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La raíz de mis deseos por Ilusion-Gris

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Notas del capitulo:

Te amo menos

Incapaz de controlar el tiempo, incapaz de controlar las decisiones, incapaz de controlar los sentimientos, me encuentro frente a dos chicos.

El rojo resplandece ante los rayos del sol y una gota de agua brilla antes de caer.

Por casualidad presencié cada escena de su relación. Uno siendo más tonto que el otro.

Decidí observarlos. Tanto tiempo sin ver nada que valiera la pena, ellos prometían enseñarme algo interesante.

Hoy no tiene caso seguir con ellos, todo terminó, antes de marcharme les contaré su historia.

En algún lugar del mundo, no tiene caso saber dónde, se ubica un centro nocturno. La mayoría de los presentes ronda los veinte años. Un grupo de amigos se divierte a lo grande, bastante alcoholizados siguen hablando sin ser conscientes de sus palabras.

La música aturde y las luces marean.

Un joven lanza una apuesta. Los amigos se burlan retando a un chico de cabellos rubios. El chico odia perder, sucumbe para demostrar su determinación.

Con pasos firmes camina hasta llegar a la espalda de un chico, este lleva toda la noche escuchando las carcajadas de los jóvenes, el rubio toca su hombro y unos ojos color perla le devuelven la mirada, por un momento olvida por qué está ahí, una voz amable lo saca de su ensoñación: «¿Se te ofrece algo?» , son las palabras exactas que le devuelven a la realidad.

El grupo de amigos observa conteniendo la risa. El rubio intenta ignorarlos, tiene una plática sencilla con la víctima de su próxima jugada, donde suelta al final: «¿Te gustaría salir conmigo?».

El chico de ojos perla no es tonto, sabe que es una apuesta, lo descubrió al sentir las miradas sobre su nuevo amigo y él, también porque evita su mirada. Es una broma, él es consciente, pero: «Está bien», contesta. El rubio por segunda vez en la noche mira al chico con el que acaba de iniciar un fraude de relación, tiene el pelo muy largo, castaño y más lindo que la mayoría de sus amigas, su cara es delgada, pero varonil, aunque tiene un aire de delicadeza que le confieren sus finas cejas; le transmite serenidad y confianza.

Su nombre es Neji y ha estado enamorado de Naruto por muchos años.

El rubio no lo recuerda, es demasiado despistado para hacerlo. Cuando Neji tenía catorce años fue salvado por las palabras del rubio, no fueron solo palabras, también fueron los puños de Naruto. De una forma extraña le dieron esperanza.

Por eso, el chico de cabello largo no deja pasar esta oportunidad, tal vez será la única que tenga en su vida.

El temor crece en Naruto, ahora tiene que llevarlo con sus amigos para enseñarles que cumplió, pero ¿qué se supone que hará cuando la fiesta termine? Elige preocuparse después.

Le pide que lo acompañe porque quiere presentarlo, él chico acepta, conoce a los jóvenes ruidosos y termina bebiendo con ellos.

Después de intercambiar números se despiden. Naruto piensa que jamás lo volverá a ver.

[...]

El sol resplandece en la ciudad, significa que el rubio va más tarde de lo normal a clases, corre al bajar del autobús y cuando está a punto de entrar al edificio ve llegar a un chico castaño. Lo recuerda, a pesar de estar bajo la influencia del alcohol recuerda esos ojos perla y también recuerda que le pidió salir.

Neji detiene sus pasos, no es la primera vez que se lo topa de frente, pero es la primera vez que Naruto se detiene y le reconoce. Él no quiere hacerlo pasar por un incómodo momento, decide fingir no recordarlo para no causarle problemas, pero el rubio se acerca a saludarlo.

El castaño se siente aturdido, Naruto en ningún momento se retractó de sus palabras, ni se disculpó por engañarlo, por el contrario, le da un beso en la mejilla al despedirse.

Tal vez pretende jugar un poco más, eso no le molesta a Neji, no le importa que sea mentira.

Al llegar a su clase, los amigos de Naruto lo atacan con fotografías tomadas la noche anterior, «tú novio es lindo», se ríen. Él les dice que se lo topó en la entrada y no sabe cómo confesar que fue una apuesta, no quiere herir sus sentimientos. La culpa invade a sus amigos y le aconsejan ser distante para que el propio chico termine con él.

Vibra el celular de Naruto en su bolsillo delantero, lee un mensaje de Neji: «Hola, me sorprendí al descubrir que ambos estudiamos en Konoha, soy estudiante de filología, espero toparnos más seguido». Se siente como un ser despreciable, es incapaz ahora de admitir que fue una apuesta y decide seguir el consejo, hacer que el propio Neji rompa todo contacto con él.

[...]

Las manecillas del reloj continúan girando interminablemente, siempre de vuelta al inicio, un ciclo que parece no tener fin, así pasa por un largo tiempo.

El rubio no puede ser indiferente, no puede evitar contestar cada una de sus preguntas, y tampoco puede dejar de mirarlo.

Siempre le gustó hablar, tanto que aburría a las personas, pero ahora se encuentra atento escuchando a Neji, poco a poco su razonamiento se pierde en los ojos perla; nada tiene sentido, ni siquiera el cosquilleo en sus palmas al querer tomar la mano del contrario.

El castaño sabe que es incorrecto, que su corazón cada día se hace más ligero, que si continúa, al final nada podrá ser igual. No debió aceptar, lo que tenía que hacer era al día siguiente hablar con Naruto y decir que sabía que fue una apuesta, que no tenía que seguir fingiendo. Neji debía parar y cada vez que huía al mundo extraño que había formado en su cabeza al estar con él, repetía: «Te amo menos». Con cada palabra amable y dulce de los labios de Naruto, él le miraba y pensaba «Te amo menos», como un mantra, para que en algún momento sea verdad y cuando llegue el día de decir adiós, no se destruya.

En algún punto el rubio lo decidió. No era una mentira, no se arrepentía, platicó con sus amigos y llegaron a un acuerdo: «jamás decirle a Neji que fue una apuesta, porque ahora era real».

En otro lugar en el mismo momento Neji platicó con su amiga, le confesó todo y al final llegó a una conclusión: «Le diré que no lo amo, así él se liberará de la apuesta que por su amabilidad es incapaz de reconocer para no lastimarme».

Quiere hacerlo, en verdad quiere, pero su egoísta corazón se lo impide, cuando está a punto de hablar, mira su hermosa sonrisa, él ama esa sonrisa, siempre lo hizo, aun cuando no eran dirigidas a él, aun cuando las más hermosas eran para su mejor amigo.

No puede confesar porque lo necesita, necesita a Naruto. Es lo peor, lo retiene a su lado por no ser capaz de confesar que siempre lo supo y que no importa, que le perdona, que sabe que finge, que ya no tiene que continuar, ya no tiene que escucharlo, ya no tiene que ser amable, ni decir que lo extraña, sabe que lo hace para no romper su corazón, pero ya está roto.

Cada segundo miré como el chico se asfixiaba creyendo que el único culpable era él, cada instante miré cómo subía a la cima al estar con el rubio. Tan solo miré. Sus sentimientos eran puros, ambos buscaban la felicidad del otro, se torturaban cuando se despedían al recordar que de nuevo no fueron capaces de decir la verdad. Fue poco, solo dos meses, el día destinado se encontraron en el lugar pactado.

Habían salido a comprar un café después de clases, caminaban con pasos lentos; el viento voló el sombrero de una chica, un niño corrió atravesando la calle sin prestar atención y un par de jóvenes se besó detrás de un árbol.

Entraron a una cafetería pacífica disfrutando de una charla sin sentido.

El tiempo se detuvo para ellos.

Un hombre entró armado, no con la intención de asaltarlos porque estaba demasiado drogado; soñaba despierto, un sueño sin sentido, disparando a fantasmas inexistentes.

Las personas se ocultaron debajo de las mesas, una niña lloró al no encontrar a su madre y Naruto corrió para abrazarla.

El hombre miró al rubio, se sorprendió al ver unos ojos tan azules, le resultaron amenazantes, alzó la pistola y apuntó justo a su corazón.

Disparó.

El ruido aturdió a Naruto, no sintió nada.

A un metro de él estaba Neji, había utilizado su cuerpo como escudo.

Sus miradas se conectaron por última vez, el chico corrió atrapando el cuerpo de Neji antes de caer.

Frío. Todo era tan frío.

«Te amo menos», susurró Neji para Naruto. Por fin las palabras salieron, el dolor en su cuerpo y la sangre saliendo de su boca le indicaron que eran sus últimas palabras. Antes que nada quería liberarlo. Sonrió feliz, por fin lo logró.

Se desvaneció la agonía, se evaporó su miedo, ahora todo estaba bien, ya no tenía que preocuparse por vivir sin Naruto.

Atesoró el calor que desprendía la persona que más amaba, agradecía estar en sus brazos y morir para protegerlo.

Incapaz de controlar el tiempo, incapaz de controlar las decisiones, incapaz de controlar los sentimientos, me encuentro frente a dos chicos.

El rojo de la sangre resplandece ante los rayos del sol y una gota de agua brotando de los ojos azules brilla antes de caer.

Después de tantos años existiendo, por primera vez, me hubiese gustado exponer los sentimientos para que Neji muriera sabiendo que también fue amado.

Notas finales:

Te amo menos


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