Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Chispitas de Chocolate Blanco por cancion del viento

[Reviews - 76]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Buenas!

El Stark mayor junto con Yinsen habían ido a hablar con unos amigos del primero, debían tratar el tema de Obadiah antes de que éste hiciera algo o peor aún, que se le acercara a su hijo, lo alteraría.

Entraron a la estación de policía ya que con anticipación, Howard había dicho que iría por un tema de extrema urgencia. –Vaya Howard. –mencionó el de lentes. –Parece que todos los problemas salieron a la luz al mismo tiempo.

-Lo importante es que ya estoy enterado. –siguieron avanzando hasta la oficina de su amigo. –Y como salieron todos al mismo tiempo, puedo acabar con ellos de una vez por todas. –finalizó el castaño.

-En eso tienes razón.

Entraron a la oficina; bastante grande, con una que otra maceta, libreros, stands, cajones, escritorios con sus respectivas sillas, computadoras, un sofá para dos personas y una mesa con una cafetera y diversos bocadillos sin mencionar un mini refrigerador.

-¡Peter! ¡Sí sigues comiendo así ya no entraras en el uniforme de gala! –habló enojada una mujer pelirroja, Gamora.

-En cualquier momento un botón saldrá disparado y matará a alguien. –se burló un hombre que parecía levemente un mapache, Rocket. –¡Maldición Quill! ¡Te comiste mi almuerzo! –tenía abierto mini refrigerador.

-Oigan. –llamó Howard para ver si le hacían caso, ese equipo era un desastre pero trabajaban bien.

-¡Yo no fui! –le gritó el pelinaranja. –¡Al menos no esta vez!

Mientras tanto un hombre fornido y una chica de cabello lacio y negro, estaban comiéndose lo que parecía el almuerzo del aquel hombre, Drax y Mantis. –¿Crees que se den cuenta de que nos estamos comiendo su sándwich? –preguntó la mujer.

-Ni siquiera nos han visto. –se encogió de hombros. –Somos invisibles. –dijo Drax.

En una computadora se encontraba otro hombre, al parecer el más joven de todos, rara vez hablaba y quién sabe qué estaría haciendo el chavo, solo tecleaba demasiado rápido, lo más probable es que estaría jugando online.

-¡Hey chicos! –gritó Rocket atrayendo la atención del equipo. –Hay un hombre calvo con lentes aquí adentro.

-No sé para que vine, Howard. –dijo Yinsen con un tic en el ojo, el castaño solo se burlaba de su amigo.

-¡Ya contrólense! –se enojó la pelirroja. –Estamos en horario de trabajo y la última vez que hicimos un alboroto el jefe casi nos despide.

-Ya, está bien. –mencionó Quill comiendo lo que parecía un pastelillo. –Howard. –saludó al castaño. –Y tú debes de ser el esposo de mi amigo... –dijo como si nada haciendo que los contrarios casi se atraganten con su propia saliva. –Si mal no recuerdo… ¿Jarvis, cierto? –ahora fue turno de Yinsen de burlarse del más bajo.

-Como serás menso, Peter. –Gamora le dio un codazo al nombrado.

-Discúlpenlo. –dijo Rocket. –Es que se cayó de chiquito. –Analizó al de lentes y lo señaló. –En todo caso, él sería el amante… que pésimo gusto tienes, Howardcito. –Ese comentario solo hizo que una vena resaltara en Yinsen, pues se estaba comenzando a enojar.

-Como sea. –suspiró Howard. –él es Yinsen, un amigo mío.

-Perdona nuestra indiscreción. –saludó al de lentes amablemente. –Bien, ¿De qué querías hablar, Howard? –cuestionó Quill.

-Ya era hora. –se enojó Yinsen posteriormente se dirigió con Rocket. –Y por si no lo sabes cara de mapache, tengo esposa.

Se rio Drax. –Es gracioso porque es verdad.

-Lo siento Rocket. –se burló Mantis. –Naciste así… acéptate tal cual eres. –se encogió de hombros.

-Volviendo al tema. –suspiró Quill. –Siéntense chicos. –le dijo a los recién llegados a lo que estos se sentaron en las sillas, posteriormente los demás lo hicieron. –Ahora sí Howard, cuéntanos ¿Qué te trae por aquí?

-Iré directo al grano. –dijo serio el castaño. –Quiero que Obadiah Stane se pudra en la cárcel.

-Es fácil desear cosas, Howard. –habló Rocket. –Pero si no tenemos un por qué no podemos hacer nada.

-Hay un por qué. –respondió Stark. –ese maldito ha estado acosando a mi hijo sexualmente.

-Oh… -soltó Drax. –Apoyo lo que dice Howard, una persona como él no puede estar en las calles.

-Pero como no acosar a tu hijo, Howard, sí Tony tiene un apetecible y redondo trase… -Gamora golpeó a Quill antes de que éste pudiera terminar la frase, lo golpeó tan fuerte que le sacó sangre por la nariz y terminó en el suelo. –¡Mi hermosa nariz!

-Esto es serio, Peter. –dijo seria la pelirroja para después miras al Stark mayor que tenía una aura oscura. –Ahora es tú turno, puedes patearlo, tienes mi permiso.

-Rocket, golpéalo tú por mí. –comentó Howard.

-Será un placer. –se dirigió hacia su amigo que estaba sentado en el piso limpiándose la nariz, tomó vuelo y le dio una patada en el estómago sofocando a su amigo y haciendo que éste se recostara en el suelo. –Sí quieres que le dé otra, no más me avisas.

-Yo también concuerdo con Drax. –comentó Mantis. –Esos tipos de hombres son peligrosos.

-¿Hay pruebas? –preguntó Peter reincorporándose y sentándose en la silla.

-María me lo contó todo, técnicamente ella sabía… -respondió Stark.

-Hace falta más. –habló Gamora. –Una declaración, marcas o testigos  por ejemplo.

-Howard, tú hijo tendría que declarar en contra de él. –habló firme Peter. –¿Estaría dispuesto a hacerlo?

-Supongo que sí. –contestó el castaño.

-Por cierto… ¿Cuántos años tiene tú hijo? –cuestionó Quill.

-Tiene 16…

-¡Haberlo dicho antes! –gritó Quill. –Al ser menor de edad, la situación es más seria.

-Si no lo gritas no me doy cuenta chícharo. –dijo sarcástico Rocket.

-Necesito que llenes estos papeles Howard y en seguida iremos a arrestar a ese acosador. –Gamora le extendió los papeles al castaño y éste rápidamente comenzó a leerlos y a llenar lo que se le solicitaba.

Mientras tanto en la Academia, para ser más exactos en la oficina del director, se encontraba Jarvis hablando con el director. –Entonces eso sucedió... –suspiró el moreno.

-Así es. –comenzó Jarvis. –Necesitará algunos días antes de regresar a la academia con normalidad.

-Ya veo. –Fury miró el calendario escolar. –Estamos a mediados de noviembre, a principios de diciembre comenzaran los exámenes finales, para eso faltan dos semanas… no se preocupe, dígale a mi ahijado que se presente hasta los finales.

-Muchas gracias. –le sonrió amablemente el mayordomo. –Sin embargo, me gustaría que también le diera permiso a los jóvenes Steve Rogers y James Barnes, ellos han estado muy al pendiente de mi niño y para serle sincero mi señorito los necesita mucho.

El director pareció reflexionar aquello, si fuera otra persona quien se lo dijera probablemente no le creería o rechazaría la oferta, pero al tratarse de su ahijado no pudo evitar ceder. –De acuerdo. –suspiró. –Solo porque los maestros ya están cerrando el semestre, sin embargo, no tendrán tiempo de realizar el producto integrador del semestre, así que aplicarán su examen sobre el 100%, descuide producto integrador solo vale 20%.

-Entonces ¿Podrán presentarse a partir del 1 de diciembre? –preguntó Jarvis.

-Exacto. –de su escritorio sacó las temarios y se los entregó al mayordomo. –Estos son los temas que los profesores dijeron que vendrían en los finales, dígales que estudien, Tony no me preocupa aunque falte todo el año estoy seguro que su calificación será excelente, pero esos chicos… solo dígales que estudien. Eso es todo.

-Gracias. –se levantó de su asiento y se despidió del director de mano. –Con su permiso, que pase buen día.

-Igualmente. –salió de la oficina de Fury para dirigirse a comprar el desayuno de su niño y de aquellos que lo están merodeando, caminó por los pasillos hasta que se encontró con un chico muy bien conocido, Rhodey.

-¿Jarvis? –se confundió el chico.

-Joven Rhodes, ¿Qué hace fuera de clase? –preguntó el mayor.

-Fui a la biblioteca a imprimir algo. –lo analizó. –Sí usted está aquí, eso significa que algo le pasó a Tones… ¿Verdad?

-No está equivocado, pero no se preocupe. –el mayordomo le sonrió. –Ya está estable, afortunadamente todo salió bien.

-Me alegro… pero ¿qué pasó?

-Sufrió un ataque el domingo por la noche y eso lo llevó a cirugía.

-Tones… saliendo de la práctica iré a verlo. –dijo Rhodey.

-Eso alegraría mucho a mi señorito.

-Me tengo que ir. –Rhodey se despidió y se dirigió hacia su taller. –Adiós.

-Adiós. –finalmente el mayordomo salió de la academia.

Regresando de vuelta en el hospital, en la habitación del Joven Stark, los tres chicos no sabían que hacer, estaban algo aburridos de estar en solamente en la habitación y de ver la televisión.

-Estoy aburrido… -se quejó el castaño mayor acostado en el ancho de la cama.

-Vayamos a dar una vuelta. –propuso Tony.

-¿Y si regresa Jarvis? –preguntó Steve que estaba sentado en uno de los costados de la cama.

-Sí estoy con ustedes, Jarvis no se preocupará. –contestó el castaño menor.

-Me parece perfecto. –añadió Bucky.

-Creo que tienes razón, además un poco de aire te vendría bien, Tony. –el rubio se levantó de la cama. –¿Puedes caminar? –le preguntó.

-¿Te ayudamos? –cuestionó Barnes.

-Me duele un poco el pecho pero puedo hacerlo. –el menor trató de sonreír.

-Muy bien. –finalizó Bucky.

La terna recorrió algunos pasillos del hospital, subieron por el elevador hasta llegar al último piso y para subir a la azotea del hospital. Cuando llegaron había un viento muy relajante pero frío, el invierno estaba cerca y el sol no calentaba mucho, además no ayudaba mucho que fueran las 9 de la mañana.

Tony había ido sin suéter por lo que sintió un poco de frío. –Hace frío... –tembló.

-Mejor entremos de nuevo, Tony. –se preocupó el rubio.

-Steve tiene razón, Anthoska. –Bucky se acercó hasta el menor que se encontraba en los barandales viendo los alrededores del lugar. –Te puedes enfermar…

La luz del sol iluminó el rostro de Tony, éste tenía una pequeña sonrisa, por Dios, los dos fortachones jurarían que se veía como un ángel, un ángel muy hermoso. –No sé por qué me dieron ganas de volverlo a decir, chicos... –los miró a ambos con un pequeño color carmín en sus mejillas y con una sonrisa que demostraba que poco a poco su corazón se iba recuperando. –Los quiero... –se acercó hacia a Barnes que le quedaba más cerca y lo abrazó, acto seguido el castaño mayor correspondió el abrazo. –Steve… tú también, únete. –le pidió el menor, éste sin dudar se acercó a ellos y cumplió con lo que su Tony le había pedido. Harían cualquier cosa por él, de eso ni dudarlo.

Notas finales:

Gracias por leer.

¡Nos vemos!

(≡^v^≡)/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).