Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Días en el Paraíso por Ari_123_love

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tengo tarea que hacer, eso significa que actualizaré primero y luego haré mi trabajo >u< 

Minho observaba como Taemin se movía alrededor de la cocina. Habían transcurrido un par de días desde que Taemin se había alimentado de él por primera vez, y lucía tan bien, casi como si no hubiese estado al borde de extinguirse. Pero a Minho aún le quedaba un poco la preocupación de que tal vez Taemin estaría viviendo con lo mínimo.

Taemin le había dicho que se encontraba bien, regalándole un beso y diciendo que realmente no necesitaría comer hasta dentro de un mes. Eso no le parecía en lo absoluto. Los ángeles, propiamente, no necesitaban comer. ¡Eran energía pura! Los que habitaban la tierra puente, comían debido a que tenían que mantener su cuerpo físico. Pero podían satisfacerse plenamente con comida humana. Sin embargo los demonios al parecer no.

Tal parecía que cada día que pasaba entendía un poco menos a los demonios. Taemin no era el ejemplo exacto de como un demonio debía ser propiamente. Para empezar, era absurdamente bello, tanto que Minho no lograba ver el error ahí. Y ahora no le quedaba  claro por qué Taemin comía comida humana si no le satisfacía. No lo comprendía, en absoluto, por qué Taemin era así, por qué ponía tanto empeño en aprender cada receta que veía en la televisión, o encontraba en alguna revista. ¿Por qué hacer algo sólo por qué sí?

Es por placer Minho.

Sí, lo sabía. Era esa pequeña parte dentro del pecado que Taemin representaba, que a Minho le empezaba a parecer cada día un poco menos descabellada. ¡Taemin era feliz siendo de ese modo! Y, aunque, al ser demonio también tenía sus propias reglas, no se veía limitado por casi nada.

Estos pensamientos cada día le empujaban un poco más a preguntarse qué era realmente el estar bien, y el estar mal. Porque la línea divisora era muy difusa. Exhaló, dejando que el ruido del timbre de su departamento le permitiera olvidarse por unos segundos las extrañas preocupaciones que empezaban a aquejarle. Le indició a Taemin que él atendería a la puerta, para que su lindo novio terminara de hacer la comida sin interrupciones.

Minho abrió la puerta, topándose con una enorme figura vestida en un traje de marca excesivamente caro. Nunca esperó ver a un hombre tan alto como él lo era, mucho menos imaginó detectar esa extraña nota al final del aroma de Taemin en él. No olía a canela, pero definitivamente olía a demonio. Sostuvo el aliento al entender frente a quien estaba. No era posible. Él jamás dejaría su lugar para visitar a alguien de su familia.

Una sonrisa grosera se formó en la boca del ente. Unos dientes manchados en sangre, parecidos a agujas saludaron al ángel.

-Así que es cierto...Un ángel.- Jadeó. -¿Me permites pasar?

Minho se hubiese quedado congelado de su lugar, si el grito emocionado de Taemin no le hubiese sacado del shock.

-¡Papá!- Taemin, tras revisar por qué Minho se demoraba, corrió a los brazos de su padre, saltando directamente sobre él. -¡Papi!- Le besó en la mejilla -¿Qué haces aquí, papi?- Colgaba del cuello del hombre alto, aflojando su labio inferior en un lindo puchero.

-Vine a visitar a mi hijo favorito...- Exhaló, sonriendo de manera sugerente a su hijo.

-¡Bah! Mentiroso.- Taemin rio. -Eso se lo dices a todos tus hijos cuando quieres jo...- La expresión en Taemin cambió. -Ren te contó, ¿cierto?

-Minki sólo quiere lo que siempre ha querido, cariño: romper tus juguetes.- Rio, logrando que Taemin riera.

-Minki se retorcería en una gran rabieta si escucha que lo has llamado por el nombre que le diste.- Jadeó entre risas.

-Sea como sea,- desmeritó ese hecho- él extrañamente dijo la verdad.- El hombre fijó su mirada en Taemin. -¿Puedo saber por qué?

Taemin exhaló, bajando la mirada y soltándose de su padre. Nunca le había tenido miedo, como los humanos, e incluso algunos demonios. Tenía la suerte de, de hecho, considerarse uno de sus hijos favoritos. Después de todo, haber nacido en las líneas de los que se consideraban tercera generación era un privilegio. Pero, tener que confesar que estaba genuinamente enamorado ante su padre, era algo que no podía hacer fácilmente. Porque amar era una debilidad, la mayor de todas.

Minho observaba la escena algo rezagado. No terminaba de creer que el padre de Taemin estuviera ahí, era totalmente absurdo. Pero ahí estaba, y además encandilando a su Taemin. Le molestaba por completo la manera tan esplendorosa en que Taemin le sonreía y miraba. No debería de molestarse, y no lo haría, si no supiese que la familia de su novio tenía tanta tendencia hacia el incesto. Se aclaró la garganta, llamando la atención antes de agarrar a Taemin por la cintura y atraerlo a su cuerpo.

-Amo a Taemin.- Frunció el gesto, siendo serio. No se detuvo a pensar en las posibles consecuencias que habría si el padre de Taemin se molestaba ante tal imprudencia. ¿Qué tanto podría hacer un simple ángel de la tierra puente contra el rey del infierno?

-Yo también lo amo, papá.- Taemin confesó, encontrando el valor para decirlo en las palabras de Minho.

-¿Sacrificarías tu vida por él?- No fueron palabras tan crueles, a comparación de la mirada que le dedicó a su hijo. Estaba decepcionado.

-Sí, porque sé que Minho también daría la suya por mí.- Afirmó.

Un largo suspiro hizo que Taemin bajara la mirada, cohibido.

-¿Sabes que ahora tengo que llamarte caso perdido?

-Sí papá...

-Aun así sigues siendo mi hijo favorito.

Taemin subió la cara de golpe, sonriendo alegremente.

-Mentiroso...- Se soltó de Minho para poder acercarse a su padre. -Ya que estas aquí, ¿te quedas a comer?- Hizo una linda mueca, obligando a su padre a quedarse.

-¿Comida humana?- Jadeó, asqueado ante la idea.

-Ya no sabe tan horrible como lo hacía la última vez que viniste. Los humanos han progresado.- Rio tontamente. -Además, la cociné yo, ¿no es así Minho?

Minho frunció el ceño, asintiendo. Taemin era tan descaradamente coqueto, sin importar qué. Y la apariencia humana del padre de Taemin era de un hombre muy apuesto. Le tomó de la mano, volviendo a jalarlo hacia su cuerpo. No iba a soltar a Taemin hasta que el rey se fuera. No iba a cometer el error de confiarse sólo porque Taemin le juraba amor eterno.

-¿En serio?- Oh vaya, aquel hombre había sonreído de manera escalofriante, mirando al ángel junto a su hijo. -Supongo que, debido a tu naturaleza no vas a mentirme. ¿Qué tal cocina mi hijo?

-Mejora cada día, señor.

-¡Yah!- Taemin se giró, golpeando a Minho en el pecho. -No importa con quien estés hablando, tú siempre debes decir que soy perfecto. ¡En todo!

-Ya eres perfecto, Tae.- Le tomó por el mentón, sonriéndole.

-Ugh.- El rey del infierno rodó los ojos al ver la, según él, cursi escena.

Taemin murmulló una risita, parándose de puntillas para darle un rápido beso a Minho en los labios. Después se giró hacia su padre y le obligó a entrar hasta el pequeño comedor que tenían afuera de la cocina. Colocó los platos en la mesa, asegurándose de que su padre no tuviera oportunidad de escapar. Sólo subió la mirada para encontrase con la de Minho y sonreírle.

El corazón de Minho dio un vuelco ante esa sonrisa. Estaba tan celoso, que ese pequeño gesto le tuvo que recordar que Taemin sólo le miraba a él.  Se acercó a la mesa, terminando de ayudarle a servir la comida, para sentarse a lado de su novio rápidamente.

La comida fue extrañamente pacífica, el padre de Taemin parecía realmente enfocado en tratar de terminarse su plato. No logró llegar a la mitad, antes de rendirse.

-Me mentiste, la comida humana sigue igual de horrible.

Taemin soltó un vaga risilla ante aquel comentario.

-Tal vez...- Admitió. -Le adquieres gusto con el tiempo.

Minho alzó la mirada, preguntándose si realmente les sabía mal la comida. Para él no era más que comida humana, de la que le había enseñado a Taemin a cocinar.

-Has pasado demasiado tiempo aquí, hijo mío.- Exhaló. -Tal vez deberías de volver.

-Papá...- Taemin se puso firme, mirandole serio.

-Sólo quería corroborar...- Suspiró. -Mi hijo se ve bien junto a ti, ángel. Y no logro terminar de decidir si estoy de acuerdo con eso, o no.- Se dirigió a Minho. -No me agrada la idea de las influencias que tengas en él.

-Papá.

-Déjema hablar Taemin.- Le calló. -Naturalmente, la compenetración es en ambos sentidos, y tú estás influenciándole del mismo modo. Puedo ver que has tomado esta relación -señaló con algo de torpesa- como tu proyecto personal. Y al hacerlo, rompes cada regla que tenemos.- Sonrió a medias.

Minho estaba confundido, no terminaba de entender si el padre de Taemin lo estaba retando, o no. No parecía estar de acuerdo, pero tampoco parecía demasiado ofendido ante la ofensa que se supone Taemin había hecho al enamorarse de un ángel. Simplemente se quedó callado, tratando de analizar lo que estaba pasando ante sus ojos.

-No te ves decadente, hijo. Tus efectos en el ángel son efectivos. Por lo tanto, quedas relegado de tu tarea. Ahora debes enfocarte en seguir contaminando a este ángel.

-Señor...

Taemin apretó la mano de Minho por debajo de la mesa, obligándole a callarse. No era hora de que honesto novio arruinara las cosas cuando estaban yendo tan bien.

-Entendido.- Taemin asintió, manteniendo un rostro serio y firme.

-Entonces, me retiro.- El hombre se puso de pie, saliendo del pequeño comedor para pasar por la sala donde se entretuvo mirando la gran pesera que adornaba la pared. -¿Peces?- Jadeó. -Su presencia es tan...del ángel.

Minho frunció el ceño. Sabía que debía estar ofendido por eso, el tono en que lo dijo lo dejaba en claro. Sólo que no entendía por qué. ¿Qué había de malo en tener peces? Él de pequeño siempre quiso uno, y ahora que vivía con el príncipe-recojo-todos-los-animales-que-veo-en-la-calle, había encontrado su oportunidad de tenerlo. Claro que la locura de Taemin los había llevado a poseer doce peces.

-Has llegado un poco tarde papá.- Taemin caminó hasta pararse a su lado, frente s la pecera. -Esta mañana llevamos a Sweetheart y a Launcelot al veterinario. Chequeo de rutina y acicalamiento.- Cruzo los brazos sobre su cadera.

-Y ¿quienes son los dueños de esos curiosos nombres?- Preguntó, mirando a su hijo.

-Mi perro y mi gato.- Sonrió. Si tenía una pequeña afición por las mascotas, era porque lo había heredado de su padre.

-Oh, eso es adorable. Quisiera verlos. Tal vez a la próxima...- Asintió. -Me voy hijo, mantente con vida.- Pidió, acercándose a la puerta.

-¡Papá!- Taemin le detuvo. -Tienes mejores hijos que molestar, deja de rondar a Minki.- Rio, sabiendo que con eso lograría sacar de sus casillas a su hermano. -¡Nos vemos luego!

El rey simplemente rio, de manera escandalosa, provocando tal vez un poco de temblor su alrededor. Desapareció bajo el marco de la puerta, dejando un marcado aroma a demonio en el lugar.

Taemin rio, regresando a la sala, donde Minho le esperaba, aún algo confundido. Le abrazó por la cintura, exhalando con algo de alivio.

-¿Es...idea mía, o tu padre nos dio permiso de estar juntos?- Minho jadeó, subiendo el rostro de Taemin para poder verle a los ojos.

-Él cree que te estoy llevando al lado oscuro.- Rio por lo bajo. -Bueno, se está obligando a creerlo. Aun cuando no se le escapa nada...Tal vez a la próxima podríamos hacer menos obvio que tú también me estás arrastrando al lado de la luz.

-Oh no, bebé. Yo todavía no termino contigo.- Le picó la punta de la nariz.

-Me encantaría que terminaras conmigo, Minho.- Se burló.

-Así que...debemos agradecer esta visita sorpresa a tu hermano, ¿no?- Taemin asintió ante esto. -Tae, tu hermano es algo...

-¿Insoportable?

-Sí. Dime, ¿por qué lo tienes agendado como hermano?- Minho se apresuró a explicarse, al ver que Taemin no comprendía su pregunta. -Tienes muchos hermanos...Y dudo mucho que no tengas a nadie más de tu familia agregado. ¿Por qué le diste el privilegio de ser llamado así?

Taemin suspiró, bajando la mirada apenas un poco.

-Él es mi hermano, Minho. Minki...Ren, -se corrigió- es hijo del mismo ser que me engendró.

Oh, son hermanos de sangre. Minho entonces entendió por qué a pesar de todo, Taemin no terminaba de expresarse mal de su hermano. Había un lazo ahí, que Minho sabía Taemin respetaba mucho. ¡Definitivamente su Taemin no era el mejor ejemplo de lo que demonio debía ser! Pero adoraba que fuera así. Le besó en la frente, abrazándole fuerte.

-¿Y quién es este ser que te engendró?

-Oh no, no hablaremos de mi madre.- Taemin rio. -Ella tiene este hechizo que la hace tan malditamente atractiva. No le daré la oportunidad de robarte de mí.- Le advirtió, soltándose del mayor.

-¡Vamos Tae!- Rio, persiguiendo al demonio por la sala hasta atraparlo. -¿Estás seguro que no heredaste ese hechizo de ella?

Taemin se sonrojó por completo, juntando su frente con la del ángel.

-No Minho, no cuando estoy contigo.

Notas finales:

So! Hemos aprendido dos cosas:

1. Taemin ama a su padre a pesar de que es el rey del infierno.

2. Minho no tenía idea de que Taemin se estaba muriendo de hambre, porque no sabía que el alimento humano no satisface a los demonios. Como Taemin siempre come, Min nunca se cuestionó si esa conducta era normal o no en los demonios e.e 

Y también se supieron otras cosillas, que todavía estoy un poco indecisa en si profundizaré en ellas, o no. 

Hasta la próxima n.n 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).