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Dulce Viktor por vitalife

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Notas del capitulo:

 

¡Hola! 

Lamento la demora, no me he sentido muy bien estos días y la actualización se vio aplazada por varias situaciones xD pero heme aquí actualizando, desconozco qué día vaya a publicar en la siguiente semana por lo que sean pacientes~ 

Especiales agradecimientos a:

lukita

Aracelly

anakzanamu

elena

 

Sin más, el fic~

 

 


La fragancia tan característica que una pareja gamma despide en la formación de un lazo se vuelve poco a poco más intensa, cada una de ellas es única, fusionando los aromas naturales de la pareja, el omega se vuelve el protagonista, la esencia que destaca en el singular perfume, pero que no puede completarse sin el acompañamiento adecuado, por lo que el olor del alfa le envuelve y acoge para lograr aquella mágica fusión, dándoles así un sello particular.


La producción de la fragancia combinada comienza cuando aún sus glándulas están conectadas a través de la saliva y sangre, en una mutua «infección» el tejido de sus glándulas se impregna con hormonas especiales entre los de su especie, por lo cual la compatibilidad es importante, así como el estado de ánimo de los pares. Un omega puede rechazar a su pareja en éste proceso de ser marcado en contra de su voluntad, mientras el alfa a su vez generar un lazo débil en consecuencia a la poca profundidad de la mordida o por la inseguridad, así como el estrés que esto le provoque, ya que el vínculo no sólo afecta al receptor, sino también a quien lo ejerce.


Las feromonas mutan en consecuencia del intercambio hormonal, sus glándulas, en la nuca para el omega, bajo la lengua para el alfa, se comunican en aquel breve instante, transformando la respuesta y predisposición con otros de su tipo, el canal psíquico se agudiza centrándose sólo en su pareja, se regalan el uno al otro la llave para percibir el código interno de cada cual, aquel que espontáneamente el cuerpo segrega para la producción de feromonas, imperceptible para los demás, pero que gracias al enlace entre gammas éste se vuelve indispensable.


Un lazo roto, por consecuencia, es un proceso doloroso para quienes se han «fusionado», ya que ante el rechazo, el sistema inmunológico destruye la llave y regenera las células con las hormonas adheridas del contrario, volviéndose menos perceptivas en un posterior vínculo.   


Viktor, con su mandíbula entumida, suelta la nuca de Yuuri, lame la herida como un canino mientras su pareja todavía sufre de los espasmos que el cambio provoca en su cuerpo, acaricia su silueta para calmarle, le soba el vientre con especial cariño, besa alrededor de la marca y estrena sus nuevas feromonas indicándole que está a su lado para protegerle.


El japonés reacciona después de unos cortos minutos, ronronea dejándose llevar por los mimos del alfa y la agradable sensación que les envuelve, siente una gran paz. Como puede, el menor gira su torso encontrándose con los ojos azules que le ven con amor, le acaricia la mejilla y atrae para compartir un íntimo beso, percibe el férreo sabor de su propia sangre, pero es algo secundario, sus emociones revolotean en una suave fragancia que alientan al ruso a salir de la cálida conexión entre los glúteos del omega para acomodarse mejor y atraerlo hacia él.


No hay lujuria ni desenfreno, solo caricias, besos lentos y empalagosos ronroneos. Se abrazan con sus corazones palpitando sincronizados, suspiran en el cuello del otro, frotan suavemente sus mejillas, acurrucándose muy juntos con sus extremidades entrelazadas. El mayor cubre sus anatomías con el cobertor, no sin antes buscar una ofrenda, le regala a Yuuri una manzana que éste rápidamente acepta para morderla degustando su jugosa textura, come gran parte de ella y le comparte con sus labios un pequeño bocado, se besan por el simple rose de sus bocas, Viktor se deja embargar por la necesidad de asir el cuerpo de su esposo al suyo, emocionado saborea la dulce cavidad con demasiado ahínco, perdido en un fantástico placer pues su omega tan amado cuenta con un sabor diferente, uno que le recuerda que ahora se pertenecen, terminan entonces algo acalorados por aquel contacto.  


 


 


Yuuri —susurra en el estrecho espacio que en ese momento separaba sus bocas.


—Viktor~ —le responde meloso, rodeándole sugestivo con sus brazos.


 


 


No pasa mucho tiempo sin que sus labios se unan de nuevo, el instinto del alfa responde con gran dedicación a los pedidos en el olor de su omega, mismo que de pronto se ha vuelto seductoramente juguetón, invitándole a concretar un pasional acto. Viktor se deja hacer, el menor lo empuja con cuidado para posarse sobre él, sin dejar de comerle la boca, el japonés restriega su cuerpo sobre el que tiene a su merced, palpando todo aquello en cuanto puede, impregna la sala con sus feromonas, sin embargo no es el único, el ruso le responde creando una danza de fragancias, se incorpora y lo abraza con demasiada fuerza, el de ojos castaños suelta un quejido ahogado a la vez que se mantiene quieto, ni siquiera su lengua puede seguir el ritmo de la que hábilmente le domina.


 


 


Yuuri —llama, lamiéndole la barbilla para no dejar ningún rastro de saliva sin saborear.


—¡Ugh! —gime con las mejillas enrojecidas y la respiración acelerada.


Omega travieso —le susurra al oído mientras afloja el agarre, pasa una de sus manos a las erecciones entre ambos vientres, mientras la otra amasa la respingada retaguardia del japonés.


Viktor —lloriquea sumiso, vibra completamente excitado.


—Yuuri, Yuuri —una suave risa se le escapa—, mí lindo Yuuri —le besa las mejillas, cuello, clavícula y hombros— ¿Qué es lo que mí Yuuri desea?


—A Viktor —responde sin muchos rodeos, suplica con sus derretidos ojos chocolate—, quiero a Viktor.


—¿A mí? —sonríe interesado.


—Sí —dócil asiente, mueve un poco sus caderas para que la mano del ruso friccionara sus penes—, quiero a mi alfa —menciona con dulce «voz», colocando sus brazos alrededor del cuello del más alto.


—Yuuri —los ojos azules se oscurecen por completo, su olor se vuelve pesado, abre su boca enseñando los colmillos y seguidamente gruñe.


—Viktor~ —le habla cantarino mientras una sonrisa maliciosa adorna su rostro— hagamos bebés —acaricia los labios del mayor con su pulgar, palpando superficialmente el filo de los puntiagudos caninos de éste— ¿Ok?


 


 


El alfa en respuesta lame su dedo, pasa las manos a la cintura del menor, delinea el contorno de las ligeras caderas hasta los muslos y sin más pasa hacia las nalgas, las amasa y separa, levantándole un poco para inmediatamente abalanzarse sobre él, le acorrala contra el colchón, mordiéndole suavemente la mandíbula. Yuuri tiembla en anticipación, pues desde aquel primer fogoso beso está encendido, las caricias y atrevidos manoseos sólo le hacen humedecerse todavía más, las feromonas alfa le ahogan, aturdiéndolo cual potente afrodisiaco, se deja manipular hasta tener el rostro contra el borde del nido, allí donde los cojines y cobertores forman una pequeña barricada.


 


 


Yuuri —gruñe al oído de su pareja.


—¡Mmm! —gimotea encogiéndose en su sitio, araña las cobijas, esconde su cara en las almohadas y levanta las caderas presa del instinto.


Yuuri quiere a nuestros cachorros —afirma en un susurro, le lame la oreja yéndose en un sinuoso camino hasta la nuca del menor, allí pasa su lengua en la fresca mordida una y otra vez.


—¡Viktor! —jadea desesperado por el doloroso placer que le provoca la marca de enlace— Por favor —pide fuera de sí.


—Pero Yuuri está lleno de mí —asegura metiendo dos de sus dedos en el recto emblandecido del japonés, sacándole un gemido agudo, así como también desbordando parte del semen que aun guardaba.


—¡Más! ¡Quiero más de Viktor! —tirita necesitado.


—Eres tan codicioso —pronuncia con voz profunda y lasciva. 


—¡Aah~! —un quejido de agradable sorpresa resuena cuando súbitamente su interior es llenado por aquello que tanto desea.


 


 


La interacción entre un alfa y un omega es curiosa, pues aunque el primero parezca ser siempre el dominante, el segundo tratará de manipularle usando justamente aquello a su favor, obtendrá hasta el más mínimo capricho a través de su «natural proveedor», quien gustosamente usará todo su potencial para satisfacerle, solo se debe ser lo suficiente inteligente para notarlo y llevarlo a cabo, o como también es el caso de Yuuri, tener un instinto fuertemente arraigado para despertar el reflejo innato en su pareja.


Un lazo es una cadena con dos collares, quien obtenga el extremo de la correa será el ganador.


Las penetraciones eran toscas y profundas, Viktor parece disfrutar de jalonearle de las caderas mientras arremete contra su trasero sin absoluta delicadeza ni autocontrol, su lado alfa por fin ha sido liberado en su totalidad gracias a sus descaradas provocaciones, regocijando entonces al omega interno que a su vez interactúa directamente con su pareja, con los ojos emblanquecidos y la voz jadeante, segrega gran cantidad de feromonas para tatuarle su olor hasta la raíz de los platinados cabellos.


Pasionales, salvajes y con un gran deseo de dominio, se enfrascan en una lucha por el placer, la reproducción y el poder. El apetito se esfuma así como el razonamiento, marcan aquella cabaña como su territorio, copulando en cada esquina, profanando una a una las habitaciones, pasillos y muebles, no se detienen para contestar el teléfono, para cubrir sus necesidades fisiológicas más allá de tomar líquidos, comer alguna fruta o caramelos e ir al baño.


Nada importa, únicamente fundirse en un sólo ser.


 


 


Mi precioso Yuuri —jadea encantado por la esbelta figura que sube y baja sobre su pelvis.


—¡Ah! N-no crezcas —arquea la espalda virando los ojos con las mejillas encendidas, salta alentando el ritmo—… Voy a terminar… si lo haces —reprende con la respiración cortada.


—Hazlo entonces —ronronea sin dejar de acariciarle las caderas, guía una inquieta mano al miembro del menor—, muévete más rápido, cariño —comienza a masturbarlo.


—¡Uhg! Tramposo —gime, no sin antes apretar su esfínter, se menea con descaro y le estruja los pectorales con ambas manos.


—A-amor —tartamudea con un tono suplicante.


—No puedo sacarlo, estás anudando —sonríe triunfal, disfruta descomponiéndose en suspiros por la opresión en su entrada que estimula uno de sus puntos más erógenos—, me encanta~.


 


 


Torturó al mayor hasta quedar satisfecho, Viktor tendía a doblar las manos cuando se metían con su pecho, la nuca o su nudo en formación, por lo que Yuuri sabía aprovecharse muy bien de ello, más de una vez le bajó los humos atacando aquellas áreas, su instinto es orgulloso aunque tampoco está exento a ser dominado. El ruso cuenta con un arma infalible, darle el mayor placer posible a su omega y también un empalagoso amor.


 


 


—¡Viktor! ¡Viktor! —llora con la vista perdida en la nada—¡V-voy a…! ¡Aaah~! —eyacula manchando el cristal de la ventana de la sala por donde se desliza un poco antes de ser atrapado por los brazos del ruso.


Aguanta un poco más, amor —le susurra besándole el cuello—, nuestra camada aún no está completa.


 


 


Embiste la resbalosa cavidad, complaciéndose con los espasmos de aquellas suaves paredes que le aprietan casi con cariño, hipnotizado en ver como su miembro se pierde entre aquellos ya enrojecidos glúteos, su nudo no tarda en hincharse, sonríe porque Yuuri no ha parado de gemir y ahora que frota con fuerza su ancha protuberancia siente al omega retorcerse, balbuceando palabras en japonés que ahora sabe identificar como positivas, llenando su ego de alfa.


 


 


Yuuri —lame la gruesa costra en la nuca de su esposo— cuida bien de nuestros bebés —acaricia el plano vientre—, yo voy a protegerte, no te preocupes de nada más.


Confío en ti —responde por reflejo con su «voz» también, coloca su mano encima de aquella que acuna su barriga.


Es una promesa —sentencia, delicadamente con su palma libre gira el rostro del menor, sellando el pacto con un sentimental beso, su semilla se vierte inundando la plácida matriz.


 


 


Afiebrados aún, se tocan con desespero, sus labios se han vuelto demandantes, se muerden, juguetean con sus lenguas, todavía con el nudo a medio ceder reanudan el vaivén de sus caderas, terminan en la clásica y primitiva posición que representa a los de su especie.


Sus jadeos se escuchan como un eco en aquella habitación, le tiene sin cuidado, no hay nadie quien delate sus acciones, siente el frío piso bajo su piel desnuda, hirviente y sudorosa, no teme resbalar porque alguien en su espalda le sujeta con seguridad, sus manos entrelazadas en una muda promesa, sus respiraciones entremezclándose para ser una misma, sus rodillas tiemblan ante el movimiento de la pasional unión, le cuesta pensar, no ahogarse con las feromonas que se impregnan en él como un tatuaje invisible, sus muslos están empapados, de su esencia, de otra ajena, acorralado, no quiere huir, la columna se arquea obedeciendo al instinto, su vientre se llena de un calor que le quema y aturde, de sus labios tan sólo salen balbuceos, sus ojos se derraman en lágrimas de éxtasis.


 


 


Yuuri —Pronuncia su acompañante en un suspiro hambriento.


 


 


Aquella voz le estremece cual corriente eléctrica, su omega interior responde con una desenfrenada descarga de olor, apretando aún más su esfínter y reteniendo aquel grueso nudo que todavía le provoca réplicas de placer, por sí solo ronronea a los mimos en su nuca, pues se sabe suyo en más de una forma, eso le encanta, calma la desesperación y mengua su necesidad.


Pronto se dejan vencer en el suelo, requieren recuperar el aliento, se acurrucaron en la alfombra de la estancia, acobijándose con una manta y pocos cojines, retozan tranquilamente, con el mayor rodeando desde la espalda al japonés, observan la maravillosa vista de las montañas en el atardecer, cierran sus ojos inesperadamente agotados, el efecto del celo estaba terminando y sus cuerpos les pasan la costosa factura.


 


 


 


~*.*.*.*.*.*.*.*.*.*~


 


 


—Yuuri —se acerca, levantado con sus dedos la barbilla del más bajo—… éste es un proceso que llevaremos juntos, las cosas se adelantaron porque fuiste el primero en colapsar, tú recibiste primero mis feromonas, es lo normal, además el instinto de un omega es llamar a su alfa, yo reacciono a ello, me costó aceptarlo, que tampoco puedo controlar absolutamente todo en mi vida, pero ¿Sabes? Si no fuera por eso no estaríamos juntos en éste momento.


—No es la mejor de las condiciones, tú lo has dicho… —desvía su mirada.


—No, no lo es, pero no por ello nos dejaremos vencer, debemos estar juntos y ser más fuertes que nunca, créeme que para mí no hay peor cosa que lastimarte, pero el instinto es así, hagamos las cosas bien, llegando a Rusia —toma aire—… enlacémonos.


—¿Estás seguro? —lo ve suplicante, agarrando con sus manos temblorosas la del mayor que le toca.


—Sí, prefiero que sea cuando estemos solos en nuestra casa, por si… —se sonroja— quizás me porte un tanto territorial, es lo normal cuando la mordida sigue fresca.


—Pero ¿No estarás yendo a la universidad? —recuerda.


—Después de la graduación tendré un mes libre, tengamos una luna de miel decente ­—propone— ¿Aceptas?


—Si —asiente, se muerde los labios con las mejillas encendidas.


—Pero… si sucede antes por algo no planeado, no me odies —le besa las manos—, no rechaces nuestro lazo —suplica—, si tenemos un cachorro —sus ojos se cristalizan—… sé que no sería el momento pero… no lo deseches.


—Yo no sería capaz… no podría odiarte… no podría abortar un hijo nuestro —responde dolido.


—Yuuri, lo sé… lo sé —vuelve a besar sus manos, su frente—…  pero puede ser estresante para ti, para tu cuerpo, algo involuntario.


—Entiendo —recarga su cabeza en el pecho de su esposo, aspira su olor—… siento preocuparte, yo debería apoyarte en éste momento, me necesitas.


—Nos necesitamos —le envuelve en sus brazos.


 


 


~*.*.*.*.*.*.*.*.*.*~


 


 


 


Es cálido, relajante, no quiere salir de allí, siente la respiración de su esposo, el agradable olor que desprende de su piel, escucha su palpitar, sabe que está apoyado en su pecho y eso le gusta, ronronea de forma involuntaria, está feliz, no sabe explicar el porqué, quiere disfrutar del encantador instante, pero su cuerpo no parece de acuerdo, su estómago ha comenzado a quejarse, necesita alimento desesperadamente, como si no hubiese probado bocado en días, al mismo tiempo su vejiga le presiona para levantarse de inmediato al sanitario, resignado y sin muchas ganas, abre los ojos, suspira somnoliento, aparta con cuidado el brazo de Viktor que le envolvía desde la espalda y con suma lentitud se incorpora.


Estira sus extremidades, mordiéndose los labios aguanta un gemido de dolor, todo ha empezado molestarle, como un día después de realizar una disciplinada ronda de ejercicios, un gruñido proveniente del ruso le alerta, quizás estaba siendo muy ruidoso, no quiere despertarle, por lo que le observa, sonríe al apreciar el entrecejo fruncido del mayor.


Después de asegurarse de no haber interrumpido el descanso de su marido, logra alejarse lo suficiente de éste para ponerse de pie, aunque le costó horrores, pues tambaleó con sus piernas entumecidas, camina como un bebé hasta alcanzar uno de los sofá ¿Cómo habían llegado a la sala? Y lo más importante ¿Por qué durmieron en el suelo? No era de extrañar que le doliera el cuerpo entero.


Como puede llega al baño de la planta baja para desahogar su necesidad, una vez lo hace da un vistazo en el espejo mientras se lava las manos, abre su boca de la impresión, desde un principio era obvio que estaba desnudo, pero al ver su pecho y cuello lleno de marcas, así como su rostro un poco demacrado por ojeras y el cabello enmarañado, algo le dice que no está bien, para colmo un líquido viscoso se desliza entre sus piernas, se lamenta de no haber revisado ese lugar tampoco.


Humedece una toalla con el agua del grifo, limpia varias partes de su anatomía, entonces descubre más mordidas, chupetones, moretes y arañazos, generando una creciente preocupación, más al sacar con gran vergüenza el semen en su cavidad ¡¿Qué había pasado esa noche?! Sus recuerdos eran borrosos.


 


 


—¡Yuuri! —escucha el claro llamado de su esposo, como si le tuviese a un costado de él, pero al voltear no ve absolutamente nada, por lo que abre la puerta y se asoma hacia la sala.


—¿Qué sucede? —pregunta aun confundido.


—¡Wow! —es lo primero que atina a decir con sus ojos azules muy abiertos— Es lo mismo que quería preguntarte ¿Bebimos anoche? No lo recuerdo, iba a mostrarte los alrededores pero terminamos haciendo el amor arriba ¿Cómo llegamos aquí?


—No creo haber bebido —se detiene pensativo—… hablé con Chris porque iniciaste tu celo al día siguiente, tuvimos sexo unas cuantas veces, preparé la comida y no logro acordarme de mucho más.


—¿Mi celo? Pero todavía falta casi un mes —refuta.


—Te explicaré cuando comamos algo, muero de hambre, después tomemos una ducha —sugiere.


—Está bien —suspira, luchando para levantarse de su sitio.


—Te ayudaría pero estoy igual o peor –ríe, dirigiéndose a la cocina, una vez en ella abre el refrigerador, saca uno de los recipientes donde previamente guardó un preparado— bueno, al parecer esto sigue intacto —lo destapa frunciendo la nariz— ¿Se echó a perder? —de repente un cosquilleo en su nuca le provoca un vacío en el estómago.


—Yu-Yuuri —el rostro del mayor está pálido.


—¿Sí? —la incomodidad que sintió se expande con una gran afición— N-no me veas así, hueles raro —suelta con súbito temor.


—Yuuri —se acerca, le toma de los hombros con las manos temblorosas—, tranquilo.


—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?! —explota mortificado, involuntariamente de sus ojos brota un mar de lágrimas.


—Perdón, perdóname Yuuri —lo abraza.


—No lo entiendo ¿Por qué estoy llorando? ¿Qué es ésta tristeza? Yo estaba bien hace nada—está conmocionado.


—Porque no es tu tristeza —revela—… es la mía —le aprieta—, Yuuri…


—¿Tú tristeza? —pregunta sin comprender.


—Sí, Yuuri —toma aire, tocándole la cicatriz en su nuca—… nos enlazamos.


—¿Qué? —casi murmura de la impresión.


—Si tuve mi celo y nos enlazamos —vacila en seguir—… si tu omega perdió el control y por eso ninguno recuerda nada… Yuuri ¿Qué vamos hacer?


—No —se esconde en el pecho de su esposo—… es probable que sólo haya perdido el conocimiento, quizás… quizás no pasó nada, nos enlazamos pero no pasó nada —aferra sus manos a la espalda del mayor.


—Yuuri —le besa la coronilla—, la marca ya cicatrizó, han pasado días.


—No, no puede ser —la ansiedad le invade—, yo lo recordaría.


—Cuando sufres tu celo tienes muchas lagunas mentales, la vez anterior no recordabas en que momento hiciste el nido ¿Verdad? —evidencia.


—¡No! —empuja al ruso— No —niega con la cabeza sin ocultar su llanto, camina lo más apresurado que puede hacia la plata alta.


—¡Yuuri! —le persigue por las escaleras— ¿Qué intentas hacer?


 


 


Pero no le responde, su interior se revuelve, hay algo de pánico y decisión en el japonés que le desconcierta. Al entrar en la recamara se topan con un desastre por todo el piso, así también un gran nido en la cama como decoración principal, el cual no era uno para nada cotidiano ya que a simple vista se podían notar diversos artículos del gusto particular de Viktor, objetos de valor, ropa costosa, comida; fue algo que construyeron entre los dos, pues el omega busca un lugar acogedor con el olor de la pareja, mientras el alfa deja varias ofrendas en representación de ser un buen partido para hacerse cargo de su pareja y los cachorros.


Yuuri se crispó, prácticamente abalanzándose a su propia maleta, busca con desesperación algo dentro de ella, termina vaciando todo el contenido en el suelo hasta por fin encontrar un pequeño estuche que agarra con ambas manos, la lleva a su pecho y se hace un ovillo, solloza con un sinfín de sentimientos entremezclados.


 


 


—Yuuri —trata de cubrirlo con su cuerpo, percibiendo el coctel de angustia en el menor, pero es apartado bruscamente, ve como su amado huye al cuarto de baño— ¡Yuuri!


No —su tono se quiebra, abriendo la caja de plástico solido donde observa por largo tiempo una jeringa junto a una ampolleta de líquido amarillento.


—Yuuri ¿Qué es eso? —la voz le tiembla, parado allí en el marco de la puerta.


 


 


 


~*.*.*.*.*.*.*.*.*.*~


 


 


—¿Qué es? —lo analiza la ampolleta de cristal detalladamente.


—Un abortivo, úselo dentro de las primeras cuarentaiocho horas después del acto, es una formula especial para omegas, también adormece la zona del enlace y disminuye las posibilidades de que el alfa sienta el rechazo —explica aquel hombre de mediana edad.


—Yo… no… —intenta devolvérselo bastante afectado.


­—Quédeselo ­—le envuelve las manos para que no se lo regrese— es sólo si ocurre un accidente, no está obligado a usarlo, pero es mejor prevenir.


 


 


Aprieta el objeto en su palma, sumergiéndose en pensamientos amargos, sería incapaz de romper un lazo con Viktor, no podía imaginar desechar a un hijo de ambos, por más «accidente» que fuese.


 


 


~*.*.*.*.*.*.*.*.*.*~


 


 


 


—Un abortivo —la dolorosa sonrisa que le regala no hace más que lastimarlo—, el doctor Filiph me lo dio para una emergencia.


—¡Yuuri…! —comienza con impotencia pero es interrumpido.


—¡¡Lo sé!! —le grita— ¡Sé lo que dije! ¡Sé lo que prometí! Pero no estoy listo —admite—, no quiero ser madre, no ahora —hipea—, pero —toca su nuca, delinea la silueta de la mordida—… pero si hago esto mi lazo contigo se romperá… No quiero… ¡¡No quiero!! —se desploma con frustración en las frías baldosas.  


—¡¡Yuuri!! —entra y lo acobija en sus brazos, le siente como tirita, aguanta el nudo en su garganta.


¿Por qué? —murmura— ¿Por qué a pesar de todo no me detienes? —golpea sin fuerzas el esternón de su esposo— ¿Por qué no me reclamas? Sé lo importante que es para ti, nuestro lazo, un cachorro ¿Ni siquiera vas a llorar? ¿Aunque rompa contigo? ¿Aunque mate nuestro hijo? —los ojos castaños enfrentan a los azules.


—Porque te amo y no importa lo que decidas, yo siempre estaré a tu lado —por fin se rompe, deja de retener su olor, sus emociones y su llanto.


—Eres un tonto, Nikiforov —frunce sus cejas con molestia, sin embargo se hinca para acobijar la platina cabeza en su pecho—… ¿Por eso estabas tan triste? ¿Desde que viste la marca estabas resignado a que te rechazara? Jamás podría causarte tanto dolor, no desharía un lazo contigo… no te privaría de que cargues a nuestro bebé.


—Pe-pero no quiero que sufras Yuuri —se debate internamente—, no me perdonaría que abandones tus sueños por algo tan egoísta.


—Si realmente hay algo creciendo en mi vientre, será difícil —se desliza hacia abajo para conectar sus miradas nuevamente, posa sus manos en las húmedas mejillas del ruso—… pero sería todavía más difícil que al romper éste lazo contigo el siguiente sea débil y que mi cuerpo tarde en volver a aceptarte… Traje conmigo ese medicamento con la esperanza de no usarlo y aunque dudé, ver que me amas tanto me hizo sentir miserable.


—No quiero que te arrepientas  —resuella.


—No lo haré, siempre estarás a mi lado ¿Verdad? —sus lágrimas vuelven a salir.


—Por supuesto Yuuri —cierra los ojos con fuerza mientras asiente—, voy a protegerlos, es una promesa, no tienes de que preocuparte.


—Confío en ti —junta sus frentes.


—Gracias Yuuri, gracias —le abraza necesitado—, te amo.


También te amo —susurra frágil.


 


 


 


 

Notas finales:

 


Retomando el tema con el cap de hoy, creo que fue intenso en muchos sentidos y quien notó las referencias bueeeno, ya estaban allí desde el cap 10 (e incluso antes, para las posteriores partes), nada se queda suelto, así que trataré de ir hilando todos esos puntos (y también necesito darles una editada a mis faltas de redacción del pasado xD).


En cuanto a la parte omega y alfa de estos dos, son unos promiscuos, pero esa es su función, como se habrán percatado, en realidad no distan mucho de la personalidad original de cada uno, como les venía explicando a un par de personitas en sus comentarios, el instinto es la esencia, en terminos de psicología, esa parte inconsciente que es puramente "ello" según el Señor Freud, en términos comunes, ellos tratan de satisfacer sus más naturales necesidades, ejemplo: comer, vivir, reproducirse, etc. dejando de lado por completo el razonamiento y la moral, son ellos mismos sin censura ni rienda. Por lo que bueno, aunque interactúen y hablen, sólo son los deseos y verdaderos pensamientos de cada uno, el vínculo hace que entren en sintonía con ésta parte, por lo que vayan haciendo sus conjeturas~


Se viene lo bueno señoritas y señoritos, vamos casi a la mitad del fic, pero para quienes se preocupan de si Yuuri tendrá bendición o no, tranquilidad, pase lo que pase, Yuuri no dejará de ser él mismo ni va a doblegarse a la imagen de omega dulce y hogareño, creo que a éstas alturas está más que claro, pero se los recuerdo para que no entren en pánico xD


 Una vez aclarado todo esto, que empiecen las preguntas~


 


¿Qué les pareció la explicación del lazo? (si tienen alguna duda, aquí es el lugar, responderé en cuanto los lea)


¿Quién es más temible: el omega de Yuuri o el alfa de Viktor?


¿Suficiente hard? ¿Les gustó?


¿Cómo interpretan la conección de estos dos?


¿Quién se esperaba el abortivo?


¿Yuuri ha tomado una buena decisión?


¿Habrá cachorros? (Yo creo que Yuuri ya tiene un queso adentro)


¿Recordarán lo que pasó?


¿Qué comience el drama?


 


¡Muchas gracias por leer!


¡Feliz Navidad y Feliz año nuevo!


Gracias por sus comentarios, trataré de contestarles en el trascurso del fin de semana, me encanta leerles y lo saben ;) 


Deseenme suerte con el Doc la próxima semana, no estoy segura de qué día pueda actualizar, soy un caos xD


Seguiremos en contacto~


Cuidense y que los reyes magos les traigan mucho shaoi~


Matta nee~ 


 


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