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Dulce Viktor por vitalife

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Notas del capitulo:

¡Hola!


Nop, aun no he muerto, pero ciertamente no lo he pasado muy bien, ya pasando los momentos de crisis, les traigo éste capítulo, originalmente sería más largo pero el tono hacia el final me dijo que era necesario cortarlo allí, ya verán el porque después xD


Lamento no estar tan activa como en otros meses, pero no la he tenido fácil, lo siento, actualmente me tomé un descanso del trabajo así que quién sabe, quizás la próxima semana haya un capítulo doble o algún especial, ustedes diganme y haré lo posible n.n


Agradecimientos a:


Aracelly


Elena


Patty Tzn


 


Sin más el fic.


 


 

 


Hogar. Una palabra que engloba diversos simbolismos variando de persona a persona, para muchos significa un lugar a donde regresar, una situación similar al cariño fraternal, sentirse en armonía con el entorno, disfrutar de un pasatiempo que libera al corazón, entre muchas otras formas que cada cual apremia acorde a sus vivencias y emociones. Para el caso de Viktor Nikiforov, ha cobrado un nuevo sentido, siempre creyó que aquella calidez había desaparecido justo al momento de comprender que sus padres no volverían a estar juntos, por mucho tiempo luchó por encontrarle de nuevo, siendo insuficiente su convivencia con los Plisetsky, ni que decir de la interacción con su madre, prácticamente nula y frívola, pues desde el divorcio se convirtió en una completa extraña.


Creció con la idea de que su familia estaba rota, que debía juntar las piezas en el pecho y crear con su imaginación esa palabra que todos parecían mencionar con anhelo. Una vez inició la secundaría otra revelación llegó a él en una clase de biología cualquiera, las parejas gamma, un fenómeno que todavía la ciencia no logra explicar con exactitud; quedó fascinado ante aquella idea, aunque fuera el motivo que le hacía sufrir en silencio, quizás si conseguía encontrarla volvería a cobrar el sentido en su vida, llenar el vacío que helaba su corazón.


Por ello cuando al fin contactó con Yuuri, su mundo giró a un acelerado ritmo, tomándole mayor gusto a las monótonas acciones de cada jornada, emocionado de lo que ocurriría, una vez lo conoció se dejó embargar por los sentimientos que florecían de la mano del instinto que tanto tiempo retuvo, explotando por cada uno de sus poros, en poco tiempo el enamoramiento segó su ser, creyendo entonces que en efecto, su amado omega se había convertido en su hogar.


Las cosas en un principio fueron dulces, inigualables, pero tarde se dio cuenta, no estaba preparado para ello, a su corta edad es responsable de su pareja por la ley, velar no sólo de su bienestar físico sino también emocional, pronto comprendió que Yuuri también guardaba expectativas, sueños y un carácter que lo hacía temblar en su área de confort, el amor no sólo eran mimos y detalles, se necesitaba comunicación, intimidad, empatía, apoyo, aceptación, sinceridad; elementos que en su vida se vieron amedrentados. No sabía cómo enfrentarlo, su concepto idealista estaba desquebrajado.


Luchó, tratando de mantener todo bajo control, pero el resultado no fue del todo satisfactorio, Yuuri, su Yuuri, pasaba por una mala racha, entre dudas e inseguridades, soporta a duras penas la parte omega que le estruja y domina sus sentidos. Está claro que exige claridad, que deje de lado aquello que le atormenta, lo que le aleja de él, porque ha huido, enfrascándose en el trabajo como su madre le ha ensañado, haciéndole cuestionar ¿Por qué lo evita? ¿A qué le teme? Es evidente que él mismo también guarda hechos en su corazón que no le dejan avanzar, miedos que le persiguen con vehemencia, por ello decidió ponerle un fin a todo eso.


Era poco más de un mes desde que cumplía, casi religiosamente, la cita con una excelente psicóloga especializada en relaciones de alfas y omegas, la mujer es una habida investigadora del comportamiento en parejas gamma, así como su relación familiar e interacción con sus pares. Ambos seguían al pie de la letra las sugerencias y tareas que ella creía convenientes para su relación, notando leves cambios a favor, incluso llegaron a tener terapias individuales para tratar puntos específicos.


Viktor por su parte, reafirmó el origen de su problema con su parte alfa, las vivencias dolorosas personales, la separación de Antoine y su relación con Elena le impedían soltarse, además su concepto de familia no era el mejor, sobre todo si existía Yuuri de por medio; la constante batalla con el instinto que le dicta enlazarse y embarazarlo estaba ganando terreno, por lo que buscó una manera de satisfacer ese culposo deseo: un cachorro. No uno humano, sino un pequeño canino que les acompañara y disminuyera la tensión creciente entre ambos, pues sabía que la naturaleza de sus interiores está en el límite para salirse de control.


 Vicchan es un caniche de raza pequeña, dulce y juguetón, tan adorable que desde que lo trajeron consigo a casa Yuuri no aparta su mirada de él, como toda una madre se enfoca en las necesidades del nuevo integrante de la familia, incluso Makkachin parece haber despertado un comportamiento protector hacia él, convirtiéndose en el centro de atención por excelencia. Podía admitirlo, el pequeño era un encanto, era feliz con ver las sonrisas de su esposo, como lo trata con el mayor de los cuidados y toma su tiempo para compartir unos momentos entre los deberes de la universidad, ciertamente el lado omega de Yuuri disminuyó su actividad de forma considerable en cuanto a seducirle o buscar contacto íntimo, pero fuera del alivio, algo le hacía sentir todavía más intranquilo.


 


 


-Viktor –le llama desde la cama con una expresión de curiosidad.


-Oh, lo siento –sonríe, acercándose desde el marco de la puerta con una bandeja en las manos- traje galletas para que acompañes tu té, son de chispas de chocolate –coloca lo dicho en el buró para después tomar asiento a su lado, besándole la frente- ¿Cómo te sientes?


-Mejor –ronronea encantado-, ya ha bajado un poco el dolor, disculpa, te preocupé demasiado.


-No es nada, aunque realmente pensé que te había pasado algo malo cuando Yakov me llamó –acaricia la mejilla del menor-, es mejor que descanses.


-Disculpa por alarmarlos –un sonrojo adorna su rostro-, sólo eran cólicos menstruales.


-Me quedaré contigo hoy ¿Ok? –no resiste el impulso de juntar sus labios en un suave mimo, suspira cuando es correspondido y las feromonas de ambos revolotean, con la mano derecha trata de palpar el vientre de su amado en un gesto de empatía y protección pero se topa con algo mullido- ¿Vicchan? –se aparta del contacto para observarlo.


-Es que lloraba al borde de la cama y no pude contenerme –ríe-, creo que intuye que no me siento bien –peina el pelaje del cachorro con cariño.


-Pero no debería estar sobre tu barriga, podría dolerte –reprende.


-No pasará nada, es calientito –asegura.


-Bueno –suspira incorporando su postura-, iré al estudio a terminar unos pendientes que tenía que mandar por correo, si necesitas algo sólo llámame.


-¿No te quedarás conmigo? –muestra desilusión- Trae tu portátil para acá –sugiere.


-No tardaré demasiado –su sonrisa es algo tensa.


-Estás molesto –afirma con su mirada meticulosa sobre él.


-No –insiste, colocándose nervioso.


-Lo estás –bufa-, desde aquí puedo olerte.


-Yuuri…


-¿Es porque te saqué del trabajo por algo tan banal como esto? –su fragancia se vuelve picante.


-Cariño, no estoy molesto, sólo estás sensible, vendré en cuanto termine –trata de suavizar la situación.


-Haz actuado extraño las dos últimas semanas, se supone que estamos avanzando y sigues ocultándome cosas –se cruza de brazos.


-No he ocultado nada relevante –se defiende.


-¿Entonces por qué estás molesto? –su rostro compungido no le da opción de replicar.


-Yo… -un recuerdo de la terapia le hace responder con resignación- no me he sentido muy bien, no sé si es el proceso de aceptar mi lado alfa, si son tus feromonas o esté pasando por otro desorden hormonal… me siento solitario y eso me provoca ansiedad.


-¿Solitario? Pero quieres ir justo ahora a encerrarte al estudio –lo confronta.


-Eso es porque me cuesta no doblegarme a mis deseos –sus orejas y nariz se vuelven rojas-… hace casi un mes que tú y yo no… bueno que tú no me… -sus labios se cierran, incapaz de proseguir.


-¿Cómo? –no comprende.


-Ya no… Tú… me has estado ignorando –suelta con timidez.


-¿Yo? Tú eres quien me evita –contraataca.


-A decir verdad –piensa con cautela lo que dirá a continuación-, cuando nos conocimos no eras una persona que le gustara mucho el contacto físico, yo era quien normalmente buscaba estar a tu lado, pero pronto te acostumbraste y correspondías o incluso propiciabas que éste se diera, aunque claro, muchas veces lo hacías por instinto.


-¿A qué quieres llegar? –apresuró.


-Yuuri… tu parte omega no me ha llamado en mucho tiempo y mi cuerpo reacciona irritable por eso, sé que no es del todo tu responsabilidad, pero estar en tu presencia me hace sentir incomodo, yo quiero volver a estar cerca de ti pero temo salirme de control, sobretodo en el estado que sufres en éste momento –suelta al fin.


-¿En mucho tiempo? –de un momento a otro las expresiones del omega cambian, desde la confusión, sorpresa y vergüenza- no lo había notado –murmura completamente colorado.


-Lo siento, sé que es un comentario inconveniente –menciona cabizbajo.


-Eso quiere decir que estás frustrado sexualmente…


-¡Yuuri! No lo digas así –hace pucheros, levanta por fin la mirada topándose con un gesto que sólo vio en el celo del menor, hecho que le descoloca.


-Viktor –su sonrisa es única, pícara y perversa- mi celo será en aproximadamente dos semanas.


-N-no, yo sólo quería un poco de atención –retrocede.


-¿Ahora huyes? Eres como un niño pequeño, deseas tanto algo pero cuando lo obtienes pierdes el interés, no soy un capricho, Viktor –dice suspicaz.


-Yo no quería sonar de esa forma –la ansiedad invade su ser.


-Ven aquí entonces –palmea su lado-, lamento no poder hacer muchas cosas, adelante, saca a Viccahan al pasillo.


-Yuuri… -Quería decir algo más al respecto, pero su interior se removió, como un champagne descorchado, el impulso animal fue más fuerte que su razón.


 


 


Los rasguños y lastimeros quejidos del caniche se escuchaban ahogados tras la puerta, tan lejanos para aquellos que compartían la cama. El ruso se aferraba en un necesitado abrazo a su esposo, escondiendo su cabeza en el pecho de éste, inhala su aroma hasta llenar sus pulmones y suspira con dolor; Yuuri le acaricia los cabellos, regalándole delicados besos en la coronilla, segrega feromonas para calmarlo, lográndolo de a poco. Comparten un largo momento de aquella forma, el departamento está en completo silencio, al parecer Vicchan se había dado por vencido, mientras su “padre” entraba en un letargo propio de la relajación.


 


 


-Ronroneo, ronroneo –pronuncia en suave melodía, empujando con delicadeza a su esposo, acariciándole la mejilla en círculos con su pulgar-, supongo que estás más tranquilo.


-Gracias –toma la mano del japonés y besa su palma.


-¿Qué haces? –ríe- me provoca cosquillas.


-Yuuri~ -infla sus cachetes- te extrañé mucho.


-Siempre he estado aquí, tonto –le da un rápido beso en los labios.


-No es verdad, prestas más atención a nuestro cachorro –finge ofenderse.


-¿Estás celoso de Vicchan? No puedo creerlo –suelta una risilla burlona, pero el mayor sólo aumenta su puchero-, ya, ya ¿Está bien? Tú eres mi esposo –lo envuelve de nuevo en sus brazos-, siempre estaré a tu lado, nuca me iré.


-¿De verdad? –se hace del rogar.


-Sí, así que deja de hacer un  berrinche –le toca el remolino en su cabeza con el índice.


-¡Oye! –frunce las cejas.


-Esa es una parte linda de ti también –deposita otro beso en la parte atacada.


 


 


El estrés bajó, los días pasaron en armonía, el japonés procuraba darle sus dosis de amor e incluso, Viktor trató de no dedicarse tanto al trabajo y regresar temprano para recogerlo en la universidad, haciendo molestar a Yakov por quitarle parte de sus responsabilidades. Pero una mañana especialmente cálida, el alfa sintió un ardor en su pecho al percatarse de que su amado comenzaba a liberar más sus feromonas, el celo del omega está cerca, su fecha exacta es incierta, sin embargo su cuerpo sutilmente dispersa una invitación a su alrededor. Desesperado toma una decisión, llegando a casa con un obsequio, el cual no está seguro de dar, teme la reacción su alegre compañero que juega a la pelota en la sala con los caninos.


 


 


-Yuuri –toma asiendo en el sofá.


-¿Sí? –responde sin apartar la mirada de las mascotas.


-Quiero darte algo –ofrece la elegante bolsa cuando por fin capta la atención de los ojos castaños-, es un regalo, aunque sólo es transitorio.


-¿Un regalo transitorio? –levanta una ceja, aceptándolo de buena gana, notando el símbolo omega en una de las esquinas- ¿Qué es?


-Ábrelo –sonríe nervioso.


-Ok –retira el papel decorativo que se acomodaba prolijamente doblado, descubre en el interior una caja blanca con un bello listón dorado, con lentitud lo desata y ante la expectativa del ruso, termina por levantar la tapa-… Esto es… -su rostro refleja conmoción.


-Sólo será por ésta ocasión y mientras estés fuera de casa, estos días has liberado mucho tu olor y estoy preocupado de que tengas un accidente –justifica.


-¿No sería más fácil que me marcaras? –le reclama con sus ojos brillantes por las lágrimas de ira contenida.


-Yuuri, sabes que no es un momento adecuado y no puedes permitirte faltar al curso, retrasarías aún más tu proceso y ya hemos usado muchos de nuestros permisos para ello –rodea con sus manos aquellas que aprietan con fuerza la caja donde descansa un fino collar para omegas.


-No lo quiero –se muerde los labios.


-Yuuri, es por tu bien, sólo será este celo, el siguiente lo pasaremos en casa, podré marcarte durante las vacaciones –promete.


-¡No quiero! –se levanta del sillón, soltando con brusquedad el objeto- ¡Ya no estoy en secundaria! ¡Tengo a mi esposo! ¿Por qué? ¿Por qué tengo que usar un collar para omegas solteros?


-Es para casados, el escudo de armas de mi familia está grabado en la placa…


-¡Cómo un perro! –le interrumpe- sabes que odio estas cosas ¡No soy una propiedad!


-Yuuri, por favor, lo puedes usar debajo de la ropa, sólo es para tu protección –le sigue cuando éste retrocede.


-No lo esperaba de ti –su voz se quiebra, abrazándose a sí mismo.


-Yuuri –toca su hombro pero es apartado de un manotón.


-No saldré de la casa hasta que termine mi celo si eso te mantiene tranquilo –limpia un par de lágrimas que se le escapan con rabia-, pero no te atrevas a tocarme.


-Yuuri, no debes faltar, además no puedes pasar tu celo solo, será doloroso, no quiero que sufras –explica con el corazón apretujado.


-No… -cubre su rostro, respira con fuerza varias veces, camina unos pasos hacia atrás y trastabilla con una planta decorativa.


-¡Yuuri! –le sostiene para impedir su caída.


-¡Suéltame! –forcejea sin demasiada convicción, deja salir varios sollozos.


-Perdón –susurra en su oído, cubriéndolo con su cuerpo, con cuidado se sientan en el suelo, dejando que su pareja se acurruque entre sus piernas-, no volveré a pedirte algo así, sólo estoy muy preocupado porque alguien te lastime o intente abusar de ti, no me perdonaría que por mi estúpida terquedad  te haga suyo alguien más. 


-Viktor –su voz es apagada y quejumbrosa.


-Lo sé, tranquilo, me quedaré contigo –besa y olfatea los oscuros cabellos-, ya está aquí.


 


 


Cual presagio, una gran cantidad de feromonas son segregadas de golpe por el omega, quien tirita afiebrado, gimiendo entre el dolor y la hipersensibilidad de su piel, aspira con fuerza el olor del alfa, aferrándose con las uñas a la ropa del mismo, desesperado se restriega en la búsqueda de impregnarse de él. Por otro lado, el de ojos azules ha comenzado a sangrar de su nariz como costumbre, tapándola con su índice y pulgar, trata de respirar por la boca pero se siente cada vez más mareado, su fisiología reacciona al suave toque del menor, que en menos de lo esperado le acorrala contra la alfombra, no se resiste, tan sólo es el primer calor, Yuuri no intentará nada por la debilidad y él tiene que luchar con su instinto que ruge dentro de sí, tiene una erección, sus músculos están tensos, pero el vértigo le impide moverse, lo cual agradece, tendrá que esperar que el episodio pase y así cargar a su cónyuge hasta la alcoba.


 


 


-Viktor –ronronea cuando lo deposita en la cama, mantiene sus brazos extendidos en espera de ser tomado.


-Espera Yuuri –cambia el pañuelo desechable de su nariz, rebuscando en el cajón algunos profilácticos.


-Viktor –gimotea sugerente, acercándose al buró para tocarle el torso de abajo hacia arriba.


-Eres muy impaciente –un escalofrío le recorre ante la caricia, se desprende de su camisa y la arroja al alcance del japonés que gustoso la recibe-, ni siquiera nos hemos duchado, aunque dudo que te importe ahora –palpa una de las ruborizadas mejillas-, la fiebre apenas inicia.


-Ven conmigo~ –agarra su antebrazo.


-Sólo un poco –se recuesta de lado frente a él, dejando que lo abrace- ¿Quieres que prepare la tina?


-No~ -frota la cara en su pecho- hueles bien.


-Eso es por las feromonas –le pincha uno de sus cachetes.


-Duele –hace pucheros- ¡Vete entonces! –le da la espalda.


-Prepararé el baño –ríe.


 


 


Abre el grifo de la tina y disuelve sales aromáticas para contrarrestar la potencia de las feromonas del menor, por lo menos de esa manera logrará evitar la frecuencia de los desmayos, eso logró asociarlo del celo anterior y lo usaría para ganar algo de tiempo. Caminó hacia el vestidor para buscar que ponerse cuando las olas de calor pasaran pero encontró un desorden, curioso asomó la cabeza a la recamara, observa como Yuuri prepara un nido en ropa interior y usando su camisa; aquello le hace sonrojar inevitablemente, su corazón se acelera y algo despierta con entusiasmo en sus pantalones, su olor sale, alerta al japonés que le sonríe.


 


 


-No veas, no está listo~ -coloca el índice sobre los labios-, regresa al baño.


 


 


Sentado sobre la tapa del inodoro, medita lo que pasará, sabe que no podrá salir de ahí en tres días y debe notificar a la universidad y al trabajo, no obstante su cabeza es un caos en este preciso momento, pues había olvidado lo voraz que es Yuuri cuando pierde el control de sí mismo y él nunca ha sido nadie para negarse, sea en la inconciencia o dominado por su parte alfa, su cuerpo y razón se derriten ante el poder de las feromonas del castaño. Suspira derrotado, su pene se yergue con firmeza, como el asta de una bandera, no ha menguado en ningún momento, tiene un sentimiento contradictorio ya que se muere por acariciar al omega pero también siente una gran vergüenza de acceder al deseo, ha tratado aquello con la terapeuta pero es un tema que no se solucionará si mantiene sin tocar parte de su pasado.


 


 


-Viktor –murmura impaciente, abrazándole por la espalda- ¿Está listo?


-Sí, la tina se ha llenado –recarga un poco su peso en él.


-Entonces hay que lavarse~


 


 


Dentro de aquel cuarto de baño prevalecían las costumbres japonesas, ducharse bien antes de entrar a la terma, por lo que se asearon entre coqueteos, una vez acomodados en el agua la ronda de besos inició, con la piel húmeda rosándose, el eco de sus voces, el bailar de sus fragancias, se enredaron a pies y manos, fundidos en un solo ser. Es suave y resbalosa, la lengua de Yuuri profana su boca con habilidad, tan hambriento de saborear hasta la más mínima esencia del alfa, enreda sus manos en la platinada cabellera, impidiendo que escape del contacto que es evidente le causa gran placer, mientras menea las caderas con necesidad, gimiendo cada vez más alto cuando es tocado por las manos de su esposo o cuando por accidente la punta del duro miembro golpea su esfínter en un amago de entrar.


 


 


-¡Viktor! –jadea cuando el glande se desliza en su interior, pero debido al movimiento sale con rapidez- no… -sus uñas se clavan a los hombros del ruso, vuelve a intentar otra estocada fallida.


-Yuuri –le detiene de la cintura, agarrando con la otra mano la base de su pene-, baja lentamente –le indica al oído, la respiración agitada choca en ésta y el omega se retuerce ante ello-, Yuuri.


-Viktor –suspira conectando sus miradas, se muerde los labios y con paciencia acomoda mejor su cadera para auto penetrarse, soltando toda clase de ruidos hasta sentir el falo hasta lo más profundo de su intimidad, le regala al mayor una visión adorable, además de sumamente excitante, su rostro deformado por el placer con lágrimas rodando por las mejillas encendidas- ¡A-aah! ¡Vik...!


-Lo has hecho bien –jadea, limpiando los ojos chocolate con sus pulgares de todo rastro de aflicción, con dulzura lo acoge en un pausado beso.


 


 


Guarda con un gusto culposo, los quejidos que se ahogan en su boca, soportando las sacudidas y contracciones del menor al correrse, dándole espacio al momento justo para que recupere el aliento, le acaricia la espalda, debatiéndose si en realidad lo hace para tranquilizarlo o para subirle el ánimo, su mente se tambalea en una cuerda floja, la cordura poco a poco se desvanece y su delirante alfa interior se hace presente.


 


 


“¿Debería morderlo justo ahora?”


“Su piel se ve tan deliciosa”


“¿A Yuuri no le importará embarazarse o sí?”


“Una linda marca en su cuello terminaría con todos nuestros problemas…”


“Uno…”


“Dos…”


“Tres cachorros…”


“Yuuri será muy feliz”.


 


 


-Yuuri –abre su mandíbula, enseñando los colmillos, enfocando su atención en la nuca ligeramente a su alcance, pues el japonés la ha dejado expuesta al recargarse en su hombro.


 


 


El omega gimotea sumiso al llamado de “la voz”, se deja hacer cuando es cambiado de posición, llora ante la sensibilidad de su entrada, pues el salir y entrar del caliente miembro del mayor le provocan fuertes descargas eléctricas, casi dolorosas, todo empeora cuando su nuca es estimulada, abriendo sus poros de olor ante las lamidas y succiones que sufre, las manos de su esposo le obligan a moverse por lo que las penetraciones vuelven, ésta vez a un ritmo más aprisa, profundas y sin piedad, siente el nudo formándose, estira las paredes de sus entrañas con cada estocada, hasta que simplemente no aguanta más cuando queda atascado dentro, su espalda se arquea llevando la cabeza hacia atrás, pero lejos de sentir la mordida choca contra algo.


 


 


-¿Yuuri? ¡Agh! Duele –cubre el área sobre la ceja y frente.


-Viktor… ¿Estás bien? –un atisbo de lucidez se asomó en sus ojos.


-Creo que si… -aprecia su alrededor- el agua se ha salido casi por completo –repara en la espalda del japonés-… ¡Yuuri! Oh, lo siento –sus manos tiemblan al ver los rasguños al igual que los chupetones en la blanca piel, así como  la nuca de éste, hinchada y roja.


-No importa –su tono de voz se apaga, vuelve la vista hacia el frente.


-Salgamos o podríamos tomar un refriado –sisea bajito ante el dolor.


-Estás anudando, no puedo moverme…


 -Yuuri ¿Sucede algo? –lo toma con cuidado de los hombros- no es normal que recuperes la conciencia tan pronto.


-No lo sé –suspira-… de repente sentí mucha tristeza, como si me faltara algo –se encoge en su lugar, recibiendo el abrazo del ruso-… Quiero descansar un poco.


 


 


Una vez lograron separarse Viktor limpió el desastre mientras el castaño secaba su cuerpo, esperó paciente envuelto en las toallas y así dirigirse juntos al vestidor, escogieron un par de tibias pijamas, aun a pesar de saber que sería cuestión de tiempo para que terminaran en el suelo. El de ojos azules notó que su pareja se muestra decaída y callada, demasiado obediente para su gusto, teme haberle forzado o algo peor, pero en consideración del celo por el que éste pasaba, algo no le cuadraba bien.


 


 


-El nido –se detiene sorprendido.


-Tú lo hiciste mientras preparaba la tina –le envuelve desde la espalda y aprovecha para besarle una mejilla.


-Oh –un adorable sonrojo enciende su cara.


-Descansemos allí, te sentirás mejor.


 


 


Acurrucados entre sabanas, ropa y cojines, retozan muy juntos, viéndose el uno al otro en un silencio cómodo, Yuuri lentamente cae dormido con las pestañas humedecidas y su mano entrelazada con la de su marido. El Nikiforov se culpa, con un semblante de completa seriedad, acaricia los negros cabellos como si temiera romperlo, su corazón se estruja, algo está mal, su mente es una densa bruma; besa la frente de su destinado y lo atrae más hacia él, trata de protegerlo de algo invisible, creyendo al final que es justamente él quien le hace sufrir, pero no lo recuerda, no sabe que le hiso exactamente y eso le genera impotencia.


 


 


-Yuuri, perdóname –susurra en un débil tono- cuando todo esto acabe nos enlazaremos, antes de que mi celo llegue, no quiero lastimarte, no me gusta verte llorar, nos quedaremos aquí y cancelaré el viaje a Moscú, le diré a papá que faltaremos a la cita para el delta de mi hermano, ese chico ha cancelado tantas veces, Yuri estará molesto y sé que no te llevas bien con él, no quiero alterarte, sólo quiero verte feliz, Yuuri, te amo –deposita un largo beso en la coronilla de su gamma hasta que las lágrimas se deslizan por sus mejillas.


 


 

Notas finales:

 


Hablando de lo que les he traído hoy, quise profundizar un poco más en la mente de Viktor y cómo ha llegado al punto de aceptar con resignación el celo de Yuuri y también las cosas que se le están escapando de las manos por su terquedad, ya se dio cuenta así que bajen las antorchas xD Yuuri está sufriendo en distintos aspectos, desde el estrés del cambio, la lucha consigo mismo para dejar atrás sus miedos, los sutiles enfrentamientos con su esposo y su lado omega que lo termina por volver loco, no son los mejores tiempos para ambos y es acá cuando empieza la trama señorit@s, ya he viajado mucho por las ramas verdad? xD


Faltan alrededor de 3 o 4 capítulos para que pase lo que muchas personitas esperan, no diré el qué así que dejen sus teorías aquí xD y Viktor tendrá que soltar la sopa antes de ello, así que vengo con todo estos días, aprovechen la inspiración y dejen muchos comentarios, gracias xD


Sé que me he saltado muchos temas y he opacado el protagonismo de muchos personajes, pero una vez pasen ciertas cosillas los verán más seguido y retomaré algunas dudas que vienen arrastrando desde la boda en Japón, no se preocupen xD


Aclarado todo esto, traigo la sección de las preguntas como de costumbre~ 


 


¿Qué habrá pasado con Vicchan y Makkachin?


¿Alguien más quiere un Viktor que les cuide en el periodo?


¿Qué está pasando con la interacción de estos dos?


¿Les sorprendió que Yuuri no violara a Viktor?


¿Es que Viktor ya le tomó gusto al sexo o fue la abstinencia?


¿Qué les pareció la probadita del alfa de Viktor? (¡Imaginen en su celo!)


¿Lincharán a Viktor por hacer llorar a nuestro pequeño Yuuri?


Y más importante ¿Por qué entristeció Yuuri al final?


 


Cualquier duda, teoría o sugerencia será bien recibida n.n


Muchas gracias por todo el apoyo, son un amors, les llevo en mi kokoro~ 


Contestaré sus comentarios del cap pasado y otros que tengo pendientes por allí en estos días, prometo no tardar tanto ésta vez n.n


Espero leerles pronto~


Matta nee~


 


 


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