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Il Cielo Arcobaleno por Mr Rogers Stark

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Notas del capitulo:

Comentarios: —

Notas: Para mayor informacion, volver al capítulo I.

1. Para los interesados en saberlo, los capítulos de esta historia serán entre 5 a 10 páginas de Word. Simplemente porque hace poco he salido de un bloqueo de escritor, estoy con tiempo limitado y no considero que capítulos extra largos realmente sean buenos. La trama avanzara lo suficientemente rápido como sin necesidad de hacerse interminable.

Respuestas:

General. Agradezco todos los mensajes y reviews que habéis dejado, los aprecio mucho a pesar de no haber tenido el tiempo de responderlos todos. Sin embargo, para aquellos que hayan dejado una pregunta específica, recibirán su respuesta a continuación.

EndlessNight_Reborn. Por el momento, la historia tiene un total de dos Arcos. Aun esta la posibilidad de agregar más, si es que haya algo que agregar.

Arco I. Capítulo II, Sawada Tsunayoshi.

[—]

"El cielo es una ciudad en una colina, no podemos lanzarnos a ella, debemos escalar para alcanzarla."

Venerable Fulton Sheen.

[—]

A pesar de haber acordado iniciar la búsqueda del Cielo Arcobaleno, cada uno se había ido por su parte para completar sus asuntos personales antes de volverse a juntar. Ya sea para arreglar sus trabajos, informar una ausencia prolongada o concluir asuntos de urgencia, lo que llevo un periodo, no mayor, de dos semanas, que incluían su tiempo de traslado. Habían reservado habitaciones en uno de los hoteles céntricos de Palermo, para facilitar su movilidad y traslado, así como la ventaja de establecer un perímetro para comenzar con su búsqueda.

Una de las habitaciones fue la que sirvió de sala de reuniones.

—Entonces, ¿estás diciendo que, aunque lo intentes, la ubicación seguirá siendo "Palermo", kora?— Colonello no estaba muy contento con la noticia, observando al ilusionista con una mueca marcada. ¿No se suponía que estando en Palermo podría establecer mejor la ubicación del Cielo? Para ahora decir que no le era posible.

—Tanta información te costara dinero— farfullo por debajo de su aliento, inamovible en uno de los sillones de la sala de la habitación de Fon —. Parece estar protegido. No pude ubicarlo, no por la distancia, sino por una protección a su alrededor. Tal vez tenga contacto con una Niebla—

Un gruñido siguió la explicación, ganando algunas exhalaciones y suspiros de cansancio. Nadie paso por alto las implicaciones en esa explicación. Si el Cielo Arcobaleno realmente estaba en contacto con una Niebla, ¿habían armonizado? Si era así, Viper había perdido su oportunidad, pero no aseguraba la del resto.

Lo que no había generado una buena atmosfera para iniciar.

—Si van a estar remilgando solo porque no tenemos un camino fácil, esto es una pérdida de tiempo— intervino Reborn, desde uno de los sillones individuales, rizando una de sus patillas en su dedo índice —. Lo mejor será dividirnos, establecer zonas que recorrer cada uno. Los Pacificadores son rastreadores por sí mismos, alguno ha de brillar en algún momento. Si es que ese Cielo está en Palermo, por supuesto— aclaro, con una nota irónica notable.

No era un hombre al que le gustara perder el tiempo, y aunque un rastreo realmente no fuera algo nuevo para él, trabajar con solo la indicación de un área tan amplia era un gran dolor de cabeza, espacialmente sin una idea aproximada de la apariencia de ese Cielo. Pero, una vez más, era todo lo que tenía, y no se hacía llamar el mejor asesino del mundo por nada.

—Conseguí un mapa de Palermo cuando hice algunas rondas al llegar— Fon se había parado de camino al dormitorio, regresando con el mapa. Lo extendió sobre la mesa, colocando los pesos necesarios en las esquinas para evitar que se enrollara.

—Creo que seis personas para vagar por Palermo es innecesario y una pérdida de recursos— aporto Verde, quien miro el mapa casi sobre el marco de sus lentes, ajustándolos con un movimiento de su mano —. Me quedare a buscar información por la red, podre ir repartiéndola según la zona en la que este cada uno. Hará esto más rápido— explico, recibiendo un asentimiento semi general.

—Puedo irme al lado noroeste. Tal vez me quede unos días por la zona, estaré enviando reportes diarios— apunto Skull —. Sera más cómodo buscar un alojamiento ahí que ir todos los días el camino de ida y vuelta. Además, tendré más tiempo para recorrer la zona en busca de cualquier alerta del Pacificador—

—¿En la motocicleta, kora?— un asentimiento fue su respuesta, dejando al rubio pensando —. Creo que hare un rastreo por las costas y el puerto. Viper lo detecto en Palermo, pero no sabemos si aquí vive o solo había estado de paso—

—Podría estar yendo y viniendo— convino Fon, finalmente mostrando una pequeña y pacifica sonrisa —. Me iré al lado contrario de Skull, también buscare un alojamiento en la zona para evitar los viajes diarios—

Un pequeño zumbido escapo de los labios de Viper antes de agregar: —Me quedare por el centro, buscare cualquier información útil. Rumores, rastros o señales—

Finalmente, las miradas recayeron en el único hombre que se había mantenido callado desde que empezaron a decidir, quien mostraba una sonrisa casi burlona mientras examinaba el mapa sobre la mesa.

—Me moveré a la zona sureste. Buscare información y hare el rastreo— acoto, dando una respuesta a la pregunta no formulada.

Afinaron detalles entre todos, estableciendo una nueva línea de teléfonos seguros para evitar las interferencias. Si alguno llegaba a encontrar al Sky Arcobaleno, debían ser capaces de avisar sin que la información se filtrara. Verde se estaría encargando de codificar y transmitir la información que cada uno enviara individualmente. Acordaron empezar desde la mañana, cada uno con un horario para partir, dependiendo de cuanta facilidad de movilidad tuvieran a mano.

[—]

Una semana habían estado divididos, recorriendo las calles de Palermo a su ritmo, según se habían asignado. Tres señales de los Pacificadores fueron lanzadas en diferentes zonas, en diferentes tiempos, pero sin un verdadero resultado. El Cielo Arcobaleno, si es que no lo intentaba, era una criatura que se movía muy rápido de un lado al otro. En solo una semana había pasado por la costa, la zona noroeste y sureste, en donde Reborn finalmente le había perdido el rastro.

Y aunque lo intentaron –porque, joder, realmente lo hicieron–, no hubo resultado. El Cielo simplemente parecía desaparecer tan rápidamente como los Pacificadores brillaban. Pero no se rindieron, no habían llegado hasta donde estaban rindiéndose a los primeros problemas o fallos, por el contrario, se habían reunido una vez más para establecer un nuevo plan a seguir. Se enfocaron en las tres zonas que el Cielo había dado señales de estar, dividiéndose en grupos de dos para cubrir mayor terreno.

Colonello junto a Viper habían regresado a las costas y puertos, principalmente para asegurarse de que ese Cielo no fuera alguien que viajara de una zona a otra en Italia y estuvieran desperdiciando su tiempo en Palermo. Por otro lado, Skull y Verde se habían desplazado a la zona noroeste con un plan claro de búsqueda de información y rastreo entre las calles. Finalmente, Reborn y Fon se habían centrado en las zonas más alejadas del centro, por las calles en las que el Pacificador del asesino había brillado en alerta, con las intenciones de hacer un rastreo más profundo.

[—]

Un suspiro escapo de sus labios cuando termino de limpiar las mesas del pequeño café que estaba manteniendo, dando una mirada general, con una sutil mueca entre sus labios. Había tenido que reemplazar todas las mesas en el interior del café luego de un ataque hace dos semanas de un grupo de asesinos, del que no pudo obtener demasiada información. No estaba seguro si lo habían estado buscando a él, si perseguían un rumor o solo había sido la casualidad y una mala data proporcionada. En cualquier caso, el gasto que le produjo los daños al mobiliario junto con el tiempo en que debió permanecer cerrado había generado un hueco en sus ahorros, que milagrosamente eran suficiente para que no debiera preocuparse demasiado.

Corría con la suerte de no ser una persona despilfarradora.

—¿Y dices que no has logrado obtener nada?—

Sobresaltándose, su mirada fue hasta la puerta en donde un hombre un par de años mayor que él lo estaba observando, con una divertida sonrisa entre labios y una mirada burlona que con el tiempo había tomado como algo natural en él, y no como algo realmente insultante. Tsunayoshi curvo una de sus cejas, relajándose cuando reconoció la sorpresiva compañía, antes de sonreír levemente.

—Bueno, dijeron muchas cosas. Pero nada realmente útil— explico, limpiando sus manos en el pequeño delantal atado a su cadera —. ¿Quieres algo para comer?—

—Eres una criatura tan única, Tsunayoshi— murmuro el mayor, entrando finalmente al pequeño café en remodelación, inspeccionando el nuevo estilo de mesas que ahora se alineaban perfectamente en el espacio —. ¿Qué tienes para ofrecerme?—

El castaño sonrió ampliamente, con un encanto y una naturalidad que solía encandilador a sus clientes: —¿Qué tal una Insalata di Caprese acompañado de un Risotto alla Salsiccia?— propuso, terminando de arreglar algunos instrumentos en la barra del café antes de hacer una seña a su compañero para que lo siguiera por un pasillo hacia las escaleras al segundo piso.

—Mientras tú lo prepares, estoy dispuesto a comer lo que sea— respondió, siguiéndolo mientras su inusual sonrisa resonaba por las paredes del vacío lugar.

[—]

Habían pasado dos días desde que se habían vuelto a dividir, por el momento sin que nadie hubiera dado señales de haber encontrado nada, ni siquiera un resplandor de los pacificadores. Ninguno estaba realmente preocupado, no podían pretender hallar al Cielo Arcobaleno con tan pocos datos, en una ciudad tan amplia, aun cuando hubieran detectado tres lugares donde estuvo. Nada aseguraba que volviera por esos lugares o que no hubiera sido algo de una sola vez. No es como si nunca lo fueran a hallar o no pudieran seguir buscando, solo debían seguir esperando.

Al menos de eso se decían a sí mismos.

Reborn y Fon habían estado recorriendo el Parco Ninni Cassarà durante la mayor parte de la tarde, no tanto por el hecho de que el Cielo Arcobaleno hubiera dado señales de haber estado en el lugar cuando el asesino hacia el rastreo, sino para cubrir terreno y no solo dar vueltas por las mismas calles. Habían desperdiciado el día de ayer recorriendo la misma zona sin un verdadero resultado, lo que los llevo a ampliar el área, dando vueltas cada vez más amplias, esperando que en algún momento pudieran volverse a cruzar con el Arcobaleno desconocido.

—¿No sería bueno un descanso?— propuso el chino, cuando una mirada al cielo le mostro que la tarde no se extendería por muchas horas más, y seguir forzándose a avanzar con mentes cansadas terminaría en algún error de su parte. Regreso su mirada a su compañero cuando no recibió una respuesta inmediata —. ¿Un café, tal vez?— agrego, esperando llamar la atención del asesino.

Lo logro, porque Reborn había regresado a verlo al momento de soltar un suave tarareo en acuerdo. No era un secreto para nadie el amor –y obsesión– que el hombre sentía por el líquido negro.

—Había una cafetería hacia una de las salidas del parque—

Una declaración más que suficiente para que el hombre de ropas rojas siguiera al moreno hacia la salida mencionada, caminando apenas madia cuadra hasta poder ver la fachada del café. No era demasiado grande, tal vez no sería visto de no prestar la suficiente atención, pero tenía su propio encanto atrayente. No tenía una fachada particularmente ostentosa, pequeño y con apenas tres mesas en el exterior, cubiertas por un techo retráctil para proteger a los clientes del sol. Un gran ventanal en uno de los lados para ver el interior, y del lado izquierdo la puerta al lugar. Para cuando entraron, tal y como lo dejaba notar el exterior, no era demasiado grande. No obstante, la distribución de las mesas y el color naranja pastel de las paredes daba la sensación de amplitud y comodidad, un ambiente casi llegando a lo hogareño.

Fon noto algunos pequeños cuadros colgados de las paredes, pinturas variadas que no desentonaban con sus tonos cálidos y brillantes. No había lugar oscuro en el lugar, todo perfectamente iluminado sin llegar a ser cegador. Estaba dividido en dos secciones, la barra para el final de la habitación, más que obstruir o hacer el lugar más pequeño, se incorporaba perfectamente para permitir a algunos clientes sentarse en esta o hacer pedidos rápidos para llevar. En el lado derecho del café, un poco más lejos de lo que el ventanal pudo haber logrado abarcar, estaba unas mesas con sillones para dos personas unidos a las paredes, dando la impresión de lugares más privados.

La pareja de hombres había tomado lugar en la mesa pegada al ventanal que daba al exterior, dándose la oportunidad de tener una vista amplia del interior y exterior para no ser tomados desprevenidos. El menú del café, apenas una sola hoja impresa de ambos lados estaba junto a la decoración individual de la mesa; un pequeño jarrón traslucido que contenía flores de la estación presente.

En pocas palabras, el lugar brillaba con un ambiente cálido y hogareño.

Fon se preguntó qué clase de dueño tendría el lugar. Reborn solo pensó en el exquisito olor a café, y dulces varios, que invadían todo el lugar.

—Es un lindo lugar— comento el chino finalmente, tomando uno de los menús en la mesa, siguiendo el ejemplo del hombre que apenas había emitido un sonido de acuerdo. El extranjero solo sonrió apaciblemente, sin tomarse a mal las pocas palabras del asesino, imaginando la frustración que debía estar conteniendo por el tiempo sin resultados que habían tenido.

¿Tal vez debieran buscar en un nuevo lugar?

—Bienvenidos a Palourde Caffè, ¿puedo tomar su orden?— la suave, y apenas audible, voz de una muchacha aparto a los hombres de sus pensamientos, atrayendo las miradas.

Los Arcobaleno tuvieron la vista de una muchacha de no más de 18 años, con gesto nervioso y un sonrojo en sus mejillas, con una libreta en manos con propósitos de tomar la orden. Si notaron el ojo cubierto por un parche, ninguno le dedico un doble pensamiento.

—Un té con un Panna Cotta de frutos rojos y canela para mí, por favor— Fon amplio su sonrisa, intentando que la muchacha se relajara, habiendo notado la tensión en su cuerpo. ¿Sera nueva en el trabajo? Imagino que empezar un trabajo no era algo fácil.

—Un Expresso cargado y un Tiramisu de café— no era normal para él probar o pedir ningún dulce, ¿pero quien puede negarse a una nueva forma de consumir café?

Anotando tan rápido como podía los pedidos, la muchacha centro su único ojo en el extranjero: —¿D-de que desea el té?—

—¿Tendrán té de Oolong?— no es que lo esperaba, lo había preguntado por curiosidad y tal vez por un golpe de suerte. No es que muchos en Italia tuvieran intereses tan específicos por los tés asiáticos, sin contar que estaban en una cafetería italiana.

—Si, ¿quiere ese?—

Fon tuvo un pequeño momento de sorpresa, que provoco una risa baja e ínfima en el asesino: —Si, muchas gracias—

La muchacha cabeceo, apuntando algo más en la libreta antes de apresurarse detrás de la barra, hacia una puerta en el lado izquierdo que parecía dar a la cocina del lugar. Fue cuando el chino pudo notar al grupo de jóvenes sentados en la mesa más cercana de la barra, uno de ellos no había apartado la mirada de la muchacha hasta que desapareció, y volteo a ver la mesa en la que estaban sentados. Los dos muchachos que lo acompañaban, tal vez demasiado ocupados en su conversación y comida, no parecían haberse percatado de la actitud del mayor del grupo.

Fon se preguntó cómo estaban comiendo Lasagna en una cafetería.

—También te resulto raro, ¿cierto?— la voz de Reborn atrajo la mirada de la Tormenta, quien apenas curvo una de sus cejas en una muda pregunta.

» —No comes Lasagna en una cafetería a menos que conozcas al dueño y este no tenga nada en contra o él mismo la hubiera preparado— se explicó, buscando distraídamente la cajetilla de cigarros en el interior de su traje. Al menos eso pareció, mientras aseguraba su arma como una vieja costumbre —. Además, el muchacho con pelo azul no ha dejado de vernos desde que esa niña se alejó. Dudo que esté pensando en venir a coquetear

Fon reprimió una pequeña mueca, aunque internamente estaba riendo por el tono burlón que el Sol utilizo, a pesar de que estaba hablando en serio: —Supones que no somos bien recibidos— no pregunto.

Supongo que hay algo que no debemos ver— corrigió, recargándose en el respaldo de su silla en una pose casual, en la que Fon pudo ver la tensión del cuerpo listo para atacar o defenderse a la menor amenaza. El ala del sombrero de fieltro negro del hombre cubrió su rostro, dejando una expresión imposible de leer aun para quien estaba sentado frente a él —. Y voy a ver

Fon solo pensó que Reborn tenía una gran debilidad por los retos.

Y demasiada paranoia.

[—]

Reborn se consideraba un hombre paciente, tenía que serlo para sobrevivir en ese mundo. No todo llegaba del aire, no todo podría ser obtenido de un momento a otro. Se debía ser paciente para recopilar información, para encontrar a su objetivo, para planificar un golpe, para encontrar el mejor momento. En pocas palabras; debió ser paciente para llegar hasta donde está. Pero también es un hombre fuerte, observador, ágil de mente y por, sobre todo, astuto. Quien quiera agregar paranoico, puede ser recibido con un disparo.

Por esa razón ese Cielo Arcobaleno se había ganado algo de su respeto, y rencor, por la forma tan escurridiza de moverse. Es decir, estaba dispuesto a admitir que una o dos veces sin ser detectado por suerte era posible, sin importar con quien estuviera lidiando. Pero ser capaz de pasar desapercibido una tercera, y finalmente desaparecer completamente. Si no era astucia, el bastardo era un tipo con demasiada suerte o con personas de influencia a su alrededor.

Le hizo preguntarse qué clase de sujeto podría ser.

—¿No lo estas pensando demasiado?—

Apartado de sus pensamientos, el asesino levanto la mirada de la mesa que pareció ver con tanto interés: —¿Algo para criticar?— devolvió.

Fon se encogió de hombros, sabiendo que era una pelea perdida.

Finalmente, los dos se perdieron en sus propios pensamientos, en el trabajo que su tenían que hacer y la falta de aviso del resto de sus compañeros. ¿Realmente podía serán difícil encontrar a una sola persona? Se suponía que eran el grupo de personas mas fuertes dentro de la mafia, ¿una persona realmente podía evitarlos tan fácilmente? Aunque, si se pensaba bien. Si ese Cielo Arcobaleno fuera fácil de hallar, no merecería el titulo. Pero eso no dejaba lado que la situación tenia descontento a todos.

—Tal vez— empezó Fon, luego de unos pocos minutos de silencio, con la vista pueda en la muchacha que traía su pedido —, ni siquiera tengamos que buscar, dejar que él se acerque a su tiempo—

Ultimas palabras famosas.

Final del Capítulo II del Arco I.


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