-Tenemos dos horas aquí, podríamos estar callados incómodamente o hablar sobre lo que hicieron, porque yo no tengo ni la menor idea de lo que hicieron para estar encerrados aquí sin siquiera salir al baño—Taehyung había intentado formar una charla en los últimos quince minutos que había estado allí. Miraba a cada chico uno por uno, buscando a alguien que estuviese dispuesto a contar su historial primero. El chico contra la pared estaba perdido en el sol, HoSeok si bien recuerda, el pequeño rubio no hacía más que mover sus dedos sobre la mesa, pero antes de seguir inspeccionando por décima vez, un muchacho levantó el brazo.
-NamJoon, segundo año, repitente—habló, acomodándose sobre su banco mientras elevaba su mirar hacia el profesor—; el historial de cada uno de nosotros está en el registro sobre el escritorio, lo dejó la hermana Jessica antes de dejarnos solos.
Taehyung tomó entre sus manos el cuaderno número cinco de tapa blanda y rojiza, abriéndolo y leyendo en la primera página «Castigados» resaltado en rosa flúor.
-NamJoon Kim, primero en la clase durante todo el año 2017, ninguna suspensión o llamado de atención, sociable y respetable con las normas impuestas—leyó en voz alta, alzando ambas cejas ante el ligero asombro acerca del estudiante; eran pocos los que tenían impecables notas que llegaban al promedio de 10/10— ¿entonces por qué repetiste segundo año teniendo altos números en cada materia?—preguntó algo desentendido, volviendo a mirar al muchacho de cabellos negros alzados en un desparramo de rizos cortos que caían escasamente por su frente.
-¿Puede fijarse en mis notas de ciencia?—NamJoon se arregló un poco la corbata, apoyando los codos contra la mesa.
Taehyung acató, buscó la materia ciencias, y todo bajó. Las notas allí recaían de un siete a un cero de repente, incluso la tenía que rendir completa si quería pasar a tercero. Su maestro tutor tenía malas críticas respecto a él, aclarando que su comportamiento en clase era un fracaso y que no debía pasar hasta tener todos los conceptos de la materia bien aclarados.
-¿Por qué es tu peor materia, NamJoon?
-Porque puse la teoría de Stephen Hawking, George Ellis, Roger Penrose y Darwin en los exámenes—explicó calmadamente, sonriendo torcido a la vez que soltaba una pequeña risa sardónica—; la consigna era explicar cómo se creó el mundo y al humano, yo puse todo: el BigBang, la expansión de trece millones de años luz, la densidad, la creación de la tierra que fue a base de una fusión de materia caliente que conocemos como magma que se iría enfriando, las reacciones de las células que se comenzaban a dividir y desarrollar en el agua, toda esa maldita mierda la escribí en mitad de una clase con cinco páginas y un poco más. Me lo rechazó, y puso en una esquina de todo mi trabajo que Dios había creado durante seis días cada cosa que conocemos hoy.
Taehyung quedó boquiabierto, no podía reaccionar a esa clase de comportamiento de parte de un profesor; se supone que ellos deben encontrar la forma de explicarte cada corrección que hacen. Ah, cierto, era un colegio católico.
-A mí me encontraron bailando—ahora era el turno del de cabellos rojos, quien miró seriamente a su profesor—; HoSeok, tercero, no conozco a estos chicos ya que es mi primera vez aquí, aunque antes tuve advertencias. Estaba bailando Perfect Man de Shinwa, pero me pillaron y me mandaron a dirección; obviamente me gané el castigo por no respetar las normas de tranquilidad en un lugar como la iglesia, y ni siquiera había música.
No podía creerlo, Taehyung no podía creer que estos chicos estaban ahí por hacer, prácticamente, nada. Sólo se habían expresado, no había nada relacionado con violencia, incluso hasta él le aburrían ése tipo de castigos. Rezaba para que el siguiente al menos fuera un matón.
-Soy Jungkook, de primero. El comienzo de semana me había enterado que unos chicos se habían retado para pelear durante los recesos—finalmente un chico que parecía merecerse el castigo como correspondía, pero Taehyung se adelantó—; yo no quería involucrarme, así que me quedé en el salón. Estaba dibujando en la pizarra cuando me acordé de una canción de Melanie Martinez, Pity Party. Iba cantando la parte de «Maybe if I knew all of them well, I wouldn't have been trapped inside this hell thast holds me. Maybe if I casted out a spell, or told them decorations were in pastel ribbons*» cuando la hermana Irene me pilla, me grita y me manda a la dirección por andar cantando cosas del diablo.
Eso, a Taehyung le sorprendió en demasía, ya que él acostumbraba a escuchar dos o tres temas de la artista sin sentir que iría al infierno por profanar la música con esas palabras blasfemitas que arruinaban a los niños e incitaban al suicido; mierda, que la iglesia era rara.
-Jimin, segundo año, mucho gusto en conocerlos—el pequeño rubio no quería levantar la mirada y ver a los chicos que conformaban el espacio, suficiente tuvo que pasar con hablar con su profesor. Tomó aire y continuó: —No me va excelente en las materias como NamJoon, ni bailo o canto como HoSeok o Jungkook, el año pasado me llevé tres materias que rendí en diciembre y pude pasar a segundo. El tema es que mis padres pagan el colegio, y si pagan demás significa una nota mejor a mi promedio, pero yo les expliqué que quería ganarme la nota como correspondía. Un día, sin querer, olvidé mi almuerzo y no acostumbro a pagar el de aquí, soy alérgico a varias cosas. Le pedí a mi nana si podía traérmelo, y cuando iba a comer a escondidas viene la hermana Anna y se lleva mi almuerzo, alegando que debo contribuir con la comunidad y que hay más niños muriéndose de hambre. Le dije que no podía pagar la comida de aquí, y ella seguía acusándome de desagradecido. Me llevó a dirección y el director dictó la nota comunicada a mis padres. Aclaró: alguien quien tiene dinero y no lo comparte.
Taehyung, casi indignado, estuvo a punto de levantar la voz e insultar a cualquier santo que se le cruzara en la mente. Sin embargo, alguien se le estaba olvidando: SeokJin. Todos los demás miraron al chico castaño que se había mantenido callado todo ese tiempo, escuchando atentamente cada historia sin comentar nada.
-SeokJin, cuarto año. Lo mío puede ser más polémico, por lo que pido tolerancia—sus ojos claros casi como grises por sus lentes de contacto estuvieron fijos en su collar, el regalo de su abuelo—; el día de la Virgen María se había pedido que se entregara una rosa a la persona que considerábamos bella, amable y protectora como ella. Yo no sabía a quién dársela, así que la dejé en el altar; cuando regresé, un chico me dio su flor, luego llegó otro muchacho y me dio su rosa, así hasta ser dieciséis chicos, todos varones. Una hermana me vio, no la conozco así que no podría decir su nombre, y me dijo que yo sólo podía aceptar las rosas que me den las muchachas y viceversa, que esas cosas de homosexuales son inaceptables y se aborrecía. Yo me enojé y le grité «Si yo soy gay es mi problema», ella sacudió su hábito y me dio una cachetada, y por el impacto dejé caer todas las rosas. Estoy castigado hace dos semanas, ya que eso pasó por Agosto y ya iniciamos Septiembre; hasta que no me arrepienta me debo quedar cada viernes aquí.
Taehyung ahogó un suspiro amargo, conteniendo el dolor en su estómago y todo el asombro en sus ojos abiertos estupefactamente— ¿Eres gay?—logró decir apenas, teniendo los nervios de punta cuando recibió un vago asentimiento de SeokJin.
Mierda, ése lugar era mierda.