Minho se terminó de abrochar la camisa, deslizando el dobladillo dentro de su pantalón. Taemin seguía en cama, lo hacía hasta tarde cuando estaba de vacaciones. Sin embargo, a Minho le preocupaba un poco el mucho tiempo que Taemi había estado pasando en cama recientemente. Había días en que volvía del hospital, y encontraba que Taemin seguía ahí. Tampoco había estado hablando mucho. Lo sabía, estaba de duelo, y quizás un poco molesto, lo podía entender. Pero no podía evitar sentirse preocupado, porque después de todo, Taemin jamás había estado así. Era un demonio, no tenía por qué ponerse así.
Minho suspiró, dándose cuenta que quizás estaba siendo un poco prejuicioso, y después de todo sus prejuicios y temores le habían llevado a esta situación. Se acercó al demonio, sentándose a su lado en la cama. Le acarició el cabello, dejándole un beso en la frente. Tal vez Taemin tenía razón. Exhaló, preguntándose si tan siquiera estaba bien sentirse como se sentía.
Intento ponerse de pie, pero fue detenido. Taemin le había tomado por la manga de su camisa, mirándole con los ojos agachados.
-No te vayas…- Rogó. Sus ojos estaban abiertos enormementes, llenos de ese brillo de tristeza. –Por favor…
Minho mordió su labio inferior. Nunca había faltado al trabajo, jamás en su vida. Sin embargo, antes no había tenido una pareja, y menos alguien que le suplicara con la mirada lo mucho que le necesitaba. Asintió, poniéndose de pie para sacarse la camisa y los pantalones, para evitar arrugarlos mientras regresaba a la cama. Taemin se acomodó a su costado, recargando su cabeza sobre el pecho del ángel.
-Duele.
-Lo sé…- Minho podía sentirlo, el dolor que Taemin estaba sintiendo dentro de él. –Disminuirá con el tiempo, lo prometo.
-¿Me harás compañía?- Alzó la mirada hacia el hombre alto.
-Quieres que te acompañe, a pesar de que te duele por mi culpa.- Minho murmulló.
-Tú no me provocaste este dolor…Sólo me hubiera gustado que no hubieses intentado evitármelo.- Exhaló. –Quiero que me digas las cosas de frente. Así como lo has estado haciendo todo este tiempo.
-Puedo hacer eso…- Aseguró. –Es tan sólo que…te amo demasiado, que no quiero hacer algo para que te alejes de mí.
-Minho,- Taemin alzó su cabeza, mirándole directame con los labios fruncidos. –estás atado a mí.- Le mostró el anillo de compromiso en su mano izquierda. –No te librarás de mí tan fácilmente.
Una pequeña risa se escapó de los labios de Minho.
-Me alegro, porque te quiero demasiado.- Admitió.
-Yo también te quiero demasiado, te amo.- Besó al ángel en los labios. –Lamento haberte herido con mis palabras…
-No dijiste nada que no me mereciera.- Lo aceptó. –Sabes que no puedo aceptar el tema de la muerte así de fácil. Soy patético en eso…
-No es así. Eres especial, y amo eso de ti.- Volvió a acurrucarse sobre el mayor. –Y, a pesar de lo que dije ese día, aprecio que hayas intentado protegerme.
-No hay nada que no haría por protegerte.- Apretó los labios. –Pero descubrí que no puedo protegerte del dolor de una muerte.
-Ahora lo sabemos. Estoy bien con eso, sólo quiero que te mantengas a mi lado. Eso ayuda. Así como yo prometo mantenerme a tu lado cuando me necesites.
Minho miró al demonio en su regazo, abrazándolo con fuerza. Había tantas cosas que podían salir mal, y aun así el íncubo se había comprometido a pasarlas a su lado.