-¡Maldición! ¡Uh! Si, si, si, si, ¡no! Ahhh…
Minho rodó los ojos, dándose vuelta y escondiendo la cabeza bajo la almohada. Eran las 3 de la mañana y Taemin no dejaba de gritar. Por mucho que tuviese dificultad aceptándolo, debía admitir que sólo le gustaba que Taemin gritara cuando se trataba del acto sexual. Pero este no era el caso; Taemin había estado gritando por más de seis horas ya porque no podía pasar el estúpido calabozo secreto de su estúpido nuevo juego rpg.
¿Por qué Taemin tenía que acabar todos sus juegos en cuanto los descargaba? Eso sólo lo ponía demasiado intenso y competitivo. Y aunque Minho no tuviera derecho algo en hablar acerca del tema, seguía encontrando muy cansado el tener que escuchar a su novio gritar enfadado cada vez que su avatar moría. Probablemente sólo estaba irritado, porque Taemin estaba jugando en la cama, en vez de la cocina, o la sala, lugares en donde sus gritos eran perfectamente amortiguados por las paredes divisoras.
Suspiró hondo, contando hasta tres. El día que había descubierto que a Taemin le gustaban los videojuegos tanto como a él, había sentido tocar el paraíso. Estaba empezando a considerarlo, ahora, como un purgatorio. ¡Por supuesto! Eso debía ser, estaba purgando todas las veces en que había sido competitivo y arrogante, sin realmente arrepentirse de ello. Y no podía quejarse de eso, porque bien merecido que se lo tenía.
Exhaló esta vez, sacando la cabeza de la almohada, para intentar volver a dormir. Tonto iluso de él.
-¡Ahh! ¡Estúpido! No, no hagas eso. Nooo…
-¡Suficiente!- Minho se alzó, arrebatándole la laptop del regazo. Por más purgatorio que tuviera destinado, esto era demasiado ridículo. –No más Taemin, vete a dormir.
-Pero…- A pesar de la poca luz que la laptop daba, Minho vio perfectamente los enormes ojos de sorpresa que Taemin tenía. –Todavía no puedo pasar a la siguiente habitación.
Oh cielos. Suspiró, cerrando la laptop y encendiendo la lámpara a su costado. Algunas veces, había que hablarle a Taemin como si fuera un niño pequeño.
-Cariño, llevas 45 minutos en el mismo calabozo.- Señaló. –Estás cansado, no podrás superarlo ahora. Duermete y mañana continúas.
-¡No puedo esperar a mañana Min!- Taemin jaló sus mejillas hacia abajo, demostrando su desesperación. –Necesito saber cómo pasarlo. Ahora
Paciencia Minho…Hizo una mueca, contando esta vez hasta 20.
-Entonces busca una guía en internet.-La única razón por la que ofreció esa solución, era porque sabía que a Taemin no le gustaba ver como los demás resolvían el juego. Él tenía que hacerlo por si mismo, siempre.
-¡No! Yo puedo hacerlo solo…- Gimoteó.
-Pues lo siento cariño, pero ¡no vas a seguir jugando! Ambos tenemos que ir a trabajar mañana, así que no más juegos por hoy.- Entonces guardó la laptop de Taemin en el cajón de su mesa de noche. –Es hora de que durmamos.- Cerró el cajón y se volvió a recostar en la cama.
-Minho, no. Por favor, tengo que…- Trató de alcanzar la mesa, siendo agarrado por Minho y pegado a su lado.
-Buenas noches Taemin.- Gruñó, apretándolo contra su costado.
-Min, por favor…
Minho hizo oídos sordos, tomándole por la nuca y acercándolo al hueco en su cuello.
-Buenas noches Taemin.
El demonio lloriqueó unos segundos, rindiéndose rápidamente. Inspiró el aroma de Minho, acomodándose en el pedacito de espacio en el que Minho lo metió, abrazándole de regreso y apretándose contra su pecho.
-Buenas noches Minho.- Exhaló, quedándose dormido rápidamente.