Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Solo quiero ser libre! por Nicole Prince

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡¡Hola!!

Os traigo un nuevo capítulo :)

Pero antes una pregunta, al subir los capítulos, cada vez que aparece un guión se queda un espacio enorme y es bastante molesto, no sé como arreglarlo -.- ¿alguna idea?

Capítulo 2: Empezamos.

 

Nunca, pero jamás, se podría haber imaginado lo que vio al salir y buscar al prometido de su mejor amigo.

 

-          ¡Ah! Aquí estás, Kuroko- san- Le apremió su nuevo amigo, haciéndole señas con la mano.- Acércate, os presentaré.

 

Por un momento, Kuroko se quedó parado, sin entender muy bien lo que ocurría. Y es que, para su sorpresa, Furihata estaba en la entrada de la guardería con un joven. Alto, de hombros anchos, músculos muy definidos, rasgos duros y… pelirrojo. Vestía unos pantalones vaqueros, una camiseta blanca y una chaqueta de cuero negro; parecía el ‘chico malo’ de las películas. Así es, ante Kuroko estaba el mismo chico al que tanto había maldecido en el avión, el mismo que había llamado su atención tan escandalosamente.

 

-          “Son rojos…”- Pensó él- “Sus ojos son rojos”.- Aun recordaba la última pregunta que se hizo antes de salir del avión.

 

Sin saber por qué, su corazón comenzó a latir desenfrenadamente. Supongo que conoceréis esa sensación que se tiene a veces: El calor que recorre tu cuerpo, ese vuelco que te da el estomago mientras parece encogerse hasta su límite… ¿suena bien no? Parece algo que a todos nos gustaría sentir alguna vez en la vida. Ese tipo de cosas que solo ocurren en las películas… Pues para Kuroko era como una condena a cadena perpetua. Era algo que temía. Parecía como si por cada latido de más que daba su corazón, más pétrea se hacia su fachada, más duro el caparazón con el que se escudaba. No queriendo parecer un maleducado, se acercó a las dos personas que lo observaban. Uno con amabilidad, otro tan intensamente que parecía querer atravesarlo.

 

Narra Kagami Taiga

 

Creí ver un ángel, una aparición… Sí, lo sé, suena estúpido. Si mi hermano Tatsuya estuviese aquí, se reiría de mí hasta decir basta. Y es que ¿cómo una persona de casi dos metros puede llegar a ser tan inocente? Pero no he podido evitarlo. Jamás había visto una persona tan increíble. Este joven es… etéreo. Tiene el cabello azul, como los ojos, creo. Es bajito, pequeñito y parece frágil. Aunque rodeado de un aura de seriedad. Y una piel blanca, como de porcelana. Me dan ganas de abrazarlo, besarlo, acariciarlo, pero creo que a la vez me daría miedo ¿y si lo rompo? Me encantaría recorrer cada centímetro de esa piel que parece tan suave y cremoso. Seguro que tiene un sabor increíble. Cuando me doy cuenta de lo que estoy pensando, mi cara enrojece, seguro que hace juego con mi pelo. Malditas películas románticas… Porque sí, todo esto lo pienso de la forma más romántica posible.

 

-          Kuroko- san, le presento a Kagami- kun. Fuimos juntos a la escuela y es un muy buen amigo. Kagami- kun, este es Kuroko- san.- Escucho como nos presenta mi amigo. Sé que debería saludar, decir algo; No quiero que piense que soy tonto. Sin embargo, lo único que puedo hacer es continuar mirándolo fijamente.

-          Gusto en conocerle, Kagami- san- Me saluda. Parece tan lejano a mí, y eso que podría tocarlo con solo estirar un poco el brazo.

-          Gusto en conocerte- Consigo decir. Seguro que creo que soy medio tonto o algo… Un silencio extraño se instaura entre los tres. El pobre de Furihata alterna miradas entre el peli azul y yo, mientras el pequeño desvía la mirada ¿habré hecho algo que le moleste?

-          ¿Deberíamos marchar ya, no Furihata- san?-

-          Eh, sí…- No quiero que se vayan, no.- Nos vemos a la próxima, Kagami. Suspiro mientras los veo marchar ¿por qué siempre me pasan estas cosas?

 

Narra Kuroko Tetsuya

 

-          Kuroko- san, le presento a Kagami- kun. Fuimos juntos a la escuela y es un buen amigo. Kagami- kun, este es Kuroko- san.- Nos presenta Furihata- kun. Estoy un poco nervioso por si me reconoce. Cosa estúpida pues se pasó todo el viaje durmiendo.

-          Gusto en conocerle, Kagami- san- No puedo evitar desviar la vista, me hace sentir un poco incomodo, una mirada como esa podría llegar a quemar.

-          Gusto en conocerte- Su voz tampoco deja nada que desear. Que voz más grave… y dolorosa. Me recuerda a él.

-          ¿Deberíamos marchar ya, no Furihata- san?- De momento siento una necesidad horrible de irme. A pesar de estar prácticamente en la calle, el mundo entero parece hacerse más pequeño y asfixiante.

-          Eh, sí…- El amable moreno no cesa en lanzarme miradas extrañado- Nos vemos a la próxima, Kagami, estábamos a punto de ir a comer- Cuanto más nos alejamos de él, siento que respiro, más aliviado. Sin embargo, siento su mirada fija en mi espalda.

-          ¿Está bien, Kuroko- san?- Me pregunta el moreno una vez nos alejamos lo suficiente- Le veo un poco agitado.

-          Phmm…- No me gusta la idea de preocuparle- No hace falta que me hables con tanto respeto, al fin y al cabo pronto seremos familia ¿Furihata- kun? ¿Está bien si le digo así?- El otro simplemente asiente.- Estoy bien, no tienes que preocuparte- Mi sonrisa parece que le tranquiliza.

 

Ojala consiguiese tranquilizarme a mí también. Creía haberlo superado. Me decía a mi mismo que había cambiado, crecido, aprendido… Y ahora ¿me pongo así solo por conocer a alguien? Me siento mal conmigo mismo. No está bien que los ponga en el mismo saco a los dos. Kagami- kun solo ha sido simpático conmigo. Creo que la vuelta a Japón me ha afectado más de lo que creía.

 

Narrador Omnisciente

 

Cada joven se marcha hacia distintas dirección, pero aun con el pensamiento en el otro. Pensando en sí, a lo mejor, el destino los unirá una tercera vez. Kagami por su parte, entra en la guardería propiedad de Kouki. Se suponía que debía de haber llegado hacia ya diez minutos. Nada más entrar, recibe el abrazo de una pequeña rubia, quien lo había estado esperando. Aunque hacia dos minutos había estado muy enfadada, todo lo enfadada que puede llegar a estar una niña tan pequeña, cuando lo ve lo abraza con cariño y familiaridad. Por otro lado, Kuroko y Furihata habían decidido ir caminando hasta encontrar un lugar que les gustase a los dos.

Había algo en el ambiente que el más moreno no podía identificar. Sabía que estaba pasando algo por alto y lo dejaba intranquilo. Estaba claro que él no era Akashi, con su absoluto saber, y que tampoco conocía mucho al peli azul. Pero se consideraba una persona intuitiva y empática. Sabía que algo sucedía. Pero no sabía qué ¿qué le ocurría a su nuevo amigo? Aunque iba perdido en sus pensamientos no se le pasó por alto como se iluminaron los ojos de Kuroko al pasar por el Maji Burguer.

 

-          ¿Te apetece entrar aquí, Kuroko- kun?- Le preguntó.

-          Está bien- Afirmó el peli azul por su parte con una sonrisa- Me encanta el batido de vainilla de este lugar. -Pasaron adentro y buscaron una mesa libre.

 

Kuroko, como no, pidió un batido extra-grande de vainilla y una hamburguesa. Al moreno le dio la impresión que la alimentación no formaba parte de los puntos principales en la vida de Kuroko. Furihata por su parte, pidió dos hamburguesas y una coca- cola mediana.

La verdad es que estos dos formaban una extraña unión. Tal vez ‘tímido’ no era la palabra correcta para describir a Kuroko, reservado sí. Desde fuera daba la impresión de ser tan frio y duro. Esa apariencia de verdad contrastaba fuertemente con su apariencia suave y su poca presencia. No era fácil para él eso de ‘socializar’; tampoco le había prestado mucha atención nunca. Era un ser analítico y a una muy pronta edad se había dado cuenta que muchas veces a la gente no le interesa lo que dices, solo existe el ‘yo’. Y a Kuroko no le gustan las palabras vanas. Sin embargo, había algo en Furihata que le hacía desear ser amable con él. Era consciente de que no lo había tenido fácil en la vida. Aunque la otra noche habían evitado los detalles, no necesitó más. Las palabras de Akashi y lo que pudo observar en el moreno fue suficiente; había tenido muchísimos problemas. Pero había luchado, luchado por hacer feliz a Akashi, su mejor amigo, creando lo que para Kuroko era, un vínculo irrompible. Además, al moreno lo rodeaba una extraña calidez que le impulsaba a hablar. En cuanto se dio cuenta, estaba contándole anécdotas del pasado, sobre todo aquellas relacionadas con Akashi. No era tonto, se había dado cuenta que estas eran las que más le interesaban. Por su parte, Furihata sí era tímido. Era consciente de su personalidad y sus limitaciones; pero se estaba esforzando. Quería, por encima de todo, llevarse bien con Kuroko, quizá establecer una gran relación de amistad. Durante el tiempo que llevaba con Akashi, había escuchado muchas cosas sobre él, de diferentes personas. Sabía que lo había pasado mal, pero no era solo por eso, durante ese tiempo había crecido en él una admiración hacia ese chico que ni si quiera conocía. Y ahora que lo tenía delante, quería dar lo mejor de sí. Después de comer decidieron que ya era hora de volver a la casa; aun les quedaba algo de trabajo que hacer.

Pasan la tarde entre papeles pero muy agosto. De vez en cuando Kouki le señalaba algo importante y Kuroko se lo anotaba. Antes de que la pareja marchase de luna de miel, tenían que dejar muchas cosas lista. Además, era necesario que el peli azul entendiese todo lo que tendría que hacer durante ese tiempo. Aunque pareciese mucho trabajo para tanto tiempo, era importante; un error, por pequeño que fuese, podría ser algo irreparable. Unas cuantas horas después, más o menos a la hora de la cena, llegó Akashi. Lucía cansado pero sonrió ligeramente cuando los vio tan concentrados trabajando. En cuanto se dio cuenta que su prometido ya estaba en casa, el moreno se levantó rápidamente para darle la bienvenida. Hacían buena pareja, pensó el peli azul. Cuando los veía juntos, algo en el corazón del peli azul se encogía; de felicidad esta vez. Queriendo dejarles un poco de intimidad, el peli azul se disculpó, avisando que no cenaría esa noche, la comida lo había empachado.

Su principal idea era ir a su habitación para descansar un rato. Más que no tener hambre, lo que realmente estaba es cansado. Más que por todo lo que habían hecho hoy, Kuroko se sentía exhausto, el viaje había empezado fuerte. Pensaba tirarse en la cama, leer algo o hasta dormir. Pero al ver su portátil encima de la mesa se dio cuenta que aun no había hablado con Arni o alguien de allí. Teniendo el presentimiento de que le iba a caer una buena reprimenda decidió mirar, a lo mejor estaba conectado. Aunque no sabía si estaría despierto… Encendió el ordenador y abrió el Skype ¡Estaba conectado!

 

-          Tetsuuuuuuuuuuu ¡¡¿Cómo fue el viaje?!! – Le gritó el rubio nada más contestó- NO-ME-LLAMASTE ¿CÓMO IBA A SABER YO SI TE HABIA PASADO ALGO? ¿Y SI SE HUNDIO EL AVION? ¿Y SI TE RAPTARON? ¿Y SI TE HABIAN VENDIDO COMO EXCLAVO? A LO MEJOR ESTABAS ENCERRADO EN UN SOTANO SIENDO VIOLADO INCONTABLES VECES ¿COMOSETEOCURRENOAVISARMALDITOINGRATO? ENCUANTOTEPILLEVOYADESHACERTELACARAAGALLETASHIJODELMAL.- Kuroko no quería, tenía pensado mostrar pena y arrepentimiento, pero se echó a reír a carcajada limpia.

-          Lo siento, Arn, no te puedes ni imaginar todas las sorpresas que me esperaban aquí. Juro que te compensaré-

-          Mmmmmmmmmmmmm… mmmmmmmmmmm… mmmmmmmmmmmmm ¿cosas interesantes? Creo que puedo perdonarte… ¡¡Cuenta- cuenta!!- El pequeño cambió su enfurruñada cara por una gran sonrisa.

 

Y es que este era Arni, su mejor amigo; en parte, su familia. Un huracán apasionado por la vida, que cuando se enfadaba o estaba muy contento, comenzaba a hablar rápido y más rápido hasta que no se le entendía nada. Un poco más animado, el peli azul comenzó a explicarle todo lo que había vivido durante esos pocos días. La sensación agobio comenzó a disiparse, tener a Arni cerca era como tener un cachito de su hogar más cerca de él.

Estuvieron hablando durante casi dos horas. Al terminar, el peli azul eligió uno de los libros que había en su habitación y se puso a leer. No sin antes pensar que debería agradecérselo a Akashi al día siguiente. Tenía bastante claro que había sido él quien los había elegido y se los había dejado allí. No llevaba mucho tiempo leyendo cuando unos leves golpes se escucharon en la puerta.

 

-          ¿Puedo pasar?- Le preguntó Akashi desde el quicio de la puerta.

-          Claro, es tu casa-

-          ¿Cómo ha ido el día, Tetsuya? Me ha dicho Kouki que te estás amoldando muy bien.

-          Sí…- Le respondió el peli azul con una sonrisa- El lugar es ¡increíble!

-          Por supuesto que lo es- El tono del pelirrojo dejó entrever lo orgulloso que estaba de su prometido- ¿Y el resto?

-          ¿Eh? ¿A qué te refieres?- Kuroko juntó las cejas, no le gustaba esta conversación.

-          Ya lo sabes… -El peli azul optó por quedarse en silencio. Así que Akashi, se encaramó a la cama, como solía hacer cuando eran pequeños y se acostó al lado de su amigo. Quería protegerlo.- ¿Cómo lo llevas?

-          Bien… lo siento, no quiero preocuparte. Puedo con ello.-

-          Háblame- El pelirrojo no soportaba cuando Kuroko se cerraba en sí mismo y no contaba con él. Estuvieron así durante más de una hora, hablando del pasado, del presente, de ellos y de todo lo que habían pasado.

-          No permitiré que te pasa nada ¿me entiendes? Mataré a quien sea.- Terminó de decir Akashi.- Kuroko solo… Taiga es diferente, no te cierres.

Notas finales:

¡¡Espero que os haya gustado!!

 

Me encantaría que me dejarais algún review, más que nada para saber si os está gustando o si está siendo un completo desastre. Incluso si no pensais volver a leerme más, me encantaría saber por qué ¡sólo por mejorar! :)

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).