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Chispitas de Chocolate Blanco por cancion del viento

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Notas del capitulo:

¡Bunas!

Después de que pasaran alguna cuantas horas, finalmente Howard y Yinsen habían llegado al hospital, rápidamente el Stark mayor se adentró junto con Yinsen al hospital, se dirigieron con la recepcionista que estaba hablando por teléfono mientras revisaba unos papeles.

-Espere un momento por favor. –habló la mujer de recepción por el teléfono dejando de lado aquellos documentos en su lugar de trabajo, los volteó a ver. –¿Puedo ayudarles?

-Sí. –contestó el castaño. –Estamos buscando la habitación de Anthony Stark.

La mujer lo vio de pies a cabeza, se notaba que estaba completamente desarreglado mientras que su compañero estaba más o menos igual, una emergencia posiblemente. –Necesito saber que son del paciente ya que al ser menor de edad, no puedo dejar pasar a cualquiera.

-Soy el padre… -respondió Howard sin dudar.

-Su tío. –respondió el de lentes.

-Permítame por favor. –comenzó a teclear en la computadora por unos segundos. –Está en la habitación 107 de cuidados intensivos nivel 2, ubicada en el bloque de urgencias en la segunda planta. –dijo cortes la chica.

-Gracias. –el castaño se dio media vuelta y avanzó por los pasillos blancos del hospital, ignorando por completo a las demás personas que se encontraban en el lugar, dejando atrás a su acompañante.

-Antes de que me retire, señorita. –mencionó amable Yinsen. –¿Puede decirle al doctor que atendió a mi sobrino, que lo esperamos allá?

-Le informaré. –finalizó la recepcionista.

-Se lo agradezco. –le dijo el de lentes para comenzar a seguir a su amigo que lo había dejado atrás.

Ambos hombres llegaron a la habitación indicada, ventaja de ser un genio es que se había aprendido las indicaciones a la primera. La puerta se encontraba cerrada, se detuvieron enfrente de ésta, el castaño suspiró y sujetó el picaporte mientras temblaba, Yinsen al notar eso, puso una de sus manos en el hombro ajeno para demostrarle que tenía todo su apoyo.

Abrió la puerta lentamente, sus ojos se humedecieron en ese momento, al ver a su joya más preciada tendida en esa cama, con un respirador artificial que lo ayudara a respirar y conectado a diversos aparatos. Deseó ser él quien estuviera en el lugar de su hijo.

-Buenas noches, Señor Stark, señor Yinsen. –llamó su atención Jarvis que se encontraba sentado al lado de su señorito. –Por favor, no hagan mucho ruido, está dormido.

-Sí… -Yinsen se dio media vuelta. –Te espero afuera Howard. –suponía que quería hablar a solas con su mayordomo estar con su hijo sin ser observado por lo que salió de la habitación.

Cuando quedaron solamente el padre de Tony y su mayordomo, el único sonido que se escuchaba era el característico sonido de la máquina que registraba los latidos del corazón del menor; monitor cardiaco.

El primero en romper el silencio fue el mayordomo. –Lo siento señor… yo… -fue interrumpido.

-Jarvis ¿Qué fue lo qué pasó? –preguntó acercándose a su hijo y suavemente acarició el cabello de su hijo.

-Señor… -comenzó el mayordomo, iba a decirle todo lo que estaba sucediendo en la vida del joven, pero decidió esperar, ya que si Howard iba a ser parte de la operación de su señorito, es mejor que no estuviera más alterado de lo que ya está, esperaría a después de la operación por lo que la explicación que le daría por el momento sería muy superficial. –Cuando fue la hora de dormir del señorito se fue a su cuarto, al no haber nadie en la mansión decidí quedarme pero primero me fui por 10 minutos por un cambio de ropa limpia, cuando regresé de nuevo y subí para ver como estaba el señorito, me di cuenta que había sufrido un ataque… Entonces…

-Espera. –Howard levantó levemente la mano para que Jarvis se detuviera. –¿Cómo que no había nadie en la mansión? A todo esto… ¿Dónde está María?

-Cuando fui por la ropa limpia, la señora María aun no regresaba, no sé dónde se encuentre, intenté comunicarme con ella pero no obtuve respuesta. –dijo Jarvis viendo a los ojos al castaño mayor.

Stark se llevó una de sus manos a su cabeza. –Es un momento muy importante y no contesta su maldito celular. –se enojó.

-Señor, le pido que no se altere y baje la voz. –exigió Jarvis amablemente. –El doctor fue muy estricto con eso, el señorito debe de descansar y no alterarse.

-¿Qué te dijo el doctor? –preguntó el Stark mayor ya más calmado.

-El señorito está muriendo… el ataque cardiaco que recibió fue muy fuerte hasta el punto de dejar su corazón arruinado… dijo que no duraría más de dos días…

Howard apretó sus puños hasta que ya no sintió sus dedos. –Ya… ya veo… -miró a su hijo que estaba dormido con un rostro que mostraba relajación. –Jarvis, espera afuera. –el mayordomo asintió y salió de su habitación dejando solos a los dos hombres Stark.

Howard se sentó en la silla donde Jarvis había estado sentado antes, observó con detenimiento a su hijo. –Sabes algo Tony. –comenzó a hablarle cariñosamente. –Antes de que me fuera a visitar a tu tío, tuve un mal presentimiento… si le hubiera hecho caso… tal vez podríamos haber evitado esto. –tomó su mano y recargó su cabeza sobre ella. –Por el amor de Dios, Tony… más vale que no te mueras… no lo soportaría… todavía tienes mucho porque vivir… -levantó su cabeza y llevó su mano a la mejilla del menor para acariciarla pero algo llamó su atención, y es que tenía una leve marca de un golpe que recién se estaba formando. –Esto es… -acarició en donde tenía el golpe. –Me has estado ocultando cosas… ¿Verdad, cariño? –pequeñas lágrimas silenciosas comenzaron a caer por su rostro. –¿Por qué no confías en mí? –le preguntó a un dormido Tony, se limpió los ojos con la manga de su camisa. –Ya hablaremos después de esto… cuando salgas del hospital. –se levantó de la silla y se acercó al rostro de su hijo para darle un beso en su frente. –Te quiero… mi bebé hermoso… -salió de la habitación encontrándose con Vincent que lo estaba esperando.

-Es una pena que tengamos que vernos de nuevo de esta forma. –comentó el doctor con sus manos dentro de su bata.

-Lo sé… -contestó desganado Howard. –Jarvis. –llamó al mayordomo un poco serio.

-Dígame señor.

-Quédate al lado de mi hijo hasta que llegue la hora, sin importar de quien se trate no lo vayas a dejar solo ni siquiera con María. ¿Entendido?

-Entiendo. –Jarvis asintió y sin dudarlo se metió de vuelta a la habitación para hacerle compañía al menor.

Una vez que Jarvis se había retirado el doctor comenzó a hablar. –Howard, Yinsen ya me explicó algo de lo que planeas hacer, te advierto que colocarle el reactor a Anthony es extremadamente peligroso y más con el ataque que acaba de sufrir.

-¿Y qué quieres que haga? –el castaño comenzaba a desesperarse. –Conseguir un trasplante de corazón es muy complicado y dudo que consigamos uno en menos de dos días… ¿O qué? ¿Quieres que mate a alguien y le robe su corazón?

-Howard. –le llamó Yinsen que notaba que su amigo estaba comenzando a decir cosas por la impotencia que sentía.

-No se preocupe Yinsen. –amablemente contestó el doctor. –Es normal que reaccione así, se sorprendería de todas las veces en que escuché que me dijeran que debía hacer mi trabajo correctamente… bien, explíquenme adecuadamente esto, para poder aprobar la cirugía. –caminó hacia su oficina seguido por los otros dos. Una vez que entraron, tomaron asiento. –Los escucho.

-El reactor ARC que diseñamos. –comenzó a explicar Howard seriamente. –Ayudará al corazón de Tony a latir normalmente, le beneficiará también físicamente ya que le ayudará a evitar ataques cardiacos y respiratorios, éstos se reducirán de un 60 a un 85%, pero se irán reduciendo desde el momento en que se lo coloquemos. –Dijo concretamente.

-¿Cuál es el porcentaje de qué sobreviva? –preguntó el doctor curioso.

-Hablamos de un 60% de probabilidad de que todo salga bien… bueno eso era antes de que sufriera el ataque… haciendo cálculos de nuevo… hay un 50% de que falle. –añadió Yinsen.

-Ya veo… -suspiró el doctor. –Howard, es tú hijo y tú responsabilidad. –le estaba hablando serio y directamente a los ojos. –¿Realmente deseas hacer esto?

-No tenemos otra opción. –habló el castaño con determinación. –Por eso te pido que nos ayudes con esto…

El doctor suspiró, vio a su amigo y posteriormente se acomodó los lentes. –Prepararé el papeleo para autorizar la cirugía. –comenzó a escribir en su computador rápidamente. –lo tendré listo en una hora para que lo firmen y que Howard firme los papeles en caso de que algo salga mal, y sobre la operación. –los observó a ambos. –Se llevará a cabo hoy a las 5 de la tarde, así que vayan a descansar, coman algo y los espero en mí oficina a la 1:30 pm para los preparativos de la misma. –señaló al castaño. –sobre todo tú Howard, estás hecho un desastre.

-De acuerdo. –dijeron al mismo tiempo los dos hombres, salieron de la oficina de Vincent.

-¿Qué vas a hacer? –preguntó el de lentes. –Necesitas dormir un poco y comer para estar al cien cuando llegue la hora.

-Lo sé… -exhaló. –Creo que trataré de hacer eso… puedes quedarte en la mansión si quieres.

-Te tomaré la palabra.

-¿Puedes esperarme en la entrada del hospital mientras voy a ver a mi hijo?

-Claro que sí.

Los dos hombres se separaron y cada quien se fue por su rumbo, el Stark mayor caminó a paso moderado hasta que llegó a la habitación del menor, lentamente se abrió la puerta y se adentró al cuarto, al parecer el castaño menor todavía dormía.

-¿No ha despertado? –le preguntó al mayordomo que estaba sentado al lado de Tony.

-No, señor. –lo miró.

-Jarvis. –le llamó serio. –Hay algo qué me estás ocultando ¿Cierto?

-…

-Creo que sé por qué lo haces… -caminó hacia su hijo. –¿Es para no alterarme?

-Así es… -el mayordomo se relajó.

-Ya veo. –acarició suavemente el cabello de Tony. –Cuando todo esto termine, me contaras a detalle todo lo que está pasando… sin importar lo que sea. ¿De acuerdo?

-Sí… -respondió el mayordomo.

-Gracias… -caminó hacia la salida. –La operación será hoy a las 5, Regresaré en unas horas… así que… no te separes de él.

-Entendido. –finalizó Jarvis viendo como Howard salía de la habitación. Acto seguido miró con cariño al menor. –No se preocupe señorito, todo saldrá bien.

Y así Howard y Yinsen fueron a la mansión Stark a descansar un rato, después de todo ya eran alrededor de las 7 de la mañana, el castaño le dijo a Yinsen que tomara cualquier habitación que quisiera y estuviera desocupada, una vez que Yinsen le agradeció, el castaño se dirigió a su habitación, se metió en ella y pudo visualizar a su esposa que se encontraba durmiendo, eso le hizo enojar. Su hijo muriéndose y ella aquí durmiendo a sus anchas.

Dejó que durmiera, ya hablaría con ella después, se metió al baño y se ducho para posteriormente ir a dormir. Al cabo de unas cuantas horas se despertó y notó que su esposa ya no estaba en la cama. Se levantó de la cama, se vistió y bajó a la cocina para comer algo antes de que ir de nuevo al hospital, al llegar se encontró con Yinsen y con María. Sin dirigirle la mirada a su esposa, se paró atrás de la cafetera para prepararse un café muy cargado.

Los tres estaban en la mesa, el ambiente era incómodo, Yinsen solo se limitaba a ver a su amigo o leer las noticias en su celular. –María… -comenzó Howard en un tono seco.

-¿Sabes dónde está Tony? –la miró a los ojos mientras que el de lentes prestaba atención a la siguiente discusión entre esposos.

-Supongo que en la escuela. –la mujer se encogió de hombros.

El castaño se enojó, eso quería decir que ni siquiera estaba enterada de la situación de su hijo. –¿Dónde estabas ayer?

-Fui a visitar a mi madre. –respondió normal. –¿Por qué la pregunta?

-Tony sufrió un ataque ayer. –Howard comenzó a alterarse. –Y tú ni siquiera contestabas el maldito teléfono, nuestro hijo pudo morir y tú ni siquiera enterada.

-¿¡Tony sufrió un ataque!? –gritó la mujer asustada. –Iré de inmediato al hospital. –se levantó de su silla y salió del comedor. “Se tenían que arruinar mis planes” pensó María con sarcasmo.

-Howard… -le dijo Yinsen. –¿Lo notaste?

-Por desgracia si… -respondió.

El de lentes se levantó de la silla. –Ya vámonos.

-De acuerdo. –habló Howard un poco triste por la situación. Caminaron hacia el auto del Stark mayor, se subieron y de ahí arrancaron rumbo al, al parecer María se había ido a parte, lo más probable era para evitar ser cuestionada, ella solo esperaba que no se dieran cuenta de la realidad.

Horas después.

Steve y Bucky se dirigían a la mansión Stark con una bolsa de donas de chocolate y de fresa. –Me muero por ver la cara de Anthoska cuando esté comiendo las donas.

-Yo también, es lindo verlo así.

Llegaron a la mansión Stark y tocaron el timbre varias veces hasta que una sirvienta les abrió la puerta y amablemente les preguntó. –¿En qué puedo ayudarles?

-Vinimos a ver a Tony. –respondió el Rubio con una sonrisa. –Como no fue a la escuela nos preocupamos.

-Y trajimos donas. –añadió Barnes.

La sirvienta los vio con un rasgo de tristeza. –Lo siento chicos, el Joven Tony no se encuentra…

-¿Regresará pronto? –preguntó el castaño.

-No sabría decirlo con seguridad. –les contestó la mujer. –¿Son amigos del joven? –ambos fortachones asintieron. –Hace unas horas vino uno de sus amigos haciendo la misma pregunta…

-¿Bruce? –preguntó James.

-Creo que así se llama, de hecho nos dejó un proyecto del joven. –dijo la mujer refiriéndose a Dumm-E.

-¿Entonces no sabe cuándo regresará? –insistió Steve.

-No, lo siento, de hecho no sé ni siquiera donde esté… -suspiró la sirvienta. –Ni siquiera está Jarvis.

-Ya veo… -se frustró el castaño.

-Bueno, muchas gracias. –se despidió cortésmente el rubio por él y por su amigo. –Vendremos después. Y así ambos fortachones salieron de propiedad Stark. –Esto es extraño… -mencionó el rubio reflexionando mientras caminaban por la banqueta rumbo a su casa.

-Ya lo sé… ¿Dónde crees que esté? –cuestionó James. –Porque ni siquiera ha visto los mensajes… hay que mandarle más.

-Te apoyo Buck… -finalizó Steve.

Notas finales:

Gracias por leer.

¡Nos vemos!

(≡^v^≡)/


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