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Razones por Cristabelle

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Notas del fanfic:

Basado en el final malo del juego, pensando en que sería interesante un escenario con Cuphead convertido en un demonio milenario (?  tintes de Daddy kink de probable trasfondo trágico y un tipo de relación difícil de definir o más bien retorcida.


Al igual que siempre se removía en su confortable, pero impasible lecho con una perpetua sensación de melancolía que si fuera por él elegiría reemplazar con la claustrofobia que la habitación en la que se encontraba debería infundirle, pero ni siquiera era capaz de percibir el pasar del tiempo y aunque no sabía cuántos años pasaron, imaginaba que fueron demasiados.

No contaba con un ajuar extenso, ni siquiera tenía ventanas o una puerta y aun así no podía evitar pensar que su alcoba le parecía simplemente perfecta.

Era terrible llegar a la conclusión de que tal vez enloqueció por el encierro.

De todas formas, si le dieran a escoger optaría por no ver el caos que probablemente reinaba afuera, aunque ni siquiera estaba seguro de dónde estaba la habitación en que se encontraba, pero seguramente no era el archipiélago de las Islas Inkwell en que solía vivir.

Ese precioso lugar era la jaula de oro de la posesión más preciada de aquel que alguna vez fue mortal, pero se atrevió a derrocar al mismísimo diablo, alguien que solía ser sólo un obstinado llamado Cuphead.

Nombre que por supuesto coincidía con el objeto que caracterizaba su cabeza algo nada inusual en aquel fantástico mundo, lleno de objetos conscientes, plantas y animales parlantes, fantasmas y demás extravagantes criaturas o al menos era agradable recordarlo así, ya que Cuphead se convirtió en un tirano que decidió conquistarlo todo de una manera más brutal que su antecesor. Rompiendo ciertas leyes de la armonía que debía haber sobre el bien y el mal en la tierra.

Mientras Dice pugnaba por dormir otro poco, una puerta se materializo en el recinto y cierta cabeza de tacita se asomó por ahí prendiendo las luces.

Tener el puesto del diablo era algo muy ocupado y no siempre había tiempo para los momentos en pareja.

—Buen día— saludo sonriendo dulcemente.

Ante la venía, el hombre con cabeza de dado se despabilo incorporándose en la cama, llevando solo un holgado pantalón.

—Buen día Cuppy— respondió sin estar seguro de si en verdad era de día.

Nunca hubiera imaginado que el momento en que Cuphead y su hermano entraron al casino donde solía trabajar cambiaría su vida de tal forma.

Siempre intuyo que serían un problema, en especial Cuphead, así que trato de advertirle a Devil del peligro que representaban, pero su antiguo jefe ignoro sus palabras y no le dejo otra opción más que intentar detenerlos con ayuda de los mejores empleados del casino.

Los hermanos tacita se enfrentaron a todos y los vencieron, pero llegado el momento de retar al regente del casino infernal en persona, Cuphead le pidió a Mugman hacerlo solo.

Así sucedió, King Dice perdió, pero en el último instante en vez de acabarlo Cuphead lo beso, diciéndole que lo enamoraría y estarían juntos para siempre.

La confesión romántica más extraña de la historia, pero fue más raro aún que Cuphead cumpliera con lo que dijo, aceptando aliarse a Devil en contra de los deseos de Mugman sólo para hacerse con el poder tiempo después. 

Dice seguía viendo a Cuphead sólo como su problemática tacita, pese a que todas las huestes del infierno y quienes se resistían a la tiranía que deseaba imponer, concordaban en que era alguien verdaderamente peligroso.

—¿Papi quiere el desayuno en la cama?— comento acercándose.

—Cup, ya te dije que no…

Lo silencio posando su dedo índice en labios de Dice.

—Te gusta.

Al decir eso, subió a la litera y se sentó en su regazo.

—Preparé tu café favorito.

Aunque ya no usaba un sorbete para adornarse, ofreció la bebida desde la tacita de su propia cabeza, a lo que Dice no pudo negarse y sosteniendo a Cuphead suavemente, ingirió un amplio sorbo.

El líquido distaba mucho de ser café y tenía un predominante resabio picante, seguido de un amargo profundo y apenas unos cuantos rastros de dulzura, que a pesar de ser tenues, opacaban al resto de los sabores. Descripción que también podía representar Cuphead.

Siguieron así unos instantes, en un llano silencio, hasta que Cuphead se removió jadeando ligeramente.

—Papi… tu boca hace cosquillas.

Dice casi se atraganto al escucharlo decir eso con un tono tan pausado y lascivo.

Una cosa era ser un arrogante y taimado hombre de negocios, pero otra muy distinta, era ser un maldito depravado.

Cuphead adoraba sacar ese lado de Dice, aprovechando sus rasgos delicados que eran enfatizados por esencia demoniaca. Tomando ventaja de que su organismo al haber sido el de un mortal no resistió el poder infernal que fluía a través suyo, desmoronándose de a poco dando paso a un cuerpo diferente constituido de un material rojo pálido que podía cambiar de forma y al que quiso darle un aspecto adorable, más al que ya tenía antes de ocupar el puesto del diablo siendo un adulto joven y a pesar de vestir bonitos overoles con camisas de encaje sin el arquetípico aspecto demoniaco que incluía encornadura y una cola afilada no había nadie más temido que él.

Ante eso Dice no dijo nada y prefirió soltar a Cuphead.

—No acabaste tu café…— comento en tono afligido.

—Estoy bien así— alego claramente avergonzado.

Acto seguido Cuphead recostó a Dice en la cama posicionándose sobre él de forma traviesa.  

—Yo creo que papi quiere jugar conmigo.

Al decir eso aproximo sus labios lentamente a los de Dice, pero de pronto él tomó su boca bruscamente enredando sus lenguas de forma deliciosa, aferrándose entre caricias con una que otra mordida permitiendo el desborde de saliva y del contenido de la cabecita de Cuphead.

No consiguió seguir resistiéndose, jamás podía evitar caer ante sus provocaciones por más sucio que lo hiciera sentir ese denominativo, lo cual le recordaba que extrañaba ser llamado King Dice.

Si bien a Cuphead todavía le agradaba ese título, Dice decidió dejarlo de lado porque reflexionaba demasiado en que si más que considerarlo su consorte Cuphead lo veía como una mascota o un simple capricho, pero lo cierto era que Dice representaba mucho entre los últimos resquicios de bondad que había en medio de la oscuridad a la que Cuphead se entregó por ambición lo cual sonaba contradictorio tomando en cuenta que Dice era un pecador consumado, pero aun con todo eso la cálida emoción que le hizo sentir a Cuphead cuando lo escuchó cantar por primera vez al viajar de una isla a otra con su hermano fue lo suficientemente fuerte como para sobreponerse al mal en su interior y mantenerse.

Cuphead no necesitaba oxígeno, pero Dice si, viéndose obligado a detener el beso en unos momentos que usaron para desnudarse.

Luego siguió besando a Cuphead, pero ahora en sus hombros y pecho a la vez que aspiraba el dulce aroma de su piel. Lo masturbaba haciéndolo gemir con una voz demasiado delicada tan candorosa que no merecía ser profanada con sonidos tan lujuriosos, pero ese era la ironía.

Se corrió en manos de Dice con un deleitable quejido y probó el semen entre sus dedos en tanto Cuphead tomaba unos momentos para recuperarse del orgasmo,

—¡Mi turno!— comento Cuphead de pronto, deslizándose hasta la entrepierna de Dice con algarabía, donde le esperaba su palpitante erección.

Lamía como si se tratara del caramelo más delicioso, aunque su boca no bastara para acaparar toda la extensión del pene de Dice.

—¿Lo hago bien papi?

—Si…

La excitación que le produjo esa respuesta se pudo denotar en lo mucho que borboteaba el líquido en su cabeza de tacita.

Había demasiado en Cuphead que lo llenaba de intriga como las razones que lo llevaron a destronar a Devil o por qué la mayor parte del tiempo, más que conquistar el mundo parecía querer destruirlo, pero lo inquietaba especialmente la necesidad de ese pequeño juego perverso entre ellos y no podía evitar pensar que tenía algo que ver con el misterioso pasado que nadie conocía sobre él y su hermano antes de que los adoptara el buen Elder Kettle donde también podía estar la causa de su avasallante ambición o tal vez sólo se debía a la falta que le hacía su familia, por más que lo quisiera negar puesto que Mugman y su abuelo adoptivo eran los líderes de la resistencia.

Dejando de lado las cavilaciones, se concentró en la placentera sensación que le era entregada por Cuphead mientras le hacía la felación, en la suave textura de su lengua y los sonidos húmedos de las lamidas.

Llegado el momento de la descarga, Cuphead se encargó de tragarlo todo, pero no acabaron ahí.

Volvió a sentarse en el regazo de Dice, pero ahora sobre su miembro nuevamente despierto dejándose penetrar, comenzando a moverse con los brazos apoyados en hombros de Dice y sus labios ocupados en robarle besos, juntando sus agitadas respiraciones.

—Papi… quiero más…— susurro de un momento a otro.

De improvisto cambiaron de posición, con Cuphead recostado en la cama y Dice encima embistiéndolo con mayor velocidad y potencia, derramando lo que quedaba del contenido en su tacita y entonces llegaron al clímax, secundado de un profundo beso.

—Eres un manipulador…

—Por eso papi debe castigarme— fundamento con una sonrisa pérfida y Dice no pudo hacer más que abrazarlo.  

Él también era un codicioso intrigante, siendo esa la razón de que perdiera su alma y tuviera que trabajar en el casino, así que no era de extrañar que le atrajeran personas poderosas y fuertes a excepción de Devil ya que siendo un demonio de casta pura, estaba más allá de todo sentimiento o característica mortal y no valía la pena hacer ni el más mínimo acercamiento hacia él.

Jamás quedo satisfecho con nadie, hasta que llego Cuphead y lo sació en todo sentido, pero no descartaba que fuera cuestión de tiempo para que su amante relegara los últimos indicios de su pasado terrenal y pese a que la idea lo entristecía también la aceptaba apaciblemente.

Siempre estuvo condenado y también convencido de que es mejor estar en manos del mal que interponerse en su camino, pero aun si fuera de otra forma Dice estaba seguro de tener muchas razones más para seguir junto a Cuphead ya que no había mejor perdición que estar atrapado en su amor.

Notas finales:

Creo que quedo mucho más trágico de lo que imaginaba... de todas formas, gracias por leer!


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