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Religión. por Miss TaeGi

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-¡Director!—iracundo, Taehyung había entrando repentinamente y sin respeto a la oficina de la autoridad en aquella escuela. Lo encuentra mirando por la ventana, con la silla giratoria dándole la espalda a él, aunque puede reconocer esos azabaches cabellos donde fuera. Avanza rápidamente hacia el director, golpeando sus palmas en el escritorio para captar su atención—, me parece algo inapropiado que castigue a esos chicos cuando no hicieron nada contra la tranquilidad del colegio.


-Para la próxima, Taehyung, toque la puerta y espere a que yo lo atienda, nunca vuelva a entrar de aquella manera en mi despacho si no quiere una mala crítica para su próximo currículum— su voz ronca y suave, melódica y calmada que parecía haber despertado del sueño, se dirigió al muchacho que ahora enfrentaba con una expresión inexpresivo.


-Esos chicos no merecen ser castigados, YoonGi.


-Director Min para usted, no se ha ganado el derecho de tutearme cuando todavía es un novato, y encima del nivel primario—se levantó de su silla, intimidando escasamente a Taehyung ya que la diferencia de altura entre él y YoonGi se podía notar a leguas. YoonGi elevó sólo un poco la mirada para atravesar los cristales de los lentes de Taehyung y ver con desconfianza sus orbes castaños—, tampoco tiene el derecho de decirme qué hago con mis estudiantes, sé muy bien por qué están castigados, porque han desobedecido a Dios y a sus mandamientos, y si no quiere ser un hombre impío se retira ya mismo.


-Pero NamJoon, por ejemplo, sólo expresó la creación del mundo y del ser humano con la ciencia y las teorías—inició indignado, moviendo las manos para gesticular su descontento.


-En el inicio de la Biblia, Génesis 1:1 a 2:25 se escribe que Dios creó el mundo inundado de agua, el día y la noche, el cielo, la tierra con árboles y plantas, el sol, luna y las estrellas, los peces dentro del agua, las aves paseando en el firmamento, animales domésticos y salvajes en la tierra y al ser humano denominado hombre que logra dominar a cada ser vivo como Dios lo hace; de la costilla del hombre sacó a la mujer, y les dio la misión de reproducirse y dominar a las criaturas—calmadamente, YoonGi buscó una biblia entre todos sus libros de su estante, yendo por el antiguo testamento para cerciorarse de tener la razón.


-¿Y HoSeok que bailó y Jungkook que tan sólo cantó?


-Faltaron el respeto a la iglesia, no siguieron los reglamentos que claramente dictan el orden y silencio dentro de un lugar sagrado—ésta vez rebuscó en los cajones de su escritorio los papeles que firmaron padres y alumnos que acordaban un respeto mutuo entre los estudiantes, profesores y la iglesia. Se lo tendió a Taehyung, pero él no se molestó en leerlo.


-¿Y Jimin?


-Fue egoísta, simplemente eso, no toleramos una actitud así.


Taehyung respiró para controlarse, debía tener todos sus cables bien conectados para hablarle a YoonGi.


-¿Qué hay de SeokJin?—se calmó, dejando caer sus brazos a los costados de su cuerpo, mirando seriamente cómo el cuerpo del director se tensa por segundos.


-Él sí debe estar ahí, si es necesario, todo el año—sus ojos oscuros redondeados por casi invisibles ojeras viraron por la anatomía de Taehyung hasta caer al suelo—, es homosexual, una criatura que no merece estar ni cerca de la casa de Dios, pero su padre ha pagado un poco más de la cuota mensual suplicando que no lo expulsáramos.


-¿En qué parte de la Biblia dice que ser Gay está mal?—inquirió más serio Taehyung, con la mandíbula tensa y los dientes resbalándose entre sí de lo molesto que estaba.


YoonGi no contestó por momentos, y Taehyung aprovechó en ojearlo un poco más: traía un pantalón negro que combinaba con su saco del mismo tono, la camisa blanda dentro de los pantalones, con el cinturón marrón aferrado a su cintura, y una corbata verde a cuadros amarillos. Los zapatos negros bien lustrados y las medias igual de oscuras, como si en la Biblia no se dijera que Dios sólo acepta a aquellos vestidos de blanco.


-Apocalipsis, 9:20 a 9:22—susurró algo apenado, remojando sus labios antes de continuar—«El resto de la gente que sobrevivió no dejó de hacer el mal, adoraban imágenes falsas que decían ser Dios. La gente no dejó de matar ni de hacer brujerías, no dejó de robar o tener relaciones sexuales prohibidas»—resumió con un hilo de voz, sin atreverse a mirar a Taehyung—Levítico 18:22 «Ningún hombre debe tener relaciones sexuales con otro hombre, me repugna», Levítico 20:13 «Si un hombre mantiene relaciones sexuales con otro hombre, ambos serán condenados.» Deuteronomio, 22:5 «Los hombres no pueden usar ropa de mujer, la mujer no puede usar ropa de hombre, a Dios le parece una abominación»


-Pero Dios también dice que nos amemos entre nosotros, que amemos a nuestro prójimo fielmente y no lo dejemos de lado—excusó Taehyung, algo anonadado por la buena memoria de YoonGi acerca de cada versículo que dictó. Él apenas recuerda porciones de Lucas, donde nace el niño Jesús.


-Dios niega el cielo a aquellos que comenten actos de travestismos, homosexualidad y avaricia, Taehyung—suspiró cansado YoonGi, como si estuviese recordando palabras vacías que alguna vez le dijeron. Con la boca sedada continuó hablando, mirando sin pestañear a los ojos de Taehyung, queriendo no reflejarse en ellos.


-Eso no significa que debemos descalificar a los estudiantes que buscan amar de una manera un poco distinta.


-¿Un poco distinta?—ironizó, arqueando una ceja a la vez que levantaba la comisura de sus labios en una mofa sonrisa. Soltó un ligero suspiró que ocultaba una risilla que caería al suelo inmediatamente— ¡Taehyung, amar a un hombre es diferente! ¡Yo no quiero que estos niños terminen en el infierno sólo por la curiosidad del pecado!—el pequeño espasmo que recorrió las piernas de YoonGi fue ignorado cuando esos ojos presentaron cristales transparentes, sus pómulos que permanecían pálidos se colorearon del suave rosado del atardecer de ése mismo momento, con el blanco de los ojos contorneándose levemente en rojo.


-Director Min—habló preocupado Taehyung, acercándose con precaución al otro hombre dentro del cuarto. Tener veintinueve años, estar a cargo de una escuela privada y sumamente importante dentro de la ciudad más grande de Inglaterra, con un párroco que visitaba el centro educativo sin un aviso previo, demasiado estrés acumulado, pensó ignorante Taehyung. Estiró su mano, alcanzando únicamente el dobladillo de los puños del saco de YoonGi, pero fue apartado de un manotazo.


-Si ya acabó, profesor Kim, puede volver al salón de castigos sin ningún problema—YoonGi le dio la espalda, volviendo su voz calmada e inestable, hablando en susurros que mal acostumbró cuando sólo había una persona presente—; y que ésta conversación no se repita nunca más.


Taehyung fue echado de la oficina indirectamente, abandonando a YoonGi con los recuerdos que atormentaban desde su adolescencia.


«Eso está mal, YoonGi»


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