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El comienzo de una nueva vida por Etsuko Kagayaku

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Notas del capitulo:

IMPORTANTE

.No no pienso desaparecer de nuevo y no volver a escribir no empiecen a insultarme xD si te lo digo a ti?, lo prometido es deuda y no hablo solo del capítulo sino del por que de mi primera huida de amor yaoi, lo que les voy a contar es totalmente cierto, es mi historia y del por que, que es lo que pasó mientras estuve fuera, que fue absolutamente todo. Son mis lectoras y yo ya sabía que este día llegaría sabía que en algún momento debería darles una explicación de lo sucedido, no solamente porque les tengo muchisima confianza y se que no van a juzgarme sino que son lo suficientemente importantes para mi como para contarles este profundo secreto. Se los contaré resumido ya que la historia es muy larga:

Como sabran, el día que anuncie mi salida de la página hice un fanfic titulado "voces en mi interior". Ese fanfic lo cree yo mientras me encontraba en un brote psicótico, estaba totalmente fuera de mi, hace cuatro años que lidiaba con una gran depresión, hace tres que lidiaba con una gran esquizofrenia (tenia alusinasiones auditivas y visuales muy fuertes) y hace un año había muerto mi mejor amiga la cual conocía y adoraba desde los cuatro años de edad, me fui de amor yaoi a los quince años, después que durante el brote psicótico lastimé a alguien de mi familia y lo dejé por meses en el hospital por hacerlo con arma blanca, si fue terrible, es alguien a quien amo mucho, pero obviamente por si no saben en un brote psicótico no eres tu mismo es como si desaparecieras y las voces mas todo lo demás no me ayudó. Termine internada en un hospital psiquiatrico durante seis meses, tomando mas de veinte pastillas por día., mi recuperación tomó mucho tiempo, fue muy duro y estresante, tengo demasiados trastornos mentales pero que logro estabilizar con medicación.

En fin ese es un resumen de lo que pasó, no quiero dar mas información porque si digo mas creo que las terminare asustando, y no quiero eso para ustedes.

Están en todo su derecho si quieren dejar de leerme, no voy a decirles que me sigan si ya no quieren hacerlo. Pero si quería contarles esto tan personal, porque ustedes estuvieron en mi peor momento literal, cuando las necesitaba, sus mensajes eran lo unico que recibia de apoyo y me sacaban una sonrisa, escribir era y es mi escape y así va a ser siempre. Las amo con mi alma, sin ustedes no sería nada, ustedes son lo mas grande que tengo, simplemente saber que leen y esperan mis historias me hace pensar que tengo esperanza en esta vida y que el día de mañana lograre algo grande y se que para ese entonces ustedes estarán ahí para mi como siempre lo han estado, por mas que sea detrás de una pantalla y por mas que esten en la china, se que están ahí. Y es por eso que hasta hoy sigo escribiendo, simplemente ustedes.

 

AVISO QUE ESTE ES EL ULTIMO CAP DE ESE TWO SHOT, ES UN CAPÍTULO UN POCO FUERTE, DEMASIADO CREO PARA LO QUE LES HE LLEGADO A ESCRIBIR, PUEDE LLEGAR A RESULTAR ALTAMENTE TRAUMANTE (EN SERIO :'V) SI SE ME PASO ALGUNA FALTA ORTOGRÁFICA SEPAN DISCULPAR, SON LAS CUATRO MENOS CUARTO ACA EN ARGENTINA. TENGO LOS OJOS CRUZADOS DE TANTO ESCRIBIR Y REPASAR EL ESCRITO. 

Una vez solo, mientras su mayordomo se encontraba cuidando el carruaje, se dio en la ardua tarea de buscar una tienda que estuviera no solamente a su altura sino que también tuviera algo especial, algo que no fuera usual de encontrar o usar en Londres. Obviamente no pensaba llegar a la fiesta de la reina vestido de forma estúpida tratando de captar la mirada de la mayoría, porque después de todo lo único que quería era sorprender a su mayordomo, podía fácilmente comprar una cola y orejas de minino, mas de eso se había disfrazado una vez por culpa de su prima, de mas está decir que el mayordomo se mordió los labios toda la noche tratando de no saltarle encima aunque aún no estaban en una relación digamos concreta. Al recordar eso se dijo así mismo que en un futuro igual debía vestirse así, ya que las miradas de su mayordomo de alguna forma habían repercutido en su interior y ahora que lo pensaba no estaría de mas meter cizaña de la buena en el tema.

Perdido en sus pensamientos se detuvo en una de las pocas tiendas que se encontraban abiertas, estaba solo en una de las calles mas alejadas del centro, se sintió sorprendido al haber hecho un tramo tan largo sin darse cuenta.

Algo le llamó la atención, en esa tienda había algo, un aroma especial algo que le atraía al igual que el aroma de su mayordomo, una mezcla de pulcritud con perfume masculino y la propia hombría que lleva un demonio de su categoría.

En cuanto decidió entrar hipnotizado por ese peculiar aroma, la pequeña campana de la puerta sonó anunciando su entrada. Mas nadie fue de forma rápida a atenderlo.

Aunque se estaban tardando en darse cuenta de su presencia y él no era una persona con mucha paciencia. Decidió quedarse y ver las distintas estanterías con disfraces, antifaces y demás.

Recorría con ojo curioso todo a su alrededor y de repente, ahí se encontraba, algo espectacular de ver, algo que premió a sus ojos con su increíble imponencia. Lo extraño era que no se encontraba como debía, algo así debería de haber estado en medio de todo, mostrando su grandeza ante lo demás que los dejaba en un gran cero a la izquierda.

¿Cual era el objeto? Un antifaz, pero como ningún otro que había visto en su vida, era realmente diferente. Tapaba un poco mas de la mitad del rostro, sus colores entre verde metalizado y lo que parecía acero inoxidable junto con una nariz respingada, y los labios que conformaban con una extraña sonrisa, iba acompañado de pequeños rubíes a lo largo del rostro formando un camino por todo el contorno de tal objeto.

¿Le gusta?

Se sobresaltó ante esa voz que sintió en el oído y se dio la vuelta rápidamente.

Es interesante.—Respondió sin perder la compostura.

El hombre que lo había "asustado" era por lo visto alguien adinerado a pesar de tener una simple tienda, se encontraba muy bien vestido y con gran porte. Un esmoquin perfectamente acomodado a su delgado pero a la vez musculoso cuerpo y unos cabellos castaños acompañados de unos ojos amarillentos, los cuales le recordaban a los búhos que solían posarse en el umbral de su ventana cada noche.

"No está nada mal" se dijo para si y rió interiormente ante ese pensamiento donde tal vez indirectamente sentía que ya lo estaba engañando a su mayordomo o que su homosexualidad latente y apenas descubierta estaba alborotándole las hormonas.

¿Cuanto pide por este antifaz?

El hombre rió por lo bajo y lo miró fijamente.

Bueno conde, por lo que veo se ha interesado en verdad por este artilugio mas no se si estará dispuesto a comprarlo después de saber su historia.

No tengo tiempo para historias, me encuentro apurado así que si puede decirme el precio.—Le dijo impaciente.

Ahh...le contaré al menos algo de la historia quiera o no. Estoy obligado a decir de donde proviene, ya que no hay devoluciones ni tampoco me haré cargo en un futuro de los actos que usted cometa por usar esta cosa.

Si, ya le había picado la curiosidad pero no pensaba mostrarse de esa forma, aunque todo es relativo así que le importó un cuerno y le preguntó con fingido desinterés.

Si con eso me lo puedo llevar entonces hable rápido por favor, como ya le dije me encuentro apurado.

El hombre sonrió tan extrañamente que Ciel por un momento dudó en llamar a su mayordomo y que este apareciera para llevárselo o darle una paliza al sujeto ya que no le agradaba en nada.

Esto...está maldito. Dicen que el creador de este antifaz tenía en su mente el poder de crear objetos tan banales pero obsoletos e invaluables como ningún otra cosa. Lo que él quería lograr con esto, era poder ocultar el rostro ante todos no solo escondiéndolo de las personas, sino esconderlo detrás de todo lo que llamamos bueno en el universo entero, quería ocultar la moral, la verguenza, los pensamientos asquerosos y horribles que solemos tener los humanos. Si, esconderlos, pero dentro del objeto, con el fin que en cuanto alguien se lo pusiera, su parte racional la mandara a volar y dejara salir todos sus pensamientos y acciones como son en verdad. Y lo logró, obviamente con un poco de ayuda del de abajo, hasta hoy este objeto a pasado por pocas personas pero absolutamente todas terminan enloqueciendo o nunca mas son encontradas ya sea con vida o siquiera su cadáver, solo el antifaz es encontrado en perfectas condiciones. Ya tiene mas de quinientos años aunque no lo crea, y no se ha tenido que arreglar ni nada que se le parezca, así a permanecido, intacto. Si lo usa, le puedo asegurar que pasara un mal rato, si tiene suerte, por un tiempo, y sino, lamento decirle que si decide llevarlo no volverá a ver la luz del sol.

Ciel lo miró con una expresión de total incredulidad y firme seriedad.

¿Ya terminó su historia de terror? Lo dejaría continuar pero temo no poder dormir esta noche.—Le contestó con sarcasmo.

—De acuerdo.— Dijo el sujeto sin inmutarse y con su actual sonrisa.

Tomó el antifaz entre sus manos y lo envolvió en un elegante papel para luego colocarlo en una caja común.

Ciel tomó una capa que se encontraba en uno de los escaparates la cual era de seda y algodón color roja y la colocó sobre el mostrador. Mirando retador al sujeto.

—Agregue esto también.

—Oh no se preocupe, le regalo la capa. Ya es suficiente el eterno sufrimiento que va a tener luego de usar esto. ¡El camino al infierno no tiene precio!—Rió.

En cuanto el sujeto le dijo el precio del antifaz, su boca cayó al suelo, ¿Era muy alto el precio de tal? No, era bajísimo.

Mas pagó sin refutar nada ya que comenzaba a pensar que el tipo que tenía en frente le faltaban un par de neuronas.

Salió de la tienda vagamente contento con su compra, yendo directamente para el carruaje. Una vez ahí vio al mayordomo. Este se encontraba dormido lo cual lo extrañó en demasía.

Sacudió lentamente su hombro y este despertó con un gran bostezo.

Sebastian ¿Acaso te dormiste o estabas descansando los ojos?—Dijo en forma de broma, aunque en realidad le preocupó verlo así. Se notaba que no estaba bien alimentado y que sus fuerzas eran cada vez menos.

Sebastian rió despacio para luego ayudarlo a subir a la parte de atrás del carruaje.

Ciel cuidaba celosamente lo que había comprado, tenía una idea para asistir al castillo de la reina y no quería que Sebastian viera su atuendo.

Una vez en la mansión, ambos con cansancio bajaron del carruaje y se dirigieron hacia el cuarto de Ciel, una vez ahí mientras Sebastian se ocupaba de buscar el pijama de Ciel, este acomodaba debajo de la cama lo que había comprado. Pero no reparó en pensar que su demonio solo estaba cansado no que era un idiota.

¿Para que esconde todo debajo de la cama mi señor?—Preguntó con gracia el mayordomo.

Ciel bufó por lo bajo.

No te interesa a y antes de que se me olvide. ¡Te ordeno que bajo ninguna circunstancia trates de ver o espiar lo que compre! ¡Es una orden!

—De acuerdo, si usted lo ordena, yo ni me acerco.

Ciel lo miró extrañado ante el comportamiento inusual, el esperaba el clásico "Yes My Lord" por lo cual se le quedó viendo con sorpresa y una vena a punto de explotar en el cuello.

El mayordomo se dio cuenta y rió nuevamente.

—Estoy muy cansado para seguir el protocolo.—Admitió con un nuevo bostezo.

Ciel se tapó los ojos con sus manos no sabiendo si reír o llorar.

Ven vamos a dormir.—Le contestó con una dulzura mientras le extendía la mano.

El mayordomo en menos de lo que canta un pájaro se encontraba en la cama y con Ciel a su lado. Este lo besó lentamente para luego colocar su cabeza en su pecho y finalmente caer los dos en los brazos de Morfeo.

...

Nuevo día y a horas de tener que entrar al castillo de su amada reina. Antes de prepararse para esa noche llamo a su mayordomo quien acudió en un parpadeo al estudio.

—Sebastian, no quiero que esta noche vengas conmigo al castillo, entraré yo solo, tu tendrás que ingeniártelas para entrar y sin que yo me de cuenta.

El mayordomo lo miró sin entender a que se refería.

Ciel sonrió de oreja a oreja.

—Quiero hacer de esta una noche inolvidable...

Sebastian lo miró dudoso y salió del estudio luego de acatar de forma inmediata la orden.

El conde ya se había olvidado por completo la supuesta historia del antifaz y todas las demás estupideces que le había dicho el vendedor, por lo tanto se colocó su capa y llevo su mascara hasta el carruaje, se la colocaría antes de entrar triunfante por la puerta.

Una vez todo listo, su mayordomo no aparecía, lo cual hasta entonces significaba que todo estaba saliendo a su disposición.

Subió al carruaje ayudado por Tanaka el cual condujo hasta el castillo sin mediar palabra con el conde.

El carruaje fue perdiendo velocidad y el relinche de los caballos perfectamente cuidados de Ciel anunciaron su llegada.

Volvió a sonreír para luego colocarse el antifaz...

Y fue ahí cuando todo cambió de repente...

Sintió un gran mareo pasar por todo su cuerpo, ir desde los pies hasta la cabeza y luego bajar junto con su presión, sus ojos se desorbitaron, de pronto un hambre atroz se apoderó de su ser, su olfato parecía el de un puma a punto de cazar.

Algo no andaba bien, y sin embargo no intentó quitarse la máscara, algo no lo dejaba, algo no quería...Ciel no quería quitarse la máscara.

Bajó del carruaje ayudado por Tanaka, quien al instante se dio cuenta que algo no andaba bien, los orbes de su tan respetuoso conde tenía un brillo extraño y libidinoso, de su cuerpo podían sentirse las hormonas a kilómetros y su pecho se contraía como si estuviera enfadado.

Entró al castillo caminando de forma recelosa. Mirando todo a su alrededor como si fuera nuevo, las personas tenían un muy buen aroma, la comida "normal" le causaba nauseas y las luces parecían fuegos artificiales lanzados con destreza hacia un cielo nublado y lleno de chaparrones.

Ciel no era Ciel, no pensaba, no parecía humano.

Con una destreza inigualable y envidiable comenzó a sacar mujer tras mujer a la gran pista de valse. Todas terminaban exhaustas y acaloradas como si en vez de bailar hubieran tenido un gran orgasmo, logrando que todos lo miraran impresionado.

En un momento fue hacia un chico que le había atraído al descubrirlo espiándolo detrás de una de las columnas. Lo tomó de sus manos y comenzó a bailar con tal como si fuera una de otras mujeres. A todos en el gran salón se le desorbitaron los ojos al ver tal escena tan extraña con un comportamiento tan audaz e inaudito.

En la cabeza de Ciel solo pasaban ideas tales como, "Que sabor tan delicioso será" "Me acostaré con él" "Su sangre me enloquecerá una vez que la pruebe para luego probar cada rincón en su ser.

De pronto todo se descontroló.

El aroma que emanaba Ciel lograba que todos a su alrededor comenzaran a comportarse de manera frenética, ningún comportamiento era adecuado, todo era sumamente diferente a lo que se esperaba. Allí reinaba el descontrol, la ira, la sexualidad reprimida, e incluso la pedofilia.

Varias personas se sacaron sus atuendos quedando desnudos y comenzando a tener sexo por todas partes, hombres y mujeres, niños y niñas con su cuerpo al descubierto se tocaban y eran tocados, el valse tan agradable se transformó en algo sucio y lujurioso al igual que terrorífico. Había mujeres que declaraban su amor a gritos tanto a sus amados como al diablo para luego lanzarse de las ventanas directo al vacío. Los demás que no se encontraban desnudos descargaban su ira contra pequeños animales que vaya a saber cuando ingresaron al castillo, otros peleaban entre si sin ningún sentido al igual que otros se auto flagelaban con todo lo que tuvieran a mano, tanto botellas de vidrio como charolas de cristal y los rosarios que se encontraban escondidos entre sus ropas, algunos simplemente arrastraban su cabeza y la golpeaban contra objetos contundentes incluso contra la pared hasta caer muertos.

Un acto tan repugnante y tan inmoral, tan excitante y nuevo.

Ciel desapareció de esa realidad al olfatear la sangre de muchos de los que se encontraban muertos. A paso rápido fue hacia ellos y comenzó a comer distintas partes de sus cuerpos empezando primero por sus ojos los cuales con sus uñas arrancaba para luego colocarlos en su boca como si fueran simples caramelos, quedando los restos de estos esparcidos por sus dientes. Luego sintió ese olor tan especial que salía del interior de las mujeres recientemente sexualmente ultrajadas, la primera era una dulce jovencita de a penas dieciséis años, rubia y de ojos celestes. La cual quedó extasiada al sentir los dientes del conde comiendo de forma brutal su vagina, literalmente comiéndola, arrancaba su clítoris y comía sus labios abriendo toda su mandíbula terminando de comer partes de su interior arrancado con sus manos las cuales entraban por esa vía y trayendo hacia si todo lo que la conformaba por dentro.

Nunca se había visto un espectáculo mas grotesco que tal.

Una sola persona no se encontraba en trance y se impresionó al ver semejante escena. El mayordomo quien se había colado por la ventana y veía a Ciel cometer tantas atrocidades y a la gente en estado de hipnosis total haciendo locuras por doquier.

Ciel captó el aroma de su mayordomo y rió de forma macabra mientras iba bailando y dando vueltas por arriba de los cuerpos ensangrentados, desnudos y destrozados de todos. Llego hacia Sebastian y lo besó con avidez. El mayordomo se dejó llevar por el beso, extrañamente el conde olía mejor que de costumbre y sin importarle todo lo que sucedía subieron juntos al cuarto mas grande del castillo, acostándose furiosamente ambos en la cama de la dulce reina.

Vueltas de aquí para allá sobre el colchón aterciopelado riendo ambos sin explicación. Ciel en un acto de extremo placer al sentir las mordidas fuertes en su cuello de parte de su servidor arrancó dos mechones de su cabello haciéndolo gemir.

La cabeza de Sebastian goteaba sangre la cual Ciel lamía con algarabía. El mayordomo sin esperarlo arrancó la ropa de ambos y comenzó a lamer los botones rosados, mordiéndolos logrando arrancar uno de ellos y dejando el otro a carne viva.

Mmmm Sebastian, dijiste que me lastimarías, esto no es lastimar, vamos que se que puedes hacerlo mejor.

Sebastian rió con fuerza para luego tomar la cabeza de Ciel y estrellarla contra el cabezal de la cama, para luego tomar sus manos y clavarlas con pedazos de vidrio a la madera del cabezal. Bajó hacia su hombría y la lamió de arriba abajo, mientras su puño entraba en el trasero sin preparar de Ciel quien no dejaba de gemir mientras era torturado.

Su entrada sangraba, sus manos ardían y su cabeza no estaba en el mejor estado mental, mejor dicho no estaba en ningún estado.

No tardó Sebastian en meter su pene por completo y de una sola vez, logrando levantar a Ciel de la cama y rompiendo su cadera en trozos dejando sus huesos delanteros a la vista, los lamió con lascivia, tan blancos tan perfectos como su piel la cual ahora estaba desgarrada gracias a sus rasguños y mordidas.

Lo empotró por horas y en todas las posiciones posibles hasta que Ciel traspasó los cristales de sus manos crucificadas y tiró a Sebastian al suelo para comenzar a montarlo mientras su entrada largaba un líquido que parecía ácido, desintegrando el miembro de su amado quien gemía por lo alto y reía nuevamente sin parar.

Una vez terminó se vino sobre él, comenzó a arrancar distintas partes de su cuerpo dejando solo el torso. Agarró dispuesto la estaca para remover la leña de la estufa y con una mirada cargada de locura y satisfacción total la levantó en el aire...pero ahí quedo, su cara se desfiguró y comenzó a sentir un gran dolor en su cabeza. Tapó sus oídos con fuerza y podía escuchar alguien a lo lejos llamándolo.

—¡Cieeel!

Cayó al suelo adolorido tratando de callar esa voz.

¡Sácate el antifaz, se que puedes oírme, tu eres mas que eso!—

Gritó lo mas alto que podía con sus cuerdas vocales, sus manos fueron hacia su rostro y sacaron con fuerza la máscara y ahí fue cuando despertó del trance.

Se encontraba en medio del salón de valse, todos lo miraban asustados y con curiosidad, nadie se encontraba lastimado, todos estaban en perfectas condiciones al igual que el castillo.

Su mayordomo se encontraba a su lado con una de sus manos en su espalda.

—¿Que sucedió?—Preguntó sin entender nada a Sebastian.

—Mejor salgamos de aquí, le contaré en el carruaje.

Se dejó llevar como si fuera un pequeño niño perdido. Una vez ambos en el carruaje directo hacia la mansión Sebastian le explicó lo sucedido a Ciel.

¿Entonces el objeto si estaba maldito, todo fue una ilusión de mi mente?

—Exacto.

—Quiero que te deshagas de ese antifaz, no quiero volver a verlo. Con lo de hoy tuve suficiente como para vomitar por un par de días.

Sebastian asintió y una vez en la mansión ayudó a bajar a su amo, no sin antes darle un pequeño aviso.

Bochan, la próxima vez no sea tan irresponsable, ¡Créame que el camino al infierno no tiene precio!...

 

Notas finales:

Si en este momento estarán frente a la pantalla y se dirán ¡Que mierda acabo de leer! tranquilas chicas no se han metido por error en la deep web ni estoy en un brote de nuevo, el final es digamos abierto pero a la vez cerrado¿? mas bien quiero que ustedes crean en su intuición y se digan a si misma o se den cuenta porque da salida a muchos finales, cual es el final realmente. A lo que me refiero es a que cada una entienda como lo entienda estoy segura le dara su propio final, lo entendera su manera.

 

En fin, tal vez el fic fue fuerte a lo que acostumbro pero espero que les haya gustado o al menos impresionado o dejado con una incognita. Si hay algo que quise retratar con esto es la verdadera naturaleza algunos humanos, hay frases unidas como repetidas al igual que seleccionadas especialmente para cada situación y hay varias podría decirse referencias a películas y libros. Ej: si las mascara se me ocurrio por la melicula la mascara -.-* xD no todo puede ser malo en la vida y lo de las mujeres tirandose al vació hago referencia a una parte de la vida del marques de sade pero un poco mas descontrolado. Lo demás es...eemmm...no se porque hice esto...

Besos mis lectoras. Tratare esta semana de actualizar. Martyrs, el pecado original y algun otra que tenga pendiente...las amo 


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