Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Solo quiero ser libre! por Nicole Prince

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡¡Hola de nuevo!!

Este capítulo ya lo subí ayer, pero creo que ha habido un problema y se ha borrado, así que lo pongo de nuevo :)

Es una lástima porque me dejasteis algún review y me hacia mucha ilusión, es el primero que estoy subiendo.

 

¡Espero que os guste! 

Capítulo 1: Bienvenido a casa, Tetsuya.

 

Finalmente llegaron a su destino sin ningún contratiempo; y eso que había habido momentos en los que Kuroko había temido por su propia vida. Más feliz de lo que recordaba haber estado desde hacía semanas, el joven peli azul fue el primero en levantarse de su asiento. Como si hubiese estado sentado en un muelle durante todo el trayecto. Aunque quizá, debería de habérselo pensado mejor. A causa de la tensión y la fuerza que había estado haciendo sin darse cuenta, las piernas le temblaban; causando que trastabillase nada más levantar. Gracias a Dios todo quedó en un susto y pudo recobrar el equilibrio con facilidad.

 

-          Menos mal que Arni no está aquí…- murmuró para sí.

 

Arni Paulsen, un joven con raíces japonesas y noruegas, y el primer amigo que hizo Kuroko al llegar a Kirkenes. Estos pensamientos hicieron que su corazón se estremeciese. No llevaba fuera ni dos días y ya echaba de menos a sus amigos, hasta la forma en la que se burlaban de él por su pésima forma física; para luego acabar comprando su perdón con uno de esos batidos que tan loco le volvían. Sin duda alguna, lo que echaba de menos era ese hogar que tanto esfuerzo le había costado construir. Podía parecer un tanto extraño, al fin y al cabo Japón era su país de nacimiento y donde había vivido la mayor parte de su vida. Simplemente… no había lugar para él allí.

¿Qué por qué volvía entonces? Fácil. Akashi se lo había pedido, aun le daban escalofríos al recordar la conversación. Su amigo era… no es fácil de describir a Akashi Seijuro, quizá la palabra más cercana era ‘autoritario’. En opinión de Kuroko, su amigo simplemente era como le habían dicho que tenía que ser; aunque le había añadido un toque sádico.

A lo que iba, la conversación. Un mes atrás había recibido una llamada del pelirrojo pidiéndole que volviese, él dijo que NECESITABA que volviese. Kuroko aceptó de inmediato; Akashi Seijuro NO pide las cosas, Akashi Seijuro NO necesita de nadie.

Por mucho que Kuroko había insistido, el otro no había soltado ni prenda, lo único que aceptó hacer fue jurarle una y mil veces que no se estaba muriendo. No mucho tiempo después el peli azul recibió un correo con fechas, horarios y un billete de avión. Todo muy al estilo Akashi. Así que no le quedó más remedio que hacer sus maletas, intentar arreglar la mayor parte de sus asuntos y despedirse de sus amigos. Aunque todo con la esperanza de no tener que quedarse mucho en Japón, su vida no estaba allí. Y unos días después ahí estaba.

La verdad es que le parecía una perdida completa de su tiempo. No iba a darle más vueltas al asunto. 8 años atrás había huido, 8 años sin noticias de ninguno de sus antiguos compañeros; únicamente Akashi conocía su paradero. En todo este tiempo, había crecido como persona o eso esperaba. Así que tampoco estaba en sus planes el permitir que sus fantasmas del pasado lo intimidasen. Había ido con la intención de ayudar a un amigo, lo haría, aprovecharía su estancia lo máximo posible y después volvería a su hogar.

Antes de que Kuroko se diera cuenta, el avión había comenzado a vaciarse. Únicamente él y su compañero seguían en sus asientos. Cuando pudo ver que ya casi todas las personas habían marchado, Kuroko salió de su lugar y comenzó a buscar su pequeña maleta. A primera vista podía parecer que el peli azul rehuía a la gente, pero no, no es que él tuviese un problema con la gente. Más bien eran ellos quien tenía un problema con él, con el hecho de no verlo, de no sentirlo. Y no era agradable, mucho menos en espacios tan pequeños como ese. Pero a eso, como a todo, había acabado por acostumbrarse.

Debido a esto, al viaje, los recuerdos y a las personas en general, el peli azul acabó de un humor verdaderamente pésimo. Estaba de tan mal humor que, al darse cuenta que el pelirrojo aun dormía, ni si quiera le paso por la cabeza la idea de despertarlo. Y sacándole la lengua mentalmente, aprovechó para echarle una última mirada, a sus hombros cuadrados y anchos, sus facciones, su cabello. Solo… ¿De qué color serian sus ojos?

El resto del proceso no le tomó mucho tiempo: la verificación del pasaporte, buscar su equipaje en la cinta adecuada y finalmente, encontrar la salida de la terminal. Estaba en  la puerta, esperando a su amigo, mientras echaba vistazos a su alrededor.

 

-          Encima llega tarde – Refunfuñó haciendo un puchero.

-          En eso te equivocas, Tetsuya- Un escalofrío recorrió la espalda de Kuroko- Eres tú el que ha llegado antes- El peli azul ni si quiera se molestó en señalar a su amigo la verdad. Hacía tiempo que había aprendido la inútil tarea que era discutir con Akashi.

-          Tiempo sin vernos, Akashi- kun.- Respondió el antes nombrado- Es cierto eso que dicen ¿no? Nombra el demonio y el demonio aparecerá…- Ante tal insolencia el pelirrojo simplemente enarcó una ceja.

-          No te conocía ese sentido del humor, Tetsuya.

 

Ambos chicos permanecían a cierta distancia, mirándose fijamente, sin prácticamente pestañear, evaluándose. Finalmente fue Akashi quien rompió la tensión, dando un paso adelante y abrazando al peli azul. Fue un abrazo corto y, a lo mejor, algo seco. Pero significaba mucho para ambos. Los dos chicos, aunque por diferentes razones, habían crecido reacios a expresar lo que sentían. Podemos entender entonces que aquel abrazo fue un acto digno de confeti, fuegos artificiales y mucha alegría. Y consiguió que finalmente Kuroko perdiese un poco de su mal humor. Había vuelto por él ¿qué sentido tenía enfadarse?

 

-          Bienvenido a casa, Tetsuya- Algo dentro de Kuroko se removió.

-          ¿De verdad que no te estás muriendo?- Podía recitarle un sermón en arameo si quería, pero todo esto no era normal. Lo viese por donde lo viese no era su comportamiento normal.

 

A su pesar, tuvo que dejar de insistir. El pelirrojo le había lanzado una de sus miradas, y esta decía claramente: Continúa por ese camino y el único funeral que se celebrará será el tuyo; quizá no todo había cambiado.

 

-          ¿Vamos? Supongo que estarás cansado.- Kuroko tuvo que apresurarse para alcanzar al pelirrojo- ¿Sigues odiando los aviones?

-          Si…- El tono apesadumbrado con el que lo dijo hizo sonreír a Akashi- Gracias por el billete, por cierto.

-          No tienes que agradecer. Soy yo el que te agradezco esto… no sabes cuánto.

-          Akashi- kun, de verdad me preocupa esto ¿no puedes contarme nada?- Pocas personas hay más curiosas que Kuroko.

-          No- El pelirrojo siempre firme- Pregunta cualquier otra cosa y contestaré. Aquí es.- Le comentó señalando un Gmc Yukon- ¿Algún problema?

 

Y es que el peli azul… se había quedado congelado. Un Akashi que abrazase, vale, uno más tranquilo, vale. Que podría haber comenzado a confiar más en la gente, pues también. Por ahí podía pasar ¿pero esto? No limusina, no chofer, sí todoterreno, sí Akashi conduciendo. Kuroko estaba en shock. Y una vez más las sospechas volvieron a él: ¿Qué pasaba si todo esto era parte de una lista? Cosas así siempre salen en las películas. Ya sabéis, chico cree que se está muriendo, hace una lista con las 20 cosas que quiere hacer antes de morir y al final conoce al amor de su vida. Personalmente, odio estas películas. Pero a Arni le encanta toda esa clase de ‘basura’ romántica. A lo que íbamos ¿qué pasa si ‘aprender a conducir’ era parte de la lista de Akashi? Realmente el viaje lo había alterado y comenzaba a divagar.

 

-          Sube- Le ordenó el pelirrojo un tanto crispado. No era idiota y sabía en qué estaba pensando Kuroko. Para él todos esos cambios eran muy extraños ¿tan difícil era de creer?

 

Durante los cinco primeros minutos un cómodo silencio se instauró en el coche. Kuroko, por su parte, aun iba absorto en sus pensamientos mientras observaba el paisaje que cada vez se le hacía más familiar. A pesar de que hacía 8 años que no pisaba esa ciudad, aun había lugares que le eran familiares y no podía evitar sonreír levemente cuando algún recuerdo venia a su mente. Por otro lado, Akashi estaba pensando en todo lo que se le venía por delante. La llegada de Tetsuya marcaba el punto de comienzo de un montón de planes en los que necesitaba la ayuda de su amigo. Era una de las razones por las que quería que todo fuese lo más fácil y cómodo posible para el peli azul. Finalmente fue Kuroko el primero en hablar.

 

-          Gracias por dejarme dormir en tu casa estos días, espero no causarte ningún problema-

-          En absoluto. Para mí esto es como un favor, uno que tú me haces a mí.- le contestó Akashi completamente serio.

-          Y ¿Cuándo piensas contármelo?

-          Tetsuya…-

-          Está bien, está bien, no insistiré más- Estaba siendo difícil para el peli azul no insistir, al fin y al cabo uno no hace tantísimos Kilómetros para nada.

-          En la cena te enterarás de todo. Hasta el momento, lo único que tienes que saber es que de verdad es importante.-

-          Lo sé… De lo contrario, ni tú podrías haberme hecho volver- Akashi solo pudo sonreír ante esto; le gustaba esa nueva faceta de Kuroko.

-          Has crecido Tetsuya, has cambiado-

-          He aprendido- Lo que quedaba de viaje hasta la casa del pelirrojo continuo en completo silencio; un apacible silencio, no obstante. Lo único que esperaba el pelirrojo era que no fuese la calma que precedía al huracán.

 

 

La nueva casa fue otra agradable sorpresa para Kuroko. Diferente a todas las anteriores residencias de Akashi que había conocido, esta era más… ¿familiar? La familia Akashi era rica, inmensamente rica. Y la mayor parte de las veces, eso se plasmaba en sus pertenencias y por supuesto, en sus casas. Esta, como el resto, también era grande, pero de una forma diferente. Los alrededores de la casa eran también espaciosos, grandes jardines y una bonita piscina. La vivienda era de un agradable tono melocotón, haciendo un conjunto magnifico con los muebles de color madera cerezo.

Sí, en efecto esa casa era diferente. Transmitía calidez, familiaridad y comodidad. Kuroko le echó una mirada a su amigo. Había conocido a Akashi Seijuurou prácticamente desde siempre. Pensase en el momento en que pensase, Akashi siempre había estado ahí, animándolo, protegiéndolo, queriéndolo; todo esto a su manera, claro. Pero ahora había algo diferente en él, algo más profundo que esa calma y esa rabia que parecían coexistir en él. Había algo resplandeciente y de verdad, Kuroko se moría por saber que era.

 

-          Tetsuya ¿me estás escuchando?- Interrumpió sus pensamientos una gélida voz.

-          ¿Eh? Ah, sí, claro- No tenía ni idea de a que estaba contestando.

-          Si fueses otro…- Le reprendió Akashi, mientras hacia el gesto de ‘cortar’ con dos dedos.- Te dejaré que te instales, de hecho, puedes dormir un rato, yo tengo unos asuntos que resolver.

-          Sí, mi capitán- Le contestó el peli azul, algo divertido por el tono hastiado de su amigo.

 

Cuando Akashi se marchó, tras enviarle una de esas miradas envenenadas, Kuroko no pudo más que soltar una carcajada. El no siempre había sido así, de hecho, muy pocos en Japón podrían decir que lo habían oído reír de ese modo. Su forma de ser actual se la debía a Kirkenes y sobre todo, a su amigo Arni. Él le había liberado de la opresión que Kuroko siempre había sentido en el pecho, le enseño un mundo nuevo y precioso.

Como Kuroko no había llevado mucho equipaje, no le costó mucho tiempo. Realmente no le apetecía dormir, estaba cansado sí, pero la tensión del viaje habían despejado sus sentidos y ahora mismo, se encontraba muy inquieto. Al final, optó por darse una ducha y relajarse antes de la cena.

Unas horas después, cuando Akashi fue a buscarlo a la habitación, estaba tranquilamente tirado en la cama mientras veía un poco de televisión. Nada más ver a su amigo entrar se levantó de un salto, contento porque por fin podría enterarse de lo sucedido. El comedor de la casa, aunque técnicamente Akashi ya se la había mostrado, lo sorprendió agradablemente. No había ninguna de esas largas mesas que convertían las comidas en algo frio y distante. Era una redonda, de color caoba, a juego con las sillas. En el suelo había una gran alfombra de color rojo, parecido al pelo de su amigo. Para su descontento había un hombre en sentado ya en la mesa, un socio o algo por el estilo. ¿Quería eso decir que no se lo iba a contar ahora?

 

-          Tetsuya, te presento a Furihata Kouki, mi prometido.- La cara de Kuroko fue un poema.

 

Por primera vez en… mucho, al peli azul no le importó mostrar tantísimas emociones delante de un extraño. Lo observó bien. Prácticamente de la misma altura y complexión que él, pelo castaño y un rostro que demostraba bondad y calidez, aunque ahora parecía verdaderamente nervioso. Desde luego, no parecía el tipo de gente con el que suele ir Akashi. Las cosas empezaban a encontrar un lugar en su cabeza.

 

-          Eh… yo, encantado de conocerte, Furihata- san- Le respondió finalmente Kuroko. Más por las miradas asesinas que recibía del pelirrojo que por haber superado su sorpresa- Mi nombre el Kuroko Tetsuya.

-          No seas obvio, Tetsuya, está más que claro que sabe de ti. Sentémonos a cenar, va.

-          G-gusto en conocerle, Kuroko- san.

 

Esa no fue la última sorpresa que Kuroko recibió esa noche. Para cuando acabó la cena, la cabeza le daba vueltas, no sabía cómo tomarse todas esas noticias. Se enteró de como se conoció la pareja, de las dificultades que habían pasado porque los familiares de Akashi no lo aceptaban y de como el pelirrojo había conseguido separar sus bienes, su herencia y romper por completo el contacto con su familia. Al enterarse de esto, Kuroko se sintió mal. El no había estado en ninguno de esos momentos ¿y se hacía llamar mejor amigo, casi hermano? Pero no todo fueron malas noticias. También se enteró de que finalmente habían conseguido fecha para la boda y de que, Akashi quería que fuese su padrino. Esto hizo inmensamente feliz al peli azul, quien acepto de inmediato. Pero no acababa ahí la cosa, Furihata- san, dirigía una guardería en esa misma ciudad y se rehusaba a dejarla durante las dos semanas que duraba su luna de miel. Akashi, quien comprendía la importancia de los negocios, buscó la única solución que para él era aceptable: pedir a Kuroko que la dirigiese en su lugar. No queriendo sobre cargar más aun la cabeza del peli azul, se despidieron y cada uno se fue a su habitación. Le dejarían espacio a Tetsuya para que se lo repensase todo bien. Sin presiones. Estaba a punto de echarse a dormir cuando un golpe en la puerta lo sacó de sus ensoñaciones.

 

-          ¿Kuroko- san?- Era el moreno.

-          Adelante-

-          Le traigo estas mantas, por las noches refresca…- Aun parecía mostrarse un poco nervioso ante él.

-          Muchas gracias, Furihata- san- Le agradeció con una sonrisa. Pero al ver que el otro no marchaba se extrañó, parecía querer decirle algo- ¿Sí?

-          Muchas gracias por venir- Le soltó de sopetón haciendo una pequeña reverencia- Seijuurou no dejaba de hablar de ti, de lo increíble que eres y de que estaba seguro que nos íbamos a llevar de maravilla. Tu presencia le hace muy feliz.- Esto hizo sonreír a Kuroko.

-          Estoy seguro de que nos vamos a llevar muy bien.- Le respondió, poniendo una de sus manos sobre el hombro del otro.

 

 

Al día siguiente a Kuroko todavía le daba vueltas la cabeza. No pudo evitar suspirar mientras miraba el techo de su habitación, aun tendido en su cama.

 

-          “¿2 semanas, eh? Supongo que podré hacerlo.”-

 

Sabiendo que Akashi era un hombre de madrugar, se vistió rápidamente, esperando poder encontrarlo aun en casa. Y así fue, cuando bajó las escaleras los encontró desayunando. Por un momento se quedó parado ante la imagen, un pelirrojo sonriendo mientras ayudaba a servir el desayuno a su pareja. Y la decisión que había tomado se le hizo más correcta aun.

 

-          Buenos días, Akashi- kun, Furihata- san. Acepto.-

-          Sabía que lo harías.-

 

Ni la entrada repentina, ni la decisión parecieron sorprender a ninguno de los dos. Akashi lo observaba determinado mientras el moreno lo observaba con gratitud.

 

-          Pensé que hoy podrías acompañar a Kouki para que te enseñe el lugar. Así te vas haciendo a la idea.- El peli azul simplemente asintió y se puso a desayunar.

 

 

La mañana fue increíblemente divertida para Kuroko. Durante el viaje hasta la guardería mantuvieron una amena conversación en la que ambos pudieron conocer un poco al otro. El lugar era magnifico y estaba repleto de niños, cosa que encantaba a Kuroko, y al parecer, todos muy bien educados. Fue magnífico. Furihata simplemente fue enseñándoselo todo un poco, presentándoles a los profesores y, más o menos, explicándole el funcionamiento de cada cosa. Sin darse cuenta, se les hizo medio día, y ambos estaban famélicos; así que decidieron ir a un restaurante no muy lejano, a comer algo. Antes de marchar, Kuroko se disculpo un momento del moreno y fue al baño. Nunca, pero jamás, se podría haber imaginado lo que vio al salir y buscar al prometido de su mejor amigo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).