Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dulce Viktor por vitalife

[Reviews - 118]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

¡Hola!

 

Traigo aquí la continuación, las cosas poco a poco se irán aclarando, dejaré una que otra pista por ahí, espero no ser demasiado evidente.

Aviso que siempre contesto sus reviews, así que no sean timid@s y comenten o pregunten cosas con confianza xD

Agradecimientos a Karla :) 

 

Sin más el Fic.

 

 


 


 


Su hogar era un completo caos, no podía ocultar su vergüenza, absolutamente todos, su familia y empleados, estaban eufóricos con la noticia del encuentro con el alfa, por lo que habían preparado todo un banquete para recibirlo, adornaron hasta el mínimo detalle del hotel, en la recepción colgaron un enorme letrero para darle la bienvenida, así como alistaron una habitación vecina a la suya para darles oportunidad de “convivir más íntimamente”, así es, el ruso sería un invitado de la familia, no un huésped más.


A pesar de todo su madre había insistido en vestirlo con un hermoso kimono, mismo que ella había usado para su ceremonia de compromiso con Toshiya, aunque ella se negara a seguir con las costumbres referentes a su género, por lo que había sufrido en una época más estricta, le causaba bastante ilusión ver a su hijo en sus ropas tradicionales, tuvo que contenerse para no maquillarle, seguro Yuuri le mordería o algo similar, por lo menos se dejó acomodar el cabello hacia un costado adornándolo con un pequeño y elegante prendedor a juego con sus ropajes.


Y para ser sinceros, el más joven de la familia Katsuki, se sentía completamente ridículo, sólo soportó todo aquello por la mirada de ensoñación de su progenitora, pero no sabía qué impresión le daría al ruso al verle así, seguro creería que todo lo escrito en sus cartas era mentira y en realidad era un omega afeminado, tendría que actuar conforme a la etiqueta de su vestimenta, delicado, sobrio… ¡Agh! ¿A quién engañaba? Tenían alrededor de un año intercambiando correspondencia, se burlaría de él. Ahora descansaba nervioso en su habitación, su padre y hermana habían ido a recoger a Viktor al aeropuerto, no sabía qué hacer, se perdía constantemente en sus preocupaciones ¿Qué le diría tan pronto se vieran? ¿Debería ensayar algunas palabras? ¿Su aroma delataba su ansiedad? Intentaba controlar sus impulsivos pensamientos cuando el claxon de un auto le hizo respingar, llegaron.


Armándose de valor bajó las escaleras, escuchando el eco de las risas y el murmullo de la entrada, su cuerpo no podía con la presión, comenzaba a marearse, aun así, con el corazón en la mano se apresuró a enfrentar su destino, soltando un largo suspiro, enderezó su espalda y con ligero caminar terminó por mostrarse, abriéndose paso entre los curiosos empleados, un leve cosquilleo perturbó su nariz, reconocía ese olor, tímidamente levantó su mirada, topándose de frente con un hombre más alto que él, enfundado en un traje azul grisáceo, incluso se veía bastante más varonil que el de la fotografía, tampoco había el largo cabello, pero si preservaba el color, sólo que lucía un elegante corte de estilista profesional, las facciones finas se mantenían pero con un toque de madurez, mismas que reflejaban el completo asombro de su portador, enmarcando el brillo de aquellos ojos azules.


 


 


-M-me veo extraño ¿Verdad? –fue lo primero que salió de sus labios que temblaban ligeramente.


-¿Yuuri? ¿Eres tú? –reaccionó entusiasmado- ¡Te ves precioso! –le tomó de las manos.


-¡Vi-Viktor! –replicó avergonzado, con el rostro completamente colorado, creyendo que el otro se burlaba de su apariencia.


-Yuuri –sonrió tiernamente- eres tal como te imaginé –acarició con delicadeza las pálidas palmas del menor.


-Ah… -suspiró, sintiéndose aturdido por el dulce aroma conciliador desprendido del Alfa- Yo… -sus ojos brillaron conectándose con aquellos color celeste- Mmm… -desvió la mirada con timidez- pasa, bienvenido –sonrió conteniendo parte de su alegría, aún con las mejillas encendidas, siendo completamente delatado por el escandaloso olor a lirios.


-Claro, gracias –soltó en susurro con una leve risilla- disculpen las molestias.


 


 


Después de aquello, el silencio expectante de todos se cortó, aplaudiendo y felicitando del primer encuentro que parecía ser un éxito, abochornando aún más al pobre muchacho omega que intentó escurrirse de la multitud, tomando superficialmente de la mano al ruso, guiándolo al comedor principal donde se efectuaría el banquete. Le indicó su sitio para justo después tomar asiento en el costado próximo a él, aguantando los nervios por la presencia y colonia del otro, era mucho mejor que cualquier carta, aun así, Yuuri percibía algo extraño, cosa que adjudicó a la ansiedad, jugando con sus dedos en el regazo unos segundos hasta que la mesa comenzó a llenarse, sólo estaría presente su familia y Minako, la mejor amiga de su madre que había insistido en asistir por seguridad, puesto que a pesar de ser Viktor un alfa que se describía pacifico, no estaba de más hacerle ver que en caso de necesitarse, entraría a defender al joven Katsuki como una alfa cercana a la familia, todo aquello era una reacción instintiva.


Los empleados se habían dispersado a sus habituales labores, no perdiendo atención de lo que ocurría en aquel lugar, pero espiando discretamente, curiosos por aquel apuesto extranjero y por el comportamiento nada común en el hijo menor de los dueños de la posada. Mientras que los encargados de la cocina trabajaban atareados, dando los últimos toques a los platillos y cocinando aquellos que eran de mejor gusto frescos, el revuelo se formaba en la puerta que daba hacia el comedor para cuando tocó servir el té en espera de la comida, las meseras disputaron una batalla de “piedra, papel o tijeras” y así decidir la ganadora, siendo al final la más joven del grupo en tener aquel privilegio, saliendo cándidamente con una charola con vasos tradicionales de porcelana y una tetera del mismo material, pero cuando se disponía a llenar los recipientes, la señora Katsuki la detuvo, mencionando que ellos debían hacerlo por el invitado, algo desanimada se retiró, pero tan pronto cruzó el umbral de la cocina soltó un contenido gritito de emoción, comenzando a cuchichear con las demás presentes. Quizás todo aquello era completamente exagerado, pero era un pueblo costero donde muy de vez en cuando era visitado por turistas, muchas de las personas presentes en aquel hotel ni siquiera habían visto un extranjero de cerca o si quiera una ceremonia de compromiso Alfa-Omega, puesto que es un acto familiar íntimo, era una completa novedad para los betas del recinto.


 


 


-Esperamos la comida sea de tu agrado Vicchan –sonrió alegre la omega, tomándose la confianza de llamarle por aquel apodo cariñoso.


-Por supuesto, es un lugar bastante acogedor, no dudo en ningún momento que la comida le haga honor –dijo elocuente y cortés.


-Oh~ -suspiró- además de apuesto, educado –elogió, indicándole con la mirada a su hijo que sirviera la taza al invitado.


-Sé que quizás sea algo apresurado –intervino Toshiya- pero me gustaría saber las intenciones de su visita, Viktor-san.


-Claro, entiendo su preocupación… –su rostro se tornó serio, sin embargo una extraña mueca apareció en su lugar cuando un sobreactuado Yuuri intentaba llenar su vaso con fingida delicadeza- Pfff… -aguantó la risa, recibiendo un codazo del omega que inflaba sus mejillas indignado- disculpen…  -intentó reponerse ante la divertida mirada de los presentes, aclaró su garganta- vengo a pedir la mano de Yuuri.


-¡¿Eh?! –se estremeció el aludido, buscando en la mirada del otro que se tratase de una mala broma, sabía que ocurría tarde o temprano, pero nunca pensó que tan pronto, por lo menos no a horas de llegar al país.


-¡Oh mi Dios! –exclamó Hiroko, llevando sus manos a los redondos cachetes, intentando contener su alegría que se hacía notar con su aroma.


-Fue bastante directo –susurró la alfa un tanto insatisfecha, echándole una mirada a Mari, la hermana mayor de Yuuri, misma que sólo asintió.


-Soy poco conocedor de todo esto –admitió el hombre- pero me gustaría que Yuuri tuviera una relación normal… -hizo una pequeña pausa, buscando las palabras correctas- soy un beta, mi forma de pensar es distinta, quisiera que por lo menos comenzaran un noviazgo, antes de dar el siguiente paso.


-Claro, sólo si Yuuri me lo permite –dirigió sus ojos hacia los castaños, notando la incertidumbre en el otro- ¿Tú quieres? Yuuri –tomó su mano-  no te obligaré.


-Yo… -tragó saliva, su cabeza era un remolino, era obvio que el ruso tendría esas intenciones desde el principio, pero se debatía internamente con sus sentimientos, debía admitir que Viktor le gustaba, bastante a decir verdad, pero tenía miedo de lo que vendría, no sabía cómo actuar- Yo… a mi tu… -sus feromonas revoloteaban en una mezcla de olores, cosa que preocupó al alfa que instintivo le reconfortó nuevamente, dejándose hacer, al final asintió avergonzado- sí.


-Eso es trampa –señaló la mejor amiga de Hiroko- no deberías usar tus feromonas para decantar una respuesta.


-Minako-sempai… -replicó la omega un tanto preocupada por la reacción del ruso.


-No se preocupen… –sonrió encantador, estrechando la mano de su ahora novio para tranquilizarle- entiendo la situación –aseguró volviendo a la seriedad- Yuuri aún es joven y susceptible a las feromonas de su Gamma, en ningún momento he deseado manipularlo, a pesar de todos los derechos legales que se me brindan sobre él, quiero que sea una decisión que él tome, sólo intenté calmarlo para que lo hiciese con tranquilidad.


-Eres demasiado perfecto… -susurró lo bastante claro como para ser escuchada- incluso en el aeropuerto lograste identificarnos en seguida ¿Quién eres? ¿Cómo parece que sabes que responder? –soltó de golpe la mayor de los hermanos katsuki, no le agradaba del todo ese hombre.


-L-lo siento, me disculpo… -titubeó el extranjero, coloreando sus mejillas con un rosado notorio, bajó la mirada para pronto volverla a subir-  estaba muy emocionado… -soltó una risilla nerviosa- cuando me enteré de la existencia de Yuuri, fue el año pasado, yo tenía veinte años, casi veintiuno, bueno, siendo sincero creí que nunca encontraría  a mi persona destinada, así que terminé haciendo más escándalo del que debería, mis padres se enteraron de inmediato y decidieron investigar el linaje de la familia de mi omega, no pude evitar darle un vistazo…


-¡Fuimos investigados! –soltó alterado Toshiya, viendo a su mujer que parecía de lo más calmada.


-No te preocupes, en algunas familias Alfa-Omega es muy normal –restó importancia- espero tus padres no hayan tenido inconvenientes… -vio un tanto nerviosa a los ojos azules directamente- tu sabes, por la parte Beta.


-No –sonrió deslumbrante cual protagonista de novela surcoreana, encandilando a los presentes- aun si existiera algún inconveniente, prometo cuidar de él, lo he esperado por mucho tiempo –se giró para acariciar superficialmente el hombro del chico con aquel hermoso kimono, mismo que ya no podía con sus coloreadas mejillas.


-Gracias –dijo casi en automático con sus castaños ojos tintados de ilusión.


-He estudiado mucho de su cultura –regresó su atención a la familia- sé cómo comportarme por eso, quiero que el cambio para Yuuri no sea tan fuerte.


-¿El cambio? –soltó sin entender el padre.


-Cariño, cuando se enlacen, Yuuri tendrá que irse con Vicchan.


-¡¿Qué?! –casi gritó.


-Eso es lo que pasa cuando las personas se casan –tapó su boca riendo por lo bajo, haciendo temblar sus mullidos cachetes.


-Pero pensé que podrían quedarse aquí –estaba confundido.


-Oh querido, no te preocupes –sobó la espalda de un desdichado japonés- podrán venir a visitarnos ¿No es así?


-Por supuesto –aseguró enternecido Viktor.


-Disculpen… -interrumpió tímidamente la camarera- Hiroko-san, ya está todo listo.


-Por supuesto, sirvan la comida de inmediato, de seguro Vicchan debe estar hambriento después del largo viaje.


 


 


Pronto aparecieron todas las meseras del hotel, cada una sirviendo una charola de color negro con detalles en rojo en donde descansaban diferentes tamaños de platos de cerámica cubiertos por delicadas tapas del mismo material, todo se veía sumamente fino, a pesar del austero material de la vajilla, se notaba de exquisito acabado, pintados a mano con diferentes motivos florales y de un esmaltado brilloso, haciendo dudar al de cabellos platinados si no se romperían al tomarles con demasiada fuerza, pero aquello no fue necesario, en un gesto sutil el más joven de los Katsuki le invitó a imitarlo, susurrándole el nombre y contenido de cada platillo, agradeciéndole con una acorazonada mueca en sus labios, provocando un cosquilleo interno en el japonés que le hizo devolverle la sonrisa.


Hiroko suspiraba, así como Minako se incomodaba, ellas eran las únicas que se percataban del coqueteo que aquellos dos habían comenzado, sutilmente sus feromonas se llamaban y envolvían, las del omega dulces y cálidas, las del alfa atrayentes y protectoras, danzaban en un suave cortejo, mientras los aludidos se mantenían aparentemente ignorantes a todo aquello, pero no por ello descuidando su parte, se dedicaban furtivas miradas, reían de cualquier cosa, tocaban sus manos con pasivas caricias, con las mejillas en un perpetuo rosado, los ojos azules se perdían completamente en los achocolatados iris, viajando alternadamente en aquel delicado rostro, ligeramente más masculino que un omega promedio pero no por ello menos hermoso, fijándose en cada detalle de su bello atuendo tradicional, aquel que con tonalidades cobalto, índigo y turquesa se iban degradando, adornado en gran parte  por frondosas ramas de cerezo en plena floración, en similar diseño al pasador de Sakuras que mantenía peinado aquel suave cabello color azabache, entonces su instinto le ganó, tocó el terso pómulo con su pulgar, atreviéndose a comprobar la textura de las hebras oscuras, en efecto, su presentimiento no le mentía.


 


 


-Vi-Viktor… -tartamudeó nervioso, pues se había acercado demasiado- quizás… -tomó su mano apartándola, cortando aquel maravilloso contacto, no es que le incomodara, pero las miradas de los espectadores lo hacían tensarse, aquello para él era algo íntimo y no se permitiría que alguien más lo presenciara- ¿Quieres pasear por la playa? –invitó.


-Claro, lo que desees Yuuri –su mirada trasmitía una extraña devoción, como si aún se encontrara sumergido en un etéreo transe, quizás abrumado por sus feromonas, a pesar de ello, le llevó todo su autocontrol no besarle la mano con la cual le alejó y todavía mantenían unidas.


-Iré a cambiarme entonces… -hizo un ademán de levantarse.


-No, quédate así –pidió.


-Será incomodo caminar con los geta en la arena y con el kimono es difícil moverme –explicó un poco apenado.


-Oh, está bien entonces –suspiró decepcionado.


 


 


Acababan de terminar la sobremesa por lo que aprovecharía también para lavar sus dientes y colocarse una ropa más cómoda, no podía salir así a la calle, también era impensable quedarse en casa el resto del día, serían siempre el blanco de absolutamente todos en aquel lugar. A pasos cortos pero rápidos logró entrar en su habitación, soltó el aire de sus pulmones, cubrió su rostro con sus manos para después patear el piso con desespero, estaba totalmente prendado de aquel hombre y lo odiaba. Se dio un tiempo para tranquilizarse, desvistiéndose después de un par de minutos, era más fácil quitar el kimono que ponérselo, incluso sus blancos calcetines, al final desató su cabello de aquel pasador, dejando que el flequillo descansara libre en su frente, buscó que ponerse en el armario, intentando todavía seguir impresionando al ruso, se insultó a sí mismo en ese momento, pero recordar aquella mirada celeste le derritió lo suficiente para terminar con una sonrisa boba, suspirando embelesado terminó por seleccionar su conjunto.


Después de estar listo, se asoma tímidamente a la estancia donde Viktor tenía una animada charla con sus padres, sin saber cómo interrumpir, libera sus feromonas con sutileza, haciendo voltear al alfa casi al momento, no logrando mantener su propia mirada en la azulina, baja la cabeza un tanto avergonzado de estar expectante a la reacción del otro, mismo que sonrió encantado al observar el collar que le había obsequiado, resaltando por completo en aquel suéter negro de cuello alto, le quedaba ligeramente grande dándole un aspecto adorable, pero por el contrario su pantalón vaquero azul se envolvía a la perfección sus piernas, haciendo notar lo bien torneadas y largas que eran.


 


 


-Yuuri… -se acercó a él con impaciencia- ¿Estás listo? Te ves muy bien –sus labios volvieron a adoptar una forma acorazonada.


-Gracias… -susurró, claro que se veía bien, no por nada había investigado que tipo de ropa podría agradar al alfa, aun así, estaba muy feliz.


-Sólo no lleguen tarde para la cena después de su primera cita~ -canturreó la omega de la familia.


-¡Si mamá! –soltó en tono molesto sin notarlo.


 


 


Después de colocarse sus respectivos calzados en la entrada del lugar, se dispusieron a caminar uno al lado del otro rumbo a la costa. Estar solos era todavía más abrumador, el menor ni siquiera podía voltear en la dirección donde se encontraba el ruso, sintiendo su mirada posada completamente en su persona ¿Es que acaso no podía simplemente admirar el paisaje? ¿No era técnicamente un turista al otro lado del mundo? ¿Qué era tan interesante en su rostro? Con ansiedad acomodó sus gafas, mismas que se resbalaban por mantener la cabeza agachada, claro, quizás era eso, no los había usado hasta ese momento para dar una buena primera impresión, levantó su rostro y justo como esperaba, aquellos ojos azules no perdían ni un segundo de apreciarle, arrancándole otro intenso sonrojo más.


 


 


-Yuuri, no importa cómo… -le tomó con delicadeza de la barbilla- para mí eres completamente adorable ¿Cómo lo haces?


-¿Eh?... –algo se desconectó cuando lo vio acercarse a él y percibió su respiración- ¿D-de que…?


 


 


Viktor entrecerró sus parpados, acortando aún más la distancia, por su parte, el japonés sintió como su aliento se escapaba de sus pulmones, cerró los ojos y apretó los labios, esperando lo inevitable, una caricia suave rosó su labio inferior, haciéndole tiritar, pero al contrario de lo que creyó, una calidez se posó sutil en la comisura de su boca.


 


 


-Lo siento… -escuchó una avergonzada voz- no quise asustarte –distinguió como se alejaba.


-N-no, no es tu culpa… -susurró en igual de condiciones en cuanto abrió los ojos, observando como el de cabellos platinados veía en otra dirección, tomando en su mano la manga del brazo contrario de su traje, apretujándolo con fuerza- supongo que es normal… -soltó una risilla nerviosa, intentando animarle- somos una pareja gamma –terminó soltando con voz tenue, como si dijera un secreto.


-Lo sé…  -contestó temeroso- si crees que te estoy forzando, por favor dímelo.


-No lo has hecho, eres muy amable Viktor –le alentó, agarró la mano que arrugaba el pulcro traje del mayor hasta que se relajó, recibiendo un tímido gesto como agradecimiento- ya estamos cerca, vamos.


 


 


Caminaron alrededor de dos bloques de casas más, cuando llegaron a la avenida que desembocaba al malecón, una ráfaga de viento fresco y salado les golpeó, el extranjero abrió los ojos con impresión, sentía una extraña familiaridad en el entorno, animado se adelantó unos pasos, respiró profundo y abrió los brazos, una amplia y genuina sonrisa se posó en su rostro, volteó hacia su compañero quien lo veía curioso, entrelazó sus manos, jalándolo para empezar un ligero trote hasta la costa.


 


 


-Viktor ¿Qué estás haciendo? –no creía lo que veía, aquel hombre correcto se había transformando en un niño de un momento a otro, en cuanto llegaron a la escalinata que daba a la playa, comenzó a descalzarse hasta dejar sus pies desnudos, subió sus pantalones costosos hasta sus rodillas, le extendió su saco y remangó su camisa hasta los codos.


-¿No es obvio? ¡Caminemos en la playa!


-Estamos en otoño, el agua puede estar bastante fría –le advirtió.


-Estoy acostumbrado, anda… -bajó el ultimo escalón, tocando la arena en sus plantas, se irguió derecho, extendió su mano hacia el menor en una clara invitación, con sus dedos libres aflojó su corbata y desabotonó el cuello de su pulcra camisa- vamos –sus mejillas se abultaron en una sonrisa encantadora que hizo ver sus ojos más pequeños, mientras su cabello se movía por la brisa marina.


 


 


Yuuri abrió su boca pero nada salió de ella, siendo flechado casi al instante ¿En qué clase de trampa había caído? ¿Qué era este hombre? ¿Cómo un alfa podía ser tan encantador? Tan cálido. Apretó la prenda que el mayor le había pasado, misma que estaba impregnada con su aroma, su corazón comenzó a latir desenfrenado, casi podía escucharlo retumbar en sus oídos, no estaba muy seguro, pero algo le decía que si aceptaba aquello no había vuelta atrás, tragó seco y alzó su brazo para alcanzarle, sus dedos temblaban, pero en cuanto tocaron la mano del mayor, éste los acobijó con cuidado y firmeza. Sus botas crujieron en la arena, pensando por un momento si sería mejor andar descalzo, más no quería enfermar, seguramente Viktor disfrutaba de la experiencia por venir de un clima más frío, realmente parecía encantado.


 


 


-¿Sabes? –rompió el silencio el más alto, caminando ya por la orilla- este lugar me recordó a una playa a la cual solía ir con mis padres cuando era niño.


-¿De verdad? –preguntó interesado, pues nunca escribió mucho de ellos.


-Sí, solíamos ir los fines de semana, ellos me dejaban jugar mientras me observaban, a veces papá jugaba conmigo, en cambio madre siempre ha sido más reservada… –hizo una mueca nostálgica- me gusta, tu ciudad me gusta.


-Gracias, supongo… - apretó su agarre con el ruso.


-Deberíamos casarnos aquí –sentenció animado.


-¿Eh? –se sonrojó- ¿Ca-casarnos?


-Claro, tarde o temprano lo haremos, quiero casarme en ésta playa –asintió para sí mismo, mientras con el índice tocaba sus labios- ahí –señaló la amplia explanada de arena- estarán los invitados, el altar estará por allá, tu caminarás justo por aquí –le soltó y se adelantó unos metros- yo te esperaré acá.


-Pfff… -aguantó la risa- pero Viktor… -intentaba no soltar una carcajada por el aparente ensayo de boda del extranjero.


-Vamos Yuuri –le ofreció su brazo- debemos ir al altar –siguió con su juego.


-¿No se supone que es un familiar el que lleva al omega? –entre risas le tomó del brazo.


-¡Somos originales, Yuuri!


-Claro, claro… -negó con la cabeza sin deshacer su sonrisa- no tenemos ni tres horas de ser novios si quiera ¿Y ya elegiste el lugar de la boda?


-Vine a pedir tu mano Yuuri, siendo destinados, tengo que organizarme, pronto saldré de la universidad y después de eso debo trabajar, no tendremos mucho tiempo libre –soltó con falso tono serio, deteniéndose de repente.


-Oh, ser un adulto es mucha responsabilidad.


-Tú también lo serás pronto- sus ojos brillaron.


-Es cierto… –reflexionó- es gracioso organizar una boda sin avernos be…


 


 


Como un suspiro, una suave brisa, su piel se erizó, sus parpados se cerraron como acto reflejo y temblaron, sus labios habían sido víctimas de un inesperado robo, del cual gustosos cooperaban con su atracador, sintiendo un sabor dulce y refrescante, tan sólo fueron unos segundos, tan efímeros que se le hicieron pocos, entreabrió sus pestañas, viendo las platinadas a muy poca distancia, exhaló casi en un contenido jadeo, percatándose que sus pies estaban de puntillas y sus manos tomaban los hombros al ruso, mismo que le abrazaba por la cintura y parecía apenas reparar de lo que acababa de hacer.


 


 


-L-lo siento… -suspiró, recargando su frente en la del japonés- dejé de pensar por un momento.


-Yo… también lo quería, no te preocupes… -más que para él, intentaba calmarse a sí mismo, estaba seguro que si no moría de un ataque cardiaco ese día, lo haría mañana, el palpitar de su pecho no le daba tregua, quería que lo besaran de nuevo.


-Nunca había hecho esto… -intentó excusarse- ser débil a la invitación de un omega.


-¿Invitación? –estaba confundido.


-Desde que te vi con ese lindo Kimono, no he parado de querer besarte, tus feromonas me están volviendo loco –volvió a suspirar.


-Lo siento… ¿He hecho algo raro con ellas?


-No paran de envolverme, creo que me estoy mareando…


-¿Eh? –sintió un peso extra sobre sí- ¿Viktor? ¡¿Viktor?!


 


 


 

Notas finales:

 

 

Gracias por leer, espero haya sido del agrado de tod@s :) 

Bien, ya conocen un poco más de la interacción de estos dos, se tienen confianza por las cartas intercambiadas (de 5 a 6 al mes, quizás más) pero aun se sienten nerviosos de convivir en persona, denles tiempo, sus hormonas están un tanto alborotadas xD

El siguiente cápitulo continuará justo después de ésta escena y se aclararán algunas de las dudas de Yuuri, aunque no deja de ser un adolescente impulsivo. 

En cuanto actualizaciones, aun no estoy segura, estoy comenzando a escribir el cápitulo 3 por lo que quiero tener cierto grado de ventaja por si la inspiración desaparece, una vez lo adelante suficiente, subiré el cap 2, en una o dos semanas. 

Dejo el link directo del fic en wattpad para quien se le haga más sencillo seguirlo desde la aplicación: https://www.wattpad.com/story/133403915-dulce-viktor 

Espero sus reviews con preguntas o comentarios :) 

 

Matta nee~ 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).