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Dulce Viktor por vitalife

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Notas del capitulo:

 


¡Hola!


Nop, no estoy muerta ni tampoco en Hiatus xD Aun que mi estado de salud no ha sido el mejor últimamente, lo que creí que eran simples migrañas y malestares por estrés, terminaron siendo síntomas de hipertiroidismo y pues bueno, no estoy en mi mejor racha pero véanme aquí retomando éste loco fic, no estoy segura si podré retomar las actualizaciones como antes, pero trataré de seguir escribiendo cuando no me sienta mal (como hoy).


Gracias a las personitas que comentan~


Elena


Marii


 


En fin, no les aburro más con mi vida, sin más el fic xD

 


Moscú es una ciudad muy cálida, su gente y clima son un tanto más templados que en San Petersburgo, tan alejada del mar báltico con su fría brisa marina, es incluso, agradable pasear sin llevar numerosas capas de ropa encima. Yuuri camina embelesado, admirando la plaza roja del brazo de su pareja, con cierto adolescente renegando a un par de metros delante de ellos, habían sido botados ahí, originalmente toda la familia Plisetsky se dedicarían al turismo aquel día, sin embargo, Antoine fingió sentirse mal a la perfección para preocupar al sobreprotector de su alfa, llamando de “emergencia” a las niñeras para cuidar de los cachorros, pero insistiendo en que su querido yerno no podía desperdiciar el momento, mandando a sus hijos mayores a cumplir tan ardua tarea, un plan perfecto según el francés.


 


 


-¿Estás seguro que te encuentras bien? –recuerda de repente, volviendo la vista al ruso mayor.


-Sí, de verdad lo siento por eso –se disculpa con vergüenza.


-N-no, no sabía que eso pasaría –detiene su andar-, yo…


-Yuuri –con su índice levanta con suavidad la barbilla del japonés-, te prometo que lo resolveremos –sus ojos muestran remordimiento-, si es por ti… podría volver a terapia, no tuve problemas hasta hace poco y no puedo seguir así, cuando parece que estamos avanzando, lo termino echando a perder, quiero formar un hogar feliz a tu lado.


-Viktor –su mirada entristece- … no lo sé…  es decir –suspira-, también quiero formar un hogar a tu lado, es sólo que creo he sido muy precipitado, insisto tanto que no me percato cuando ejerzo demasiada presión en ti.


-No importa –le toma de las mejillas-, eso no importa, me estas ayudando a enfrentar mis miedos y estando juntos en esto podremos superarlo, mi mayor deseo es –se detiene unos segundos, titubeante, trasmitiendo a través de sus pupilas un sinfín de sentimientos e inseguridades-… que cuando todo esto pase sigas a mi lado.


-Eso es absurdo Viktor –frunce las cejas.


-¿Cómo? –de repente su rostro se crispa.


-Es absurdo que pienses que no me quedaré contigo –sonríe.


-Yuuri~ –pronuncia con ilusión en su voz, refleja la inmensa dicha en su semblante- te amo  -besuquea al japonés en un arrebato.


-¡¡Dejen de comerse la boca cada tres segundos!! –les interrumpe el rubio.


-Perdón Yuri, es que amo mucho a mi esposo –expresa, aun sosteniendo al mencionado entre sus brazos.


-¡Viktor! –se queja enrojecido sin apartarlo.


-Son asquerosos, por lo menos deberían abstenerse de hacer éste tipo de cosas en público… o ¡Frente mío! –refunfuña.


-Yuri, ya lo entenderás cuando encuentres a tu gamma –sus labios forman un corazón.


-No necesito de esas tonterías, estoy muy bien, gracias –responde mordaz.


-¿Entonces por qué aceptaste encontrarte con tu delta? –su tono de voz cambia a uno bastante serio.


-¡Eso no te importa! –suelta con indignación, dándole la espalda, comienza un ligero andar huyendo de la situación.


-¡Yuri! –una sutil fragancia ahumada emana de él.


-Viktor –lo detiene al verlo decidido a seguirle-, creo que debes darle algo de espacio a tu hermano.


-Es un cachorro, Yuuri, no sabe lo que está haciendo –bufa, retomando la caminata.


-Cachorro o no, él es quien tiene que decidir, ser un omega en esa situación no es tan fácil –expresa.


-¿Ahora estás de su lado? –reprocha sin molestarse del todo ante el hecho.


-No, yo no estoy del lado de nadie, si bien, tu hermano no es precisamente un encanto, además de que desde un principio nos hemos llevado mal, entiendo un poco el cómo se siente –admite.


-¿Por qué? –sus cejas se fruncen al igual que su boca, está intrigado-, sé que ustedes son “diferentes”, pero no lo entiendo ¿Por qué rechazan tanto su lado omega?


-¿Y tú porque rechazas tu parte alfa? –le observa directamente, enfrenta con firmeza aquel cuestionamiento- es lo mismo Viktor.


-Pero es diferente –se excusa nervioso-, creo que ser un omega es más fácil.


-¿Más fácil? –levanta una de sus cejas con escepticismo- ¿Es más fácil aceptar que un alfa desconocido tenga poder sobre ti? ¿Es más fácil convertirte en un esclavo emocional de tu pareja? ¿Qué tu cuerpo actúe por cuenta propia durante el celo? ¿Sabes lo doloroso que es para un omega no tener como calmar el calor durante esos días? Es molesto no poder controlar el instinto que te impide pensar con claridad ¿Sabes cuánto me costó admitir que te amaba? Es difícil no dudar de tus sentimientos –suspira entristecido.


-Tampoco es fácil ser un alfa –susurra, conteniendo sus pensamientos.


-Sé que no –le alcanza a escuchar-, pero no digas que es más fácil ser un omega.


-Bien, supongo que existimos personas que no estamos conformes con el segundo género y hay quienes se adaptan más rápido a ello –concluye.


-Así es –concuerda-, yo hubiera preferido ser un beta, pero si hubiese sido así, no estaría contigo en éste momento-se aferra a su brazo con timidez.


-Yo –evita la mirada-… también estoy feliz de que estemos juntos –apoya su cabeza en la del menor, frotándola un poco y segregando feromonas reconfortantes.


-¿Estás bien? Tu olor se siente extraño –señala.


-Sí, sólo sigo preocupado –suspira-, pero me alegra que poco a poco nos conozcamos mejor.


-No creí que fueras de “esos” alfa –bromea.


-No es eso, después podemos hablar de ello ¿Ok? –sonríe.


 


 


Eso había dicho su esposo, sin embargo, no volvió a tocar el tema como era costumbre, pero lo que sí hizo fue contactar con una psicóloga beta con más doctorados que letras en su nombre, eso le calmó lo suficiente para no recaer en su conocido hábito de interrogarlo. Aquel día en Moscú pasó sin mucha relevancia, su dulce cuñado apenas logró intercambiar unas cuantas palabras, generalmente reproches o comentarios ácidos,  le barría con la mirada como si tratara de buscar algo para molestarle o quizás simplemente lo analizaba, por lo menos dejó de tratar de usar la violencia, pensó para sí.               No odiaba a Yuri a pesar de sus acciones, le sigue pareciendo incomoda su presencia, pero el simple hecho de compartir sangre con Viktor provoca cierta incertidumbre en él, su instinto dicta proteger a los cachorros y semejantes, por lo cual se sorprende que de repente su perspectiva del adolescente cambie, sospecha entonces que el plan de Antoine no fue del todo en vano, pues la curiosa tregua de esa tarde demostraba que no era el único en sentirse así.


Transcurrió más de un mes, actualmente  asiste al curso de regularización en la universidad, encontrándose con su amada pareja los viernes por la tarde en la cafetería, para justo después partir con gran puntualidad a la cita terapéutica que compartían. El ruso se mostraba más abierto a conversar, si bien, todavía algunos temas le causaban cierto recelo, accedía a contestar de forma breve en esos casos, aunque la psicóloga fungía como intermediario, en privado Viktor se notaba más relajado, hasta que una terea en específico les descolocó, debían tener intimidad pero sólo cuando el mayor quisiera, llevaban dos semanas sin tocarse y la tensión entre ambos es demasiado obvia, su cuerpo está impaciente mientras su esposo parece cohibido ante el hecho, no está seguro de si se trata de una prueba de resistencia y autocontrol o alguna clase de estrategia que no comprendía.


Ahora trataba de retener sus deseosas feromonas bajo la sombra de un árbol en uno de los jardines del campus, sorbiendo un jugo de naranja desde una pajilla maltratada por sus dientes, está completamente frustrado, sólo dos semanas y su parte omega le presiona para impregnar su olor en el alfa, fundirse a él con una pasión arrebatada para saciar su sed, es exagerado más no hay nada que pueda hacer, quizás su celo se ha vuelto a despertar ¿Cuándo su ciclo regresaría a la normalidad? Creía que con el tratamiento de la Doctora Leroy las cosas se simplificarían, pero también existía otra posibilidad, realizar lo prohibido siempre parece más interesante.


 


 


-¡Hola! ¿Tienes un momento? –la cándida voz de un chico le saca de sus pensamientos.


-¿Perdón? –casi escupe su jugo del susto.


-Disculpa por sorprenderte –sonríe apenado-, pertenezco a la facultad de periodismo, soy Phichit Chulanont –ofrece su mano como saludo-, estoy realizando encuestas para uno de mis proyectos de final de semestre y necesito de algunos voluntarios ¿Te gustaría participar?


-Un gusto, Yuuri Nikiforov –responde cortés el saludo- ¿Qué tipo de encuesta?


-¿Nikiforov? –le observa curioso- ¿De casualidad eres japonés?


-¿Mi acento es tan evidente? –sus mejillas se ruborizan.


-No, de hecho tu ruso es muy bueno –alaga-, es sólo que tu apellido es un tanto particular en ésta universidad.


-¿A qué te refieres? –se mordió los labios ¿A caso existía algo más que su destinado le guardara?


-Es probable que sólo sea una coincidencia, pero dicen que uno de los alfa más codiciados de ésta escuela se casó con un omega japonés, los han visto juntos paseando por la cafetería pero nunca he tenido la oportunidad de presenciarlo, sería una gran primicia para el blog universitario –sus ojos brillan de emoción.


-¿Ah sí? –una nerviosa sonrisa se dibuja en sus labios.


-¿De casualidad conoces a Viktor Nikiforov? –se acerca peligrosamente a su rostro, violando sin vergüenza alguna su espacio personal.


-Ah… no me suena –evade su mirada, retrocede unos cuantos centímetros, aquella situación parecía comprometedora y no quería involucrarse en un escándalo.


-¿De verdad? –suspira decepcionado.


-S-si –se  maldice a sí mismo al mostrarse tan sospechoso, sobre todo cuando logra llamar la atención del chico, pero es salvado por el sonido de su teléfono móvil- disculpa –sonríe sacando el aparato de su bolsillo y alejándose un tanto- hola ¿Qué sucede? –susurra.


-¡Yuuri! –responde con frescura- he hablado con Yakov y hoy iré a recogerte en su lugar, quiero tener una cita contigo~


-¿Cuándo? A decir verdad, tengo la ultima hora libre pero estaba tomando una merienda –se atreve a mentir con lo último, pues su descanso se debía justamente a sus alborotadas hormonas. 


-Perfecto, acabo de llegar al estacionamiento de la universidad ¿En qué parte estás? Quisiera ir por ti.


-No, no, no, yo iré –dice apresurado, cubre su boca junto al micrófono del celular para no ser escuchado por terceros.


-¿Pasa algo? Tu voz se escucha apagada.


-¡No! ¿Es el aparcadero norte verdad? Estaré allí en cinco minutos –eleva el tono para no preocuparle.


-Está bien –suspira con resignación- nos vemos en un momento entonces~


-Claro –sonríe inconscientemente, de forma súbita recuerda la presencia del joven moreno tras él, termina la llamada de inmediato-, lo siento, como habrás notado, tengo que irme –su gesto se vuelve nervioso.


-Sí, lo veo –le analiza, pero su expresión cambia rápidamente a una más alegre-, en otra ocasión será.


-Por supuesto –asiente- ¡Hasta luego! –agiliza su paso hacia el lugar pactado.


-¡Ciao, ciao! –se despide con el brazo en alto.


 


 


A medida que avanza, su corazón palpita con rapidez, siente una gran emoción de ver a su querido esposo, como si no hubiesen desayunado juntos esa misma mañana, sus feromonas revolotean, el fragante aroma de los lirios se dispersa llamando la atención de más de uno a su alrededor, además de terminar prácticamente corriendo al encuentro, desesperado por entrar en contacto con el alfa, en definitiva, su parte omega le está dominando. Nada más reconoce aquel auto de color gris oscuro, sus pies se detienen, trata de tranquilizarse, respira profundamente, sin embargo, todo aquel pequeño ritual es inútil cuando el apuesto ruso baja del vehículo con un bonito ramo de flores, sonriéndole con un cariñoso gesto. Se muerde los labios ante la escena y no logra evitar voltear en diferentes direcciones, aquel aparcadero está desierto por ser el más alejado del centro de la universidad, pero es el más cercano a la dirección de su hogar.


 


 


-¿Por qué eres tan cursi? –el tono que utiliza parece indiferente, sin embargo sus mejillas están coloradas y sus labios se curvan en una tímida mueca, aceptando el obsequio.


-¿No te gusta? –suelta una risilla burlona- a mí me parece que sí –lo rodea del cintura y hunde su nariz en los oscuros cabellos, aspirando profundamente-, estás feliz.


-Un poco –miente para después frotar su rostro en el hombro de su pareja, un ligero ronroneo se le escapa.


-La reservación es para las ocho treinta, tenemos tiempo para regresar a casa y vestirnos acorde a la ocasión –besa su frente.


-Hoy saliste temprano –levanta su cabeza para conectar sus miradas- ¿Elena está de buen humor?


-Desde que finalicé la tesis ha sido más flexible, terminé mis tareas con tiempo de sobra así que no se negó cuando le pedí retirarme, hoy te extrañé demasiado –junta sus labios en un suave y corto beso.


-¿Es así? –un agradable sentimiento se extiende en su pecho- ¿Y a qué se debe ésta cita? Nuestro “mes aniversario” será hasta la próxima semana.


-¿Es que no puedo invitar a mi esposo a una cita sin ningún motivo? Eres cruel Yuuri –hace un puchero.


-Está bien –ríe- vayamos a casa ¿Qué tipo de restaurante es ahora? –toma espacio para dirigirse a la puerta del copiloto.


-Será una sorpresa –le guiña el ojo.


 


 


Una vez en casa, Viktor escogió un par de conjuntos sumamente casuales, desconcertándole en gran medida al momento de mencionar que Makkachin también asistiría a la velada, sumando el hecho que insiste en mantener el contacto físico, aquella situación en especial ilusiona a su parte omega que no deja de llamarle con su olor, siendo atendido con rápidos mimos, haciéndose preguntar ¿Es su imaginación o su marido comienza a reaccionar a sus feromonas con naturalidad? Aún es temprano por lo que decide averiguarlo.


 


 


-¿Viktor? –sale del vestidor para encontrarlo viendo el televisor de la alcoba.


-Ven aquí Yuuri –palmea su costado-, podríamos terminar el capítulo de la serie del otro día.


-Tienes razón –consiente su petición, acurrucándose en el cuerpo de mayor, deja a propósito su nuca al descubierto.


 


 


Durante los primeros minutos no ocurre nada en absoluto, por lo que deja actuar a su instinto con libertad, en menos de lo que espera, el de ojos azules empieza a suspirar una y otra vez, escucha con su oído, pegado al esternón del mayor, como su ritmo cardiaco se acelera de a poco, para al final desprender a su vez una oleada de feromonas en respuesta. Sonríe para sí, acomoda su cuerpo, recorriéndose lo suficiente para quedar a la misma altura que el otro, frota su cabeza con la platinada, intenta besarle en la mejilla pero para su sorpresa es encontrado por los labios delgados de su esposo, el contacto se extiende hasta saborear la saliva que tanto disfruta, siente unos brazos envolverle por lo que imita la acción, aferrándose a la amplia espalda.


 


 


-Y-Ya casi es hora de irnos –corta el contacto, su rostro por completo ruborizado.


-¿Sí? –parpadea con los labios todavía humedecidos, deja caer sus brazos a los costados, sus piernas tiemblan, pues en algún momento el ruso se le abalanzó encima- quedémonos un poco –invita en un ronroneo.


-Cuando volvamos… -se incorpora, arregla su ropa mientras le da la espalda, las puntas de sus orejas revelan su vergüenza, están coloradas.


-Bien –acepta satisfecho.


 


 


Después de una breve escala en el sanitario para limpiar su ropa interior, parten hacia su destino en compañía del fiel caniche en la parte trasera, el camino le parece conocido, más cuando Makkachin salta de un extremo a otro y ladra algunas veces, la impresión termina por embargarle al momento de aparcar en el conocido parque que muchas ocasiones frecuentó con Yakov y el canino.


 


 


-¿Es aquí? –voltea a verlo con escepticismo.


-Así es –hace su típica sonrisa de corazón.


 


 


Caminan con un entusiasmado Makkachin jalando de la correa, Viktor les guía hasta una zona apartada, un lugar que es iluminado con farolas y muestra un enorme letrero en la entrada, parece una pequeña feria local, llena de puestos de comida, así como juegos varios para niños, la gente se muestra cálida y amigable, es el momento cuando repara en una sección con un pequeño restaurante de gastadas mesas de plástico, mismas donde tomaron asiento, curioso observa el lugar.


 


 


-Quizás no es lo que esperabas –ríe.


-La verdad es que no, tiendes a despilfarrar –comenta imitándole.


- ¡Oye! –infla sus mejillas por unos segundos para después soltar una corta carcajada- A éste lugar solía venir con mis padres, a papá le encanta la comida callejera y aunque madre no estaba muy de acuerdo, todos los años veníamos aquí, es un evento altruista, cada tienda ayuda en alguna institución de beneficio público, orfanatos, asilos, comedores para indigentes, adopción de animales rescatados de la calle –acaricia el mullido pelaje de su mascota-, de hecho Makkachin fue adoptado justo allí –señala uno de los locales frente ellos con una gran cantidad de rejas y jaulas llenas de distintas especies de caninos, felinos y aves.


-Vaya, pensé que era de raza, es muy tierno que lo hayan adoptado –sonríe.


-En realidad lo es, Makkachin fue comprado por una familia que creyó sería pequeño, cuando se dieron cuenta que no podrían con él, lo abandonaron, por suerte no tuvo que esperar mucho para que lo encontrara ¿Verdad? –rasca enérgico la cabeza del mencionado, recibiendo un ladrido.


-Es una linda historia, entonces éste lugar significa mucho para ti –sus ojos se iluminan con emoción.


-Sí –asiente con una bella expresión en su rostro, trasmitiendo con su fragancia la nostalgia que en ese instante vive.


-Gracias, Viktor –le toma la mano sobre la mesa.


-De nada, amor –levanta sus palmas entrelazadas para besarle el dorso de la misma.


 


 


Esa noche cenaron piroshki y otras comidas típicas, no se comparaba a otros platillos que anteriormente había comido, pero a diferencia de los demás, se notaba un toque casero y familiar, por lo que disfrutó de cada bocado junto a su pareja, platicando acerca de los recuerdos que podía enlistar el mayor, al retirarse del local, casi por inercia sus pies se dirigieron al sitio donde numerosos cachorros ladraban, siendo invitado por las encargadas a ver cuánto quisiera.


 


 


-¿Sabes? El plan original era traerte justo aquí –confiesa.


-¿Por qué? –aparta su mirada de los adorables animalitos.


-Últimamente me he sentido algo inquieto, desde aquella conversación en casa de papá, siento que no puedo dejar de pensar en tener hijos, así que pensé que sería buena idea adoptar un pequeñín de estos en lo que encargamos los propios –se sonroja.


-¡Oh, Viktor! –lo abraza enternecido- claro que sí.


-¿Acabo de decir algo muy vergonzoso? –sus orejas se tiñen.


-Bastante –bromea para después verle a los ojos-, pero trataré de ser una buena “madre” –ríe.


-¡Yuuri!


-Oh, creo que he encontrado el indicado –avanza unos pasos para levantar con sus manos a un cachorro de caniche-, tiene tus mismos ojos de cachorro –bromea-, bienvenido a la familia, Viktor Junior.


-¡Oye! No puedes ponerle mi nombre –hace pucheros.


-Es nuestro hijo, debe llamarse como su padre –sigue con el juego.


-¡Yuuri!


-Vicchan será –acurruca al canino en su pecho.


-Así es como me dice mamá Hiroko –refunfuña.


-¡Nos llevamos éste! –avisa a una de las señoritas, ignorándolo por completo.


-¡¡Yuuri~!!   


 


 

Notas finales:

 

Hice un pequeño salto necesario porque la trama ya de por sí va lento, el asunto de gata se retomará pronto, no se preocupen, hay Yurio para rato. En cuando a la relación de estos dos, poco a poco va a ir mejorando como ven, Probablemente en el siguiente cap conozcan a la psicóloga, aunque todavía no he decidido si sea un personaje de la serie o uno original, díganme que les parece. 

Ahora las preguntas~

 

¿Esperaban más muerte y destrucción entre Yuuri y Yurio?

¿Qué les parece el cambio de Viktor?

¿Yuuri violará de nuevo a Viktor?

¿Quién de los dos tendrá el celo pronto?

¿En algún momento pensaron que Vicchan aparecería?

¿Phichit descubrirá quien es en realidad Yuuri?

¿Cómo creen que inicien su amistad?

¿Tienen alguna teoría loca en general?

¿Creían que nunca actualizaría? xD

 

¡Muchas gracias por todo! 

Trataré de contestar sus comentarios en el trascurso de la semana n.n  

Matta nee~ 

 

 


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