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Chispitas de Chocolate Blanco por cancion del viento

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Ya habían pasado varios días y todo parecía tomar un buen rumbo, Howard y Jarvis llevaban su relación a buen ritmo y de forma óptima, no obstante, todo eso lo estaban haciendo a espaldas del menor de los Stark puesto que no encontraban la manera adecuada de decírselo, y con eso nos referimos a cómo reaccionaría Tony conforme a su relación ya que vio a su padre en una relación con una mujer por muchos años y ahora de la nada su padre venía y decía que tiene un romance con un hombre y que era el mayordomo de la familia. Sí, sin duda confundiría mucho al joven y tal vez pensaría cosas que no son, pero a lo que más le tenían miedo era a que los rechazara o que terminara odiando a uno de ellos o ambos.


Jarvis colocaba la mesa para tomar el desayuno con ambos Stark, a Tony le agradó la idea de que los tres desayunaran juntos, bueno eso ya era un gran paso.


Howard entró a la cocina y vio que Jarvis le daba la espalda porque sacaba unas cosas del gabinete de arriba, el pelicafé no perdió tiempo y se acercó con fines de sorprenderlo y así fue. Lo abrazó por la espalda y restregó su rostro en la espalda del más alto. –Buenos días, amor...


Cabe mencionar que el mayordomo todavía no se acostumbraba a ese tipo de tratos por lo que se avergonzaba fácilmente. –Bu-buenos días, señor...


-Odio que seas alto. –se enojó y se separó del contrario. –Me es más complicado llegar a tu rostro.


-Solo son unos cuantos centímetros...


Howard pareció reflexionar unos segundos llevándose una mano a su barbilla, después vio fijamente a Jarvis, se acercó a él y como si fuera poco y sin vergüenza habló: -Agáchate. –a lo que él simplemente obedeció, sabía lo que venía.


El pelicafé besó a Jarvis y fue correspondido casi al instante, recuerden, al mayordomo le costaba llevar el ritmo de alguien que no tenía para nada de vergüenza. Justo cuando el beso comenzó a intensificarse cierto castaño menor entró a la cocina.


-Buenos días. –bostezó el menor aun con los ojos cerrados, de inmediato ambos adultos se separaron y regresaron a lo suyo pero aun así el Stark menor notó algo raro. –¿Qué están haciendo?


-Nada cariño. –contestó Howard sentándose en su silla.


-¿Cómo amaneció hoy, señorito? –esta vez fue turno de Jarvis de desviar la pregunta.


-Bien... –contestó el menor estando confundido, dejó de tomarle importancia y se sentó a desayunar, comenzó a comer pero sentía un ambiente medio extraño y se preguntaba si todo estaba bien o si había sucedido algo. –Por cierto, voy a ir a casa de Steve y de James. –se encogió de hombros.


Casi se atraganta con el café cuando escuchó a su hijo decir eso, bajó la taza y lo miró a los ojos. –¿A qué?


-Pues porque les prometí que los ayudaría a estudiar para los finales... –el castaño dijo pero pareció más una pregunta que una afirmación.


-¿Y qué no saben hacerlo solos? –su lado padre celoso y protector se habían activado. –Comienzo a creer que tanto musculo les afectó el cerebro. –pero de inmediato recordó lo que su hijo había hecho días atrás. –Y sobre todo... ¿Cómo sé que no te vas a ir a otro lado?


-Señor, si no está seguro puede hablarles por teléfono y preguntarles. –sugirió el más alto.


-¿Y por qué tiene que ser en su casa? ¿Por qué no aquí? –no había nada en el mundo que detuviera a un Howard preocupado por su hijo.


-No querían molestar... además yo me ofrecí a ayudarles. –Habló Tony viendo a su padre, entendía el comportamiento de su progenitor pero a veces sentía que exageraba.


El pelicafé suspiró apretándose el puente de la nariz, sabía que su hijo necesitaba tiempo con esos dos hijos de toda su... santa madre... –Está bien, pero yo te llevo y sirve que así se dónde viven. –un aura amenazante salió de él.


-Papá...


-Señor...


-Esperen, no iba con esa intención... no por ahora. –levantó levemente sus manos en señal de rendición.


-Una cosa más papá. –comenzó a jugar con sus dedos. –Planeo quedarme a pasar la noche allá... 


-Tres... dos... uno... –contó el mayordomo, sabía cómo iba a reaccionar Howard.


-¿Quedarte allá?


-Eh... sí...


-Con ellos...


-Sí...


-Solos...


-¿Papá?


Respiró hondo. –Muy bien, Tony... creo que ya estás grande y necesitas más espacio... lo único que puedo decirte es que confío en ti y que no hagas una idiotez. –finalizó el Stark mayor.


-No te preocupes papá... –eso incluso le pareció extraño a Tony pero le restó importancia.


"¿Psicología inversa?" pensó el mayordomo.


Cuando terminaron de desayunar, Tony fue por su mochila a su cuarto puesto que su papá lo llevaría, ahora solo se encontraban aquellos dos, uno de ellos viendo fijamente como el otro limpiaba algunas cosas del fregadero.


-¿Sabes por qué más lo dejé quedarse? –cuestionó Howard con una sonrisa.


-No lo sé señor, creo... –se dio media vuelta para ver al más bajo.


-Podemos hacer ruido... podrás gritar sin temor a que nuestro hijo nos descubra. –sonrió pervertidamente.


Jarvis solo sintió un tic en su ceja, ¿cómo podía decir eso así como si nada? –Señor... –desvió la mirada y volvió a su labor.


-De acuerdo. –se levantó de la silla. –Trataré de llegar temprano del trabajo. –salió de la cocina y vio cómo su bebé bajaba por las escaleras. –¿Listo?


-Sí. –ambos Stark salieron de la mansión rumbo al auto, se subieron y arrancaron.


Ya en el camino, Howard decidió tratar el tema de una nueva pareja en su vida para comprobar como reaccionaba Tony y que le respondería, tenía que irlo preparando para eso. –Tony. –le llamó.


-¿Hm? –de inmediato el castaño le miró.


-¿Sabes? Gracias a mis abogados ya concluyó el divorcio, ahora estoy soltero. –le dijo en un tono neutral, "Si como no" pensó sarcásticamente.


Tony lo vio detenidamente, sabía cuál era el rumbo de la conversación, no sabía que responder pues tener a una nueva mamá sería complicado... y tenía miedo que de cierta forma fuera igual que María. –¿Qué tiene?


-¿Qué piensas sobre eso?


-¿Sobre qué?


-Sobre que tenga una nueva pareja ¿no te incomodaría? –apretó el volante. –¿Te molestaría?


Tony lo pensó por varios segundos, no era justo que su padre pasara por eso, después de todo aún seguía creyendo que fue su culpa por completo, creía que por él sus padres se habían divorciado... –¿Ya tienes a alguien?


-Yo diría que sí... –respondió Howard, lo menos que deseaba era que su hijo sufriera o que no aceptara su relación.


-Si crees que está bien no le veo problema... y si tú estás feliz con eso tampoco me molestaría... –le sonrió a su padre.


Lo escuchó, Howard pudo sentir que algo no cuadraba en lo que dijo, tal vez le faltaba un poco más de tiempo superar los acontecimientos pasados puesto que su hijo fue el que más sufrió, tal vez tenía miedo. Pero faltaba decirle ahora que se trataba de alguien del mismo género. –¿Tampoco te molestaría si...?


Tony interrumpió al Stark mayor. –No te preocupes papá, si tú estás feliz con esa persona entonces no importa lo que pase.


Howard no dijo nada, solo vio a su hijo por unos segundos y pensó en lo mismo "Tony sigue poniendo su felicidad por debajo de los demás" el mismo se lo había dicho y lo comprobó después de que su hijo tolerara tanto a esa mujer sin decir palabra alguna. –Si quieres hablar, sabes que aquí voy estar, cariño.


-Gracias papá...


De ahí en adelante, el pelicafé decidió dejar el tema por el momento y ahora sacó otro asunto que probablemente incomodaría a su hijo. –Hay algo más que quiero preguntarte...


-¿Qué cosa? –Tony comenzaba a sentirse incomodo por la tensión que se había formado pero trató de ignorarla.


-No he encontrado la manera de preguntarte. –comenzaba a enojarse. –Obadiah... –en cuanto mencionó el nombre de ese bastardo Tony se tensó y claramente Howard lo había percibido. –Ya lo sé... Jarvis me contó todo...


-Ya veo... –el menor iba con la cabeza inclinada.


-Tony, creo que ya sabes lo que te voy a decir... ¿Por qué nunca me dijiste nada? Desde la primera vez en que te tocó con esas intenciones me hubieras dicho y en estos momentos ese hombre estaría pagando por todo. –el Stark mayor trataba de controlarse, sabía que era un tema delicado.


Tony respiró hondo y miró a su padre, quería llorar de solo recordar todo eso, no obstante se tranquilizó. –Me amenazó... dijo que si decía algo iba a lastimarte o a Jarvis... supongo que crecí con ese miedo...


Típico de los pervertidos, amenazar a un niño con algo como eso, era obvio que se sentiría intimidado y crecería con ese miedo porque no lo superó, fácil de manejar a los niños con ese tipo de amenazas en especial si dicha persona era muy significativa para el menor.


Prefirió ya no mencionar a ese hombre, con tan solo ver como reaccionaba su hijo le quedaba claro que ese viejo debía pagar por todo, pero se sintió algo aliviado de que no haya violado a Tony, pero si le enojó todo lo que le había hecho.


Estacionó el auto en la acera de enfrente al edificio. –Llegamos...


Tony se bajó del coche y tomó su mochila. –¿No vas a venir?


-No, aquí estoy bien... cuídate cariño y sabes que te amo y eres lo más importante en mi vida... –Sonrió Howard paternalmente.


-Yo también te amo papá. –le sonrió. –Nos vemos mañana. –se despidió del mayor y entró al edificio, una vez que Howard notó que Tony ya se había metido al edificio arrancó el coche y se dirigió a su empresa.


El Stark menor tomó el elevador hacia el piso de los fortachones, ansiaba verlos, una vez que llegó tocó la puerta y en cuestión de segundos ésta fue abierta por Steve que en cuanto lo vio no pudo evitar sonreírle y abrazarlo para después darle un pequeño beso en los labios.


-Bienvenido mi canelita... –sonrió con ternura al notar como el menor se avergonzaba.


-Sí... –el castaño menor no sabía cómo responderle, odiaba quedarse sin palabras.


Unos pasos se escucharon dirigiéndose hacia la sala. –Anthoska. –se acercó al más bajo e hizo la misma acción que su amigo rubio, lo besó, solo que Bucky lo intensificó más, al separarse, Tony solo pudo desviar la mirada con un rubor en el rostro, a los fortachones les encantaba verlo así mientras que a Tony había sacado por conclusión que Steve era novio más tierno y dulce y por otro lado estaba James que era más atrevido y cariñoso, ambos grandotes tenían de todo pero a veces predominaba más una cosa que otra.


-Los extrañé... –dijo Tony con una sonrisa llena de amor que se dirigía hacia los dos fortachones, éstos se alegraban de que su Tony estuviera con ellos y no con nadie más.


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