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Chispitas de Chocolate Blanco por cancion del viento

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Notas del capitulo:

Buenas... me duele la rodilla...

El día siguiente había llegado y Tony se levantó como de costumbre, se vistió y antes de que saliera de su cuarto a desayunar, se sentó en su cama y se le quedó viendo a Dummy, solía hablar con él cuando estaba en su cuarto ya que éste hacía sonidos como si le respondiera.

-Necesito respuestas, Dummy... –le dijo al robot, con la mirada baja, vio como Dummy le hacía un sonido. –No sé qué estás diciendo, pero creeré que me apoyas... –se levantó. –Nos vemos después. –salió de la habitación.

Mientras tanto en la cocina, Howard estaba sentado en la mesa esperando a su hijo para desayunar juntos, debe admitir que dormir solo sin la presencia ajena fue medio complicado, daba sorbos a su café y después veía a Jarvis trabajar, y pensar que el mayordomo solo le llevaba dos años. (Edades inventadas). –¿Cómo dormiste hoy?

-Fue extraño... pero solo es cuestión de acostumbrarme... –le dijo cortés el más grande.

-Ya veo...

-Buenos días. –saludó el menor entrando a la cocina, tomó asiento.

-¿Cómo amaneció hoy, señorito? –le sirvió un vaso con jugo de naranja.

-Buenos días, cariño. –saludó Howard.

-Bien... gracias. –miró a su padre. –Papá... quedé de verme con Steve y con James hoy.

Al escuchar eso, el pelicafé casi se atraganta con su café. –¿Hoy?

-Eh... Sí...

-Vaya con bien señorito. –Habló Jarvis sirviéndole el desayuno al menor.

-¡Oye! –se quejó el pelicafé. –Ni siquiera dije nada.

-Con el permiso de Jarvis es suficiente. –Se rio Tony. –A veces puedes ser muy exagerado, papá.

-Bueno... pero nada de jugar al bebe leches. –amenazó Howard con un tic en el ojo.

-¿Por qué no? –se confundió el menor.

-Señorito. –El mayordomo suspiró. –Creo que se refiere a que no debe de jugar al avioncito, lo cual yo tampoco lo entiendo.

-... ¿ok? –Howard solo se llevó una mano a su rostro. –Tengo al hijo más inocente del planeta... y tú Jarvis, tampoco te quedas atrás.

-Oh... Ya entendí. –reflexionó Jarvis. –No creo que mi señorito haga eso, señor.

-¡Jarvis! –se avergonzó el Stark menor.

-Más vale que no. –amenazó el pelicafé con un aura oscura. –O si no...

El Stark menor se levantó de su lugar, ya llevaban rato platicando. –Ya me voy...

-¿Quieres que te lleve, Tony? –se ofreció su padre dejando de lado la taza de café.

-No... No está muy lejos y caminar no me hará daño. –tomó su mochila y se dirigió a la puerta.

-¿Seguro? –insistió. –Acabas de salir del hospital y pensé que...

Jarvis interrumpió a Howard. –Estará bien, solo si pasa algo no dude en llamar.

-Bien, entonces ya me voy... nos vemos más tarde. –finalmente el menor salió de la cocina y segundos después se escuchó como la puerta se abría y se cerraba.

Pasaron algunos cuantos segundos cuando Howard habló. –Te tomas muy enserio tu papel de madre... –se cruzó de brazos. –No confío en esos chicos.

-Señor... –el mayordomo se avergonzó, jamás se había sentido así y tal vez fue por la presencia de María, lo que se preguntaba realmente era ¿Por qué ahora? Si lo que creía que estaba pasando dentro de su mente era “eso” algo andaba mal... ¿o no? –Un poco de libertad a mi señorito no le hará mal, debe confiar en él.

-Lo sé... –desvió la mirada. –¿Y? ¿Tienes planes para hoy? –preguntó Howard viendo al más grande.

-Lo mismo de siempre señor. –dejó de acomodar los platos. –¿No piensa ir al trabajo?

-Decidí trabajar aquí unos días, ya sabes, para estar más al pendiente de nuestro hijo, lo normal. –se encogió de hombros el pelicafé. –Tengo algunos proyectos que hacer, pero a lo que me refiero es que si no tienes nada qué hacer, pensé en pasar el día con Tony, pero ya ves, se fue con esos hijos de toda su madre.

El mayordomo suspiró. –De acuerdo señor, ¿Qué tiene en mente?

-Ahí está el problema... realmente no lo sé... ¿Qué quieres hacer tú?

-... –el mayordomo negó suavemente. –Creo que lo más recomendable, señor Stark, es que se ponga a trabajar.

-¿Eso es un “no”?

-Por el momento. –Jarvis regresó a lo que estaba haciendo.

Las horas pasaron y con eso la tarde se hizo presente, eran alrededor de las 5 y media, y con ellos Steve y James hicieron acto de presencia en la mansión Stark puesto que tenían intenciones de ir a ver a su novio, y de comer comida chatarra pero eso último más por Bucky, muchas veces el rubio le decía a Barnes que parecía un barril sin fondo, podía comer como si no hubiera un mañana.

-¿No crees que debimos avisarle a Anthoska que íbamos a venir? –preguntó Bucky al rubio justo cuando estaba a punto de tocar el timbre. –¿Y si no está?

-No tiene nada de malo arriesgarnos. –Steve se encogió de hombros. –Además no creo que haya salido...

-Si tú lo dices. –suspiró el castaño. –Toca tú el timbre.

Con un tic en la ceja Rogers tocó el timbre dos veces, después de unos cuantos segundos la puerta finalmente fue abierta por Jarvis, que al verlos se sorprendió ¿Qué su señorito no iba ir a verlos? ¿Se quedaron de ver en la mansión? De ser así, porque su niño no mencionó aquello, además ¿Dónde estaba su señorito?

-Joven Steve y joven James... –habló sorprendido el mayordomo. –¿Qué están haciendo aquí?

-Venimos a ver a Tony. –respondió Rogers, observó la reacción de Jarvis y de inmediato supo que algo andaba mal. –¿Pasó algo?

-¿No se suponía que mi señorito iría a su casa hoy? –se preocupó, su niño jamás había hecho algo como eso antes, por lo que su inquietud aumentó.

El castaño de inmediato habló. –No, Anthoska no nos dijo nada... de hecho vinimos sin avisarle.

Jarvis al instante suspiró cansado y con algo de ansiedad, ¿Qué estaba pasando?, sin pensarlo dos veces sacó su celular y marcó el número de Tony, se escuchó que sonaba una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces y finalmente se escuchó la contestadora “Por el momento no puedo contestar, en cuanto vea tu número, regresaré la llamada” y como si fuera menos, volvió a marcar obteniendo el mismo resultado. –No contesta... –sin mencionar palabra alguna se adentró a la mansión seguido por los dos fortachones. –Esperen aquí...

-Está bien... –respondieron los dos más jóvenes al mismo tiempo.

-Bucky... –le habló el rubio preocupado. –Intentaré marcarle a su celular...

-De acuerdo, Anthoska no haría algo malo ¿Verdad? –caminó de un lado a otro entrando en desesperación. –No estoy tranquilo de que mi Kotenok ande solo por ahí con ese pervertido suelto... ¿Y si le hizo algo? ¿Si lo amenazó?

-Que la boca se te haga chicharrón… no vuelvas ni siquiera a mencionar eso... no lo soportaría... –se desesperó cuando notó que su llamada no fue contestada. –¡¿Ya ves?! Por tú culpa ya me estoy alterando.

-Perdona... pero uno nunca sabe, si ese idiota le hizo algo le arrancaré la columna. –apretó los puños Barnes, que Tony se fuera sin decir nada no era normal.

-Tenemos que pensar positivo. –sugirió el rubio. –Alterados no vamos a arreglar nada.

-Tienes razón. –inhaló hondo y luego exhaló el castaño para relajarse. –Hay que buscar opciones.

En la segunda planta de la mansión Stark, para ser más precisos en el taller personal de Howard, éste se encontraba trabajando tranquilamente cuando de la nada fue interrumpido por Jarvis, a pesar de que el mayordomo no estaba sobresaltado, se le notaba que inquieto, y eso no significaban buenas noticias.

-Señor Stark.

-Algo me dice que sucedió algo... por favor dime que no tiene nada que ver con mi hijo porque si es así me vuelvo loco. –el pelicafé dejó de lado sus herramientas en la mesa más cercana para ver mejor al mayordomo, el Stark mayor vestía unos pantalones de trabajo cómodos, y una camisa desabrochada que dejaba ver su camiseta blanca.

-Lo siento señor. –Jarvis no sabía por dónde empezar. –Sígame por favor.

-¿Está bien? –siguió a Jarvis hasta la sala en donde vio a Steve y a James conversando entre ellos, con rostros de preocupación y teléfono en mano, sin duda, esto no era bueno. –¿Qué están haciendo ustedes aquí? ¿Dónde está Tony?

-Eso es lo que quería decirle, señor.

-Jarvis ya nos contó todo... Tony no nos dijo nada de vernos hoy... –habló Steve tratando de ser racional con el padre del amor de su vida.

-Lo que queremos decir es que no sabemos dónde está... –Confirmó Barnes.

Unos cuantos segundos bastaron para que Howard procesará toda la explicación que le habían dado, su hijo estaba desaparecido... su bebé quien sabe dónde estaba... ¿Estaría bien? Era lo que más le preocupaba además del hecho de que Tony le mintió... solo esperaba que estuviera bien, y si no había pasado nada malo le metería una buena regañada por andar asustándolo de esa manera.

Notas finales:

Gracias por leer.

¡Nos vemos!

(≡^v^≡)/


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