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Escape por Merokochan

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Notas del capitulo:

Wiii hasta que termino el capitulo!!

Realmente pensé en hacerlo de una manera y al final como que fluyo para otro rumbo :V de a poco voy superandome ahora que este capitulo suma mas de dos mil palabras :o pero es que queria contar varias cosas aparte de acelerar un poquitito las cosa y eso culmino en un final de capitulo que ni yo esperaba... quiero ya imaginar como sera el siguiente!!

 

Gracias como siempre por los hermosos comentarios! Realmente los aprecio muchisisisisimo. Y no olviden que incluso un "conti plis" alegra el día. Espero poder escribir mas seguido. Cualquier duda o sugerencia será aceptada :)

 

Muchas gracias por su paciencia, apoyo y comprension! Nos leemos en el siguiente capitulo!

Amanecía lentamente en la ribera del río. Chiaki en cuanto sintió los rayos del sol que le caían en el rostro, se dispuso a levantarse. Se estiró hacia arriba para poder despejar su mente y su cuerpo, al contrario de lo que creía había dormido plácidamente. De hecho, era la primera vez que se sentía relajado y aliviado luego de unas horas de sueño. Realmente estaba feliz de haber salido de ese lugar.
Miró hacía la cama contigua y la vio vacía, luego reparó en la otra y también lo estaba.
«¿Tan temprano se levantan?» pensó algo desconcertado. Ha de ser el hábito, fue la conclusión a la que llegó. Sabiendo eso, rápidamente salió de su cama y se dispuso a salir de esa pequeña habitación.
Al salir, se tapó la cara con la palma de la mano, ya que no estaba acostumbrado a tanta iluminación. Cuando su vista se acostumbró, lo primero que vio fue el cielo parcialmente nublado. Las nubes grises y el viento con fragancia a humedad le hizo sentir vivo por primera vez. Se hubiera quedado mas tiempo admirando el paisaje pero una voz familiar le sacó de su trance.

-Yo que tú no andaría así...

Con un leve sobresalto, Chiaki dirigió su mirada algo aturdido a su costado de donde provenían esas palabras. Allí estaba Takano, mirándole entre serio y... ¿preocupado?

-¿A qué te refieres con... así?- cuestionó el menor ante tan extrañas palabras provenientes de alguien aun mas extraño.

El aludido afiló aun mas su mirada para luego dar un suspiro, como si Chiaki estuviese dejando pasar algo realmente obvio. Luego, finalmente lo soltó.

-Para ser alguien que huía contra algo que atentaba contra su vida... o eres ingenuo o sólo un estúpido-

Sus duras palabras lo dejaron shockeado, «¿¡Qué es lo que acaba de decir?!» era el primer pensamiento que surcó la mente de Chiaki. Estaba molesto, estaba realmente molesto ya que sentía como si subestimara todo su ser, todo lo que tuvo que hacer para estar ahí, el miedo y el terror que sintió. Que un completo extraño subestimara todo eso, le era dificil de tolerar. Intentó controlarse, apretó los dientes y los puños pero viendo cómo se alejaba tan tranquilo y sereno tan sólo lo enfureció aun mas. Su cuerpo comenzó a temblar un poco, la ira se acumulaba mas y mas haciendo que en una fracción de segundos sus pies se movieran llevándolo hasta alcanzarlo y con una voz inusualmente alta le gritó.

-¡¡Alto ahí!!

Y ahí mismo Takano se detuvo. Pero no fue precisamente porque un mocoso le haya ordenado que lo hiciera, de hecho ni él sabía por qué de pronto sus músculos se paralizaron por completo. De pronto, sintió miedo a la incertidumbre en lo que acababa de pasar. «¿¡Qué estaba ocurriendo?!» fue la pregunta que surgió de inmediato. Y por más que lo pensara, no se le ocurría ninguna idea lógica que podría dar cuenta de lo que estaba ocurriendo. Mientras, Chiaki aun hundido en su ira le miraba fijo la espalda mientras se acercaba con pasos firmes aunque temblorosos. Alzó un brazo hasta tenerlo extendido hacia adelante y entonces la paralisis de su objetivo se intensificó impidiendo que pudiera ya resistirse. Entonces, Chiaki azotó en el aire con su brazo extendido, llevándolo hacia un costado y el cuerpo de Takano hizo lo mismo en un movimiento bruco como si el brazo de Chiaki y su cuerpo estuvieran unidos con una cuerda. El golpe fue bastante fuerte, Takano estaba sentado apoyado contra una de las paredes de un camarote y parecía haberse golpeado muy fuerte la espalda y la cabeza, puesto que apenas podía levantarse y se llevaba la mano a su cabello buscando lesiones serias de manera instintiva.
Al verlo ahí, dolido hasta los huesos y quién sabe si sangrando, Chiaki sacude su cabeza como si de pronto su estado eufórico se fuera. Y entonces sintió su cuerpo pesado, sus ojos se humedecieron y sintió unas enormes ganas de llorar. Por un instante lo ocurrido unos días atrás afloró en su cabeza, pensar que pudo haber hecho lo mismo empezó a pesarle en la consciencia. Hacerle algo así a una persona que le ayudó tendiendole la mano... no sabría soportarlo. Fue entonces que su vista se nubló gradualmente hasta que su cosciencia se esfumó y se desplomó en el piso de madera haciendo un ruido fuerte y seco.
Justo en ese momento, Mirio estaba saliendo del camarote cuando escuchó un sonido proveniente de una de sus paredes. Se detuvo y miró dentro para cerciorarse de que no se hubiese roto nada. Algo extrañado, volvió a salir hacia afuera cuando nuevamente escuchó un golpe fuerte. Pero esta vez también lo percibió, las maderas del piso de la cubierta fácilmete transmiten las ondas de choque que producen los golpes que sufren así que dedujo que algo estaba ocurriendo en la cubierta. Fue corriendo hasta donde creía que se había originado el sonido y cuando vio a Chiaki y Takano no supo que pensar. Conocía a Takano y sabía que él jamás iniciaría o formara parte de algún pleito, admitía que suele ser duro con las palabras pero nunca con las manos. A Chiaki no lo conocía bien, pero le creía físicamente imposible como un matón o buscapleitos; «Con la misma esencia que él...» había sido la conclusión con la que llegó al verlo la primera vez. Por lo que al verlos a los dos así, uno desmayado y el otro con evidencia de fuertes contusiones, se quedó perplejo e inmóvil por unos segundos tratando de deducir qué había ocurrido. Fue cuando Takano pudo ponerse en pie cuando reaccionó y fue de inmediato en su ayuda.

-¿Estás bien?... ¿Qué fue lo que pasó?

El aludido le miró, estaba nervioso y eso no era usual en él. Sentía que se estaba preocupando demasiado a juzgar por su tono de voz. Sus heridas no eran tan serias cómo bien pudieron serlo así que le contestó con un tono calmado a modo de tranquilizar las aguas.

-Tranquilo Mirio... sólo es un golpe en la cabeza y en la espalda- y luego de examinar la movilidad de su espalda agregó minimizando su estado -he tenido peores al estar con los leones-

El chico rubio suspiró antes de corregirlo con un tono mas bien serio.

-No me refiero a tí bobo... me refiero al chico que ahora está desmayado

Ambos se quedaron callados y se voltearon a mirar a Chiaki. Por un momento a ninguno de los dos se les ocurría qué pudo haber pasado. En tanto, Takano cerró los ojos pensativo tratando de analizar lo ocurrido hacía sólo unos segundos. Recordó entonces que lo había visto paseandose en la cubierta, sin entender en cómo podía hacerlo tan tranquilo luego de que hacía solo unos días le había visto con unos ojos inundados en el mas profundo terror. Directo como suele ser, se le acercó y se lo dijo. «Tal vez se molestó por lo que dije» fue lo que pensó entonces.

-Sólo le dije que era un idiota por pasearse así nada mas...

Mirio estaba levantando al inconsciente cuando lo escuchó, creyó que le mentía pero eso le era imposible. Takano puede ser un malhablado a veces pero jamás mentía. Lo que hizo más extraño la exagerada reacción del chico. Pero entonces recordó algo. Por un segundo esta situación, le era familiar. «Imposible, es remotamente....» y cuando observó su rostro, sus ojos cerrados y su respiración lenta; se quedó en blanco.

-Takano, debo llevarlo a su habitación... si Misaki pregunta dile que me tomaré la tarde libre

-Está bien...- respondió sin saber a ciencia cierta qué fue lo que pasó, sólo que debía ser algo muy grave.

-----Momentos mas tarde----

La oscuridad. Sin ningún horizonte visible, hacía que ni pudiera verse las puntas de los dedos. Por más que movía sus pies, parecía no llegar a ningún lado.
«¿Dónde... estoy?» era la obvia pregunta. Una pregunta sin respuesta. De pronto, sintió que sus pies estaban sobre algo húmedo.. agua ¿quizá?, pero se sentía tibio y con cierta viscosidad. Tras dar unos pasos -o al menos al intentar darlos- su vista se fue aclarando mas y mas.. hasta que pudo ver el color rojo brillante de la ´humedad`que había estado pisando.Entonces su respiración se volvió entrecortada y superficial, agitándose a cada segundo al ritmo de una acelerada circulación y una sensación de nauseas que le hacía imposible pensar en otra cosa.
Con pavor y lágrimas en sus ojos, saltó y de su boca salió un grito fuerte y que emanaba mucho miedo de sí. En ese instante, sus sentidos vuelven a la normalidad, su vista ya no muestra oscuridad y puede sentir que unos brazos lo envuelven tratando de aliviar su dolor y apaciguar sus nervios.

-Tranquilo... estás a salvo ahora, no hay nada a lo que debas temer- le susurraba con suavidad Mirio, tratando así de conseguir que se calmara de aquél duro despertar.
Chiaki comenzó a respirar cada vez mas lento, su dolor de cabeza aún seguía ahí pero sentir a Mirio cerca fue algo que le quitó un enorme peso de encima. Se sentía afortunado de haber parado allí, con personas en las que podía esperar confianza y protección. Estuvieron un rato abrazados, Chiaki se aferró con fuerza a esa cálida sensación fraternal que, hasta ese momento, jamás había experimentado y no podía sentir otra cosa que felicidad con ello.
Una vez que las emociones se calmaron, Mirio se separó un poco de Chiaki y con una mirada seria sobre él, formuló la pregunta que lo atormentaba hacía un rato.

-Chiaki, puedes decirme... ¿de dónde huiste o por qué?

Eso tomó por sorpresa al aludido, puesto que hasta ese momento sólo se había guiado por sus emociones e instintos. Mirando que el rubio no dejaba de observarlo, se tomó un momento para tratar de responder sin parecer que había perdido la cabeza o mentía.

-No lo sé ... con certeza- comenzó a hablar en una voz tenue -Cuando abrí los ojos... sólo quería escapar de allí, me sentía aprisionado, sentía dolor y mucha angustia- Hizo una pausa un momento para tomar valor de contar lo siguiente, porque era algo que hasta ahora no había reparado en procesar, pero sentía que Mirio podría entenderlo de alguna manera y tal vez ayudarlo; así que respiró hondo una vez para darse valor y luego continuó -No quiero pensar demasiado en ello, pero a veces cuando la situación es demasiado para mí... termino lastimando a quienes están cerca mío... yo...- las palabras comenzaban a pesarle la consciencia y eso se podía ver en sus lágrimas que insistían por salir, Mirio viendo su rostro que comenzaba a revelar lo que en realidad sentía no se contuvo y le tomó la mano y apretó suavemente de ella, dándole a entender que le escuchaba atentamente y que debía soltar todo ahora. Chiaki miró sus manos entrelazadas y no pudo luchar más con su fachada, fue lentamente dejando caer las lágrimas mientras balbuceaba -incluso... incluso podría matar a cualquiera que se acerque... lo se porque lo vi, fue horrible... espantoso... sean quienes sean... no merecían morir de esa forma... yo los maté...- Al terminar, los sollozos ocupaban gran parte de lo que salía de su boca, entregándose al llanto limpio se dejó caer en el pecho del rubio mientras este le acariciaba la espalda tratando de confortar su dolor.

Mirio se sentía trsite al verlo así, en lo poco que le conocía sólo lo había visto alegre y algo inocente, pero así de frágil solo le hacía pensar en lo mucho que deseaba ayudar. Pensar que existían personas así de crueles, capaces de jugar con la vida de otros, era algo que sólo le causaba repulsión.
En ese momento, la escotilla se abría de manera brusca para que un chico ágil cayera con la gracia de un gato y se incorporara para ir hasta donde ambos se encontraban.

-¡Mirio!¡Chiaki! ¿¡Qué sucedió?!- tras una breve inspección por parte de Misaki para ver que no tenían daños visible se alivió bastante pero su curiosidad y preocupación no cedieron.

-Takano estaba blanco como fantasma, jamás lo vi así.. tiene que decirme que ha sucedido

Chiaki estaba algo temeroso por el shock reciente, aún sentía un dolor de cabeza infernal que le consumia la mente, Mirio al verlo asintió con la cabeza y una gentil sonrisa consiguiendo así que Chiaki se animara a cintarle a Misaki todo lo que había soltado con Mirio pero ahora mas calmado.

A medida de que Chiaki avanzaba en su historia, podía verse que Misaki estaba inmóvil y su rostro se había quedado paralizada en una sorpresa que bien pudo deducirse que la historia se le hacía familiar como un cruel deja vu. Al terminar, hubo silencio, Misaki había bajado su mirada, parecía que de pronto se absorbió en sus propios pensamientos.


«-Mira,me dieron un premio por esta novela-
-Guau, es sorprendente Usagi-san,¡eres realmente sorprendente!-»

«-Misaki, quiero quedarme a tu lado... siempre-
-P-pero, Usagi-san... soy algo débil y no sé si podré... ni sé si lo merezca-
-Tal vez, pero eres fuerte en alma y corazón y eso es suficiente para mi... eso es lo que mas amo de ti-»

«-Misaki, debes quedarte aquí. Estarás a salvo-
-¡¡No!! Usagi-san, por favor... quiero estar a tu lado-
-Es peligroso,te prometo que te cuidaré siempre... estés donde estés Misaki-»


-Misaki... ¡¡Misaki!!- le gritaba Mirio al castaño mientras lo sacudía levemente, sacándolo del trance en el que se había sumergido hacía unos instantes. En respuesta, Misaki se aferró a Mirio para que deara de sacudirlo y luego de unos momentos alcanzó a decir en un hilo de voz

-U-usagi...san-

 

----Momentos antes----

Con pasos firmes, su andar pasaba desapercibido pero no podía decirse de su cabellera plateada. Cada persona a su lado volteaba o fijaba la mirada al menos una vez en su inusual apariencia. Se le veía calmado, pero algo ansioso ya que la tarea que le fue encomendado lo llevó a un sitio que pensó haber olvidado. Trató de sólo enfocarse en mirar hacia delante y percibir la presencia de su objetivo, pero no pudo evitar detenerse en una librería. Allí aún estaba, aunque ya le habían bajado el precio hasta uno que era irresistible a cualquiera, ese libro que con tanto esmero había escrito tiempo atrás. Una historia que mas allá de sólo contar una banal historia de amor, transmitía todos los sentimientos que guardaba en su corazón y que sólo se enfocaban en una persona en especial. Posando su mano en la vidriera, en un intento por evocar esa nostálgica escena y añorando que esos recuerdos fuesen compartidos.
Fue entonces cuando sus pensamientos fueron interrumpidos. Una vibración sacudía su cuerpo indicándole una dirección, volteó la mirada hacia dónde le instaba seguir su presentimiento y tras un suspiro se dispuso a marchar adónde al parecer se encontraba su blanco. No tuvo que recorrer mucho para llegar a dónde la sensación era mas fuerte. Pero ver a dónde lo llevó causó un enorme impacto en él. Allí podía verlo, el chico estaba allí parado de costado al parecer estaba con otra persona. Esa persona estaba a unos pasos pero no se movía. Al ver que el chico tenía su brazo extendido entendió el porqué: había perdido el control. Si seguía así lo mataría y causaría grandes destrozos en ese estado, por lo que lentamente se fue acercando buscando el momento para detenerlo. Pero entonces llega un chico rubio y su objetivo se desmaya, causando que sus planes se pausaran de momento. Ahora sabía donde estaba. Pero cuando fijaba la mirada hacia el chico rubio lo reconoció. No podía creerlo. Entonces miró detenidamente el barco y estaba aun mas incrédulo acerca del lugar hasta dónde le había llevado esta misión. Sentía que era todo un sueño, la sola idea de entrar a ese lugar y llevarse al chico le causaba sentimientos encontrados, la sola idea de que tendría que matar a toda la tripulación le hacía sentir que no podría.

-Maldición... tengo que protegerte... Misaki...-


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