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Dulce Viktor por vitalife

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Notas del capitulo:

 

¡Hola!

Qué sorpresa ¿Verdad?

Pues bueno, heme acá con otra parte de éste extraño fic, sé que dije que quizás no actualizaría en diciembre, pero bueno, mi incapacidad se alargó un poco más y la estoy aprovechando al 100 xD les estaré trayendo capítulos entre semana pero sólo uno a la vez por lo pronto n.n

En el cap anterior no escribí todo lo que quería la verdad, la inspiración se cortaba y aunque tengo notas que datan de hace bastante tiempo, no fluía como quería, por ejemplo las escenas de Elena fueron más suaves y di una explicación del porqué, originalmente ella por sus testículos internos le cortaría el cabello a Viktor, éste estaría traumado por varios flashback y Antoine estaría destrozado por ver a su cachorro así, no sé si fue buena idea como lo acomodé al final o preferirían haber visto la versión más cruel, para quienes lo deseen puedo hacer un extra y acomodarlo entre el cap anterior y éste, la trama no variaría mucho así que cada quien podría escoger su versión, estaré al pendiente de las sugerencias~

 

Agradecimientos a:

Lukita

elena

Marii

 

Sin más el fic~

 

 

 


Las mañanas se volvían cada vez más cálidas, la primavera estaba por terminar, el viento frío ya no calaba en su rostro como antes, era más bien agradable. Suspira profundamente, impregnándose  con el recuerdo de su esposo, debe admitir que ha sido difícil para él llevar la situación, Viktor se ha comportado con peculiaridad, pues aceptó sin mucha insistencia el alejarse un poco de él, han dormido en habitaciones separadas y cada vez siente que ya no puede conciliar el sueño sin su calidez, Vicchan se ha mantenido fiel a su lado mientras Makkachin parece nervioso, se niega a compartir lecho con el Nikiforov pero tampoco entra a la alcoba principal, termina durmiendo en el pasillo cerca de su puerta, es algo que simplemente no comprende.


Extraña a Viktor, quiere sentirle a su lado, empalagoso y protector, pero verlo le provoca un sentimiento confuso, lo ama, de eso no tiene ninguna duda, pero saber de las espantosas acciones que mencionó, que cargó con todo aquello solo por tanto tiempo, le hace sentir incomodo, nunca imaginaría que ese dulce hombre tuviera un episodio tan turbio. Y lo comprende, ahora sabe por qué le aterra tocarle, salirse de control, también el más allá de sus constantes disculpas por dejarle marcas en su piel, por tomar tantos inhibidores de vez en cuando, sus miradas tristes a la nada, la constante preocupación por confortarlo.


El día anterior fueron juntos con la terapeuta, hablaron de sus circunstancias, ambos tienen un profundo sentimiento de soledad, necesitan volver a pasar tiempo en pareja. Viktor expresó sus inseguridades, el cómo quiere hacer las cosas de forma correcta, aceptaría lo que Yuuri quiera para volver a empezar, no pudo hacer más que llorar al escucharlo, abrumado y con suma emoción aceptó, pero después de ello no sabía el cómo iniciar, debían reencontrarse otra vez, la luna de miel sería perfecta para ello y su marido se puso en marcha casi de inmediato para buscar un lugar adecuado. Todo fluiría bien en condición de evitar enlazarse precipitadamente, ya que se comprometieron a descubrir de nuevo como ser pareja, no permitirían a sus problemas ser más difíciles de tratar con una marca fresca, pues el razonamiento alfa -omega sólo giraría en torno al bien de su naturaleza y reproducción. 


Por ello justo ahora se encuentra frente al edificio de NK Corp, sofisticado y majestuoso, le intimida con su sola presencia, pero no existe vuelta atrás, toma aire y por fin ingresa al lugar. Esperó por más de cuarenta minutos en recepción hasta que un asistente fue a recogerlo, subieron varios pisos por el elevador, caminó por pasillos y al final logró llegar a la ostentosa oficina de la matriarca de los Nikiforov.


 


– Yuuri, buenos días, es una sorpresa tenerte por aquí, toma asiento –sonríe entrelazando las manos sobre el escritorio e inmediatamente reconoce ese gesto, Viktor suele hacerlo cuando se siente importunado.


– Gracias –asiente tomando la sugerencia-, no le quitaré mucho tiempo.


– ¿Sobre qué tema quieres hablar?


– Es Viktor –comienza.


– ¿Ha pasado algo malo entre ustedes? –le ve con atención, levanta una ceja.


– No necesariamente, el me habló de su primer celo –soltó con seriedad observando como el impecable rostro de la mujer mermaba en uno más rígido.


– ¿Es así? –desvía los ojos con desgana, mueve con su índice el péndulo de una de las figuras que adornan su lugar de trabajo.


– Sí, quería preguntarle unas cuantas cosas –frunce las cejas con determinación.


– ¿Quieres divorciarte o me preguntarás por los bastardos? –vuelve su vista a él y es sumamente pesada.


– ¿Entonces Viktor si…? –no puede terminar la frase, siente un dolor en la boca del estómago.


– No, el no tuvo ninguno, si se hubiera atrevido a embarazar a uno de esos omega, no escatimaría en deshacerme de ellos –dice con simpleza.


–Entonces él… -sus manos tiemblan- los violó.


-Hum –ríe-, ese chico ni en su más delirante celo podría violar a nadie, es un alfa de instinto y mente débil –pronuncia con retintín en su voz-, como si no supiera que hacer con lo que tiene entre las piernas, sólo muerde, lame, se restriega y golpea, como un animal.


– ¿Qué ha dicho? –levanta la cabeza con asombro, ignorando de momento el insulto implícito en las palabras de la mayor.


– Lamento que no te haya marcado todavía –suspira-, pero parece que su parte alfa terminó de madurar, será cuestión de tiempo para que puedan darme algunos nietos, así que no te preocupes por ello –la sonrisa vuelve a sus labios.


– No violó a nadie… siempre fue virgen –medita con rapidez-, incluso en su celo no puede… ¿Eso es verdad? –enfrente a la de ojos azules.


– ¿Sigues con eso? –cruza la pierna- de verdad me disculpo por lo lamentable que es mi hijo, créeme que es una vergüenza pero a la vez un alivio que no haya ido más lejos, nunca ha tenido “problemas de faldas” y quizás no haya sido muy bueno en la noche de bodas.


– Eso me tiene sin cuidado –arremete ya un poco más centrado-, lo que me está molestando es su  actitud ante la intimidad de Viktor, yo vine a charlar con usted para aclarar algunos puntos con respecto al incidente, entre ellos la crudeza con la que le trató y le hiso empeorar su estado psicológico, veo que sólo tiene quejas sobre él.


– Yuuri, entenderás que tuve una gran tarea –acomoda su postura con altives-, transformar el endeble carácter de mi hijo a uno más firme acorde a su género, un alfa no puede andar por allí llorando por simplezas, debe ser firme, seguro y agresivo, hice lo mejor que pude para quitarle esa mentalidad mediocre, que con todo respeto, tienen los omegas, el victimismo, los caprichos y las emociones inútiles, él necesitaba dejar eso atrás si quería triunfar en éste mundo asechado por viejos lobos rabiosos.  


– ¡Pero no era la manera! ¡No puede comprarlo todo con el dinero y anteponer la imagen de su apellido en contra de su propio hijo! ¡¿Sabe que tanto le afectó todo esto a Viktor?! –se atreve a exclamar- además, con todo respeto –regresa a su compostura-, no todos los omega son como usted los describe, tiene frente suyo a uno que defenderá a su esposo ante todo y no llorará porque un alfa levante un poco la voz.


– Vaya, por lo menos ha conseguido a un omega con más agallas que él mismo –su mueca es difícil de comprender-, no sé cómo sentirme, si tranquila o decepcionada.


– Deje de menospreciarlo y observe como se esfuerza, no es para nada un mediocre, ha dejado atrás sus propios sueños para cumplir como un buen hijo ante sus ojos, se siente presionado por su constante acoso y de una vez le digo, lo que pase en nuestra relación es privado, no tiene por qué obligarlo a marcarme o darle una descendencia, llevamos el matrimonio a nuestro ritmo.


– Interesante –lo analiza-, así que no es del todo culpa de Viktor, aunque claro, si estuviese en su lugar ya te habría enseñado a no hablarle así a un alfa y menos a una persona como yo, quiero que entiendas tu lugar Yuuri.


– ¿Cómo? –es inevitable pensar que para él que todo aquello es una broma de mal gusto.


– Ya lo sabes supongo, Viktor es el heredero de ésta empresa, tiene responsabilidades que van más allá del trabajo, por lo que cuando él sea mayor deberá tener un sucesor, así que te pido de la manera más atenta que ésta “luna de miel” sea satisfactoria, haz lo que tengas que hacer para embarazarte y despiertes el instinto alfa de Viktor para volverlo un hombre.


– ¡¿Sí quiera escuchó algo de lo que dije?! –se levanta de un tirón del asiento- ¡¡Deje de meterse donde no le incumbe!!


– Claro que me incumbe –un poderoso olor hace flaquear al japonés por un segundo-, por eso estoy en ésta conversación de suegra y yerno, te estoy pidiendo lo que necesito, además un cachorro les hará madurar, esos aberrantes pensamientos modernos de “omegas independientes sin hijos” es una estupidez, los alfa ahora son tan patéticos sometiéndose a los deseos de sus parejas, por algo evolucionamos de los simples betas, alguien debía regresar el orden a las cosas.


– ¡Usted es incorregible! –toma su mochila- se lo digo por última vez, deje de inmiscuirse en la vida de los demás y comience a ver por la suya –da media vuelta para retirarse.


– Bien, dejaré que lo pienses éste mes, sino será por las malas.


 


 


Aquella frase acabó por enfurecerle, abre de golpe la puerta y sale despidiendo su olor sin contenerse, fue acompañado en contra de su voluntad por el mismo asistente que le guió ahí. A la salida le esperaba Yakov en el auto, parecía saber a lo que se había enfrentado y sólo le dedicó una mirada empática, se subió a la parte trasera del coche sin más.


 


 


– ¡No puedo creerlo! –suelta, cruzándose de brazos.


– ¿Tan mal fue? –ajusta el retrovisor.


– ¡¿Es que no le importa nada más que sus intereses?! –explota.


– Elena es una persona difícil de comprender –dibuja una pequeña sonrisa a la par que toma la avenida principal-, pero una vez la conoces bien descubres porque actúa así.


– ¡¿Por qué?! Nada justifica que trate así a su propio hijo y a los demás.


– No sabe cómo hacerlo… Pero esa es información confidencial –agrega dejándole más intriga aun.


 


 


Esa manía en Yakov de hablar y no decir nada en ocasiones le confundía más que ayudar, por lo que tan sólo hiso un pequeño puchero viéndole mal para después perder su mente a través de la ventanilla. Sinceramente creyó que podría tener una conversación normal con Elena, que quizás podría hacerla entrar en razón o mínimo accediera a reconocer a Viktor, el viejo hombre frente a él le había advertido, la Nikiforova es un hueso duro de roer, un “Hueso alfa” para que no se ofenda, su esposo tenía razón, es una mujer conservadora hasta la medula y vaya suerte que él tenía, justo el estereotipo que detesta, ya podía ver que no sería el único encuentro tenso que tendrían ¿Qué le dará un mes para pensarlo? Ella tampoco sabía con quien se metía, planearía una cita con la doctora Leroy en ese preciso momento y le pediría recomendación de los anticonceptivos más fuertes que conociera.


Claro, eso hubiera pasado si llegado a casa no encontrara a su amado esposo en delantal  mientras decora un pastel repleto de grandes fresas rojo brillante, el olor de la comida está en el aire, Makkachin y Vicchan llevan corbatines en el cuello distrayéndolo por completo con la adorable imagen, de la nada su destinado le asalta con un ramo de flores y las mejillas ruborizadas por la expectación. Lo había olvidado, ese día cumplían un mes más de casados, otra vez no tenía que regalarle.


 


 


– Yuuri sé que no es el mejor momento, pero no quería que pasara desapercibido –habla apresurado con la voz temblorosa por los nervios-, decidí hacer algo en casa para no molestarte y…


– Suficiente –sentencia, apartándose del beso que le acaba de propinar para callarlo, su rostro también se ha pintado de un sutil rosa ante la burbujeante vergüenza tras el impulso, mantener su fachada de indiferencia duró tres pestañeos tímidos del mayor.


– ¿Có-Cómo fue tu día? –trata de reponerse aturdido, contiene el impulso de lanzársele encima- ¿Aceptaron el ensayo extra?


– Sí, los profesores fueron muy amables y comprensivos por mis últimas faltas, aprobé –acepta las rosas caminando a la cocina-, me colocarán en el grupo común, sólo necesitaré asistir a clases de refuerzo para el ruso.


– Es una noticia maravillosa –sonríe de corazón, alcanzándole un jarrón con agua.


– Lo sé, gracias –sus manos se tocan por un segundo pero no huye, concede la accidental caricia sin inmutarse demasiado.


– ¿Tienes hambre? Preparé el almuerzo –peina su flequillo a un costado como reflejo, haciendo reír al menor.


– Claro ¿Qué cocinaste? –toma asiento en la barra, acomoda la barbilla en su palma y le sonríe, apreciar cómo se esfuerza por él, le derrite.


– ¡Oh! Bien, yo –se percata que aun lleva el mandil, desasiéndose de él al instante-… hice un panaché de verduras y un quinché de espinacas con queso fresco, pero ya que estaba caliente el horno decidí hacer también un pastel esponjoso de fresas con crema… quizás me excedí un poco.


– Es perfecto ¿Por dónde comenzamos? –anima haciéndosele agua la boca, por más sencillas que sean, le encantan las recetas francesas que prepara Viktor.


 


 


Admira con renovado enamoramiento los tartamudeos del Nikiforov, está al tanto que su aceptación lo pone cada vez más ansioso y soporta a duras penas la necesidad de besarle ¿Cómo lo sabe? Sencillo, conecta sus miradas, la baja un poco a sus labios y después voltea en cualquier dirección, están de frente por lo cual es muy obvio, también sus feromonas son sutilmente más fuertes, es probable que su amado esté llegando al límite.


 


 


– ¿Entonces conseguiste rentar una cabaña? –pregunta llevándose una porción de pastel a la boca.


– Bueno, técnicamente no la renté –medita-, Chris me prestó las llaves de la casa de campo, sólo tendríamos que cubrir nuestros gastos personales como la comida y pequeños detalles, nadie ha ido allí en un tiempo por lo que se encuentra en mantenimiento.


– ¿Chris tiene una casa de campo? –se sorprende.


– No, en realidad es de la familia ¿No te mencioné que es un Giacometti? Es mi primo, su abuelo es hermano de mi abuela, de hecho el tío Gustav fue uno de los pioneros en fundar el Banco genético y el principal investigador referente a la compatibilidad entre alfas y omegas, los laboratorios que llevan su nombre tienen su sede en suiza, por lo que terminó asentándose allá, mandó construir la casa de campo para que cualquiera del clan pudiera usarla –explica-, sé que no quieres nada ostentoso y necesitamos tiempo a solas, la cabaña está a unos diez kilómetros de la ciudad, estaremos completamente solos cuando los trabajadores terminen de reforzar el techo, la última nevada estuvo a punto de romper un par de vigas.


– Vaya, sabía que el apellido ya me sonaba de antes –recuerda- ¿Iremos a Suiza?


– Sí, ya he preparado los boletos para el avión, pero no sé si quieras que llevemos a los chicos –aludiendo a los canes-, la cabaña tiene un enorme patio donde podrían jugar, pero sé que no tendremos tiempo para cuidarles –un súbito sonrojo lo embarga-… ¡Perdón! N-no quería insinuarlo así.


Eso también es parte del itinerario ¿O no? –ríe tensando un poco las mejillas, su parte omega ha vibrado de solo pensarlo y espera no ser descubierto por el agudo olfato del ruso.


– Si me lo permites… acercarme más a ti –murmura cohibido.


–Tonto –se incorpora, deja caer el tenedor en el plato generando un escandaloso ruido, los ojos azules se entornan temerosos por su reacción repentina, rodea la mesa y lo encara, éste se coloca recto- ¿Tengo que hacer todo yo?


– ¿A qué te…?


 


 


De nueva cuenta le roba el aliento en un más que necesitado beso, ronronea cuando es correspondido con hambre, las manos de su esposo se aferran con prontitud a sus caderas, le atraen con sutileza y lejos de evitarlo se sienta sobre el regazo del mayor, saborea, casi con la mente perdiéndose, el regusto de la fruta, crema y dulce sabor de la saliva que le encanta, suspira cada vez más fuerte, su boca es penetrada por una resbalosa intrusa por lo que con juguetona cortesía le da la bienvenida.


Makkachin ladra un par de veces desde la sala, le ignoran en un principio pues no puede desperdiciar tal oportunidad, deduce que la abstinencia prolongada le ha hecho estragos al instinto de Viktor, ya que es bastante raro que en sus cinco sentidos le acaricie con tal descaro sobre la ropa, sus rostros se apartan y pronto siente escalofríos por los húmedos besos en su cuello, por las manos que se cuelan bajo su camisa, gime libremente pero entonces el gran caniche aúlla muy próximo a ellos, haciéndole dar un salto, escucha gruñir a su pareja, como si contuviera un bramido, clava las unas en su espalda sin causarle gran daño, pero si alertándolo de que algo no está del todo en orden.


 


 


– ¿Viktor? –le llama cauteloso- ¿Estás bien?


– Yuuri –suspira con pensar, se recarga en su hombro-… me perdí un momento… deseaba tanto un beso tuyo que bajé la guardia.


– ¡Oh! –le acaricia la nuca hasta llegar a los claros cabellos- si gustas podemos terminar en la habitación –ronronea despidiendo su olor más sugerente.


Yuuri –regaña-, no sé si pueda contenerme.


– Pues no lo hagas~


– No me tientes, sabes de lo que mi instinto es capaz –advierte.


– Claro que lo sé –sonríe- hablé con Elena –revela.


– ¿Cómo? –se aleja de los mimos del menor para verle a los ojos- ¿Hablaste con mi madre?


– Quería preguntarle del incidente, me aseguró que no violaste a nadie, hiciste cosas que tampoco eran muy agradables, pero no pasó a mayores –pronuncia con alivio.


– Pudo haberte mentido pensando que te separarías de mi –su cabeza le atormenta.


– Créeme que por el tono en el que me lo dijo, parece más decepcionada que alegre porque llegaras virgen al matrimonio –bufa con fastidio.


– ¿De verdad? –un rastro de esperanza brilla en sus pupilas.


– Puedes contratar al detective de cualquier forma para que estés seguro –sugiere.


– Si eso es real –le estrecha su cintura-, sólo bastaría con usar calmantes durante nuestros celos, podré marcarte sin miedo, cuidar de los cachorros y despreocuparme de que hereden mis genes… Al fin enfrentaré los rostros de quienes fueron mis amigos para disculparme como se debe –la emoción en su ser florece con un fresco aroma que invade el lugar.


– Lo será –sonríe contagiado por la dicha.


– ¡Enlacémonos Yuuri! –le carga con entusiasmo.


– ¡Espera! ¡Espera! –un golpe de adrenalina le invade por completo, marca un galopante latido en su esternón, sus manos tiemblan alrededor del cuello de su esposo, sus piernas instintivamente se aferran a las caderas de éste, las palabras se atoran en la garganta pues no quiere decirlo, es algo que siempre había deseado pero ahora no era la mejor opción- No podemos –suelta dudoso.


– ¿Por qué? –se detiene al pie de la escalera, sus ojos reflejan desconcierto.


– No debemos ser impulsivos –recuerda-, la terapeuta todavía no lo cree conveniente y aunque me encantaría… Nuestra relación –su voz se vuelve un agudo balbuceo, las feromonas del alfa se agitan en un remolino, no piensa con claridad-… lo siento.


– De acuerdo –suspira recapacitando, baja delicadamente al japonés-, me emocioné demasiado –el tono que usa se apaga.


– Viktor –le llama para tomarle de las mejillas con ambas manos-, no te estoy rechazando ¿Lo entiendes? Yo también estoy esperando por esto.


– Sí –cierra sus parpados dejándose acunar-, discúlpame sólo estoy ansioso por nuestra distancia, en momentos es abrumador y cada vez me cuesta más contenerme, no comprendo en que instante pensé en que era buena idea –vuelve a mirarlo-, te amo Yuuri, daré todo de mi para que logremos superar esta dificultad.


– Viktor, también te amo, haremos las cosas juntos, no tienes por qué cargar otra vez todo sólo ¿Está bien? –muerde sus labios.


– Está bien –recarga su frente con la del menor- ¿Puedo besarte?


– Oh, vamos –sonríe- eres mi esposo.


– ¿Entonces también me permites volver a la habitación? –una extraña mueca se dibuja en sus labios.


– Claro –concede.


– ¿Lo… celebraremos?


– ¿Cómo? –pregunta con interés.


– Sabes que no es algo que normalmente diga en voz alta, pero debo admitir que en éste caso necesito hacerlo –admite.


– ¿Hacer qué? ¡Woah! –se exalta ante el repentino movimiento del mayor.


– Darte mucho amor~ -le regala una brillante sonrisa mientras lo carga al estilo princesa, retoma su andar para subir las escaleras.


– ¡¿Qu-Qué?! –su cara enrojeció al mismo brillante color que las frutas que hace minutos degustaba- ¡Si esto es una broma no te lo perdonaré Nikiforov! –patalea avergonzado.


– Y no lo será mi amor~ -se detiene en el descanso sólo para demostrarle con un pasional beso que va realmente en serio- voy a morir sino estoy contigo ahora –frota sus mejillas como hacía semanas no compartían.


 


 


Los labios de Yuuri se abren, pero no logra formular una sola palabra, su rubor persiste ésta vez al comprender lo que está ocurriendo, no han intimado desde el celo, mantuvieron una estricta distancia por poco más de una semana, éste sigue luchando contra su parte alfa, los comentarios de Antoine cobran sentido junto la información que le dio Elena, Viktor está cambiando, su instinto ha madurado y ahora siente que mientras lo recuesta en la cama, besándolo con amor, realmente se han convertido en esposos.


Sus feromonas se liberan para danzar entrelazadas, forman la imagen de un extenso bosque que guarda en su interior grandes secretos, aparentemente amigable y libre, poco a poco se vuelve denso por la maleza, intransitable, las enredaderas cierran el camino pero entre sus en travesadas ramas permiten ver un claro de luz, una brisa dulce que les atraviesa.


Suspira llenado sus pulmones con la fragancia que le envuelve, aturdiendo un poco su mente por el cumulo de sensaciones, las caricias en su piel son suaves al igual a los labios que devotamente se posan en ella, su cuerpo se estremece un poco en las zonas donde la cálida respiración del otro le causa cosquillas, se han unido con paciencia, recibió en un húmedo abrazo la intimidad caliente de su pareja, están quietos, disfrutando el momento, los ojos azules chocan con los suyos para compartir de manera silenciosa un par de tiernas sonrisas que pronto se funden entre ellas, trasmiten entre sí el gran amor que se profesan.


Es diferente a otras ocasiones, como encontrarse en un mundo en donde solo se encuentran ellos dos, nada importa, ni el tiempo, ni el alrededor, sus corazones laten en sintonía y no parece importante hablar, pues tiene a la persona que más le hace vibrar entre sus brazos, se entrega ciegamente a él, sus miradas trasmiten más allá de lo que pueden expresar, descubre como un adolescente lo que es en realidad hacer el amor.


 Comienzan a moverse con delicado mecer, intercambian incontables besos y dulces mimos hasta que la respiración se les acelera colorándoles distintas partes de sus anatomías. La ingle le tiembla zarandeándole las piernas, mismas que decide subir hasta las caderas del mayor para sentirle más, estimulando su miembro entre ambos por el roce deja salir su voz matizada por el placer, húmedos labios atacan su cuello dejando más de una marca a su paso con seguridad, el ritmo aumenta y entonces  es arropado por los brazos del alfa que le invitan a sentarse en su regazo, sus rostros quedan muy juntos, la atracción se hace presente, sus bocas vuelven a fundirse a la par que reanudan el vaivén.


Su lengua se enrosca con torpeza, los gemidos de su garganta salen cada vez más agudos y sus lágrimas se atoran en la orilla de sus parpados, percibe la profundidad a la que su destinado llega, golpeando el interior de su vientre, besa su útero con cada embestida certeramente propinada, de pronto no puede más y sucumbe a tocarse su propio pene, está por correrse, Viktor ha meneado su cadera en círculos por el nudo, ya no puede salir, de pronto siente la caliente eyaculación dentro siendo el estímulo suficiente para culminar con tal fuerza que le nubla vista y grita por el gran gozo.


Lentamente se desploman de perfil todavía acariciándose, disfrutan de superficiales besos sobre los labios, dejan que sus cuerpos se impregnen de la esencia del otro, delinean con sus pupilas cada rasgo en la cara frente a ellos, el alfa no puede evitarlo, le toca una de las mejillas y le sonríe.


 


 


– Gracias Yuuri –su voz cargada de ternura.


– ¿Por qué? –le besa la palma para después entrelazar sus dedos.


– Por aceptarme de nuevo, por tener tanta paciencia conmigo, por amarme como yo te amo, por permitirme una vida a tu lado, hay tantas cosas que agradecer.


– Yo podría decir lo mismo –se acurruca en el pecho del ruso-, así que calla o lloraré –advierte conmovido.


–  Yuuri~ siempre eres esquivo cuando te digo palabras lindas –hace pucheros.


– Porque eres muy cursi y es vergonzoso –se queja.


–  Yuuri es cruel y egoísta –murmura olfateando los oscuros cabellos.


– Si en la última semana de vacaciones todo se resuelve –comienza tímido-… enlacémonos.


¿No querías esperar al visto bueno de la psicóloga? –susurra como un secreto.


– No dijo que no lo hiciéramos, sólo que no fuéramos impulsivos –defiende su punto.


– Entendido –le besa la coronilla- cuidaré de ti.


– Cuidaremos de los dos –le pellizca.


– ¡Auch! Muy bien –ríe.


– Tonto –una gran sonrisa adorna su rostro.


 


 


Ambos están en un proceso de cambio aunque no lo notan, el desarrollo en sus cuerpos ha llegado a su término, sus mentes y corazones se preparan poco a poco para culminar con el destino que nunca se equivoca. Retozan muy juntos, todavía no lo saben pero algo muy especial se está formando entre ellos, más allá de lo imaginable, la llegada a suiza se convertía en algo prometedor que pondrá rumbo fijo en su futuro e ideales.


 


 

Notas finales:

 

Retomando el cap de hoy, han pasado varias cosillas por aquí, un pequeño encuentro con Elena, Viktor siendo romántico y patoso xD Yuuri conociendo el amor~ y algo más, hagan sus apuestas para lo que pasará en Suiza, esto se pondrá muy bueno, es algo que tengo casi un año queriendo escribir, intentaré dar lo mejor xD

Comencemos con las preguntas~ 

 

¿Qué piensan del encuentro suegra-yerno?

¿Yuuri recordará hacer cita con la Doctora Leroy?

¿Volveremos a ver a nuestro querido Chris?

¿Quien quiere pastel de fresas hecho por Viktor? (Yo me apunto)

¿Por qué Makkachin ladró y se obstinó en interrumpirles?

¿Les gustó la "reconciliación"? ¿O fue muy pronto?

¿Qué estará surgiendo entre ellos?

¿Qué les deparará en Suiza?

¡¿Y cuando el lazo y los cachorros?! (Tranquilidad, ya casi xD)

 

Eso y mucho más en los siguientes caps(?), espero les haya gustado ésta parte, escribí un poco más para que vieran el suave lemon y sus cursilerias xD

Contestaré sus comentarios del cap anterior y otros nuevos que hay por ahí~

Nos seguiremos leyendo~

Matta nee~ 

 

 


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