo? -- la chica muerta flotaba lentamente alrededor— sus barreras son fuertes, pero pedí ayuda de un ángel, -- sonrió levemente.
— ¿Un ángel? —esta vez fue la castaña quien pregunto, hasta el momento los tres aurores se mantenían al margen.
— Castiel me trajo
— Maldito hijo de perra – Dean murmuro aun así fue escuchado por su hermano Sam quien le daba la razón tenían casi medio año sin saber del ángel.
— Miren, no tengo mucho tiempo, solo quería alertarlos, ahora Vanity conoce tu pasado y por consecuencia…
— A nosotros – termino de decir Sam.
— Si—fue la escueta respuesta de la chica, cuyo cuerpo se comenzaba a desvanecer. – yo…tengo que irme.
— Anna yo... –el rubio no sabía cómo actuar.
— No Draco, no tienes que sentirte culpable—la mujer le sonrió— no me arrepiento de haberte ayudado, ahora puedo ir con mi hermano – no se podía ver con claridad, pero en sus ojos cafés se filtraban unas cuantas lágrimas.
— Anna. – el nudo en la garganta que sentía Draco no le dejaba hablar, aquella que había sido una de sus mejores amigas, aquella que le ayudo a Sam y Dean para que lo adoptaran, estaba muerta, y se estaba despidiendo.
— Iré a un lugar mejor, veré a mi hermano – sonrió y cerró los ojos para dirigirlos a los aurores y a los hermanos del rubio—cuídenlo, si me lo llego a topar allá arriba, no dudare en regresar y romperles el cuello ¿entendieron?
Y con esas palabras Anna Digori se desvaneció en el aire, Draco no lo soporto más las lágrimas que trataba de contener desde que vio lo traslucida que se había vuelto su amiga cayeron fluidas por sus mejillas, en un rápido movimiento Harry lo envolvió en sus brazos y el rubio se aferró a él, llorando de tristeza escondiendo su cabeza en el cuello contrario. Mientras tanto en la mente de los demás solo rondaba una pregunta “¿Por qué Vanity quería a Draco?”.
Los Ángeles California.
La noche en la ciudad era maravillosa, la vida nocturna se daba a conocer con las luces brillantes de todos esos negocios que despertaban cuando el sol caía. Un grupo de chicas se juntaron en una de las esquinas de la bella ciudad. El grupo de amigas camino por las calles iluminadas, contando chismes, su día a día, entre risas se dirigían a uno de los tantos bares.
— Y entonces le dije, “cálmate Rick” – solo era una charla más entre las cinco chicas todas de diferentes contexturas.
Dentro del bar no solo se encontraban las cinco mujeres, dos rubias, una pelirroja y dos morenas, si no que múltiples personas todas diferentes y únicas. En medio de toda la diversión, el mal estaba presente, una ráfaga de viento paso por el lugar tan fuerte que hizo temblar el establecimiento. El pánico no se hizo esperar.
— ¿Qué está pasando? — es lo que se repetía entre toda la gente.
En las afueras del establecimiento, una sombra levantaba su mano y mientras murmuraba, un humo negro se alzaba cubriendo el lugar, que a ojos de los mortales no ocurría nada, pobres de los humanos que dentro del ya mencionado eran posesionados por los múltiples demonios que salían del suelo. Gritos desgarradores y pedidos de ayuda eran omitidos por ciertas barreras, el humo negro pasaba por sus gargantas como cuchillos ardientes, sus ojos se ponían negros en una completa aceptación al demonio. Todo ceso y la sombra de afuera sonrió orgullosa y con paso firme se dio la vuelta y desapareció. Los demonios sonrieron, estaban de vuelta, una morena, una pelirroja y una rubia se miraban entre ellas, eran libres y ahora se vengarían de quienes las regresaron al infierno.