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Chispitas de Chocolate Blanco por cancion del viento

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Notas del capitulo:

¡Buenas!

Todos los estudiantes estaban entrando a sus salones pues las clases ya iban a comenzar, el grupo de 3°A ya estaba casi completo a excepción de los que siempre faltaban, los que no alcanzaron a llegar y tal vez de los que estaban enfermos.

Los dos fortachones ya estaban en sus respectivos pupitres al igual que la mayoría de los alumnos, muchos platicaban entre ellos, otros estaban descansando los ojos mientras que el resto hacía la tarea o se la copiaba a algún compañero.

La campana sonó dando a entender que las clases ya estaban a punto de comenzar, solo era cuestión de que el profesor entrara por la puerta para comenzar. A los amigos de Stark, pero en especial los dos fortachones se les hacía raro que Tony no haya llegado y más porque éste no aviso que faltaría o llegaría tarde. No hubo ninguna señal del más bajo.

-Hey Steve. –llamó Bucky desde su banca. –¿Crees que Anthoska no haya venido por lo que nos contó?

-No creo… -suspiró frustrado, tenía ganas de ver a su canelita. –Además Tony no ha mandado un mensaje al grupo… tal vez se enfermó.

-¿Tú crees? –cuestionó el castaño. –Sí es así, saliendo de la práctica vayamos a verlo y le llevamos donas. –se encogió de hombros. –¿Qué dices?

-Sí… terminando vamos a su casa. –el rubio sacó su celular. –Aunque de igual forma voy a mandarle un mensaje para ver si está bien. –comenzó a teclear en su celular.

Steve ha mandado un mensaje al grupo de “Los Dulces”

Steve: ¿Por qué no viniste hoy a la escuela, Tony? ¿Estás bien?

Buck / James: Iremos hoy a tú casa para ver si estás bien, llevaremos donas…

Steve: Cuídate si estás enfermo… y nos vemos al rato.

Buck / James: Lo que dijo Steve.

De ahí en adelante la jornada escolar avanzó normalmente, aunque los fortachones estaban ansiosos al no saber nada de Tony, estaban preocupados y más por lo que les contó el día anterior. De igual forma esperaron que el castaño menor les contestara los mensajes, pero ni siquiera los tenía como vistos. Aquello era preocupante.

El receso había llegado y como siempre los amigos se empezaron a reunir para comer todos juntos, llegaron y se sentaron en una de las mesas de la cafetería para disfrutar su almuerzo tranquilamente.

-Oigan. –llamó Jane. –¿Y Tony? –buscó al castaño menor entre ellos mismos.

-No vino. –contestó Loki encogiéndose de hombros.

-¿Cómo que no vino? –se extrañó Pepper. –¿Saben por qué?

-No, no sabemos. –respondió la pelirroja.

-Es extraño que Tony falte al colegio sin avisar… -Rhodey reflexionó por qué Tones no haya venido.

-Pensamos que ustedes sabrían. –mencionó Steve.

-No sé nada al respecto… -contestó Rhodey. –Le mandaré un mensaje, si no es nada grave lo contestará a más tardar al término de la práctica. –sacó su celular y le escribió un mensaje al menor. –Lo hace para no distraernos durante las clases. –se encogió de hombros.

Se escuchó como Barnes suspiraba pesadamente. –Lo extraño…

-Tal vez la cerecita tuvo revisión médica. –habló Thor dándole una enorme mordida a su torta.

-¿Cuánto a que se quedó dormido? –apostó Clint.

-Cállate Clint. –Sam le aventó un pedazo de servilleta echa bolita. –Esto es serio.

-Solo trataba de aligerar el ambiente. –dijo el rubio cenizo un poco decaído.

-Aunque… -comenzó Bruce, el primero comía y luego se unía a la conversación. –Por el tiempo en que llevo conociendo a Tony, dudo que se quedara dormido, creo que irá a su casa saliendo de la escuela… además Dummy ha estado muy inquieto por alguna extraña razón, posiblemente se averió o algo.

-Nosotros también tenemos planeado ir. –comentó Steve. –Pero después de la práctica.

-Iría con ustedes, chicos. –mencionó Banner. –Pero más tarde tengo cosas que hacer. –se encogió de hombros.

-Entonces solo será Steve y yo. –finalizó Bucky. De ahí en más se dedicaron a comer y a platicar sobre otras cosas hasta que dieron el toque que indicaba que el receso se había terminado.

Horas antes.

-Señor Stark… -dijo con voz quebrada Jarvis.

-¿Jarvis? ¿Qué pasa? Es la una de la mañana. –se escuchó con sueño desde el otro lado del teléfono, sin embargo al no tener respuesta se preocupó. –¿Jarvis?

-Lo siento señor Stark. –tomó fuerzas para decirle. –El señorito… está en el hospital, sufrió un ataque… Un ataque muy fuerte… y…

-….

-¿Señor Stark?

-Voy para allá. –contestó Howard con determinación.

-Aquí lo espero.

-¿Puedes mantenerme al tanto de todo? No te vayas a mover de ahí, llegaré en unas horas. –dijo rápido Howard, se escuchaba desesperado.

-Sí señor. –finalmente la llamada fue colgada, Jarvis guardó su celular y se dispuso a esperar mientras jugaba con sus dedos y caía en un mar de frustración y culpa. Solo se había ido por unos 10 minutos y su señorito sufría un ataque. “¿Qué fue lo qué pasó?”

Yendo a la residencia de Yinsen, en la habitación en donde Howard estaba, rápidamente comenzó a guardar sus cosas en su maleta fue al baño velozmente, todo desarreglado salió de la habitación y sin tocar la puerta del cuarto donde Yinsen y su esposa dormían, la abrió sin ningún cuidado. –¡Yinse! ¡Despierta!

La pareja que dormía en la cama se alarmó al escuchar el grito de su amigo y la puerta siendo azotada contra la pared. –¿Howard? –se sentó Yinsen en la cama y se colocó sus lentes. –¿Qué te pasa? Es la una de la mañana…

-¡Mi hijo sufrió un ataque! –se desesperó el castaño. -¡Así que me tengo que ir! ¡Y…! –fue interrumpido por la mujer.

-Cálmate Howard, así no vas a arreglar nada. –trató la esposa del de lentes.

-Lo siento, cariño. –comentó Yinsen a su esposa. –Yo también iré, llegó la hora de colocarle el reactor a mi sobrino. –habló con determinación.

-Suerte… -finalizó la mujer.

Ambos salieron de la casa de Yinsen, con camino al aeropuerto, pues en avión se hacen 10 horas menos que en auto, tomaron el primer vuelo a Nueva York. Si todo salía bien estarían en el hospital a las 5 de la mañana.

Regresando al hospital, Jarvis en ningún momento de ese lugar, ya había llenado el papeleo y solo estaba esperando noticias de su señorito, ya había pasado alrededor de una hora y no tenía noticias de nada. Estaba tan preocupado que ni siquiera se le vino a la mente la madre de Tony, pero… ¿Dónde estaba?

-Familiares de Anthony Edward Stark. –escuchó Jarvis lo que la enfermera había dicho, de inmediato se paró para dirigirse a la enfermera.

-Yo… -mencionó triste el mayordomo que observó que el doctor que ha atendido a Tony desde los 4 años de edad se hacía presente. –Doctor Vincent, buenas noches.

-Buenas noches. –le regresó el saludo. –Ha pasado mucho desde la última vez que hablamos. –caminó hacia su oficina. –Hablemos en privado.

Jarvis sin dudarlo lo siguió, entraron a la oficina del doctor. –¿Cómo está?

-Tome asiento. –le ordenó el de blanco a lo que éste simplemente obedeció.

-Hay varios asuntos que quiero tratar. –suspiró el doctor y sacó los exámenes del Tony. –En primera, logramos estabilizarlo por el momento, mire, a Tony le quedaban alrededor de tres meses más de vida antes de que su corazón colapsara por completo. –Tomó aire. –Sin embargo… el ataque que acaba de sufrir fue muy fuerte, tanto que su corazón se lastimó demasiado, en otras palabras, si no se consigue un trasplante de corazón en las próximas 48 horas… -decir este tipo de cosas le era difícil y más si había atendido a Tony desde que era un niño. –No creo que sea necesario decir lo que pasará.

-Está diciendo que mi señorito… -dijo Jarvis con voz temblorosa.

-Me temo que sí. –se acomodó los lentes. –Además… -lo miró serio. –Cuando le hice la revisión médica, pude percatarme de algo. –Bajó los papeles. –Estoy seguro que Tony se cuidó bastante, dudo que un ataque de esa categoría le haya dado sin ninguna razón.

-…

-Lo que quiero decir, es que el ataque que sufrió Tony, fue provocado. –dijo serio el doctor. –Su corazón fue puesto bajo ya sea mucha presión, pánico o terror y simplemente no pudo soportarlo. –se nuevo se acomodó los lentes. –Y como le dije anteriormente, después de que terminara la revisión médica, Tony tenía un fuerte golpe en la mejilla y su brazo está lastimado por una fuerte presión que le hicieron.

-No me diga que… -Fue en ese momento en donde Jarvis unió todas las sospechas que tenía, ¿quién más pudo haber sido? La respuesta era muy clara… María era la única que debió haber sido… ¿Dónde rayos está María?  Era demasiada la información que estaba recibiendo, primero se entera que Stane es un maldito acosador, después el ataque al corazón de su señorito y ahora esto. Sin embargo venía otro problema, tenía que decirle a Howard sobre toda la situación, sobre el cómo su hijo ha estado sufriendo sin decir nada. Tony es una persona muy buena, realmente no se merece que todo esto le esté pasando.

-Ya sabe la respuesta, le dejo lo demás a usted porque estoy seguro que usted no es el culpable. –añadió el doctor. –Ahora necesito saber dónde está Howard, él estuvo mencionando algo acerca de salvar a su hijo… además de que me pidió que lo ayudara.

-El señor Stark está en camino. –habló Jarvis.

-Bueno. –se levantó de su asiento. –Cuando llegue hágamelo saber… con su permiso. –salió de la oficina dejando solo al mayordomo con sus pensamientos.

Jarvis se quedó pensando por unos cuantos segundos, ¿Cómo pudo ser tan ciego? Lo que iba a decir estaba en contra de todos sus principios pero aun así le valió. –No creí Señora María que sería una perra mal nacida… -pero antes que nada también debía confirmarlo con su señorito, se levantó de su asiento y salió de la oficina encontrándose con Vincent de nuevo.

-Olvidé mencionarle que Tony está descansando, por suerte no está en terapia intensiva pero si va a ir a verlo procure no despertarlo ni alterarlo. –le dio indicaciones a la enfermera que estaba de lado suyo para que lo llevara a la habitación del Joven Stark. –La enfermera lo llevará. –se despidió el doctor.

-Gracias.

-Sígame por favor. –pidió la enfermera que comenzó a caminar hacia la habitación en donde se encontraba Tony. Una vez que llegaron se metieron. –Si necesita algo, no dude en llamarme.

-Gracias… -le dijo a la enfermera y en cuanto la vio salir se acercó a la cama donde Tony estaba dormido, al ver a su señorito en ese estado; conectado a diversos aparatos y a un respirador para ayudarlo a respirar le partió el corazón. Tony era demasiado pequeño y muy frágil. Se acercó al menor y colocó una silla cerca de la cama, se sentó y con mucha delicadeza tomó la mano del menor, apretándola suavemente. –Lo siento señorito… -lloró en silencio.

Notas finales:

Gracias por leer.

¡Nos vemos!

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