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Dulce Viktor por vitalife

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Notas del capitulo:

¡Hola!


No estoy muerta ni nada como pueden ver xD lamento tanta demora, pero he vuelto al trabajo y no he tenido ni tiempo de respirar, incluso en éste momento estoy algo agripada, pero me he dado un tiempo para terminar el capitulo que desde hace dos semanas había comenzado, espero que les guste ;)


Agradecimientos a:


Marii


Aracelly


 


Sin más el fic~


 

 


El silencio solo es interrumpido por los taconeos en el piso y los ligeros murmullos de la gente, su corazón bombea presuroso, lo escucha como un tambor que retumba en su cuerpo, la ansiedad le invade con la vista fija al frente, sus pensamientos se pierden en un cartel donde se enlistan una serie de comparativas y cuidados entre una omega femenina y uno masculino, pues aunque sufren de una misma condición, sus cuerpos son ligeramente diferentes.


Mientras las mujeres tienden a ser voluptuosas y sumamente bellas, sobrellevan trastornos hormonales mucho más fuertes que un varón, por lo que deben controlar el sobrepeso que estos les suelen causar mediante el ejercicio y una alimentación estricta, por otra parte los hombres cuentan con un cuerpo más resistente a la descompensación hormonal, atléticos y esbeltos, con órganos externos masculinos por lo general estériles, así como útero y ovarios funcionales, sin embargo tienen una alta tasa de embarazos de riesgo en comparación a las chicas de su género, donde es prácticamente nulo incluso en gestaciones múltiples.  


Tiembla sintiéndose diminuto en aquella sala de espera, se hunde en la silla acolchonada mordiéndose los labios con más saña de la que debería, cierra los ojos abrumado y entonces al percatarse de la calidez que se expande desde su marca en la nuca, la tranquilidad de repente le envuelve erizándole la piel, abre sus parpados, encuentra su mano entrelazada con una más grande, con delgados dedos y en uno de ellos aprecia una dorada sortija igual a la suya, sonríe levantando la mirada, el resplandor de un par de ojos azules termina por sosegarlo.


 


 


—Ya casi es nuestro turno, Yuuri —avisa con dulzura el Nikiforov.


—Sí —suspira un tanto resignado.


—Hey —le toca la barbilla con su mano libre—, no pongas esa cara, hoy lo veremos por primera vez ¿No te ilusiona?


—Un poco, es sólo que —medita—­… aun no lo creo, es tan raro pensar que esté —se sonroja—… embarazado.


—¿Sólo es eso? —levanta una ceja suspicaz.


—Bien —menea la cabeza en negativa, decidido a soltar un poco su tensión—, todavía me siento algo inseguro, es… mi primer semestre en la universidad y no sé si podré sobrellevarlo, sinceramente tengo miedo a fracasar en mis metas… cuidar de un bebé y morir en proyectos finales no suena tan buena idea —sonríe nervioso.


—Trataré de ayudarte en todo lo que pueda, el hijo no sólo es tuyo —sus labios son un corazón—, además siempre está la opción de contratar una niñera cuando la carga de mi trabajo o tu universidad nos supere.


—No lo sé, no me parece buena idea depender de una niñera… pero suficiente tienes ahora —le repasa con la mirada admirando el costoso traje que el mayor luce—… lo que me recuerda ¿Qué le dijiste a Elena?


—La verdad —se encoje de hombros—, no podía quedarme para la merienda porque te acompañaría al médico.


—¿Le dijiste por qué? —indaga recordando la discusión que tuvo con su suegra. 


—Creo que lo sospecha, en cuanto me vio y notó mis feromonas, su sonrisa se volvió enorme, tenía bastantes años que no la veía tan contenta —ríe tímido y algo nostálgico.


—Oh —se crispa por un momento pero trata de no ser muy evidente—… supongo que estará feliz por ser abuela —suelta tratando de no sonar sarcástico.


—Seguramente si —le acaricia el dorso de la mano— ¿Sucede algo?


—No —evade, volteando su cara en otra dirección por las náuseas, ya no podía identificar si era por la situación, los nervios o el cachorro.


—Señores Nikiforov, son los siguientes —avisa la enfermera.


—Claro, en un momento —responde el alfa— ¿Puedes levantarte, cariño? —pregunta preocupado ante su palidez.


—Sí, estoy bien —resta importancia colocándose de pie.


 


 


Viktor rodea con su brazo los hombros del japonés, le besa la mejilla e invita con tiernas palabras a ingresar al consultorio, Yuuri se deja hacer sacudiéndose un poco el malestar que hacía nada le atacó, suspira llenando sus pulmones con la agradable fragancia que éste destila, abraza de la cintura a su esposo y más seguro de sí mismo entran al lugar de la doctora Leroy, misma que saludó a la pareja con especial gusto.


 


 


—¿Y bien? ¿Qué les ha traído por acá? ¿Es referente al método de anticonceptivos que me pedías? —sonríe dirigiéndose al menor.


—Bueno —el rubor enciendo su rostro se acentúa junto a su vergüenza, las palabras quedan atoradas en su boca—…


—Creemos que ya no serán necesarios —comenta el ruso más entusiasmado de lo que planea, extiende el sobre con los resultados del estudio sanguíneo a la mujer.


—¡Oh vaya! —suelta jocosa— Pensé que se tardarían un poco más.


—Nos enlazamos y ya sabe —agrega tímido el japonés.


—Ante esos casos no se puede hacer mucho —expresa comprensiva— ¿Todo bien? —su atención va enfocada al omega.


—Sí —asiente tímido—… Pero existe algo que quisiera preguntar.


—Adelante —anima.


—Verá, nos enlazamos durante el celo de mi esposo, es probable que haya despertado el mío en ese momento, estaba casi seguro que por eso quedaría embarazado, pero no era una situación planeada en lo absoluto… tuve un sangrado por lo que creí haberlo rechazado o que realmente mi celo no se hubiese presentado, la verdad estuvimos bastante confundidos cuando descubrimos los resultados del estudio —resume.


—No se preocupen, no es tan frecuente pero existe algo llamado «sangrado por implantación», esto ocurre entre la primera y segunda semana después de que el ovulo es fecundado y como su nombre lo indica, se implanta en la pared uterina causando ese pequeño sangrado, pero no es algo que ponga en riesgo a ti o tu bebé —explica brevemente.


—Pero sufrió dolor e hinchazón —interviene el alfa impaciente.


—Eso también es normal, a veces incluso lo confunden con el periodo, pero es parte del proceso natural, son como pequeñas contracciones que preparan al útero para lo que vendrá, así como otros pequeños trastornos ocasionados por la elevación repentina de la progesterona y otras hormonas ¿Alguna otra duda? —sonríe.


—Creo que no —suspira aliviado el de ojos castaños.


—Perfecto, entonces pasemos a la camilla, necesito que te coloques una bata limpia en el sanitario —señala la puerta correspondiente—, revisaré la marca y veremos que hay en tu pancita.


 


 


Yuuri rió ante los gruñidos de su esposo cuando la especialista examinaba el proceso de cicatrización de la mordida, gran parte de la costra se había caído dejando un par de líneas rosadas, también su nivel hormonal, aunque elevado, se encuentra dentro de lo normal debido a su estado; una vez Leroy le dio un par de recomendaciones, sugirió al japonés recostarse para iniciar la ecografía.


 


 


Viktor —reprende estrechando su mirada al sentir a través del lazo una sutil incomodidad en el más alto— ¿Qué pasa? —murmura.


—Nada —sonríe, una de sus palmas toma la del menor y con la otra le soba el antebrazo.


—Es normal que se sienta inquieto —interrumpe la mujer con leve tono burlón mientras prepara el  aparato para el ultrasonido—, es un alfa recién enlazado y a su instinto no le gusta que te toque tanto, pero se está portando muy bien —les guiña un ojo—. Ahora vas a sentir una pequeña incomodidad —avisa.


—La estoy sintiendo —respinga ante la presión del transductor introduciéndose en su conducto vaginal.


Yuuri —susurra intranquilo, llamándolo. 


—Estoy bien, sólo es extraño —ríe, apretando el agarre de sus manos.


—Aquí está —señala en el monitor para atraer su atención—, esa pequeña bolsita es un bebé.


—Yuuri, de verdad gracias —le besa los nudillos, soltando de golpe la ansiedad en un perfumado olor.


—Un bebé —se contagia por la súbita alegría de Viktor—… tuyo y mío… está creciendo —sonríe nervioso sintiendo sus ojos humedecerse.


—Y ésta —alza un poco la voz para traerlos de vuelta a la pantalla— es otra bolsita, son mellizos ¡Felicidades!


—¿Me-mellizos? —la boca de Yuuri se abre temblorosa, sus mejillas pierden color y olvida respirar unos segundos preguntándose si había escuchado bien.


—No será sólo uno sino dos ¡Eres increíble, Yuuri! —le besa emocionado en los labios.


—Así es —la mujer seguía atenta al aparato—, uno es ligeramente más grande que el otro, pero sin temor a equivocarme deben tener alrededor de cinco semanas, han venido muy a tiempo a revisión… Tus ovarios y útero se ven bastante bien, con los cuidados adecuados no deberías tener complicaciones.


—¿Yuuri? —se aparta del contacto al notar que no recibe respuesta— ¿Estás bien?


—Creo que no —admite con las náuseas volviendo.


 


 


Una vez la vestimenta del Nikiforov quedó completamente arruinada por desagradables fluidos gástricos, salieron de la consulta con un extraño ambiente entre ambos, no sólo debido a la vergüenza por el accidente junto a la enorme mancha de evidencia, sino por las mismas dudas, nervios y contrastante alegría que provoca ser padres primerizos.


Viktor no cabía en sí mismo de la felicidad, fracasando estrepitosamente en su flojo intento de ser discreto, con sus feromonas pululando y su gran sonrisa, provocando un reflejo natural a través del lazo a su pareja, que aun con una densa bruma en su cabeza, Yuuri logra ignorar el fuerte grito de sus inseguridades, deslumbrado por aquellos ojos azules llenos de amor y la creciente ternura que su propio instinto alimenta.


Deciden regresar a casa un momento para asearse antes de ir de compras, pero nada más llegar fueron recibidos por Yakov cargando un enorme arreglo floral en tonos pastel, sin entenderlo del todo pasaron juntos a la sala donde los perros no hicieron más fácil el ingreso para el hombre mayor, pues saltaban a su alrededor, curiosos ante el intenso olor de las flores.


Mientras el alfa sospechosamente huyó a la segunda planta, el japonés toma el sobre que descansaba entre el follaje, lo deja de lado aun con la intriga por la letra un tanto familiar en ella  que dice «Para la familia Nikiforov», sin embargo ríe pensando que quizás es simplemente una sorpresa de su esposo, pues esa pulcra caligrafía no podía ser de nadie más, podía apostar que en un arrebato de dicha acabó encargando semejante detalle para él como era costumbre, así que decidió esperarle a que bajara y avergonzarlo mientras leía la nota en voz alta.


 


 


—Ésta vez se ha excedido un poco —suelta Yakov tras tomar un vaso de agua.


—Quizás, pero lo entiendo, seremos padres —suspira despidiendo una dulce fragancia.


—¿Cómo? —le observa sorprendido.


—Lo siento —sonríe apenado—, no le hemos dicho a nadie aun, estoy embarazado, tengo cinco semanas —toca su vientre con una mano mientras la otra juguetea con un mechón de cabello.


—Felicidades entonces —asiente esbozando una casi invisible sonrisa—, ahora entiendo el derroche de Elena.


—¿De Elena? —pregunta confuso.


—El arreglo —señala— lo ha mandado ella, me pidió recogerlo en su florería favorita.


—Entonces la nota es —sus ojos se abren de la impresión—… pero es la letra de Viktor—agarra el sobre.


—De hecho si son muy similares, sólo que la cursiva de Viktor es más inclinada —precisa—…  sé que no tienes a Elena en un buen concepto, pero dale una oportunidad, no es tan mala —le palmea un hombro—, volveré si me necesitan —se despide, dejándolo solo.


 


 


Desconcertado ante aquella revelación, se mantiene indeciso en descubrir el contenido de la carta, temía que éste fuera desagradable y arruinara su momento feliz con Viktor, pero ante la insinuación de Yakov la curiosidad le carcomía, terminó sucumbiendo en un impulso, sin embargo, además de las correspondientes felicitaciones, bastantes formales a su parecer, no encontró mucho más o eso pensó hasta examinar el reverso de la hoja, allí una corta frase le amargó aún más el sabor de la boca «Gracias Yuuri».


Se tomó la cabeza con pesar, molesto con la petición que su suegra le había encargado durante la luna de miel, a decir verdad, en ningún momento en Suiza recordó el incidente, por lo que enlazarse no le causó mayor conflicto, claro que los cachorros era un tema completamente distinto, no sólo le estaba trayendo varias complicaciones a futuro en su carrera, pues también su estado animo se vería aún más afectado, ahora debía sumarle el malentendido con la rusa.


Sintiéndose derrotado por un momento, decidió subir a cepillarse los dientes, fue perseguido por las caniches que insistentes le pedían mimos, una vez en la habitación tomó asiento al borde de la cama, acariciándoles sus cabezas y lomos, en eso Viktor sale del vestidor usando sólo su ropa interior, no se había percatado de su presencia, por lo que se limitó a observarle.


Nunca llegó a imaginar que su esposo se vería tan deseable buscando un nuevo embace de loción para el rostro en el tocador. Deleitó sus ojos con las torneadas y largas piernas de Viktor, su respingado trasero oculto por los boxers, el firme abdomen, la amplia espalda, sus abultados pectorales, los fuertes brazos, con su terso cuello que culminaba en una sedosa cabellera y ni que decir de su concentrada expresión, estaba seguro que si su esposo se agachaba un poco más no sería capaz de contenerse de asecharlo y comerlo hasta quedar satisfecho.


Sus lujuriosos pensamientos alertaron al despreocupado alfa que levantó la cabeza en su dirección con las mejillas sonrosadas, Yuuri desvió la mirada haciéndose el desentendido, pero era inútil, la sutil tensión en el ambiente podía palparse, las feromonas omega pedían a gritos una respuesta positiva de su pareja.


El japonés se levanta de su lugar con rapidez, huye en dirección al baño con el rostro ardiendo de la vergüenza, fue descubierto en medio de su fantasía mental de manosearle el cuerpo entero a su esposo, y quizás algo más, cosa que no es para nada extraña de no ser porque de sólo pensarlo se ha humedecido entre las piernas, contrario a lo que espera, el Nikiforov va tras él con cautela, el japonés finge estar sumido en su labor de colocar pasta dental en su cepillo para después tallar vigorosamente las cerdas en sus molares.


 


 


—¿Qué sucede? —dice el mayor a sus espaldas.


—Nada —articula ansioso dirigiendo su mirada en cualquier dirección menos al cuerpo reflejado en el espejo.


—¿De verdad? —una sonrisa divertida se le escapa.


—¿Qué haces aquí? —pregunta a la defensiva, esquivando aquel comentario.


—Voy a ducharme, creo que huelo a… ¿Verduras, arroz y especias? ¿Almorzaste curri, cariño? —le molesta.


—Siento eso —se disculpa con pena después de escupir en el lavabo.


—Está bien —suspira ante la adorable imagen del omega abochornado con el asunto, le abraza por la espalda olfatea sus cabellos.


—¿No vas a bañarte? —se queja, pero aun así se mantiene quieto dejando al otro frotar sus cabelleras.


—Sí —ronronea para seguidamente dejarle un beso en la nuca, no obstante de la nada retrocede algo desconcertado y gruñe por lo bajo.


—¿Viktor? —le llama por su cambio repentino.


—Yuuri —se recompone pronto volviendo a su habitual humor— ¿No te gustaría compartir la ducha conmigo? —le acaricia los hombros.


—¿P-por qué? —un sugerente aroma llega su nariz comenzando a nublarle sus sentidos.


Su olor quedó en ti, necesito cubrirlo con el mío —murmura y lame la marca de lazo.


—¿Qué… dices? —gime siendo acorralado contra el mueble del lavamanos.


Yuuri —con su mano voltea el rostro del japonés, le devora la boca introduciendo su lengua con ímpetu.


 


 


El húmedo beso acelera sus respiraciones, las manos inquietas del mayor recorren la silueta del japonés que tirita excitado, acepta el fogoso contacto colocándose de puntillas para realzar sus nalgas y restregase así contra la pelvis del alfa, mismo que está más que contento con el recibimiento, comenzando a ejercer simuladas penetraciones mientras juega con las abultadas tetillas del menor.


Yuuri abre los ojos, vira su mirada al reflejo que ambos protagonizan, es sumamente abrasador, Viktor había abandonado su boca para morderle con suavidad la oreja y el cuello, bajándole a la par los pantalones y cualquier ropa que impidiera su desnudez en la parte inferior de su cuerpo, le escucha gruñir en su oído causando que su piel se erice, las piernas le tiemblan, sobre todo cuando su esposo inicia la estimulación de sus genitales, tanto la retaguardia como su pene que ya se irgue enrojecido, se inclina arruinado en jadeos cuando las hábiles falanges juguetean en su interior, observa a través del espejo el intenso rubor en las mejillas, nariz, hombros y pecho del Nikiforov, como aquellos ojos azules parecían oscurecidos y también el pasar de su lengua sobre los labios, relamiéndose la saliva que como alfa segregaba en sus momentos más instintivos.


El japonés recuerda entonces una efímera escena, que lejos de avergonzarle, le hace eyacular con fuertes espasmos y agudos quejidos, sólo por revivir en su cabeza aquellos momentos cuando Viktor perdió el control durante su celo, follandolo sin piedad, ni absoluta delicadeza, quizás si era un tanto masoquista.


 


 


~*.*.*.*.*.*.*.*.*~


 


 


El alfa en respuesta lame su dedo, pasa las manos a la cintura del menor, delinea el contorno de las ligeras caderas hasta los muslos y sin más pasa hacia las nalgas, las amasa y separa, levantándole un poco para inmediatamente abalanzarse sobre él, le acorrala contra el colchón, mordiéndole suavemente la mandíbula. Yuuri tiembla en anticipación, pues desde aquel primer fogoso beso está encendido, las caricias y atrevidos manoseos sólo le hacen humedecerse todavía más, las feromonas alfa le ahogan, aturdiéndolo cual potente afrodisiaco, se deja manipular hasta tener el rostro contra el borde del nido, allí donde los cojines y cobertores forman una pequeña barricada.


 


 


Yuuri —gruñe al oído de su pareja.


—¡Mmm! —gimotea encogiéndose en su sitio, araña las cobijas, esconde su cara en las almohadas y levanta las caderas presa del instinto.


—Yuuri quiere a nuestros cachorros —afirma en un susurro, le lame la oreja yéndose en un sinuoso camino hasta la nuca del menor, allí pasa su lengua en la fresca mordida una y otra vez.


—¡Viktor! —jadea desesperado por el doloroso placer que le provoca la marca de enlace— Por favor —pide fuera de sí.


—Pero Yuuri está lleno de mí —asegura metiendo dos de sus dedos en el recto emblandecido del japonés, sacándole un gemido agudo, así como también desbordando parte del semen que aun guardaba.


—¡Más! ¡Quiero más de Viktor! —tirita necesitado.


—Eres tan codicioso —pronuncia con voz profunda y lasciva. 


—¡Aah~! —un quejido de agradable sorpresa resuena cuando súbitamente su interior es llenado por aquello que tanto desea.


 


 


~*.*.*.*.*.*.*.*.*~


 


 


—¡Viktor! —sus uñas se clavan en los glúteos de su pareja cuando éste desesperadamente lo penetra y aun con la cara contra el mármol del mueble le dedica una lasciva expresión a su marido.


Yuuri —gime contra los oscuros cabellos que olfatea necesitado, encorvado y con los brazos a cada lado de la cabeza del más joven, inicia con el vaivén.


—Despacio —suplica apoyándose ya en sus codos, derrama sus lágrimas de vivo placer cada vez que certeramente su interior es golpeado—… los cachorros —suelta con poca lucidez, todavía perdido en sentir tan gratificante falo llenando su interior.


—Estarán bien —asegura jadeante justo antes de morderle la nuca y menear sus caderas en círculos para comenzar su anudamiento.


—Es muy pronto —jalonea los platinados cabellos con una mano—… n-no puedes venirte… ¡No! —cierra sus ojos viendo tras sus parpados miles de estrellas con cada estocada— ¡E-espera! ¡Aaah~!


—Te amo Yuuri —declara lamiendo la huella de sus dientes en la maltratada piel, las iris azul oscuro ven directamente a las de color chocolate, mismas que también se derriten extasiadas.


También te amo —responde con voz omega, liberando feromonas de pertenencia.


Mi Yuuri —se detiene para girarlo y abalanzarse sobre él, robando sonoros besos de aquella dulce boca.


—¡¡Mmn!! —enrosca sus piernas y brazos alrededor del ruso.


—¡Yuuri! —exclama entre los labios de su esposo.


 


 


El nudo propicia más fricción arrancándoles sonoros alaridos que resuenan en las paredes del baño, la necesidad de sentirse era tal que no lograban cavilar la magnitud de aquel encuentro, ya que después de estar tanto tiempo aislados tras el enlazamiento, el convivir con otros provoca posesividad entre ellos, siendo víctimas de su naturaleza que les dicta reforzar aquella unión de la mejor manera que sus instintos conocen, impregnar el olor de su pareja con la propia.


Sus cuerpos tiritan durante el clímax, el espasmo en las extremidades persiste unos cuantos segundos hasta relajarse. Viktor deja incontables pequeños besos por toda la piel a su alcance, hasta que Yuuri simplemente le toma del rostro y guía a sus labios, perdiéndose en una pausada caricia donde sólo se preocupan por el fulgor de sus sentimientos fluir mediante el lazo.


Las feromonas danzan melosas, disipando las ya quemadas en la excitación, sutilmente una nueva fragancia aparece, cual leche de rosas, pues instintiva, la parte omega confirma a su alfa que el esfuerzo por crear un nido juntos, vincular sus cuerpos y aparearse, ha dado frutos, dándole su total confianza para cuidar de él y los cachorros que vienen en camino.  


 

Notas finales:

 

Sé que quizás no avanzó mucho la trama en esta parte, quería abarcar también el evento del hotel, pero todo aquello da para un cap entero, de hecho el siguiente y podremos ver a Elena de nuevo en acción, será todo un tema créanme.

Pues bien, a pesar de todo Yuuri ha tomado las cosas de la mejor manera, todavía cuenta con muchas inseguridades y es claro que no será fácil enfrentar varios problemitas que le saldrán en el camino, Viktor lo está apoyando y su parte alfa le impulsa a ser todavía más intenso con sus determinaciones, están en un proceso de cambio y eso les lleva tiempo, más ahora que vienen los cachorros en camino, le será difícil contenerse, pero ya Yuuri le jalará las orejas... o quizás no xD

¡Comencemos con las preguntas!

 

¿Quién ganó las apuestas de cuantos cachorros serían? (sé que es cruel para Yuuri, pero esto tiene un porque para la trama)

¿Qué piensan del instinto de Viktor?

¿Creen que estos dos están compartiendo muchas cosas a través del vinculo?

¿Qué creen que esté pensando/planeando Elena?

¿Qué hará Antoine cuando se entere de la noticia?

¿Cómo serán los días de Yuuri (embarazado) en la universidad? (alguien le ayudará mucho)

¿Quieren saber más cosas de como el omega de Yuuri interactúa con el alfa de Viktor?

¿Querían más hard?

¿Alguna duda?

 

¡Muchas gracias por leer!

Como saben, aprecio mucho sus comentarios y he estado un poco más activa en contestar algunos de capitulos viejos, los de la parte anterior posiblemente los responda mañana, saben que les adoro~

Nos seguiremos leyendo~

Matta nee~

 


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