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Amargo como tu mirada, dulce como tu sonrisa por Dtzo

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Notas del capitulo:

T~T ... les explico al final

disfruten

Desde aquella noche había comenzado la cacería de la respuesta, una que ambos sabían a la perfección pero peleaban por el “ya lo sabía”. Cada quien a su manera, sin dar el brazo a torcer; Yugi tenía un poco de ventaja pues ya comenzaba con el truco de los aromas en la habitación que compartía con su antigua oscuridad. Por su parte el ex faraón, quien esperaba muy confiado y ansiosamente la delicada y casta declaración de Yugi sólo buscaba tentarlo con la mirada y un par de gestos coquetos para cabrearlo. No se imaginaba que él era quien ya caía en la trampa de su compañero, el hormigueo que sentía en sus amígdalas al pasar el tiempo en la habitación lo comenzaba a experimentar tan solo al ver destellar los ojos de Yugi a cada instante en que habían choques de miradas, Yami se relamía sutil, mordía un poco su labio inferior y su temperatura corporal se disparaba.


Pero en la casa tampoco era mejor ya que gracias a que compartían habitación Yami no podría distraer su atención lo suficiente como para sucumbir a las tentaciones que Yugi se encargaba de servirle en bandeja de plata además de marcar los momentos cuando estaba presente y cuando no.


En una de esas ocasiones en que Yugi por poco se deja llevar por sus instintos todo por el atrevimiento de Yami de entrar “junto a él” mientras tomaba una ducha; tomó cartas en el asunto, eso ya era caer bajo. Hizo una muda de ropa y avisó al abuelo que pasaría la noche en casa de su mejor amigo, ese simpático y atolondrado rubio.


-Lo siento por haber venido sin avisar, Joey.


Se disculpaba mientras se encaminaban hasta la habitación del mencionado.


-No hay de que, viejo. Después de todo esta es tu segunda casa, ya lo sabes, siempre hace falta una buena pijamada para olvidarnos un rato de todo ¿No crees? Además, últimamente has estado algo raro con Yami.


Algo que también le pasaba a Joey con Kaiba pero en el buen sentido de la palabra y era que desde entonces era un poco más intuitivo y como no con semejante millonario histérico que difícilmente daba a mostrar cuando algo mal iba con él.


- ¿En serio se nota tanto? – Rascó nervioso su nuca – No me había dado cuenta.


-No exactamente, pero al menos yo lo he notado, los demás tienen la cabeza en las nubes ¿Pasó algo entre ustedes?


Desvió a mirada avergonzado mientras pensaba en las palabras adecuadas para explicar todo desde el inicio, intentó ser lo más sutil sin ahondar en detalles. Cosa que no conseguía en presencia de Joey que prácticamente lograba sacarle hasta la más minuciosa particularidad.


Al final de la conversación el rostro de Yugi centellaba en rubor mientras que Joey estaba sentado a su lado cruzado de brazos mirando al techo en busca de un consejo para su amigo, pensaba en cientos de circunstancias en las que tanto él cómo Kaiba necesitaban “liberar tensión” en su modo insoportable.


La respuesta era más que clara pero teniendo en consideración el caso de Yugi había que ser más creativo a sólo aceptar de buenas a primeras su inminente atracción por Yami.


-Bueno… creo el primer paso para subir el nivel de abstinencia ya lo has hecho viniendo a quedarte a dormir, pero sabes que tarde o temprano vas a volver a verlo y tu regreso tiene que ser apantallante.


Yugi atrajo sus rodillas hacía su pecho y escondió el rostro en él mientras se abrazaba a sí mismo, así que su voz era inhibida.


-Ya sé, pero después de ponerme a la defensiva no sé cómo seguir con ello. Fue un desliz, no era mi intención pero al verme acorralado no se me ocurrió gran cosa.


Efectivamente no había necesidad de llegar a tanto pero con el tema de Tea y la cita ya se encontraba bastante despechado, lo gracioso es que Yami no parecía tener idea que eso era lo que había irritado a Yugi.


-Además no puedo ser siempre así con él, pero tampoco quiero parecer un impulsivo.


En ese instante Joey chasqueo casi al instante sus dedos a modo de que ya se le había ocurrido una idea.


- ¡Lo tengo!


Yugi levantó el rostro hacía su amigo con toda la duda en los ojos.


-No tienes que hacer nada, siendo distante sólo lo complicas más, deja que fluya o toma la iniciativa.


-No entiendo, Joey.


Pero al poco se arrepintió de haber preguntado pues en el rostro del rubio se dibujó una expresión llena de perversión.


 


 


POV’S YAMI


Ese chiquillo ¿Cómo se atreve a negarme lo más obvio? Se muere por mí, y a quien engaño si esto es reciproco. La situación comienza a irritarme ¿Hasta cuando pretendía seguir con el juego de no dar a torcer el brazo? Odio elogiar su buen autocontrol sobre mis gestos que de vez en cuando en la intimidad de nuestra habitación se volvían eróticamente obscenos ¡Por Ra! hasta la tentación carnal es la más difícil de eludir y aun así pasó por la “prueba de fuego” en cuanto entré a la ducha justo cuando estaba por salir, puedo pensar que si esto lleva raíz desde que comencé a vivir como un ente individual, entonces ya tiene más que dominada la materia del autocontrol ¿Cuántas veces no me desvestí sin pudor alguno frente a sus ojos al cambiarme las ropas? Al recordarlo un bochorno me inunda el rostro calentándome la cabeza. Comienzo a pensar que tengo cierto fetiche por el que me observe.


Sacudiendome las imágenes que llegan sin piedad a mi mente me encuentro con la mirada zarca y curiosa de Tea a un lado y entonces si se difumina mi imaginación.


-Yami ¿Te encuentras bien?


Pregunta aún desde su pupitre aledaño al mío y asiento automáticamente.


-Todo en orden, sólo trataba de sacudirme el sueño. Me ha aburrido la clase – mentira, no me gusta ni desagrada.


-Bueno, pareciera que tienes algo más en que pensar. ¿Ya has pensado si devolverás algún chocolate para hoy?


Si supieras, Tea.


-¿Hoy?


-Sí, bueno, es día de blanco. Y si mal no recuerdo tuviste tu pupitre lleno de chocolates.


Cierto, no recordaba que fuese 14 de marzo pero ya tenía en mente a quien le regresaría el favor.


-Iré a tomar un poco de aire.


Con toda la intensión de alejarme del lugar me veo detenido por la voz de mi compañera que me pide hablar en cuanto tenga tiempo disponible a lo que sólo asiento sin mucho interés. Y mientras menos interés ponga a lo que me rodea más crecía ésta molesta erección que ni con un par de gotas de agua fría cedería. Entonces sólo quedaba una única nada rara alternativa.


Mientras caminaba por los pasillos tuve la buena o mala suerte de encontrarme con la mirada inocente de Yugi hablando amenamente con Joey y Tristan, sí, para nuestra buena suerte no compartíamos salón de clases en un par de módulos, pero esos labios rosados y expresión despreocupada no hicieron más que incrementar mi pequeña protuberancia, por motivos que aún desconocía y comenzaba a asociar como un fetiche nuevo era que cada vez que veía a Yugi un aroma dulzón inexistente encendía esa lujuria reprimida en mi interior. Corté la conexión que nuestras miradas hicieron por instantes para apresurar mi marcha hasta los sanitarios rogando que estuvieran vacíos los cubículos. Gracias a Ra no había nadie, entré en la primera puerta cerrando antes de respirar pesadamente recargándome en el muro sintiendo el frío del mosaico con los pulpejos de mis manos, me abracé para aminorar el ligero temblor que desprendía mi cuerpo pero mis manos parecían no querer quedarse quietas alrededor de mi torso por lo que descendieron por los costados hasta llegar a mis crestas iliacas, justo donde estaba el borde del pantalón y ese doble cinturón de cuero con estoperoles para encaminarse hacia un punto en específico donde ya mi pene erecto hacía algo similar a una carpa de circo. Bajé lentamente el cierre para introducir mi dedo índice y corazón haciendo una ligera presión en círculos soltando leves suspiros que resonaban en un tenue eco, manteniendo el volumen bajo por si alguien tenía la desgracia de entrar y escuchar mi voz pecaminosa.


-¿Yami?


No puede ser cierto ¿Por qué justo ahora tienes que entrar? Aunque… si lo pienso de otra manera puede ser bastante bueno ¡Oh, Yugi! ¿Dónde has venido a meterte en estas circunstancias?


-¿Estás bien?


No quiero responder, mi voz está demasiado trémula y agitada sin siquiera haber empezado lo que tenía en mente.


-¿Estás enojado conmigo?


Maldita sea, abrí despacio la puerta para encontrarme con la mirada afligida de mi pequeño compañero. A juzgar por su expresión deduje que tenía fruncido el ceño así que serenando un poco mi mente ablandé mi rictus, sonreí de lado y tomé su mano para introducirlo junto a mí al pequeño cubículo, era tiempo de aclarar un par de cosas.


-Pero que…


No le dejé terminar su queja puesto que lo tenía arrinconado, atrapado entre mis brazos y una pierna entre las suyas rozando su intimidad, evocando un jadeo que interrumpió todo razonamiento de su mente.


-Mira lo que me haces hacer contigo, Yugi.


Hablé con una voz grave que le erizó los vellos de la nuca y justo ahí estaba ese aroma que aseguraba no alucinaba, chocolate. Maldición, se me hizo agua a la boca y en consecuencia mi lengua no se detuvo a pensar dos veces en saborear su cuello. Extrañamente el aroma coincide con el sabor.


-Y-yami espera…


-Ya me hiciste esperar demasiado ¿No crees?


Sin usar mucha fuerza en mis fauces mordí un poco de su piel con la clara intención de dejar una diminuta marca, sin embargo sucedió algo que difícilmente me hubiera esperado… me condené.


FIN YAMI POV’S


 


En un ágil y rápido movimiento Yami se vio ahora recargado en la pared frente a un Yugi distinto, más atrevido, más lujurioso y más decidido. Una mano sobre a pared y otra en la entrepierna del que se supone había sido el que inició todo.


-Y-yugi


Oh vaya que Joey tenía toda la razón del mundo, escuchar esa voz era sumamente gratificante, le daría mucho crédito y una salida al arcade un día de esos para agradecerle por el consejo y los tips.


-¿Qué ocurre Yami? Se supone que esto estabas a punto de hacer ¿no?


Rozó sus labios con los ajenos sin unirlos totalmente, frotándose en su abdomen y desabrochando descaradamente la camisa de su oscuridad.


-Tú…


Con toda la intención de mundo estaba a punto de devolverle el favor y retomar su postura de dominante, pero Yugi advirtiendo su movimiento escurrió sus falanges hasta sus cabellos enredándolos en un toque rápido y delicado en el que juntó finalmente sus bocas en un feroz beso lleno de deseo reprimido. No hubo sutilezas de pedir permiso para introducirse las lenguas, fueron directos y tal vez un poco torpes ya que sus dientes chocaron más de una vez recordándoles que también podían morderse cuanto quisieran, Yugi era el rudo dejando sin aliento a Yami cada que mordisqueaba su lengua o su labio inferior, rozando sus barbillas y narices al tiempo que sus cuerpos buscaban mayor intimidad, aunque fuera sobre las telas.


Si no hubiera sido por la situación y el lugar, se hubieran devorado hasta agotar sus energías, pero la realidad les cayó como balde de agua fría al escuchar la campana para regreso a las aulas, hasta entonces se separaron con los labios hinchados y húmedos aún unidos por un hilillo de saliva demasiado sensual para ambos. Se miraron directo a los ojos, Yugi sonrió con autosuficiencia siendo el primero en separarse arreglando elegante y picaro su atuendo, peinando sus cabellos al tiempo que robaba un último beso de Yami.


-Tal vez podremos terminar esto en la casa.


Y sin más salió del cubículo dejando a un anonadado Yami tratando de procesar lo recién ocurrido.


Era un hecho que se arreglarían en la habitación en cuanto Solomon fuera a dormir. Pero antes aún tenía un problema que debía arreglar manualmente, aún había asuntos que atender que no requerían de la presencia de su calentura.


 


 


Yugi fue el primero en llegar a la casa, Yami arribó un par de minutos después como si no hubiera ocurrido nada. Pero sus ojos destellaban en determinación que agitaba el interior de Yugi, sabía que había tentado de más, igual ambos cayeron ante la tentación de la abstinencia en cuanto se presentó la oportunidad. Sin embargo, no hubo movimientos anormales a los cotidianos y eso ya era alarmante.


Al llegar la noche sus nervios lo traicionaban aún más de lo que esperaba y era entonces que se arrepentía en parte de haber sido tan valiente para arrojarse a las llamas por cuenta propia. Yami como buen depredador podía sentir los nervios de su presa, por Ra, era como una maldita bestia en celo. Ya había sido tomado desprevenido y no iba a permitir que volviera a pasar, Yugi ya había jugado lo suficiente con fuego arrojando no solo leña sino gasolina. Él fue el primero en ocultarse bajo las sabanas en su propia cama, sin movimientos raros, sin insinuaciones más que un “buenas noches”; pretendiendo tentar nuevamente a su compañero a tomar el mando de la situación, y funcionó.


Confiado a sus nuevas habilidades, Yugi se escurrió por el costado de su cama y se escabulló a la contraría, tomando asiento en la orilla admirando el apacible rostro de Yami dormir; acercó sus labios hasta el lóbulo de este y ronroneó haciendo leves círculos con su mejilla.


-¿Ahora tienes delirios de gato, Yugi?


No era momento de retroceder, si bien el que estuviera alerta lo tomó con la guardia baja no cedería ese control.


-No te iba a dejar escapar esta noche, Atemu...


¡Joder! Era la primera vez desde su duelo ceremonial y siendo totalmente sincero consigo, escucharlo de los labios del pequeño era muy sexyu.


-Bueno, entonces tendrás que esforzarte por qué no pienso ir a ningún lado. Yugi - No le dejó decir palabra cuando habilmente invirtió los roles quedando el al mando de nuevo - ¿Qué fue todo eso? Y sabes bien de lo que hablo - le inmoviliza el rostro desde el menton con sus dedos evitando que desvie la mirada - Confieza - su efecto tuvo éxito gracias a que su tono, calor y sensualidad repercutieron demasiado en los oidos sensibles de Yugi - ¿Por qué te masturbabas pensando en mi?


Todo en Yugi iba bien hasta el momento en que le echaorn en cara su vergonzosa escenita, su rostro se tornó demasiado tibio. Pero no había de otra. Ocultando su nerviosismo en una mirada coqueta le respondió sin titubear.


-¿Por qué crees? Porqué me gustas, Yami. Y antes de que digas otra cosa, la idea era decirtelo hace un mes, sin embargo tuviste asuntos más importantes.


Yami enarcó una ceja ante lo último, no era tan idiota como para no notar la aflicción de Yugi cada que se acercaba a Tea.


-¿Estás celoso de Tea? ¿En serio, Yugi?


-Sí, y mucho. No puedo competir con ella en ningún aspecto porqué fisicamente es el delirio de muchos... me incluyo hablando en pasado. 


Un golpecito en su frente le sacó de plano.


-Yugi sabía que eras distraido pero no tan tonto.


-¿Eso a que viene?


Antes de responderle sonrie besando delicadamente sus labios.


-No tienes que competir por mi con nadie, no te das cuenta, pequeño idiota que me tienes loco por ti, además de tieso.


Dicho eso con una leve embestida demuestra a que se refiere aunque se haya entendido.


-Así que mañana iremos a comprar chocolate, ese que has estado comprando todo el mes para hipnotizarme aromaticamente. Y me darás el lujo de apreciarte nuevamente jadeando mi nombre.


Yugi dejó escapar una ligera risa y un suspiro de alivio ante la confesión, sus sentimientos eran totalmente correspondidos y eso era demasiado bueno para ser verdad.


 

Notas finales:

Ahora si criaturitas les explico un poco mi enorme ausencia.


Una vez que inicie la uni los primeros semestres fueron algo ligeros por mi programa modular hasta que comenzó a subir el nivel de exigencia academica. Requería más horas de estudio ya que el area que entré me es totalmente nueva. Así que debía dar lo mejor para no quedarme atrás. En fin, comenzó a quedarme menos tiempo para mis cosas incluyendo los fanfics, de muchos quedé estancada en inspiración porque les juro que el final de todos ya está planeado sin embargo he tenido problemillas para continuarlos y plasmarlo y me ha caido fatal eso. Pero como les dije en proyectos pasados. Prometí no dejar esto a medias, así tarde lo que tenga que tardar. 


Por consiguiente si seguias esta historia desde el inicio y esperaste hasta hoy por la continuación te agradezco muchisimo la espera y te ofrezco una enorme disculpa u.u trato de dar lo mejor de mí. Espero te haya agradado. 


 


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