Te quiero, Baby.
By Yelmar Doker
Una hora y media despues, Naruto entró a la habitación que compartia con su otra mitad. Empujó tratando de no hacer mucho ruido. No querÃa despertar a Sasuke sabiendo que eso podÃa ponerlo de mal humor. Sin embargo, Sasuke estaba sentado en la cama, con las piernas cruzadas y leyendo un libro. Se le quedo mirando un momento. La luz de la ventana iluminaba su cabello azabache y la camiseta blanca le brindaba un aura cálida y tranquila. Sus ojos negros contrastaban con su pálida piel.
Es tan hermoso. Pensó, esbozando una radiante sonrisa.
—¡Sasuke..! Que bueno que ya te levantaste.— empezó a acercarse a el con la bandeja de comida en sus manos. Sasuke le dedicó una fugaz mirada, antes de seguir con su lectura.—. ¿Que estas leyendo?
—La novela de Bram Stoker.
—¿La del conde sangriento?
—Hn. — asintió y dejo el libro sobre la mesita de noche, antes de fijarse en la comida que Naruto le hubo traÃdo. Aspiro el aroma en el aire—. Huele bien.
—Pues claro, si lo hice yo. — se vanaglorió a si mismo, lo que provoco una leve sonrisa en el moreno. Presumido, pensó. —Espero que te guste. Le puse más verduras por si las dudas.
La recomendación del ginecólogo que habÃa visto Sasuke habÃa sido simple y clara. DebÃa de alimentarse con frutas y verduras en raciones mas grandes. Y acompañarlas con otra ración de proteÃnas. A parte de otros alimentos bajas en grasas, esos eran los mas importantes. Sin embargo, Sasuke estaba acostumbrado a comer cosas saludables desde que era un niño. Y por esa razón la dieta no habÃa afectado a Sasuke en lo mas minimo.
—Es raro...
—¿Que cosa? —miró al moreno, que ya tenia un plato de sopa sobre su regazo. A simple vista parecia pensativo. Estaba picando las verduras con la cuchara.
—Me siento...
—¿..Qué?— lo animo a continuar.
—Me siento gordo. — dijo por fin y desvÃo su mirada a otra parte. La comida era lo menos que querÃa ver en ese momento. Por otro lado la contenida risa de Naruto le hizo fruncir el ceño. —¿Te parece gracioso?
—¡No...! —la risa se apago como una veladora. Sus ojos azules sin embargo seguÃan brillando con un tinte divertido. —Es que no sabria como decirlo... Es solo que hemos vivido muchas cosas juntos. Y jamas pensé que te oiria decir eso.
—¿Es un chiste para ti?— le fulmino con los ojos. Esa mirada pronosticaba peligro.—Estas de acuerdo conmigo. Tu también me ves gordo.—afirmó sin ningún tono en especÃfico.
—No, por supuesto que no. — dejo su tazón de Ramen sobre la mesita y le mostró una sonrisa al moreno. Sus manos agarraron las del otro. —No me entiendes. Dejame que lo explique.
—Hn. No se...
—Escucha. Yo se que para ti es dificil creerlo, pero yo te amaria aunque te vieras como un luchador de sumo —Uchiha resopló y Naruto asintió comprensivo. —Ademas, eso no tiene sentido ahora. Tu no te ves gordo. De hecho, te ves más lindo ahora que estas esperando.
El moreno no hizo ademan de comentar nada, pero si le miro con una expresión indescifrable. Se quedaron en silencio por unos cuantos segundos, hasta que Sasuke desvÃo los ojos y retomó su atención a su comida.
—Come antes de que se enfrÃe. —dijo Sasuke.
Naruto se aguanto las ganas que tenia de darle un abrazo de oso. Sabia mejor que nadie que ese comportamiento era porque se habÃa avergonzado de alguna forma. A Sasuke no le iban las cursilerias. DecÃa que lo ponian incomodo.
Comieron en silencio y cuando terminaron fue el rubio quien se ofreció a llevar los platos a la cocina.
Mientras tanto, Sasuke se levantó de la cama y abrió el armario. Saco una camiseta y unos jeans oscuros, junto con una chaqueta y un par de calcetines blancos. Iba a darse un baño y después irÃa a la oficina para ver como iban las cosas. Sabia que no debÃa preocuparse tanto, puesto que Itachi estaba haciendo un buen trabajo como siempre. Sin embargo...
Nunca dejó que la gente se metiera en sus asuntos laborales. El era independiente y no le gustaba la idea de quedarse en casa y vivir como un parasito. Naruto comprendÃa y aceptaba su decisión, porque él era conciente de que no le agradaba sentirse improductivo. Pero ello no cambiaba el hecho de que le cuidara mas que a un niño y lo mimara mucho mas que cuando eran novios adolescentes.
El único problema era que iba a dejar de trabajar cuando el embarazo hubiera avanzado demasiado. Y aunque la idea no fuera de su agrado, tenia que recordar que ahora no solo era responsable de si mismo, sino del niño que estaba creciendo en su interior.
Con esos pensamientos en mente, salio del cuarto ya vestido y aseado. Bajo las escaleras y fue hacia la sala en donde Naruto estaba viendo al parecer, un partido de futbol.
Aclaró su garganta para llamar su atención. Naruto torció el cuello y le vio.
—¿Vas a ir a la oficina?
—Hn. Tengo que asegurarme que todo va bien allá.— y con voz más suave, añadió—: Ademas, me siento muy aburrido aquÃ. Necesito distraerme.
—Vale. Pero regresa pronto, ¿si?
Sasuke se acercó a él para darle un breve beso en los labios. Ambos se dedicaron una leve sonrisa. Y después Sasuke se dio la vuelta, cogió su maletÃn y salio de la casa.
Naruto, todavÃa sonriendo frente a la pantalla del televisor, se preguntó cuanto tiempo más tendrÃa que pasar para que Sasuke se relajara un poco y disfrutara de unas largas vacaciones.
Hace tiempo pensó que Sasuke estaba obsesionado con su empleo, pero luego se enteró de que ésa era su manera de sentirse pleno y orgulloso de sus logros. No iba a mentir, por un tiempo pensó que eso seria un problema en su relacion. Hubo un epoca en la que Sasuke se obsecionó con ser mejor en todo. Pero supieron sobreponerse y lograron seguir adelante, juntos, y sin perder su independencia.
Su novio tenia ya una vida planificada. No iba a quitarle esa satisfacción. Por ahora.
...
Uchiha Sasuke siempre fue visto como un hombre frio, calculador y carente de emociones. No solÃa sonreÃr a pesar de ser aterradoramente apuesto. Y eso era raro considerando que Uchiha estaba rodeado de gente amable y servicial todo el tiempo. Por supuesto, solÃa tener una agenda sumamente apretada, pero el era habilidoso en los negocios y no tenia ningún problema con eso.
Por otro lado, desde aquella vez que se habÃa presentado con su novio en la oficina, sus compañeros y subordinados no dejaban de tratarlo con mas confianza. Escucho el rumor de que su novio habÃa tenido una divertida y acalorada discusión con uno de sus subordinados. Y desde esa vez, todo el mundo le miraba con mas afecto y con menos miedo.
Su intención nunca habÃa sido provocar miedo a nadie, y menos con gente que trabajaba en su mismo entorno, pero el nunca quiso relacionar amistad con trabajo, por lo que sus palabras siempre fueron cortantes. Los demás se dejaron llevar por su actitud seca y siempre lo trataron con el mayor respeto.
Pero ahora era diferente.
La gente se detenia a saludarlo. A veces le sonreian o le daban palmadas en la espalda. No se cortaban cuando el hacia una aparición y seguÃan bromeando como de costumbre. No sabia si eso fuera bueno. Pero tampoco era tan malo. A decir verdad, se sentÃa mas... aceptado. Lo cual no le molestaba tanto.
Saludo a Karin— su secretaria— y le pidió la agenda de ese dÃa. Ella le devolvió el saludo y a prisa empezó a nombrar todos los asuntos pendientes que tenia desde ayer.
—Tienes que revisar y firmar unos papeles con la junta directiva.— pauso un instante.— Tambien tienes una reunión con el presidente de Industrias Ototsuki.
—¿Era hoy? — se sintió extrañado. Se le habÃa olvidado por completo.
—Si. Es a las tres de la tarde.
—Bien. ¿Algo más?
—No. Eso es todo.
Asintió, tomó los informes y se encamino hacia su oficina. Casi sintió alivio cuando se sentó en su silla frente al escritorio. Aun seguÃa sintiendose cansado, a pesar de haber dormido mas de una hora antes de venir a su trabajo. Lo atribuia al hecho de que su cuerpo estaba sufriendo una serie de cambios. Los vómitos, los mareos y las nauseas solo eran los sÃntomas fÃsicos. Pero interiormente empezaba a tener problemas para comprender y ser paciente con la gente. Su voluntad se estaba debilitando. Era de los mas irrisorio porque de verdad estaba haciendo un gran esfuerzo para no gritarles a todos ellos y ponerse a llorar como una colegiala de quince años.
La puerta se abrió repentinamente.
—¿Sasuke? ¿Tu que estas haciendo aqu� — se trataba de su hermano, Itachi. Parecia un poco perplejo pero también un poco enojado.
—¿No es obvio? —contesto de la mejor manera posible. La presencia de su hermano le ponia doblemente sensible. —Vine a trabajar.
—No me refiero a eso. Tu deberÃas de estar en casa, descansando.— le reprendio, como si fuera un niño chiquito.
—Itachi, es suficiente. —las cejas del menor se fruncieron. Tenia que exigirle de una vez que dejara de tratarle como si fuera una embarazada de nueve meses. Tenia solo tres meses, por el amor de Dios. —No necesito que me cuides.
—Pero...
—No actues como si fueras mi madre. Eso solo me pone de mal humor.
—Esta bien. —asintio, no muy convencido.
El querÃa cuidar de su hermano. Siempre habÃa sido asi. Desde que su hermano nació, el sentimiento de protección habÃa surgido en el. Pero eso habÃa sido reemplazado por otro sentimiento mas fuerte. No querÃa que le pasara nada. En vista de que ahora Sasuke estaba embarazado.
—Karin me menciono sobre la reunión con los Ototsuki —. Sasuke dijo, cambiado convenientemente de tema. El mayor no tuvo mas remedio que seguirle la corriente.
—Asi es. —asintió—Vendrán aquà para una asociación con la empresa. Pero todavÃa eso esta en negociación. Ellos quieren ver todo lo que nosotros podemos ofrecer.
—¿Negociaremos con el presidente? ¿Que sabes de él?
—No mucho. Ayer lo investigué por si las dudas. —Tomó asiento frente a Sasuke.—Tiene varias empresas en distintos puntos del paÃs. Pero ellos son extranjeros. Quieren invertir en grandes empresas multinacionales o que sean provenientes de clanes familiares muy influyentes.
—Entiendo.—asintió, con la mente vagando en las distintas familias antiguas que aún se veÃan en la actualidad. Muchas de ellas eran muy ricas y poderosas. Por eso ellos estaban interesados en una asociación. Su apellido era la causa de ello.
Itachi se dio cuenta del repentino interes que su hermano tenia. Posiblemente estaba evaluando los pro y los contra que esa asociación les traeria a su empresa. Seguramente fue por ello que cambio de tema.
—¿Y que me cuentas de Naruto? —sacó a Sasuke de su burbuja de pensamientos. Éste no contestó de inmediato.
—Ël esta bien. —no estaba seguro de que mas decir.
—¿Esta contento con el embarazo?— insistió.
—No puedes ni imaginarlo. —suspiró.—Se a pegado a mi como una larva desde que le conté al respecto. —bufó.
—Me alegro.
—Eso lo dices porque tu también has estado sobreprotegiendome.
—Solo quiero lo mejor para ti. Nunca me perdonaria si te pasara algo. —se sinceró, como siempre hacia cada vez que hablaban de algún tema relevante.
—Y te lo agradezo. Pero ya tengo veinticinco años. Puedo cuidar de mi mismo. No soy un niño que debe estar al pendiente de nadie.
—Somos hermanos...
—Lo sé. Pero ese no es el punto. Quiero que dejen de tratarme como si de un momento a otro fuera a romperme con un golpe. Por si no lo has notado, tengo mi cuerpo en perfecto estado. No sufro se ninguna enfermedad. Soy totalmente capaz de cuidar de mi mismo.
—Bueno, esta bien. Si tu lo dices...— pauso un momento. —pero quiero que me prometas que dejaras de venir cuando el bebe se haya convertido en un problema.
Los labios del menor se curvaron levemente. Itachi no podria decir si eso era una sonrisa. Pero se asemejaba bastante.
—Si Naruto te oyera, estoy seguro que te soltaria un golpe. —atinó a decir.
—¿Y eso?
—A el no le gusta que el bebe sea tratado como un problema. Dice que es tonto y estupido echarle la culpa a un niño.
—Al menos eso demuestra que será un buen padre.
—Talvez, quien sabe—. Dudo por un momento. —La paternidad le a ayudado a madurar un poco, debo reconocerlo. Pero no puedo imaginar que tanto cambiará cuando el bebe nazca.
Ese era otro asunto del que habÃa estado preguntando se desde hace un tiempo. Estaba claro que sus vidas iban a cambiar cuando el bebe naciera. TendrÃan más responsabilidades, menos tiempo para ellos dos. Aunque no todo era tan malo. Desde otro punto de vista, el bebe les traeria alegrÃa y dicha. Además, estarÃan obligados a hacer un compromiso, por el bien del niño.
En otras palabras, su vÃnculo se reforzaria mas. Asà que, no todo iba a ser tan malo.
Después de unos minutos, Itachi se despidió de el para irse a su propia oficina. Alegando que tenia mucho papeleo sobre su escritorio. Él se quedo revisando algunos informes que Karin se habÃa tomado la molestia de organizar. Pero no duro mucho tiempo con eso, ya que alguien golpeo la puerta.
—Pase.
Lo primero que vio fue la cabellera pelirroja de su secretaria.
—Señor Uchiha. Ya están aquà los señores de la Industria Ototsuki. ¿Quiere que los haga pasar a la sala de juntas?
—Si, y antes ofreceles algo de tomar si hace falta. En un momento estaré allÃ.
—Como usted diga.
Karin se marchó a cumplir la orden y Sasuke se puso de pie para sacar una pila de papeles del archivero que tenia en un rincón de su oficina.
Estaba seguro de que Itachi ya habria sido informado sobre la llegada de aquellos extranjeros. Algo le decÃa que acabarian pronto.
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