Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dulce Viktor por vitalife

[Reviews - 118]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 


¡Hola!


Como ya había advertido en el cap pasado, no sabía cuando actualizaría, tuve una semana ajetreada y algunos problemas de salud, pero ya estoy muy bien xD


Lamento la demora y como dice el cap, acá tendremos una pequeña transición, es necesaria para lo que viene en la siguiente parte, veanlo como la calma antes de la tempestad(?), quedó poco profundo al final, por lo que si la inspiración fluye y me dejan lindos comentario, es probable que actualice de nuevo ésta semana xD no lo sé es una posibilidad~.


Agradecimientos a:


lukita


 


Sin más el fic~


 

 


 


¿Qué es el amor? A veces esa pregunta se repetía en su cabeza.


Claro que conocía los matices de la palabra, existían diferentes maneras de amar, pues recuerda la calidez del regazo y mimos de mamá, la amabilidad y paciencia de papá, el férreo carácter de protección en su hermana y Minako, la dulce mirada en Yuuko al escucharlo, las sonrisas de los viejos vecinos que le vieron crecer.


La terrible y pasional locura entre los brazos de su esposo.


Pero aún había algo que le inquieta, pues al ver dentro de aquellos ojos azules puede notar algo más, una chispa que lo hechiza, enajenándolo. Su omega revolotea como una mariposa cada vez que sus miradas se conectan, es una fuerza que le atrae irremediablemente, sabe que no sólo es el instinto, se siente atraído por ese mágico brillo que Viktor sólo le dedica a él.


Vivo y centellante, casi místico, como un fuego fatuo que le llama para perderse en el fondo de aquel bosque de feromonas, hasta fundirse con esos delgados labios que le hacen suspirar, deseando entregarle todo su ser.  


¿Qué es?


¿Qué tipo de amor siente Viktor por él?


Y lo más importante ¿Por qué no logra definir el qué?


¿Será que le hace falta?


Quiere conocerlo, exponerlo y regalárselo.


Desea corresponderle.


Levanta la cabeza encontrándose nuevamente con aquellas claras iris, no puede evitar sonrojarse, su mirada intensa le atraviesa, vacila en moverse, en sonreír, se muerde los labios indeciso, suspira y desvía  la cara, una agradable caricia a través del vínculo le revoluciona las hormonas, pero debe ser fuerte y mantenerse quieto.


Viktor está intentando hacer un retrato y él es su modelo.


Al recoger el desastre de la habitación, entre los cobertores enrollados se toparon con una de las ofrendas de la parte alfa del mayor: un set de gises pastel, lápices de carboncillo, otros de grafito y un cuaderno de dibujo. Su esposo los había empacado con la esperanza de usarlos para retomar su pasatiempo, sería un desperdicio dejarlos empolvados en el armario si tendría los bellos paisajes suizos para inspirarse. Sin embargo, emborrachado por el amor y fresco lazo, Viktor tuvo una excelente idea: no sólo volvería a practicar el paisajismo, trataría de hacer un retrato de su persona amada.


Por lo que, mientras los edredones y sabanas se ondean con la tibia brisa de la tarde en el patio, organizan un picnic en el jardín frontal, haciendo uso de la mesa y sillas de madera tallada con elaborados diseños, disfrutan bajo la gran sombrilla de una ligera merienda.


El ruso traza bocetos sentado libremente en el pasto una vez terminan el té, mientras el menor busca una posición cómoda frente unos arbustos perfectamente cuidados llenos de diminutas flores; se dedican miradas y coquetos mensajes a través del lazo que comparten, pues poco a poco empiezan a entender la dinámica que ahora ha surgido entre ellos.


 


 


Yuuri~, no tienes porqué sentirte nervioso —ríe—, no sé qué estés pensando pero recuerda que puedo sentirlo todo~.


—Dame algo de privacidad —refunfuña en un puchero fingido—, es sólo que no sé cómo posar.


—No importa —vuelve su vista al cuaderno—, papá ya lo había dicho, tienes talento, además no importa —repite—, yo retrataré al verdadero Yuuri.


—No sé si tomarlo como un halago, ambos han posado para revistas ¿No es así? —pregunta con cierta ilusión— ¿Cuándo me mostrarás una fotografía tuya de «esa» época?


—No lo sé —evade sutil.


—Vamos, tengo curiosidad —sonríe entusiasmado.


—Cuando volvamos a casa entonces —sus mejillas se le tiñen de rosa.


—¿De verdad? —los ojos castaños se iluminan.


—Creo que es suficiente por hoy —deja de lado los lápices y el cuaderno.


—Quiero ver —se aproxima.


—No, no me gusta enseñar un dibujo incompleto —dice un tanto serio a la vez que se incorpora.


—No tienes porqué sentir vergüenza —lleva las manos tras la espalda, alzándose con la punta de sus pies, queda muy cerca del rostro contrario, su gesto es pícaro.


¿Qué pretendes? —murmura cohibido, está siendo intimidado por esa mirada depredadora del más joven.


—Nada —le besa la mejilla para aturdirle lo suficiente y robar el cuaderno— ¡Es mío! —corre al patio.


—¡¡Yuuri!! —incrédulo de haber caído en una trampa tan evidente, deja de lado su pensamiento racional y parte a toda velocidad tras él.


 


 


Como dos niños juegan, corretean y esconden entre las cobijas tendidas, los arbustos y pinos, se enfrascan en la divertida persecución sin el temor de ser juzgados, no existe nadie en kilómetros a la redonda, sólo son una pareja de recién casados protagonizando una escena cursi como un par de adolescentes. Al final la velocidad innata del mayor termina por vencer aquella sorprendente resistencia del japonés, lo atrapa abrazándole por la espalda, ríen y se tumban en el césped.


Habían pasado tres días desde el incidente en el baño, la situación actual parecía distar bastante de lo que ocurrió allí. Yuuri después de su «entusiasta» discurso se dejó romper por una pequeña crisis, no sé consideraba maduro para su decisión, guardaba muchos miedos en su interior, más ahora que por fin había decidido que rumbo tomar en su vida, pero «aquellos ojos», Viktores alguien que está roto, tan necesitado de una familia, negarle ese derecho, por más insignificante que fuera o no la posibilidad de estrechar en sus brazos un cachorro de ambos, es sumamente cruel.


Siempre lo supo, es débil a su alfa, el instinto provoca sentimientos extraños en su ser, pero…


Viktor nunca lo ha obligado a nada, pues él ve a Yuuri como su persona más querida, le deja ser libre, tiene paciencia, lo comprende y busca su bienestar ¿Cómo no verlo? ¿Cómo no amarlo? Sí le consoló en el frío piso de la regadera, le bañó, curó y cuidó, besándolo cada vez que podía, con sus confrontables feromonas que le relajaban, sintiendo las cálidas manos que secaban sus parpados, para al final reír con las cómicas historias de ellos siendo padres. El japonés no podía, ni quería, ser de nuevo el causante de ese vacío y tristeza que percibió debido a la conexión, por lo que se propuso corresponderle con todo lo que su corazón tuviese. 


La cuestión era: ¿Cómo?


El mayor siempre ha sido un encanto de persona, muy caballeroso, cordial, optimista, amoroso; mientras como omega él era un desastre, muchas veces huía de sus mimos, olvida sus aniversarios, es caprichoso, promiscuo y demandante. Quizás la biología se había equivocado con sus cuerpos ¿Quién era el alfa en la relación? Genéticamente es claro que Viktor, pero quizás la crianza de ambos fue el principal factor de sus personalidades e interacción ¿O tal vez no?


 


 


—¿Qué sentiste al saber que eres un alfa? —la pregunta se le escapó dándose cuenta muy tarde, tapó su boca maldiciendo esa costumbre de pensar en voz alta.


—¿Estás curioso? —voltea a verlo con una ceja alzada.


—L-lo siento —se muerde los labios mientras baja la mirada.


—Está bien —sonríe para después suspirar—, obviamente no fue la mejor manera de enterarme, pero una vez me calmé comencé a ver que las señales siempre estuvieron ahí.


—¿Cómo? —tímidamente se acomoda para escucharlo, aun tendido en el pasto.


—Bueno, soy el hijo de Antoine Giacommetti, una gran estrella del modelaje, todos sabían sobre mí en la escuela, era popular, además también el descendiente de los Nikiforov, creía que todo se debía a eso, pero no, los profesores confiaban mucho en mí, era alguien que podía manejar con facilidad a mis compañeros, un líder nato —menea la cabeza—, protector y carismático, rasgos naturales en un alfa, no era raro que otros omegas se me declararan, nunca salí con nadie, pero acepté que ese “halo” que me envolvía se debía a mi sangre, la fama y bienes materiales.


—Sabía que habías sido popular —resopla inquieto.


—No te pongas celoso, amor —gira su cuerpo para tomarle de la barbilla y darle un superficial beso en los labios.


—Regrésame mi privacidad —le empuja aunque el otro impone su postura con un gesto un tanto burlesco.


—No lo haré~ —su boca forma un corazón—, ahora no puedes huir de mi~.


—¡Eres imposible! —las mejillas casi brillan por el intenso sonrojo.


—Yuuri —sus ojos y olor destilan melancolía—, después de la infancia cuando mis padres aún estaban juntos, mi etapa más feliz fue la secundaria ¿Sabes? Yo soñaba con encontrar a mi «alfa» destinado, quería formar una familia, pero también tenía mucho miedo de ser como papá o que mi pareja terminara siendo un tradicionalista.


—Entonces no fui el único —se relaja un poco, reteniendo las ganas de abrazarlo.


—No, es comprensible —concede—, por eso cuando me supe alfa decidí no ser como los demás, llegué a Francia a un internado, pero era incomodo, no comprendía sus extrañas ideas de los omegas, entonces conocí a Chris, no sabía todavía que teníamos sangre en común, él era distinto, más libre y despreocupado, nos hicimos amigos, compartimos muchas travesuras —ríe— y le ayudé a cubrir algunas fechorías, digamos que uno de sus pasatiempos es hacer dudar de su inclinación sexual a otros alfas.


—Eso suena a muchos problemas —sonríe imaginándoselo.


—Así es, pero fue muy divertido, luego me enteré por papá que Chris es técnicamente mi primo y que no era la primera vez que nos veíamos, fue muy curioso, pero eso me hizo tenerle más confianza aun, él comprendía mi situación —hace una pausa—… Comencé a frecuentar a la familia del lado de papá y me di cuenta que no era el único, cada Giacometti cuenta con alguna singularidad, ese tema daría para un día entero.


—Sería genial escucharlo —alienta.


—Yuuri —se acerca a él hasta juntar sus frentes­—, cuando supe de mi destinado, algo dentro de mi despertó, estaba tan ocupado estudiando en la universidad y cumpliendo las expectativas de madre, que aquella carta del banco genético me salvó, me recordaste porqué estaba luchando, yo sentía todavía mucha culpa de lo que hice, me matriculé en una escuela pública para no toparme con nadie que me conociera, quería pasar desapercibido, enfocarme a mis notas y enmendar los problemas que causé, pero algo me faltaba y ese eras tú.


—Viktor —otra vez lo dejaba sin palabras y más colorado que las nubes del crepúsculo.


—Quería hacer las cosas bien por lo que decidí que fuéramos amigos primero, había situaciones que no podía cambiar, como nuestra presentación, mis responsabilidades legales, papeleo, traerte a Rusia, conocer nuestras familias y todo eso, quería que el cambio no fuera brusco para ninguno, te cuidaría, iríamos a nuestro ritmo sin que nadie interfiriera, sin forzar una relación, nos enamoraríamos poco a poco —sonríe— como en las películas de betas.


—Eres tan cursi —señala acobijando el rostro del mayor entre sus manos.


—Lo sé —le regala un corto y lento beso—, pero así me amas~.


—Yo —la vergüenza se hace notar en su esencia—… no soy para nada romántico, no me gusta mucho cocinar, ni hacer tareas en casa, huyo de ti cada vez que tengo oportunidad pero también me gusta acosarte sexualmente —su rubor sólo va en aumento—, suelo olvidar nuestro mes-aniversario, a veces te ignoro por jugar con Vicchan y Makkachin, soy curioso y pregunto muchas cosas que quizás te incomoden, mi objetivo nunca fue formar una familia o conocer a mi destinado, no soy para nada como un omega normal, pero —un nudo en su garganta se forma—… sí, yo te amo.


—Oh, Yuuri, mi amor —lo abraza, dándole besos en la coronilla—, eso es algo hermoso, no tienes por qué llorar.


—Es sólo que —solloza—… haz hecho tantas cosas por mi… y-y yo no hago nada… no lo merezco… haz luchado tanto por esto y yo no… Me amas tanto… desde el primer momento… que no sé cómo agradecerte… S-si necesito darte un hijo, eso haré…


—Yuuri —su tono es serio, le sostiene de los hombros y le aparta para verle a los ojos—, no importa que no me des un hijo, no quiero que hayas tomado esa decisión sólo para hacerme feliz, yo lo estaré por el simple hecho que estés conmigo, Yuuri ¿Es por eso que te estás atormentando? —su gesto decae en preocupación.


—¡No! —aclara— He pensado mucho, te amo y no quiero verte triste, no quiero sentir que te causo dolor, de verdad quiero tener cachorros contigo —toca su vientre—, tener una parte de ti creciendo en mí, sería muy feliz, es sólo que —vuelve a derramar lágrimas—… todavía tengo miedo, sé que cumplirás tu promesa y estarás a mi lado… siento que no te merezco y doy tantos problemas —abre los ojos sorprendido cuando el mayor lo aprieta en un fuerte abrazo, percibe a través del vínculo una intensa determinación.


—Yuuri, no tienes por qué preocuparte de nada, es un gusto para mi complacerte porque eres mi esposo, no por ser omega y lo sabes, no importa si tenemos cachorros ahora o después, si decides cortar nuestro lazo ya me encargaré de conquistarte y que tu cuerpo vuelva acostumbrarse a mí, no importa nada más que estés cómodo y feliz, yo nunca me apartaré de ti, no sería feliz si tuvieras que sacrificarte por mí, te amo y aceptaré lo que tengas para darme, porque me gusta cada parte de ti ¿Está bien? —reafirma.


—Sí —corresponde efusivamente el contacto—… quiero esto porque es importante para los dos, tanto nuestro lazo como un bebé, prometo no dejar atrás mis sueños de estudiar la universidad, conseguir un buen trabajo, ser un omega activo en la sociedad y tener cachorros, ¡Creceremos todos juntos! Será difícil, pero no deseo arrepentirme después cuando seamos mayores por no intentarlo.


—Yuuri, eres tan maravilloso —ronronea—, amo esa parte de ti que nunca se rinde.


—No podría hacerlo sin tu ayuda —frota sus mejillas—, alguien deberá cambiar los pañales —bromea para cortar el agridulce momento.


—¡Yuuri, eres cruel! —hace pucheros, termina atacándolo a besos como venganza.


—¡Basta! ¡D-detente! —ríe.


—Me gustaría que fuera una niña o un omega ¡O ambos! —sonríe.


—No, definitivamente no —frunce las cejas, tajante.


—¿Por qué? —usa sus ojos de cachorro.


—¡¿Es necesario decirlo?! ¿En serio Nikiforov? —bufa rodando los ojos— querías matar a tu futuro cuñado.


No es mi futuro cuñado, eso aún no se decide —gruñe.


—¡¿Lo ves?! Creo que nunca debemos tener cachorros —especula.


—¡Yuuri! —se queja.


 


 


La charla termina en poco tiempo, la noche cayó y con ella la temperatura, por lo que juntos recogieron la ropa de cama para acomodarla, se dejan envolver por un acogedor sentimiento hogareño mientras se reparten las tareas. Son un matrimonio que comparte una tranquila vida, trabajando en equipo, que se respetan y cuidan el uno al otro, el lazo tan solo acelera los acontecimientos y hace encajar las piezas que necesitan para su perfecta unión.


Para la formación de una familia.


Yuuri siempre disfrutará de ver a su esposo cocinar, hay algo en él que se estremece cada vez que éste hace labores domésticas: en pantuflas, con las mangas de la camisa dobladas hasta los codos, usando delantal y con aquel rostro serio de concentración.


En ocasiones lo escucha tararear incluso.


«Flying to the moon» es ésta vez.


¿No podría comérselo a él en lugar de la sopa?  


 


 


—¿Oh? —se sorprende sólo un poco— ¿Sucede algo? Yuuri.


—No —suspira, frota sus mejillas en la espalda del más alto, apretándole con sus brazos como si fuera un peluche—, tenía ganas de abrazarte.


—¿Es así? —sonríe regresando su atención a las zanahorias que cortaba— puede ser peligroso que me asaltes cerca de la estufa, cariño.


—Estás picando las verduras, siempre eres muy cuidadoso, no hay problema —ronronea.


—Uno nunca sabe —insiste dócil—… ¿Ya te has acostumbrado?


—Un poco —admite—, todavía es difícil regular mi lado omega ¿Cómo es que tú no pareces tener ningún problema? —reprocha con falso enojo.


—Sinceramente no lo sé —detiene sus acciones, observando los vegetales como si fueran lo más interesante—, pensé que me saldría de control, que te lastimaría y una vez enlazados me volvería loco por el instinto de tenerte a mi lado, pero estoy muy tranquilo… demasiado.


—Cuando entraste en celo eras como un niño mimado —comienza a relatar—, me exigías que te atendiera, que me mantuviera a tu alcance, mi instinto reaccionaba a eso, yo no estaba seguro de que hacer, sólo dejarme llevar, entonces…


—¿Entonces? —alienta recargándose un poco hacia atrás.


—Una de las veces estábamos haciendo cosas, tenía miedo de que me marcaras pero no me resistía, a último instante mordiste mi hombro y de la nada susurraste “todo está bien”, en ese momento pensé que una parte de ti era consciente y bajé la guardia —hace una pausa—… creo que tu lado alfa no es tan malo, sino fuiste tú, posiblemente el instinto actuó en consecuencia.


—Pero si fue así ¿Qué hice en mi primer celo? ¿Por qué llegué a lastimar a las personales en los siguientes? No tiene sentido —cuestiona un tanto abrumado, sin darle la cara todavía.


—No lo sé, te volvías demandante cuando te contradecía, pero nunca fuiste violento conmigo… no que lo recuerde —piensa.


—Cuando curé tus heridas revisé indicios de resistencia, golpes o cualquier cosa —revela—… no había nada, la marca de lazo es la única mordida profunda, es tan extraño… Debería preguntarle al tío Gustav.


—Puede que tengas razón —retrocede soltándolo—, ¿Necesitas que te ayude en algo?


—Oh, no, todo está bien —sonríe flojo, aun reflexivo.


—Vamos —insiste—, tenemos tiempo para que me enseñes  tus recetas, no seas egoísta —se acomoda a su costado.


—Pensé que no te gustaba mucho cocinar —alza una ceja.


—No —sus pómulos se ruborizan—, pero quiero compensarte un poco…


—¡Yuuri! —la emoción ilumina sus claros iris.


—¡No te exaltes demasiado! —replica sin oponerse realmente al abrazo y besos del mayor.


 


 


¿Qué es el amor?


Es aquello que hace latir el corazón con fuerza, que provoca espontaneas sonrisas, un sentimiento de bienestar, de felicidad, que infla el pecho y entumece las dudas, los miedos. Yuuri aún no logra descifrar el destello en los ojos azules que le vuelven loco, pues ignora que es producto del propio reflejo de los suyos.


Ambos todavía tienen un largo camino por recorrer, mismo que deben enfrentar juntos de la mano, sin retroceder ni un poco, con sus objetivos en mente que avivarán el fuego en sus pupilas y así desafiar el mundo que les rodea, el mismo que dicta como debe ser un alfa o un omega.


 


 


 

Notas finales:

 


Yuuri tiene algunas telarañas en su cabecita, pero están siendo poco a poco destruidas por su determinación y amor que está saliendo con menos filtros. El lazo es un arma de doble filo, aclara algunas cosas y entorpece otras, sobre todo cuando está fresco, planeaba extenderme un poco más de eso pero creo que es irrelevante, ya les mostraré en cada parte como he venido haciendo con el tema del omegaverse. 


Por otra parte debatí un poco si seguir la trama en Suiza, podría simplemente brincarla y mostrarla como recuerdos, estos sólo se van a seguir dando amor y ajustarse a los cambios del vinculo, pero igual lo verán si volvemos a Rusia, así que bueno, es muy probable que el proximo cap ya estén en el departamento, pero si quisieran ver algo en especial, aprovechando la privacidad de la cabaña, es momento y lugar, saquen a relucir la imaginación~.


Empecemos con las preguntas:


 


¿Qué piensan de las dudas existenciales de Yuuri?


¿Veremos alguna vez los bocetos de Viktor? 


¿Viktor será un padre celoso?


¿La determinación de Yuuri será suficiente para enfrentar lo que les espera?


¿Ya esperan el dramón que se viene? (Yo sé que si, en especial con ya saben quien) 


¿Por qué creen que el alfa de Viktor se comportó?


¿Yuuri seguirá luchando con su omega?


¿Querían hard? (Si lo pensé la verdad, pero ¡¡Ya son demasiados caps seguidos!!)


¿Teorías locas?


 


¡Muchas gracias por leer!


Contestaré sus comentarios en éstos días sino es que me dedico a escribir un poco en la siguiente parte, me frené un poco acá de ponerles un adelanto, pero es importante que se aclaren y sepan algunas cosas, Yuuri no dejaría de tener miedo o dudar de la noche a la manana por ejemplo xD


Nos seguiremos leyendo~


Matta nee~


 


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).