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El Legítimo Heredero. por Makaxd-

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“Desde Cero”

 

Kurama observa los movimientos de Naruto desde la entrada procurando en no molestarlo. Para ser un animal, él zorro entendía que esas ligeras manchas negras que se encontraban alrededor de los pozos azules eran producto del agotamiento.

Y Como no estarlo, si Naruto se encargó de velar el estado de salud del joven desconocido en intentar de bajar la fiebre y de tratar en secarle el sudor. Al blondo no le importaba el haberse quedado despierto toda esa noche y olvidarse por completo el cansancio acumulado por las horas de trabajo. No se arrepentía, ni tampoco pedía alguna recompensa o un reconocimiento. Si estaba en sus manos ayudar a otros, lo haría sin vacilar, al igual que su Sensei lo hizo con él. Y, aunque muchos consideraran ese pensamiento era de una persona descuidada e inocente, a él no le interesaba.

- Debes tener hambre ¿no? -mira de reojo al animal, mientras termina de preparar la sopa de pollo para darle al azabache.

Por inercia el zorro levanta las peludas orejas a la vez que mueve entusiasmado su esponjosa cola.

- Voy a tomar eso como un si -se ríe suavemente.

Se dirige hacia la nevera, sacando de esta un trozo de carne fresca para después dárselo al emocionado zorro.

- Aquí tienes -lo deja ir con su presa en su hocico hacia su improvisada madriguera, hecha de tan solo ropajes viejos y dañados pertenecientes al blondo.

Mira por última vez a su mascota, para después irse a su habitación; entrando sigilosamente en ella, cerciorándose del bienestar de su invitado.

Para Naruto, fue inevitable detallar el perfil relajado del moreno. Aquella respingada nariz hacía juego con esos delgados y varoniles labios que te invitaban a probarlos. Sin duda, su desconocido inquilino era de esos hombres que provocaban suspiros en mujeres o en donceles. Lamentablemente, tenía una pésima suerte. Ser asaltado por bandidos a mitad de su viaje y, además de enfermarse por culpa de las condiciones climáticas del país más helado del continente; no cabía duda de que para el moreno no era ese su mejor día. Gracias a dios que lo encontró antes de que le diera alguna hipotermia, aunque todavía no estaba seguro si lo que tenía era solo un resfriado u otra enfermedad. Si tan solo pudiese salir a buscar algún médico para que lo revisara, sería fantástico; el problema era en dejar solo al inconsciente moreno. 

De pronto, escucha un suave quejido proveniente de la cama. Atento ve los leves y torpes movimientos que realizaba el moreno con la intención de salir de la bruma del sueño. Poco a poco abre los ojos, parpadeando repetidas veces hasta acostumbrarse a la poca luz que entra por las cortinas. Los ojos de un color negro miran extrañado a su alrededor, deseando recordar cómo fue qué llego a aquel desconocido lugar. Su mirada se conecta con la de un chiquillo rubio de unos ojos tan azules que se asemejaban al color del cielo.

- ¿Cómo te sientes? -pregunta el blondo, levantándose del diminuto banquillo en el que estaba sentado. Se acerca al moreno para comprobar la temperatura de este, dándose cuenta de que fiebre había desaparecido completamente.

- Bien -contesta con la voz rasposa- ¿Dónde estoy?

- Estás en mi casa. Ayer cuando venía de mi trabajo te encontré tambaleando en tu caballo ¿no lo recuerdas? -frunce el entrecejo.

- No -murmura.

- Debe ser por la fiebre que no acuerdes-ttebayo -ayuda al azabache a sentarse en la cama, acomodando la almohada en su espalda para que estuviese más cómodo.

- Gracias… por todo -agacha la cabeza, ocultando con su flequillo su rostro sonrojado.

Sasuke no estaba acostumbrado a recibir tanta amabilidad de un extraño, ni tener que agradecerle por ello. Su padre lo educó desde pequeño que los Uchihas jamás dicen “gracias” o piden “perdón”, ya que eso significa que estas rebajando tu orgullo, y el orgullo es lo que caracteriza a un Uchiha. No obstante, él no era su padre. Y, aunque le costase expresar sus sentimientos como cualquier persona, él lo hacía a su manera.

- No hay de que -sonríe.

- Yo… siento las molestias que te he causado. Te prometo que te lo recompensaré -lo mira serio y decidido.

- No hay necesidad de hacerlo. Si te ayude no fue porque quisiera que me lo pagaras. Lo hice por voluntad propia.

La sinceridad en sus palabras deja sorprendido al Uchiha. Él estaba acostumbrado a tratar con personas interesadas, sin embargo, por primera vez, aparte de su hermano y su madre, conoce a un joven humilde que ayuda a otros sin esperar algo a cambio.

El gruñido de su estómago se hizo escuchar. Avergonzado desvía su mirada a alguna parte que no sea la del rubio.

- Que despistado soy-dattebayo -emite una risita apenado- Debes de estar muriendo de hambre y yo aquí no te ofrezco nada para comer. 

- No tienes que -sin poder terminar de hablar, Naruto ya se había retirado de la habitación, dejándolo nuevamente solo en ella.

Con dificultad se levanta de la cama y a pasos lentos y temblorosos camina hacia la salida, siguiendo el sonido de los utensilios que chocaban entre sí. Desde la entraba ve al chico rubio moverse de un lado para otro, sirviendo la humeante comida en un platillo hondo. Cuando Naruto siente la penetrante y oscura mirada se da la vuelta, viendo al varón que se encontraba recargado al costado de la puerta.

- Pero qué haces de pie -se acerca rápidamente hacia él -Tienes que estar en reposo para reponer tus energías-dattebayo -lo regaña al igual que una madre lo hace con su hijo.

- No deseo estar en cama -se acerca a una silla para poder sentarse.

- Te pareces a un niño caprichoso-ttebayo -Sasuke pudo distinguir algo de burla en el tono de voz del rubio.

- Y tú a mi madre -responde sarcástico.

Los dos se miran por un momento, para inmediatamente estallar en carcajadas.

Aquella escena era semejante a la de dos grandes amigos que se conoce de toda una vida, muy distinta a la realidad. Ninguno de los dos sabe quién es el otro, ni siquiera su nombre, pero es inevitable dejarse llevar por el agradable ambiente que se formaba alrededor de ellos.

Comieron entre risas y en conversaciones triviales, conociéndose de a poco, sin apuros; y en la misma charla Naruto conoce el nombre de su desconocido inquilino.

- Con que Sasuke Uchiha -lo ve, recibiendo un asentimiento- Siento que he escuchado ese apellido en algún lado-ttebayo.

- ¿De Konoha, quizás?

Naruto lo ve por unos instantes, queriendo recordar de donde había oído el apellido Uchiha.

- ¿Eres de la nobleza?

- Era de la nobleza -lo corrige, recordando las duras palabras de su progenitor.

Naruto se da cuenta de su error al ver el repentino cambio de ánimo en el moreno.

- Lo siento -murmura apenado.

- ¿Por qué? -lo ve extrañado.

- Te hice recordar un mal momento-ttebayo.

- No es tu culpa -aquel chico era demasiado tierno e inocente a su parecer- Y dime Naruto ¿vives solo en esta casa? -pretende cambiar de tema para que el blondo dejara de sentirse mal.

- ¿Eh? Si. Bueno, no en realidad -suelta una risita, confundiendo al azabache que mira como el rubio se agacha, para luego levantarse teniendo en sus brazos a un peludo y anaranjado animalillo- Este es Kurama y es mi fiel compañero -lo acaricia suavemente - Es quisquilloso y terco, se enoja con facilidad cuando no le doy su comida a la hora, sin embargo, es un buen amigo. Esta en esos momentos que más necesito compañía -sonríe, besando la peluda cabeza para después soltarlo- ¿Qué harás ahora, Sasuke?

- No lo sé -suspira- Esos bandidos me quitaron todas mis pertenecías y con ello el dinero que utilizaría para viajar a Kirigakure- empuña sus puños frustrado.

- ¿Al país del agua?

- Si. Mi hermano vive en ese país. Tenía planeado visitarle y en hospedarme, y quizás vivir allá.

- Tengo entendido que las embarcaciones para ir a Kirigakure se suspenden en temporadas de invierno, ya que se corre el riesgo de algún navío.

- ¿En serio? -Naruto asiente- Valla, eso no lo sabía -musita para sí mismo- Bueno, supongo que tendré utilizar ese tiempo para encontrar algún trabajo y juntar el dinero necesario para poder viajar.

- Si quieres, te puedo ayudar en eso. Digo si tú me lo permites-dattebayo -se rasca nervioso la mejilla. 

- Sería de mucha ayuda. Gracias, Naruto.

***

Los días siguientes a ese transcurrieron relativamente relajados y entretenidos para cierto rubio. Naruto pudo conseguir un puesto de trabajo para Sasuke en el mismo local en el que él trabaja. Muchas chicas y donceles visitaban el restaurante con el fin de ver al nuevo y atrayente mesero. Y como pensó alguna vez, el Uchiha robaba suspiros enamorados a cualquier joven hormonal que quedaba prendado por el atractivo del moreno.

Sasuke, por insistencia del rubio, se quedó a vivir en la casa de este. Y aunque Naruto no pedía que le ayudase con los gastos del hogar, él como Uchiha, no se aprovecharía de la bondad del blondo.

La convivencia de esos dos era una divertida montaña rusa. Naruto era desordenado, dejaba su ropa por doquier, además de dejar sus tan añorados paquetes de ramen encima de la mesa; en cambio, Sasuke era lo opuesto a él. Algunas veces el moreno se preguntaba cómo el rubio ha sobrevivido todo ese tiempo. Lo despistado que podía ser Naruto lo sorprendía y a la vez lo preocupaba.

- ¿Cómo se te puede olvidar que eres alérgico al champiñón, idiota? -lo regaña severamente.

- Lo siento -susurra avergonzado.

Por culpa del despreocupado de Naruto, ahora se encuentran en el hospital central de Shimogakure. Sasuke no sabía que el blondo era alérgico al champiñón y es por esa razón que había preparado el almuerzo igual a como le enseñó su nana Yumiko, obviamente a escondida de su padre.

Ese día quería que Naruto probara la comida favorita de su madre como agradecimiento por toda la ayuda que le ha brindado; sin embargo, cuando vio que el blondo comenzaba a toser repetidas veces a la vez que se sujetaba la garganta, a Sasuke casi se le va la vida.  De inmediato lo cargo en su caballo, afirmándolo con fuerza de la estrecha cintura, sin llegar a lastimarlo, mientras galopaba en dirección a algún consultorio.  

Y hay estaban, Sasuke ve enfadado a Naruto que aparta la mirada avergonzado.

- Hola, mocoso -por la puerta ingresa el médico. Un hombre de apariencia amenazadora, con unos ojos grises y una musculatura bastante intimidante - ¿Cómo te sientes?

- Mucho mejor, Zabuza.

 - No preguntaré como te intoxicaste. No obstante, deberías de reconsiderar en quedarte a vivir en el hospital. Ya eres nuestro paciente frecuente.

- ¿Por qué lo dice? -pregunta un extrañado azabache.

- Lo digo porque este muchacho nos visita una vez al mes y todas esas visitas son descuidos suyos. Si no mal recuerdo, el mes pasado Iruka lo trajo por un dolor al estómago, el motivo fue porque consumió una leche caducada.

El tic en el ojo se hizo notar en el Uchiha que veía recriminadoramente al rubio.

- Espero que contigo, muchacho, este chico no vuelva a pisar este hospital por tontos descuidos.

- No se preocupe, doctor. Me encargare personalmente de eso -mira amenazante al de ojos azules.

Naruto podía jurar que Sasuke cumpliría al pie de la letra cada indicación dada por el médico.

Notas finales:

No se que pasó por mi cabeza, pero quería incluir a Zabuza y también estará Haku. Si se preguntan el por qué es médico, bueno más adelante lo sabrán jeje. Por el momento, no quise colocar a Sasuke como una persona arrogante, más bien hice una combinación de la personalidad de Fugaku y Mikoto, más de Mikoto. Es como ver a un Sasuke en su niñez. La historia se estará desarrollando ni tan rápida ni tan lenta, quiero que se den las cosas entre Naruto y Sasuke, primero una linda amistad luego ustedes ya saben. Jejeje.

 

Sin nada más que decir, me despido y agradezco que sigan leyendo esta historia. Solo pido que me digan ¿qué tal estuvo este capítulo? O ¿si les gustó o no? Nos vemos en el siguiente capítulo. Adiós.

 

PD: Esperare ansiosa sus comentarios.


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