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Dulce Viktor por vitalife

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Notas del capitulo:

 


¡Hola!


Fue también para mi toda una sorpresa actualizar, me dieron unos días libres en la oficina por semana santa xD Me tardé porque originalmente el cap ya estaba prácticamente hecho desde ayer, sólo faltaba hacer el cierre, pero al final no me gustó cómo había quedado, así que hice la segunda parte de nuevo el día de hoy xD


Gracias a las lindas personitas que me dejan sus reviews, en un momento los contesto n.n 


anakzanamu


Aracelly


mestefaniab


 


Sin más el fin ;) 


 

 


 


El sol clareaba, cubriendo con su cálido manto las techumbres, colándose indiscriminadamente, sin miramiento, por las ventanas, mientras las cortinas hacían su mayor esfuerzo por retenerle, pero era en vano, el siempre triunfante astro rey cumplía uno de sus tantos cometidos, despertar a las criaturas diurnas del planeta.


Unos ojos de color chocolate se abrieron con pesadez, entonces su dueño notó que no estaba justamente en su habitación, recorrió cada rincón con la mirada, las velas estaban apagadas y los pétalos de rosa se encontraban esparcidos por todo el lugar, incluso pegados a algunas partes de su cuerpo, sentía la presencia de su esposo envolverle desde la espalda, su respiración erizándole la nuca, entonces recuerda que sólo lleva encima la delgada bata interior del kimono, se sonroja, su pulso asciende, pues no trae nada debajo, había tenido que prescindir de su ropa íntima debido al singular “accidente” sobre el peñasco la pasada noche, creyó al final que tampoco la necesitaría, pero justo ahora se avergonzaba.


Se acomodó la ropa bajo las sabanas, el cinturón que ataba la prenda estaba casi deshecho, dejando sus piernas completamente expuestas, así como parte de su pecho, debería aprovechar la situación y reclamar su tan esperada noche de bodas,  pero no quería que Viktor se desmayara no más despertar. De repente siente al susodicho removerse, decide quedarse inmóvil y fingir dormir, una mano se coloca sobre su pecho, metiéndose en su bata sin proponérselo, un rostro se acurruca en su espalda, escucha un bostezo, seguida de una profunda inhalación.


 


 


-Yuuri… -murmura adormilado, creyendo ser el primero en despertar-  Yuuri~ -repite, frotando su mejilla en el cabello oscuro para después dejar pequeños besos hasta llegar a su cuello, restregando su nariz, gruñendo por lo bajo- lo siento, sólo un poco –posa sus labios en la delicada  nuca.


-¡Viktor! –se remueve, reprendiéndole entre dientes por el fuerte estremecimiento de su cuerpo, incluso sus pezones se endurecieron.


-Lo-lo siento, Yuuri –su voz sale apenada, pero no se retira, mantiene su cercanía, notando que su palma izquierda toca una extraña protuberancia que palpa para descifrarla.


-¿Qué estás haciendo? –dice quedito y un tanto excitado.


-Se siente… -su cara se colorea- ¡Lo siento! –intenta sacar su mano pero es detenido.


-¿Por qué te disculpas? –jadea, moviendo sus caderas, gira un poco su torso para verle y con uno de sus brazos le atrae, besándolo.


-Yuuri, mis dientes, no he… -se excusa nervioso.


-No importa –sentencia, fundiendo sus labios en una caricia demandante.


 


 


Por su parte el de claros cabellos tirita, luchando contra el deseo instintivo de tomarlo con dureza, su olor y movimientos le seducen con demasiada facilidad, le aturde, le calienta y en tan sólo unos segundos su cordura se va al carajo. Con sus manos exploran el pecho pobremente cubierto por la desarreglada prenda, un par de gemidos resuenan cuando sus dedos aplastan las tetillas del menor que en reflejo le restriega su trasero contra la entrepierna, respondiéndole con un débil embiste que le sabe a gloria, generando un círculo vicioso que pronto despertó sus erecciones, la respiración se volvió pesada, no pudo retener sus ganas de delinear con sus yemas la esbelta silueta, que bastante había costado mantener por un largo mes para entrar en el traje de bodas, si bien, sus proporciones no eran tan femeninas, no puede negar que está ante un omega, la piel que logra acariciar es suave, su cintura estrecha, caderas un poco anchas y muslos carnosos, húmedos como los esponjosos glúteos. Comenzaba a babear.


Sus bocas se separan por la agitada respiración, el japonés soltaba suspiros deseosos, guiando una de las manos de su esposo al miembro propio entre sus piernas, Viktor no dijo nada, aun algo cohibido le toca y Yuuri deja salir un suave jadeo, empieza a masturbarlo lentamente, al ritmo con el cual se alivia a sí mismo contra el redondo trasero resbaladizo, la tela en aquel lugar se había enrollado dejando ya muy poco a la imaginación, pero el ruso seguía aun medio vestido, con los pantalones que usó en la recepción aun puestos, ni siquiera se molestó en quitárselos en la madrugada cuando se levantó a apagar las velas.


 


 


-Viktor… -se muerde los labios- no es suficiente –declara, atreviéndose a sujetar la dureza del mayor con impaciencia.


-Yuuri –gruñe-  no hagas eso –advierte.


-Hagámoslo, Viktor~ -pide, pretendiendo desabrochar el obstáculo de su satisfacción.


-No lo hagas o no podré detenerme-jadea en su oído.


-Eso quiero –ronronea.


 


 


Al final el omega se salió con la suya, percibió el grueso, húmedo y caliente pene golpearle una de sus nalgas al ser liberado, los nervios se apoderaron de él cuando lo sintió restregarse piel con piel, la voz de su esposo suena grave, con un atisbo de molestia, una de sus manos le clava superficialmente las uñas en las caderas y la otra araña las sabanas, un tanto intrigado por su falta de acción, gira la cabeza, viéndole sobre el hombro, lo primero que distingue es una dentadura con dos pares de colmillos sobresalientes, la tensión en la quijada de su esposo le indica que lucha para no abrir su boca, sus pupilas están dilatadas, oscureciendo los claros iris, con el cabello enmarañado, los pómulos, nariz y cuello enrojecido.


 


 


-Yuuri… -vuelve a gruñir- aléjate de mí –ordena.


-¿Por qué? –está confundido, turbado por el olor que le envuelve.


-¡Aléjate! –le empuja y retrocede- no quiero lastimarte.


-Pero Viktor… -replica, sentándose, haciendo notar más su desnudez, la bata se desliza sutil hasta caer, se aproxima a él, estirando un brazo para alcanzarle.


 


 


El extranjero le toma de la muñeca y lo estampa de cara contra el colchón, haciéndole soltar un gritito de susto por el inesperado movimiento, pronto es dominado por el fuerte agarre en sus antebrazos, unas uñas surcan su muslo, llegan a su esternón, deslizándose por su cuello hasta asirse en su barbilla,  vuelve a sentir el duro miembro rosarse, pero ésta vez no existe delicadeza alguna, un ardiente aliento acaricia su nuca y pronto la cabeza del pene contrario golpea con torpeza la entrada empapada que guía a su interior, se congela sin poder creerlo, ese no es Viktor. Contra sus deseos, su cuerpo reacciona a las feromonas del alfa que reclama su pertenencia, sin acertar todavía ninguna envestida, es cuestión de tiempo para que termine por penetrarlo, incluso sus propias caderas y piernas lo invitan, encontrándolo a medio camino, la impotencia se apodera de él, “así no”, se dice, pero su garganta no le obedece, dejando escapar sólo sugerentes sonidos, solloza desesperado cuando una lengua saborea su zona de enlace, siente los pequeños mordiscos que amasan su piel, preparándolo, no puede huir pues su cabeza está inmovilizada, una violenta estocada logra restirar por afuera su esfínter, posicionando el falo bajo sus inútiles y pequeños testículos atrofiados, notando el “nudo” ya hinchado abrirle ligeramente los glúteos. Su espalda se arquea, sin contener sus reacciones fisiológicas, sus muslos se empapan, despidiendo un fuerte olor a semen, la mordida en su hombro sangra, las lágrimas de Viktor caen una tras otra y el instinto le provoca un amargo orgasmo.


La “marca” no es válida para un enlace, sin embargo por un momento Viktor logró controlarse para evitar que aquello se volviera todavía más traumático, no quería que Yuuri rechazara emocionalmente el lazo, a él. Sorbe su nariz, abriendo su quijada para liberarlo, en sus dientes degusta el sabor ferroso de la sangre, de la persona más importante que tiene, agravando el dolor asfixiante en su faringe, pero lo aguanta, retirándose del cuerpo que aún tiembla debajo, se sienta a su lado tomándose de la cabeza. El japonés llora tan sólo se incorpora, el mayor le abraza inseguro, los ojos castaños le ven con miedo, eso le hiere profundamente, se aparta con prudencia y dolor, pero el menor lo sigue, corresponde su contacto ¿Quién consuela a quién? ¿Por qué su casi “primera vez” tenía que ser así?


Se cubren con la seda, vulnerables, el mayor se disculpa, como si recitara un mantra, repitiendo la frase una y otra vez, Yuuri no le contesta, sólo se aferra a él, llegando a comprender mejor las palabras de su esposo, culpándose por ser tan terco en no escucharle, le besa la mejilla y posteriormente la frota con la suya, disculpándose también, intenta menguar la tormenta interna del alfa que acídese el olor de la habitación. 


 


 


-Viktor, no.. –empieza pero es interrumpido.


-No digas que no pasa nada –su voz suena rota, decepcionada, molesta- porque sí pasa algo.


-Lo siento –baja la mirada.


-Sabía que pasaría, pero tenía esperanzas de que no fuese así, no contigo que eres mi destinado o quizás sea eso.


-¿De qué hablas? –pregunta contrariado.


-Mis feromonas sólo reaccionan a ti –explica- mi instinto sólo se manifiesta cuando estoy a tu lado o en mis celos, yo no reacciono a otros omegas, sexualmente hablando.


-¿Cómo es posible? ¿Eso no pasa hasta que te enlazas con alguien?


-Existen cosas que no sabes de mi ¿Recuerdas? –sonríe desganado.


-¿Te…  enlazaste con alguien antes? –intuye con angustia.


-¡No! –se exaspera- después hablaremos de esto, por favor.


-Ok… -está inconforme, no es la respuesta que espera, pero no desea discutir.


-Yuuri… -le besa la frente y cachetes- recuerda que te amo ¿Sí?


-Lo sé –recarga su cabeza en el hombro del otro- no lo olvido –toma su mano y la aprieta.


-¿Me amas? Yuuri –le susurra al oído.


-Lo pensaré –ríe quedito, ocultando el manojo de sentimientos opuestos apretarle el pecho.


-Yuuri –suplica en voz baja, realmente necesita escucharlo después de lo ocurrido.


-Claro que si, tonto –remolinea su cabeza en la barbilla del otro.


-Gracias –estrecha su abrazo, busca sus labios, posando los propios en un suave rose- gracias por no odiarme.


-No es tu culpa, creo… -se deja besar de nuevo- pero ¿Por qué sangras por la nariz entonces?


-Eso es porque no estoy acostumbrado a percibir “ese” tipo de feromonas y parece que las tuyas son bastante fuertes para mí, aunque no más que las de papá.


-Pero hace un momento tú… -recuerda.


-Estoy en mi límite Yuuri, al igual que tú, al entrar en contacto contigo mi instinto comenzó a despertar, yo no estoy seguro de cuánto tiempo pase antes de perder definitivamente el control y marcarte, quería hacerlo anoche, pero el cansancio acumulado no me lo permitió, hoy ves lo que pasó, no sé qué hacer… -se frota el puente de la nariz- si rechazaras el enlace por obligarte, yo… no sé qué haría, eres mi todo Yuuri, un lazo roto contigo me devastaría.


-Viktor… -detiene con ambas manos la muñeca del mayor con la que comenzaba a infringirse daño-te arrancarás la nariz –sonríe.


-Lo siento… -su gesto súbitamente decae- acabamos de casarnos y yo… soy patético –su espalda se encorva, encogido- debería ser quien te proteja, quien vele por ti, pero soy tu mayor amenaza, soy débil e impulsivo, tan poco alfa, perdóname… -calla aguantando sus ganas de romperse, su esposo ya lo había visto llorar lo suficiente.


-No digas eso… -busca conectar sus miradas pero huye de él, toma su rostro con las manos, el mayor baja su cabeza, ocultándose tras el flequillo- me gusta que no seas “tan alfa”, no los tolero del todo ¿Sabes?


-Lo sé pero… no soy digno… -despide un olor a petricor que instantáneamente forma un nudo en la garganta del menor.


-Viktor –su voz es suave, aguda, pues nota que ese aroma no lo había conocido en él, su pareja está sumamente triste.


-Sólo te he traído problemas desde que regresé, yo no debería estar feliz por casarme contigo, te estoy encadenando a mí, no deberías amarme, lo siento Yuuri, lo siento.


-Ven… -le abraza por la cabeza y lo guía a su pecho, haciendo aquello que muchas veces vio a su madre, él no ha tenido cachorros pero sabe como calmarle, sus feromonas revolotean dulcemente como una caricia, envolviendo a aquel hombre desesperado que se encoge en su regazo- no te preocupes más –peina sus sedosos cabellos- lo solucionaremos juntos, buscaremos una manera.


 


 


El más joven nunca se imaginó que en poco más de un año su vida cambiaría bastante, que se casaría con un alfa extranjero, rico, heredero de una gran empresa, un encantador sujeto que se propondría enamorarlo, llenarlo de amor, de regalos, que lo adoraría hasta el punto de doblegarse ante él. Pero no se siente orgulloso de ello, comienza de hecho a preocuparle, Viktor poco a poco se vuelve más inestable, pero le comprende, él también pasó por lo mismo después de su separación, las emociones se revuelven, turban tu entendimiento, pues las hormonas permanecen alteradas, confusas, la naturaleza alfa no es diferente a la de un omega, pero se manifiestan de maneras distintas, Viktor lucha contra el violento instinto que retumba en su interior, que no descansará hasta que logre su cometido: copular, marcarlo, embarazarlo. Es bastante admirable que no haya sucumbido ya, cualquiera se volvería loco.


 


 


-¿Estás mejor? –susurra, intentando no perturbarle.


-Sí –contesta somnoliento.


-¿Quieres que bajemos a desayunar? ¿A tomar un baño?


-Tomemos un baño –talla uno de sus ojos y se incorpora en la cama.


-Llamaré a Mari para preguntarle si alguna tina está desocupada –busca su teléfono.


-¿Nos bañaremos juntos? –se sonroja.


-¿Después de esto es necesario hacerlo separados? –señala ambos cuerpos prácticamente desnudos, apenas envueltos por la sabana.


-Pero y si el instinto…


-Ya veremos qué hacer, mientras antes me marques, mejor –sentencia, caminando despreocupado hacia la puerta- iré a cambiarme y por un conjunto más de ropa, deberías hacer lo mismo.


 


 


Cuando bajaron fue esperable encontrar miradas picaras y acusadoras de todos sus conocidos, incluso Elena parecía orgullosa de lo que veía. Yuuri tenía indecorosas marcas de chupetones en su cuello, así como el enrojecimiento en sus muñecas y un extraño caminar, provocado por el escozor en su esfínter y el constante meneo de sus caderas, por su parte, Viktor tenía un par de aruñones en el cuello y uno de sus brazos, sus encías levemente hinchadas hacían destacar sus colmillos que sobresalían un poco debajo de sus labios, además sus olores estaban impregnados uno en el otro y sus manos se mantenían juntas, entrelazadas. Habían pasado por el comedor, haciendo tiempo en lo que terminaban de arreglar una de las tinas privadas que acababa de desocuparse.


 


 


-Vaya, parece que cierta pareja se divirtió y todavía amanecieron con ganas –se burló el apuesto hombre de ojos verdes.


-Eso no… -balbuceaba el omega, colorado.


-¡Chris, por favor! –replica su amigo, sonrojándose más por su equivocada conclusión.


-No hay nada de qué  avergonzarse Vitya –sonríe, ayudando a alimentarse a la pequeña Eva- espero hayan usado los condones.


-Antoine, hay niños en la mesa –recuerda con suavidad la alfa, misma que luce bastante feliz.


-Ups… -ríe- mis niños son inocentes, no entienden de eso, pero si fue difícil explicar algunos ruidos ésta mañana.


-¿Ruidos? –la voz del platinado tiembla, temeroso.


-¡Oh, pobre Yuuri! –dramatiza- ¡Pobre cama! –se burla el suizo- Me han despertado y eso que estoy en la primer planta, cierren la ventana, por favor.


-Las paredes de madera son delgadas –Hiroko esconde su risa tras la palma de su mano, cuando ingresa al lugar con una charola que trae más alimentos para los invitados.


-Yuuri, Viktor, la terma está lista –avisa la hija mayor de los Katsuki, rescatándolos del abochornante momento.


 


 


Quitarse la ropa en los vestidores fue interesante, la tensión sexual seguía entre ellos, asechándolos como un depredador a su presa, a pesar del desagradable incidente, su fisiología reaccionaba a la presencia del otro, obligándolos a verse de reojo, como si horas antes no hubiesen presenciado los rincones de sus anatomías, aunque claro, no lo habían consumado el acto. El de cabellos oscuros se envolvió en una toalla todo el torso, se apenaba de sus pezones erguidos en consecuencia a sus pensamientos pervertidos, recordando que hace no mucho lloraba al sentirse prácticamente violado ¿Qué era todo esto? ¿Por qué quería ser tocado de nuevo? ¿Es que el instinto omega es masoquista?


Mientras el mayor se flagelaba mentalmente al creer por unos instantes que la figura de su esposo es bastante lasciva, negando el cosquilleo placentero que le provocaba admirar la blanca tez marcada por su boca y dientes, estaba perdiendo la cabeza, quizás bañarse juntos no era tan buena idea ¡¿Dónde había quedado la culpa?! ¡¿Qué le ocurría a su cabeza?! ¡A ambas!


Tímidamente comenzaron a lavarse en las regaderas, sentados en los pequeños bancos de madera, uno al lado del otro con un espacio de separación, cada quien ocupado en sus propias cavilaciones, pero atentos ante algún movimiento de su pareja, superando el bochorno de asear sus partes intimas, un quejido de dolor alertó al alfa que inmediatamente irguió su espalda y observó al menor que cubría el área de la mordida, apretando los labios para aguantar el ardor. Inmediatamente Viktor se levantó, dejando en segundo plano que estaban desnudos, se hincó un paso tras la espalda del japonés.


 


 


-Perdón… -besa la mano que protegía la herida, apartándola- lo lavaré por ti, seré cuidadoso.


-Gracias… -susurra, inesperadamente tímido. 


 


 


Las grandes manos recorrieron la piel con suma delicadeza, haciendo espuma con el jabón en sus palmas, acariciaba la fresca lesión con leves toques, asegurándose de limpiar lo suficiente para evitar una infección, no era tan profunda, pero el rose de la ropa podría causarle hinchazón e incomodidad, por lo que haría su mejor esfuerzo para enmendarse, entusiasmado por tener una excusa para proteger a su amado, no percibe que el dueño de su corazón está nervioso, repitiéndose una y otra vez que el ruso sólo está teniendo una linda atención para con él, reteniendo cómo puede el estremecimiento que le provocan los dedos que le miman, claro que el susodicho lo adjudica al malestar y no a la excitación.


Una vez terminado su cometido, retrocede un poco, le enjuaga con cuidado y deposita un superficial beso, el más joven tensa su columna, se voltea a verlo encogido, con las manos en el pecho, las mejillas encendidas y sus ojos brillantes, dando camino a la secreción de un puño de feromonas que golpean el rostro del mayor, mareándolo en el proceso, trastabilla cayendo a dos nalgas en el piso de piedra.


 


 


-Viktor… -gatea en su dirección, sentándose entre sus piernas, le rodea con sus brazos por el cuello- vayamos a la tina –ronronea, dándole un beso esquimal.


-Cla-claro… -fija su vista en una pared para evitar volvérselo a comer con la mirada.


 


 


Son unas termas al aire libre, con un techo de madera que cubría cerca de la mitad, una piscina pequeña para no más de cinco personas estaba hecha de roca, una fuente de bambú sonaba cada tanto con un ruido sordo, rítmico y relajante, todo lo contrario al rápido palpitar en el pecho del extranjero que se mantenía inmóvil con un omega despidiendo un persistente aroma sugerente, a escasos centímetros de su cuerpo, chocaban sus extremidades de vez en cuando, erizándoles la piel con placenteras corrientes eléctricas, recordando que no existía ropa de por medio, que estaban solos y nadie les molestaría, pues su “luna de miel” sería sumamente corta, Viktor tenía que volver a Rusia para ponerse del todo al corriente con la universidad, mientras Yuuri cursaría dos meses clases de regularización por las materias que fue imposible revalidar, más el perfeccionamiento del ruso, entre otros pequeños detalles, como la presentación de su matrimonio al resto de los Nikiforov e inversionistas de la compañía.


 


 


-Viktor… -suspira, observándole con detenimiento.


-¿Sí? –voltea en su dirección.


-… -se enrojece hasta la coronilla, cubre su rostro- no, yo… ¡Demonios!... lo siento.


-¿Qué sucede? Yuuri –no comprende.


-Olvídalo –se encoje, retrocediendo.


-¿Tienes un golpe de calor? –intuye por su color, en ese momento se percata que una gota de sangre se resbala por su antebrazo- ¿Cómo? –otra cae, es su nariz, la cubre rápidamente.


-Yo lo hice de nuevo… -se lamenta, saliendo de su escondite le dedica una mirada de arrepentimiento, lo que no sabe es que es sumamente adorable para el mayor- ¡Perdón! –se levanta tomando una de las toallas que descansaba en una roca sobresaliente, pero se marea por el súbito movimiento.


-Yuuri, con cuidado… -le sigue preocupado, sujetandole de un hombro.


-¡No! –huye, se estremece por su toque, pero el agua impide su libre movimiento.


-Está bien –sonríe- será así hasta que me acostumbre, no te culpes.


-Es sólo que… -baja su mirada- no puedo controlarlo, creo que entiendo cómo te sientes.


-Yuuri… -se acerca, levantado con sus dedos la barbilla del más bajo- éste es un proceso que llevaremos juntos, las cosas se adelantaron porque fuiste el primero en colapsar, tú recibiste primero mis feromonas, es lo normal, además el instinto de un omega es llamar a su alfa, yo reacciono a ello, me costó aceptarlo, que tampoco puedo controlar absolutamente todo en mi vida, pero ¿Sabes? Si no fuera por eso no estaríamos juntos en éste momento.


-No es la mejor de las condiciones, tu lo has dicho… -desvía su mirada.


-No, no lo es, pero no por ello nos dejaremos vencer, debemos estar juntos y más fuertes que nunca, créeme que para mí no hay peor cosa que lastimarte, pero el instinto es así, hagamos las cosas bien, llegando a Rusia… -toma aire- enlacémonos.


-¿Estás seguro? –lo ve, suplicante, agarrando con sus manos temblorosas, la del mayor que le toca.


-Sí, prefiero que sea cuando estemos solos en nuestra casa, por si… -se sonroja- quizás me porte un tanto territorial, es lo normal cuando la mordida sigue fresca.


-Pero ¿No estarás yendo a la universidad?


-Después de la graduación tendré un mes libre, tengamos una luna de miel decente ¿Aceptas?


-Si –asiente, se muerde los labios con las mejillas encendidas.


-Pero… si sucede antes por algo no planeado, no me odies, –le besa las manos- no rechaces nuestro lazo, –suplica- si tenemos un cachorro… -sus ojos se cristalizan- sé que no sería el momento pero… no lo deseches.


-Yo no sería capaz… no podría odiarte… no podría abortar un hijo nuestro –responde dolido.


-Yuuri, lo sé… lo sé…  -vuelve a besar sus manos, su frente- pero puede ser estresante para ti, para tu cuerpo, algo involuntario.


-Entiendo… -recarga su cabeza en el pecho de su esposo, aspira su olor- siento preocuparte, yo debería apoyarte en éste momento, me necesitas.


-Nos necesitamos –le envuelve en sus brazos, olfatea los cabellos oscuros y recuerda que él mismo está sangrando- lo siento, te he manchado.


-Ésta bien, podemos lavarlo en un momento, salgamos, debes recostarte.


 


 


La tarde siguió tranquila, desayunaron a la hora del almuerzo rodeados de todos sus familiares, charlando, avergonzándose con las insinuaciones en doble sentido de cierto par, divirtiéndose con las ocurrencias de los gemelos, escuchando las anécdotas de Yakov. No existieron más incidentes, incluso sus feromonas se mantuvieron suaves, modestas, reflejando el estado de ánimo de ambos, aunque melosos, un sentimiento de paz les embargaba, quizás hablar abiertamente de sus planes, miedos, de sí mismos, aquietó sus inseguridades, pero aun les faltaba un lago camino por recorrer.


 


 


-¿Entonces no tendremos relaciones hasta que te gradúes?


-Pfffffff… -escupió su té- ¡Yuuri!


 


 

Notas finales:

 

A decir verdad, el fic está tomando un rumbo diferente al original previsto, sigo con los lineamientos importantes, pero el camino es el que varió, tendré que modificar el tan esperado hard (que tengo escrito antes de que existiera el cap 3 para que se den una idea), pasarán muchas cosas en Rusia y como ya lo han leído, estos dos tienen sus ratos de desvarío hormonal, vayan haciendo sus apuestas cuanto tiempo les queda antes de que coincidan.

¿Qué les pareció ésta parte?

¿Fue muy fuerte lo del principio?

¿Estarán preparad@s para lo que viene? y ¿Qué creen que pasará?

Siguiente cap será la despedida de Yuuri de sus padres más el viaje, quizás aparezca una parejita rara por ahí, si alcanza el tiempo quizás ponga la segunda "boda", pero lo dudo, forzosamente tengo que tocar ciertos puntos y creo me tomará un cap completo.   

Nos seguiremos leyendo

Matta nee~ 

 


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