Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dulce Viktor por vitalife

[Reviews - 118]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

¡Hola!

Bienveni@s a un nuevo capitulo, creo que ahora estuve a tiempo, me hubiera gustado actualizar antes pero tuve algunos contratiempos n.nU

Éste cap será algo intenso, lo advierto, espero haber podido plasmar todo aquello que quería sin confundirlos.

Agradecimientos por siempre apoyar el fic a:

Aracelly

Aninimaaax

 

Sin más el capítulo n.n

 

 


Su mente estaba en blanco, el olor a desinfectante y la fría sensación térmica fue lo primero que notó, ¿Dónde estaba? Y sobre todo ¿Qué había pasado? Abrió los ojos con pesadez, no reconocía el lugar, la incertidumbre golpeó su pecho, entonces recordó su nombre, así como la voz de su madre en la cabeza, pero ¿Cómo llegó ahí? ¿Era un hospital? Suspiró, movió sus dedos percatándose que tenía su dedo índice incrustado en un pequeño objeto, claro, un medidor de frecuencia cardiaca, al intentar incorporarse reparó en su brazo, la intravenosa le provocó un ligero ardor, se sintió mareado, su estómago se retorció en un espasmo involuntario, pero estaba vacío, nada salió de su boca. Observó su alrededor en búsqueda del botón de emergencia, le localizó  pronto en un costado de la aparatosa cama, respiró un tanto agitado por el esfuerzo infructuoso de vomitar, se recostó y alineó el colchón como pudo, las teclas eran un tanto confusas en los tableros a sus costados. Escuchó como tocaron la puerta.


 


 


-Buenos días Katsuki-kun –saludó una amable enfermera que comenzó a revisarlo.


-Buenos días… -contestó apagado.


-¿Sientes alguna molestia?


-Quiero vomitar, tengo sed –se quejó- ¿Dónde están mis padres?


 -En un momento vendrán, estaban hablando con el doctor hace un momento, no deben tardar, traeré un vaso de agua para que se te alivie un poco la sensación de la boca y quitaré la intravenosa ¿Ok? Cuando puedas ponerte de pie retiraré la sonda.


-¿Sonda? –abrió los ojos de par en par.


-Así es, haz estado tres días en sedación, tu celo fue muy intenso –le vio compasiva, retirando con cuidado la aguja- presiona un poco para evitar el sangrado, sólo serán un par de gotitas –le indicó, colocándole un algodón.  


-Tres días… -repitió pensativo, volvió a escucharse un par de ligeros golpes en la entrada.


-¡Oh! Quizás sean tus familiares, ¡Adelante! –de inmediato dos figuras ingresaron por el umbral, ella rápidamente se despidió para dejarles solos.  


-¡Yuuri! –se acercó presurosa su madre, tomándole de la mano y acariciándole la cabeza- despertaste –le sonrió- ¿Cómo te sientes?


-Mareado –frunció las cejas- ¿Qué pasó?


-Nos diste un gran susto… -molestó su hermana, pellizcándole sin fuerza uno de sus cachetes.


-Convulsionaste en medio de tu celo, entraste en crisis –suspiró con pesar la omega.


-¿Convulsioné? –vaya que habían pasado cosas durante su inconciencia.


-Papá habló por una ambulancia pero la única que estaba en guardia se encontraba atendiendo un accidente en la carretera, te trajimos desmayado en la camioneta de reparto de la señora Asakura.


-Tuvieron que sedarte porque cuando despertabas sentías mucho dolor, lograron controlar la fiebre para evitar que presentaras más sacudidas musculares –sus ojos enrojecieron de sólo recordarlo.


-¿Pero ya estoy bien? –el silencio y seriedad de los semblantes de ambas mujeres le preocupó.


-Por ahora estarás bien –sonrió la mayor de los presentes con los labios algo tensos- acabamos de hablar con el médico, podrás llevar una vida normal, pero tus celos posiblemente se sigan adelantando y cada vez serán más delicados, tendremos que hospitalizarte cuando los presentes –bajó la mirada.


-¿No hay una solución? –su corazón bombeó con fuerza debido a la ansiedad que lo dicho le provocaba.


-La hay… -torció el gesto su hermana.


-¡Mari! –advirtió.


-Tiene que saberlo, mamá… -le dirigió una pesada mirada- tienes que enlazarte, de hecho es probable que te vayas a Rusia pronto, mamá habló con Viktor ayer, viene en camino.


-¿Viktor viene? ¿Enlazarme? –su rostro enrojeció.


-No es necesario que te enlaces… -amortiguó la rolliza señora- sólo que vivas con tu alfa por un largo periodo de tiempo hasta que tus hormonas se estabilicen.


-Pero terminarán enlazados… –dijo con obviedad- estoy muy segura –acusó al menor con los ojos.


-Mari, eso no importa, Yuuri tiene que reponerse, firmaré lo que tenga que autorizar para que esté bien –sobó el brazo del mencionado.


 


 


Después de una agitada mañana en el hospital, al medio día el joven omega fue dado de alta con una larga lista de indicaciones, debían ser precavidos por posibles secuelas del reciente celo, sumando al hecho del próximo encuentro con el ruso, su cuerpo podría reaccionar instintivamente a su presencia de forma violenta, potenciando los residuos excitadores de sus feromonas para obligar a su pareja a marcarle. El escenario no era del todo seguro que ocurriera, pero la familia Katsuki  en general no estaba muy confiada con ello, parecía que Yuuri representaba todas las pequeñas minorías en la medicina.


Ahora el ya no tan pequeño japonés, se encogía entre sus sabanas en la comodidad de su habitación, seguía con escalofríos pero le explicaban que era normal, efectos secundarios de los medicamentos que se le administraron, estaba bastante incomodo, su puerta ahora era una simple cortina pues tuvieron que forzarla debido a los incontables candados y cerrojos que colocaba en esos días, por lo menos podía presumir que antes era un lugar muy seguro, pero en estos momentos le molestaba no prescindir de total privacidad, hastiado, se levantó de su lugar, aún envuelto en las cobijas y abrazando su almohada, abandonó su maltrecho refugio, encaminando sus pies a la recamara contigua, sonrojándose apenas, deslizó la puerta corrediza e ingresó cerrándola a su espalda, se dedicó un par de segundos a contemplar la cama matrimonial frente a él, aspiró profundo pero sólo el olor a madera vieja llegó a sus fosas nasales, sintiéndose repentinamente triste y vulnerable, gateó pesadamente por el colchón, se hizo bolita en medio, tapando el acceso al exterior con las mullidas telas sobre él, había olvidado prender la calefacción, el aire era bastante frío, pronto logró quedarse dormido.


Los murmullos de la primera planta terminaron por despertarle ¿Ahora qué había pasado? ¿No podían dejarlo descansar un poco? Sacó la cabeza de su escondite para escuchar mejor, optó por sentarse pero el ruido cesó, bostezó con ganas, notando que alguien había entrado y prendido el aire acondicionado, pensó en acomodarse nuevamente pero un olor le paralizó, sus ojos se abrieron comenzando a lagrimar, dirigió su vista a la puerta donde una silueta se formaba del otro lado del papel, un nudo se colocó en su garganta, el ritmo cardiaco se elevó, la madera se deslizó, una cabellera plateada se asomó junto a unos tímidos ojos azules, sus miradas se conectaron, Yuuri se levantó de golpe, casi pegándose con la lámpara del techo en la cabeza, el ruso se decidió a entrar y abrió sus brazos, provocando que el menor saltara inmediatamente a él en un asfixiante abrazo.


 


 


-¡Viktor! –le apretó con todas sus fuerzas.


-Yuuri… -enredó sus manos con delicadeza alrededor del omega y besó sus cabellos, aprovechando para olfatearle- vine tan pronto como me enteré.


-¡Discúlpame! Dije muchas cosas vergonzosas –se encogió, ocultando su rostro en el hombro del otro.


-No te preocupes, es normal… creo –soltó una risilla.


-Estás aquí… -susurró para sí, aun incrédulo.


-Estoy aquí… -le separó un poco para tomar el rostro del otro entre sus manos- y no me iré sin ti –le sonrió.


-Lo siento –sollozó, sus lágrimas surcaron lentamente sus mejillas- estás tan ocupado y te he hecho venir, tu madre se molestará mucho.


-No te preocupes por eso –besó su frente y limpió con ternura las gotas de su angustia- ella sabe que he venido y aunque no estuviera de acuerdo, no puedo dejarte así, me necesitas.


-Viktor… -su labio inferior tembló, sabía que para él era alguien muy importante, pero cruzar todo un continente por algo como eso, le conmovía.


-Te quiero, siempre te lo he dicho, no lo olvides… -repartió dulces mimos por sus cachetes, dejando al final los vibrantes labios que fundió con los suyos.


 


 


Un acompasado suspiro se le escapó, fue inevitable perderse en la paz que le provocaban las feromonas del mayor, el húmedo contacto de sus bocas en movimiento, pausado, cariñoso e íntimo, le dejó tan atontado que no pudo percatarse de cuando Viktor le había cargado para sentarlo en la cama. El contacto se cortó por escasos segundos, perdiéndose en la mirada del otro por lo que pareció una eternidad antes de iniciar una nueva ronda de besos  que les hizo terminar recostados completamente entre las colchas, apresaba al ruso de los hombros, deslizando sus brazos, atrayéndolo con seducción por el cuello, pegando sus cuerpos, por su parte, el alfa le envolvía la cintura y enredaba sus dedos en el cabello oscuro, respirando profundamente.


Las cosas cambiaron de pronto de un momento a otro, un fuerte olor a lirios impregnó el lugar, el japonés mordía con sutileza los delgados labios de su prometido, frotándose descaradamente, sintió la fuerza del otro flaquear, se posicionó sobre él e intentó despojarlo de su gabardina, éste se resistió un poco, tomándole de las muñecas.


 


 


-Yuuri… tranquilo… -jadeó mareado.


-¿Para qué? –sonrió con las pupilas dilatadas- tenemos que enlazarnos.


-Sólo debemos esperar…  aun no es el momento –aseguró con la poca seriedad que su rostro enrojecido y despeinado le permitía.


-Viktor –susurró aproximándose a su boca, pero era alejado, meneó sus caderas para provocarlo- sólo un poco… una probadita –mordió su labio inferior.


-N-no –forcejeó, dando la vuelta a la situación, rodando sobre el colchón e inmovilizándolo bajo su cuerpo- piensa lo que estás haciendo Yuuri, no dejes que el instinto te domine –rogó, su nariz empezó a sangrar, manchando una mejilla del menor.


-Mmm~ -gimió por la oportuna posición, pero cuando el olor al ferroso liquido se hizo consiente, su naturaleza le provocó un estado de alerta- ¡Viktor! –la respiración se aceleró esta vez por la inquietud- ¡¿Estás bien?! –sus ojos volvieron a cristalizarse llenos de desasosiego. 


-S-si… -apenas atinó a responder cuando un brazo le tomó por el cuello, obstruyendo su respiración y haciéndole retroceder.


-¡¿Qué le haces a mi hermanito?! –exigió con palpable enojo la beta- ¡Confiaba en ti, maldito ruso!


-Ma-Mari… -lograba articular a penas, palmeando la extremidad que le dominaba en una llave básica.


-¿Creíste que podías pasarte de listo, eeh? –le acusó, después vio como el menor se acercaba a ella- ¿Estás bien? ¿Yuuri? –pero éste sólo la mordió en el antebrazo- ¡Ah! –soltó el agarre como acto reflejo- ¡¿Qué te pasa, Yuuri?!


-¡Aléjate de mí alfa! –le empujó con fuerza, haciéndola caer un metro atrás.


-Yuuri, detente… -le abrazó por la espalda, reteniéndolo- es tu hermana.


-Viktor… –su voz salió preocupada, consiguiendo voltearse a verlo- ¿Estás bien? –le revisó, aguantando el llanto.


-Estoy bien, estoy bien…  -lo escondió en su pecho, liberando feromonas para tranquilizarlo- sabes que a veces me sangra la nariz, tranquilo.


-¡¿Qué pasa?! –susurró haciendo gestos la mayor de los hermanos Katsuki, aún sin moverse de su sitio.


-Ssshh… -posó un dedo sobre sus labios en señal de silencio, para volver a dirigirle su atención al omega- vamos, recuéstate un poco, hablaré con Mari.


-¡No! –se le aferró a la ropa- ¡No me dejes!


-No te dejaré, sólo hablaré con Mari en el pasillo y volveré rápido –le sobó la espalda.


-No lo harás… no lo harás… dijiste que vendrías y no lo hiciste… me dejaste… -murmuraba con reproche.


-Yuuri… -levantó la barbilla del menor- sólo será un momento, no estaré a más de cuatro metros de ti.


-Está bien… -sus manos se aflojaron- pero…


-¿Pero?  -sonrió.


-Márcame –rogó con su voz omega.


 


 


El cuerpo de Viktor se tensó en un fuerte palpitar, temblores en muy ligeros espasmos le invadieron, su respiración se entrecortó por el aire repentinamente viciado y sus ojos se oscurecieron, Yuuri le atrajo con sus brazos nuevamente por sus hombros, regalándole un beso superficial en los labios para después restregar su mejilla en la contraria, el alfa gruñó enseñando los colmillos, tomándolo con fuerza de las caderas, hundiendo sus dedos como garras en sus glúteos, el más joven expuso su cuello, sonriendo y ronroneando complacido, liberando su olor más dulce para seducirlo.


 


 


-¡Yuuri, aléjate de Viktor! –gritó Mari, pero sólo fue ignorada- demonios… -bufó, armándose de valor, separó bruscamente a su hermano del ruso.


-¡No! –pataleó.


-¡Compórtate Yuuri!


-¡¿Qué son esos gritos?! ¡¿Qué pasa aquí?! –Hiroko y una de las empleadas habían llegado.


-¡Suéltalo! –bramó con su voz autoritaria tan alejada de su habitual personalidad, arrebatándole al omega, mismo que se enroscó de brazos y piernas en el mayor.


-¡Mari! –alzó la voz su madre, hincada en el suelo por las feromonas dominantes que inundaban todo el pasillo- ¡Aléjate! ¡No te les acerques!


-P-pero Yuuri…


-Ve por Minako-senpai ¡Rápido! –ordenó, siendo obedecida al momento- Vi-Vicchan… -habló con voz tenue- tranquilo… -se acercó un par de pasos en su misma posición, agachando la cabeza mientras generaba un olor maternal.


-¡Señora Hiroko! –replicó la empleada con preocupación, manteniéndose fija en su sitio, ya había presenciado algunas peleas entre alfas y temía por el bienestar de la amable mujer.


 


 


 


La pareja por otro lado, se abrazaba en uno de los rincones de la habitación, sentados en el tatami, el alfa no dejaba de gruñir, advirtiendo con sus colmillos y aroma, reclamando el lugar como su territorio, que estaba molesto, así como que atacaría a quien se interpusiera entre él y su omega. El japonés lloriqueaba, buscando protección, avivando el instinto de su novio, sufriendo por la ausencia de marca en su nuca, frotando sus cuellos y cabezas para impregnarse del otro, estaban tan ensimismados en ellos mismos, encapsulados entre el cumulo de feromonas, que no notaron cuando Hiroko llegó a menos de dos metros de su posición.  


 


 


-Yuuri –llamó a su hijo con el tono de su género- ven con mamá –abrió sus brazos.


-Mamá –gimió confuso, encogiéndose cuando sintió el disgusto del ruso.


-Vicchan, dame a mi cachorro –suplicó, recibiendo otro gruñido de respuesta.


-Mamá, mi alfa… -dijo con la misma voz, como si aquello lo explicara todo.


-Lo sé Yuuri, pero Vicchan se siente mal –declara- se pueden hacer daño.


-Mamá… -extendió su mano en dirección de ella, misma que fue tomada, atrayéndolo.


-¡No!–se manifestó renuente, agazapándose con Yuuri debajo de él, gruñendo cara a cara con la mujer.


-Vicchan –rogó- dame a mi cachorro –repitió, a punto de soltarse a llorar del miedo instintivo, con las manos temblando.


-¡Viktor! –golpeó el pecho del alfa con sus puños, siendo jaloneado por el lazo con su madre al sentirla en peligro- ¡Deja a mamá! -le ordenó.


-Mamá… -cerró sus ojos, sintiendo la mente turbada, su olor se debilitó.


-Yuuri, ven –le llamó, logrando tener a su hijo entre sus brazos-Vicchan, tranquilo –intentó tocarle al verlo contraerse mientras se agarraba la cabeza.


-No… -huyó de ella, golpeándose con un buró a sus espaldas, levantó la vista confundido, olfateó la mezcla de feromonas en la habitación, percibiendo el miedo, la angustia, la tenue esencia maternal de Hiroko, así como la un poco más dulce-picante de su pareja y su propio enojo ahumado- ¿Q-Qué hice? –comenzó a tiritar, apretando los puños.


 


 


Para estas alturas Toshiya había llegado ante el aviso de su hija al salir, observando con impotencia hasta que el alfa se calmó, entrar en su “territorio” sólo podía agravar la situación, ya que son menos agresivos con los omegas por su instinto de protección, su mujer, aprovechándose de ello llevó a cabo una maniobra arriesgada que al final logró funcionar. Consiguió sostener a Yuuri que se mantenía aturdido por las pacíficas hormonas de su madre, sacándolo del rango de peligro, al mismo tiempo presenciaba la leve crisis de ansiedad de su futuro yerno, la cual se agravó en cuanto Minako puso un pie en el lugar para dominarlo y obligar su subordinación ante ella.


Al final nadie salió herido, por lo menos no físicamente, el más joven de la familia se mantenía cambiante, pero en la mayoría del tiempo afligido por el estado de ánimo del euro-asiático, éste no levantaba la cabeza, siempre viendo hacia abajo, actuando con temor y vergüenza, disculpándose excesivamente por todo, retrayéndose y perdiendo su cándida personalidad. No podían dejarles solos en la misma habitación, el joven japonés era demasiado peligroso para sí mismo, podría empezar un nuevo incidente en cualquier momento si estaba lo suficientemente cerca de Viktor, aunque éste se mantuviera completamente sumiso, la voz omega podría descontrolarlo de nuevo, cosa que no era opción, un enlace en esas circunstancias sólo les traería más estrés hormonal, entonces ¿Cuáles eran las indicaciones del médico? Deberían convivir lo suficiente para acostumbrarse a la presencia del otro, con todo lo que conllevaba, exceptuando el sexo para evitar la territorialidad del alfa, un proceso que podría durar alrededor de dos a cuatro semanas, la primera sería especialmente tediosa, hasta que el residuo del celo de Yuuri no menguara, su inestabilidad persistiría.


 


 


-¡Lo siento mucho! –inclinado en el suelo con la frente sobre el tatami, dedicaba la pronunciada reverencia a la persona delante de él- Discúlpame, por favor.


-Wow, nunca había visto una dogesa –sonrió sin ganas- levántate Yuuri, no es necesario.


-Viktor, pero lo has pasado realmente mal estos últimos días, soy responsable de eso, me han contado...


-Está bien –le interrumpió- no es tu culpa, de verdad, yo soy quien debería disculparse, intenté propasarme y le falté el respeto a todos en esta casa –bajó la mirada.


-Viktor… -se acercó, tomando su mano sobre la mesa, estaban solos (con Mari detrás de la puerta) en el comedor privado de la segunda planta donde solía desayunar la familia.


-Yuuri, por tu bien, mantén distancia de mi… -se alejó del contacto.


-No, no lo haré, ahora estoy bien, desde ayer no he presentado más síntomas y estoy tomando supresores, no volverá a pasar… -apretó sus puños cuando su novio volteó en otra dirección- por favor, no me rechaces –su voz se quebró, mordió sus labios aguantando el nudo en su garganta, se levantó abruptamente dispuesto a irse, siendo detenido antes de darse la vuelta.


-Perdóname, no quiero lastimarte -abrazó al menor, sintiéndose temblar- me lastima no poder tocarte por el miedo a echarlo a perder de nuevo, aunque convivimos bajo el mismo techo, quiero estar cerca de ti y no puedo ¿Qué será cuando nos casemos y no esté nadie para ayudarte? ¿Podré controlarme? No quiero forzarte a nada, nunca me lo perdonaría.


-No pasará, nunca me lastimarías, sólo intentabas protegerme y cumplir con lo que te pedí –le correspondió, acurrucándosele en el hombro.


-Pero intenté atacar a Mari y a tu mamá… -persistía.


-Yo empujé y mordí a mi hermana –soltó una risilla- no lo hacía desde jardín de niños, además nunca tocaste a mamá y todo este tiempo haz estado ayudándole en la posada mientras me cuidaba, no sabía que también fueras buen cocinero –se apartó un poco, pero fue retenido en un estrecho agarre- estaremos bien –le reconfortó con sus feromonas al escucharlo sorber la nariz.


 


 


Los días siguientes pasaron tranquilos mientras retomaban su noviazgo y poco a poco todos en el onsen dejaban de vigilarles en cada momento, en parte terminó por divertirles la situación, sintiéndose como niños en la pubertad al tener que esconderse de las miradas indiscretas, atreviéndose a robarse pequeños besos superficiales.


Aquella mañana Yu-topía amaneció con más de medio metro de nieve, un muy madrugador ruso se había despertado temprano usando tan sólo la yukata típica de los huéspedes de la posada, le había tomado especial gusto como pijama, se lavó los dientes y acomodó su cabello, ayudó con el desayuno a su futura suegra y fue directo a despertar a su bello durmiente, mismo que se resistió hasta quitarle las cobijas e iniciar una tonta guerra de almohadas, después de levantar el desastre fueron directo a consumir su primera comida del día. Yuuri sonreía, creyendo que nadie lo veía, pues el de cabellos platinados se mostraba especialmente feliz, completamente repuesto del accidente de hacía casi dos semanas atrás, a veces se preguntaba cómo el mayor llevaría la universidad y el trabajo, pues terminó estancado en una de las islas niponas por su repentino malestar, por lo pronto disfrutaría su compañía.


 


 


-Yuuri, Vicchan, ayúdenos a hacer un camino para que entren nuestros chicos del turno de la mañana –pidió mientras recogía la vajilla sucia.


-Yo lo haré, mamá –soltó con voz cantarina, quitándole los platos de las manos a la mujer.


-¿Y eso? –se sorprendió el omega, viendo a su novio acomedido en las tareas del hogar.


-Cuando se levantó temprano a ayudarme le dije que podía llamarme así, pronto seremos familia de todos modos –sonrió encantada Hiroko.


-¡Entonces a mi puedes decirme papá! –carcajeó Toshiya asomándose por encima de su periódico donde leía la sección de deportes.


-¿Eeh? –se quejó Mari- ¿Ahora tendré dos hermanos menores? –se aproximó al fregadero, deteniendo al de ojos celestes- deja eso, una linda pala los espera a cada uno en la entrada.


-Claro, hermana mayor –se burló el menor de los Katsuki, tomando de la mano al alfa.


 


 


Se colocaron ropa especial para su misión, impermeable y abrigadora, armados con una enorme pala cada quien, se dispusieron a crear un camino lo suficientemente amplio para que pasaran dos personas, al principio parecía sencillo, pero a la mitad ya estaban exhaustos, contrario a lo que creyó, a pesar de su apariencia de niño rico, Viktor sabía hacer muchas cosas, incluso parecía disfrutar de tareas hogareñas, cosa bastante curiosa para alguien de su género, pero no le molestaba, era una faceta nueva que estaba gustoso de conocer.


 


 


-¡Yuuri! –le llamó.


-¿Sí? –una bola de nieve le pasó por un costado de la cara.


-Ups… tengo mala puntería.


-¡Pensabas darme en la cabeza! –se indignó, agachándose como pudo para crear su munición y vengarse.


 


 


Así la segunda guerra del día comenzó, realmente su pareja era como un niño, pero le encantaba poder divertirse con él, al poco tiempo fueron regañados por Mari que les gritó desde la puerta. Acabaron tirados sobre un costado del sendero terminado, en una montaña de hielo un tanto sucio, pero satisfechos con su trabajo, viendo sus respiraciones formarse en vapor tibio, el cielo estaba blanco por las nubes, no parecía que fuera a salir el sol en ningún momento, sería un día frío.


 


 


-Me alegra que te lleves bien con mi familia –volteó a mirarle con una sonrisa.


-Ellos me han tratado muy bien a pesar de todo –imitó su gesto- es como si fuera parte de ustedes –sus ojos brillaron con emoción.


-Lo eres –aseguró, su rostro se volvió serio- ¿Cuándo volverás? 


-Volveremos –corrigió- no lo sé.


-¿Y tú universidad?


-Pedí un permiso por enfermedad, técnicamente estoy indispuesto –soltó una risilla.


-¿Mentiste? ¿Y tu madre? ¿Cómo tomó lo del trabajo?


-No mentí, sólo presenté un oficio de la secretaría de bienestar familiar del banco genético donde explicaban nuestra situación, por suerte tu médico lleva al día tu expediente, fue más fácil tramitarlo, es una gran ventaja tener tantos tratados que nos favorezcan.


-Oh vaya –dijo sorprendido.


-Después tendré que ir a clases extra para reponer todo este tiempo –restó importancia- madre fue un asunto un poco más difícil pero aceptó, mis practicas también se verán atrasadas, pero al final de todos modos terminaré trabajando para la compañía por lo que no es tanto problema tampoco.


-¿Está molesta? –se atrevió a preguntar con timidez.


-Al principio sí, tuve que entregarle una copia del oficio para que me creyera, ahora creo que está preocupada –suspiró.


-Lo siento.


-No, no es lo que crees, hablemos de eso por la tarde ¿Ok?


-Sí, ahora tendremos que tomar un baño caliente, estoy helado –tiritó.


 


 


 


Justo hoy sería el primer día que podrían salir a pasear, una cita después de tanto tiempo, Yuuri estaba nervioso, a pesar de estar viviendo prácticamente juntos, el hecho de ir a comer con su prometido le causaba muchas inquietudes ¿Qué ropa usaría? ¿Cómo debía comportarse ahora? ¿Cómo reaccionaría si se encontraba con un conocido? Si bien podría usar cualquier conjunto con prendas nuevas que le gustasen al alfa, dudaba mucho como actuar fuera de casa, pues dentro eran una parejita melosa y despreocupada, pero el decoro japonés le exigía guardar algo más de recato, aunque claro, ya se había besado con él en más de una ocasión en la vía pública, después de acostumbrarse tanto a su cercanía le era difícil no sentir sus abrazos y besos en cualquier momento, incluso se descubría a sí mismo en más de una ocasión buscando sus mimos, ahora que era consciente y no estaba perturbado por sus instintos, se avergonzaba un poco de su actitud, sí, sólo un poco, justo el tiempo que pasaba sin percibir el fresco aroma de Viktor cuando no estaba cerca por algún motivo.


Pasó una hora escogiendo su conjunto, justo la noche anterior había nevado bastante, por lo que optó por ropa interior térmica, un suéter gris bombacho de cuello mullido, un abrigo blanco, pantalón negro un tanto grueso para combatir el clima y unas estéticas botas para nieve que nunca usó por preferir siempre las más cómodas. Al salir de su recamara se topó con el ruso, siempre elegante aunque usara lo más sencillo, con una camisa de cuello de tortuga negra, un suéter gris encima, su gabardina marrón y pantalón azul oscuro.


 


 


-¿No tendrás frío? Viktor –preguntó discreto con las botas en su mano para no estropear el piso.


-Me gusta este clima –sonrió con su acorazonado gesto que hacía semanas no mostraba.


-Yo sufro un poco con él –se encogió de hombros entrecerrando los ojos.


-¿Dónde están tus lentes? –le cuestionó curioso para empezar a emprender su camino a la salida.


-Cuando hace frío se empañan mucho, por eso traigo los de contacto –explicó.


 


 


Contrario a lo esperado, en la recepción de la posada fueron interceptados por Toshiya, quien les dio un pequeño sermón, debían llegar antes del anochecer, regresar si se avecinaba una tormenta, traer siempre el celular encendido y usar protección, esto último les hizo sonrojar en igual medida, provocando una risotada en el beta, se despidieron rápidamente, colocando su calzado, Nikiforov sólo contaba con un par de botas todo terreno que compró en el centro comercial después de estrellarse contra la nieve al tercer día de su estadía allí, esperaba no resbalar, cosa curiosa fue notar que eran más eficientes que las del menor que casi terminó en el suelo, caballerosamente le ofreció su brazo con el pretexto de cuidarle y brindarse calor.


Arribaron a un elegante restaurante tradicional, el extranjero no los conocía por lo que estaba entusiasmado, observando cada rincón del lugar con mucha atención y curiosidad, admirando a las camareras vestidas con un liso kimono y mandil, la exquisita decoración tan japonesa, los chef que montaban espectáculos en la plancha principal y una sobria barra de sushi. Viktor había reservado un espacio para ellos en la mesa del show estrella del local, donde competían dos profesionales de la gastronomía, uno joven y llamativo contra un hombre que ya pintaba canas pero demostraba su gran experiencia.


 


 


-No había venido aquí desde que cumplí doce años –tomó asiento.


-Entonces fue una buena elección –sonrió con amplitud, sentándose justo a su lado.


-¿Fue papá quien te lo recomendó? Le gusta venir aquí pero es algo caro, además el onsen y la afición de futbol le absorben mucho tiempo.


-Sí, también busqué por internet, no sabía que era una parada turística en Hasetsu, arigatou –pronunció con un marcado acento, agradeciendo a la amable mesera que les entregó el menú.


-Yo tampoco lo sabía, pero si es un restaurante bastante conocido –se dedicó a ver la carta.


 


 


En un arrebato de convicción, el alfa pidió dos porciones de carne de Kobe calidad cuatro, pues era la mejor que en ese momento manejaban, Yuuri tembló al ver el precio, sorprendido por la soltura del mayor, fue una pequeña cantidad asada a su gusto, tremendamente deliciosa y jugosa, así los platillos extravagantes pasaron por su lugar, saboreando diferentes texturas que no imaginó probar, el tiempo reservado acabó, sus estómagos estaban llenos, pero Viktor parecía decidido a no salir de ahí sin consumir el postre, fueron reubicados en una mesa más privada.


 


 


-¿De verdad comerás tu sólo esa copa de helado? –le observó desconcertado.


-Por supuesto ¿Quieres? –le ofreció una cucharada con una fresa rebosada en una porción de vainilla y jarabe de chocolate.


-Creo que ya he subido seis kilos tan sólo ésta tarde –sobó su barriga, pero aun así aceptó el bocado.


-Te ves adorable –admiró embelesado- disfrutaré alimentarte cuando tengamos cachorros.  


-¡Viktor! –susurró abochornado- para eso todavía falta tiempo, primero estudiaré la universidad.


-Eso lo sé –sonrió- ¿Ya has decidido algo?


-La verdad no… -bajó la mirada, pinchando con un palillo su mochi relleno.


-¿Tienes alguna inquietud?


-Es sólo que aún no sé para que tengo vocación, cuando era niño quería ser maestro, en secundaria bailarín de ballet, sí, sé ballet, aprendí en el salón de Minako-sensei… –le sonrió a su novio que le veía sorprendido- pero en la preparatoria todo comenzó a ser confuso, las cosas que antes me gustaban dejaron de interesarme, desde mi primer celo mi mentalidad cambió, me atrevería a decir que antes de eso era el típico omega que intentaba ser rudo pero le gustaban las cosas lindas, después simplemente rechacé todo, mi madre dice que es mi etapa de rebeldía, yo creo que es el cómo nos educaron en casa, Mari es igual pero ella es así desde niña, siempre se preocupó por mí y era quien me defendía, era un niño llorón –sonrió con nostalgia.


-Se ve que Mari tiene su carácter –aportó.


-Sí, mi admiración por ella siempre fue muy grande, yo creía que ser beta era lo mejor del mundo, nadie se mete contigo –se encogió de hombros- pero con el tiempo descubrí que eso no es verdad, las personas siempre tendrán de algo para que quejarse, realmente no me importa lo que digan de mí, he luchado con ello toda mi vida, pero no quiero seguir el mismo camino, quiero estudiar algo que me haga sentir útil, no como una simple ama de casa que cuelga su título en el pasillo de su casa para nunca ejercer su profesión, tampoco quiero ser una carga para ti –suspiró.


-Nunca serías una carga, sea lo que decidas estudiar, te apoyaré –le tomó la mano, acariciándole- incluso si quieres retomar el ballet, sé de una ex prima ballerina que tiene su propia compañía –sus labios formaron un corazón.


-Eso no pasará –rió- pero gracias –entrelazó sus dedos.


-Yuuri, quería hablarte de algo… -le besó la mano y le dedicó una dulce mirada.


-¿Sí? –se sonrojó levemente por la acción del otro.


-Estuve hablando con mi madre la otra noche, está preocupada de que te lleva a Rusia en éstas circunstancias, sé que es un caso de fuerza mayor, pero ella es algo conservadora –sonrió tímido, como tanteando el terreno.


-¿Qué quieres decir? –no comprendía.


-¿Sabes? En Rusia es mal visto que un omega viva con un alfa y no estén casados, especialmente si se enlazan –le vio con sus ojos de cachorro.


-Eso sería un problema –se preocupó- no puedes perder tantos meses en Hasetsu, tu universidad…


-Yuuri… -le interrumpió con el entrecejo fruncido.


-¿Qué pasa?


-Te estoy pidiendo que nos casemos antes de irnos a Rusia –resopló, su pareja parecía esforzarse en cortar el romanticismo.


-¡Ah! –se quedó pasmado.


-Yuuri… -regañó, para luego relajarse un poco- ¿Qué dices?


-Yo… -tenía el rostro hasta las orejas coloradas- es muy repentino… yo no sé qué decir.


-Podríamos empezar a organizar la boda si quieres, pondremos la fecha cuando estés seguro, aún no he pedido permiso a mamá y papá, quería preguntarte primero.


-¿D-De cuánto tiempo es el permiso que tienes en la escuela?


-Sólo tres semanas más, quizás cuatro.


-Un mes… -soltó el aire de sus pulmones- sólo un mes para nuestra boda… -murmuró tapándose el rostro.


-¿Eso es un sí? –preguntó ilusionado.    


-¡Cállate! Nos están viendo, es obvio –asomó sus ojos entre los dedos, dedicándole una intensa mirada.


-Vayamos a casa –ladeó su cabeza, meciendo su cabello y regalándole una tierna expresión.


 


 


Al llegar a Yu-topía sentaron a toda la familia en el comedor, dieron la noticia con timidez, intentando ocultar su alegría, Hiroko soltó un grito de satisfacción, Toshiya suspiró, parecía esperárselo, Mari contrajo su cara sorprendida y todos los empleados escondidos empezaron a aplaudir, incluso algunos huéspedes se unieron a la repentina celebración, ese día habría cerveza a dos por uno. Entrada la noche la posada cerró sus puertas, todos fueron a dormir, mientras un joven omega se envolvía en sus cobijas  con la cabeza en las nubes, había sido un largo día lleno de emociones, aun suspiraba por el “beso de buenas noches” que se dieron en el umbral de su habitación, demasiado intenso para compararse con los anteriores pero sin llegar a la lujuria, en un mes ese apuesto ruso sería completamente suyo, desde lo legal a lo físico, pues estaba seguro que su corazón ya le pertenecía, y por supuesto él mismo se entregaría completamente, importándole ya poco su lado testarudo, sus mejillas ya le dolían por la acumulación de sangre ¿O quizás era su enorme sonrisa perpetua? No lo sabía, pero era feliz.


 


 

Notas finales:

 


Creo que éste cap estuvo lleno de emociones, espero no ir muy rápido con los tiempos narrativos, pero quiero abarcar tantas cosas que se me hacen cortos, cuando menos lo espero ya superé las 4 o 5 mil palabras :O 


Ahora conocen un poco más de la personalidad de Viktor y el pasado de Yuuri, creo que ya irán atando conclusiones de por donde tira este fanfic, más de una persona se esperará lo que pasará cuando vivan juntos o se descubra la naturaleza de estos dos.


Sé que algunas esperaban hard, pero para eso todavía falta un poco, nuestros niños tienen que llegar puros a Rusia, lo que pase allá lo dejo a la imaginación de cada quien xD


Próximo episodio... la preparación de la boda ;) voy algo atrasada con los tiempos previstos por cap, se supondría que eso se abarcaría en éste pero quedaría muy largo, sólo esperen un poco más.


Muchas gracias por todo el apoyo y sus comentarios, ésta noche les responderé n.n


Nos seguimos leyendo~


Matta nee~ 


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).