Tony corrió hacia a su habitación totalmente avergonzado, entró y se encerró, se recargó en la puerta y lentamente fue deslizándose hasta quedar sentado en el suelo, llevó sus manos a su boca tratando de calmarse, su respiración era rápida y le costaba inhalar, y todo por la impresión que acababa de vivir.
-¡¿Qué acabo de ver?! –se preguntó nervioso. –Era papá y Jarvis... teniendo... teniendo... relaciones... Dios santo... –de un momento a otro, escuchó como golpeaban a su puerta y eso lo asustó. –¡Ah!
-¿Señorito? –tocó la puerta nuevamente. –¿Está bien? Necesitamos explicarle lo que acaba de ver.
-Estoy bien... –el menor poco a poco comenzaba a calmarse.
-Tony abre la puerta. –habló Howard. –Sé que fue repentino que vieras eso... ¿Sabes? No teníamos planeado que nos descubrieras... de hecho queríamos decirte en algún momento.
El menor de los Stark veía el piso un poco triste, jamás imaginó que su padre y el mayordomo de la familia... tampoco se le vino a la mente por qué su papá se había casado con María si él... no entendía nada, estaba confundido pero tampoco se le hacía justo que no aceptara las decisiones su padre, pero admitía que se sentía un poco incómodo.
Se levantó y abrió la puerta para ver a los mayores, se hizo a un lado para que entraran y caminó hacia su cama para sentarse en ella. –Así que... –jugó con sus dedos.
Jarvis observó el rostro de su señorito, suspiró triste... ¿Acaso no lo aceptaba como pareja de su padre? –Señorito... nosotros...
-Jarvis. –habló Howard tratando de ser comprensivo, él sabía que si Tony no aceptaba a Jarvis como tal sería muy difícil para todos, en especial para el mayordomo pues éste quería al menor como su propio hijo. –Escucha Cariño. –se sentó al lado de su hijo mientras Jarvis permanecía de pie viéndolos de frente. –Lo que viste en la cocina es lo que parece... Jarvis y yo somos pareja desde hace bastantes días. –prosiguió cuando Tony asintió. –Buscamos la manera de decírtelo pero se complicaron las cosas. –colocó una mano en el hombro del menor. –Todo sucedió tan rápido que de un momento a otro pasó lo que tenía que pasar... Yo amo a Jarvis y él también tiene el mismo sentimiento hacia mí... no tienes que preocuparte, nada afectará el amor que siento hacia mi hijo. –le revolvió los cabellos. –Además... –fue interrumpido.
El mayordomo habló con determinación viendo directamente hacia su señorito. –Usted seguirá siendo mi niño sin importar lo que en el futuro esté, siempre será mi prioridad, incluso está sobre su padre, lo quiero como si fuera mi propio hijo... por eso le pido que me dé una oportunidad... –le sonrió al menor tiernamente.
El castaño observó a Jarvis, ¿Qué hacía? Después observó a su papá, suspiró y cerró los ojos por unos instantes. –Yo... está bien, estoy bien con su relación... –habló desviando la mirada. Era la verdad, aceptaba la relación de su papá con Jarvis pero había algo que lo incomodaba y no entendía que era por lo que esperaría a que desapareciera.
-¿Seguro que estás bien, hijo? –preguntó Howard no estando muy seguro de la respuesta de su hijo, él tampoco entendía por qué Tony reaccionaba de esa manera ya que siempre se llevaron bastante bien, entonces... ¿Qué era lo que sucedía? –Entenderemos si tú no...
-¡No! –gritó Tony. –Está bien... Ustedes ya son lo suficientemente grandes para decidir qué hacer con sus vidas.
-De acuerdo... –respondió el mayordomo. –Entonces... ¿Ya comió, señorito?
-Sí... comí antes de venir.
El pelicafé suspiró, "Creo que lo mejor es dejarlo pensar" fue lo primero que se le vino a la mente. –Bien, creo que te dejáremos descansar y nos vemos al rato... –revolvió los cabellos de su hijo. –Vamos Jarvis. –salió de la habitación de Tony con el mayordomo siguiéndole por detrás.
Una vez que llegaron a la sala en un completo silencio, el más alto habló. –Señor Stark... no creo que mi señorito se lo haya tomado bien... creo que no me aceptó por completo... ¿Y si me odia? ¿Y si ahora?... –fue interrumpido.
-¡Edwin! –habló Howard llamando la atención del mayor. –Tony no te odia, solo está sorprendido, después de todo nos descubrió en plena acción... no creo que haya sido una buena idea que así se dieran las cosas, se le pasará... créeme... solo tiene que meditar sobre eso.
-Pero, y si él...
-No te preocupes, cuando Tony asimile la situación todo volverá a ser como antes. –se acercó a Jarvis y palmeó su hombro. –Así que relájate. –le sonrió.
-Creo que tiene razón...
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Dejando eso de lado, le dolía el cuerpo por la agitada noche que tuvo con sus dos fortachones, tenía demasiada flojera y no tenía ganas de hacer nada, giró su cabeza cuando escuchó un pequeño ruido y seguido de eso jalaban la colcha de su cama. –¿Dummy? –continuó cuando escuchó al pequeño robot, se había esforzado tanto para que su creación ahora pudiera desplazarse de un lado a otro. –¿Sabías de la relación de papá? –Dummy hizo un sonido. –¿No? –suspiró. –Como sea... ¿Sabes? Ayer tuve mi primera vez... –se avergonzó. –Me duele todo... no sabía que me iban a... bueno, tú entiendes... pero no digas nada... es nuestro secreto. –finalizó y Dummy hizo un sonido de afirmación.
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Finalmente el lunes llegó y con eso los exámenes finales también, Tony se levantó temprano, se arregló y bajó a la cocina para comer algo, al entrar a la cocina se topó con Jarvis que hacía el desayuno. –Buenos días... –saludó el menor sentándose en su lugar.
-Buenos días señorito, se despertó temprano.
-Sí...
El ambiente se tensó un poco y fue primero Jarvis quien quiso despejarlo. –Enseguida le sirvo el desayuno. –suspiró triste, por lo regular el menor conversaba con él a toda hora y ahora creía que su relación se había arruinado. –Su padre no tarda en bajar...
-Está bien... –se levantó de la silla. –Lo olvidaba, quedé de verme temprano con Thor para estudiar antes del examen... así que ya me tengo que ir.
-Pero señorito, no ha desayunado déjeme prepararle algo rápido. –de inmediato abrió el refrigerador para preparar algo sencillo para su señorito.
-No gracias, compraré algo en la escuela. –el castaño tomó su mochila y se dirigió hacia la salida.
-¿Quiere que lo lleve?
-No es necesario, tomaré un taxi. –Tony salió de la casa dejando al mayordomo parado en la cocina, lo admitía, no le gustaba tratarlo así pero no podía evitarlo por alguna razón no se sentía bien y eso comenzaba a enojarle.
El mayordomo por el contrario solo lo vio irse, su niño jamás lo trató así en ninguna vez y ahora todo era muy diferente. –Me pregunto si hice lo correcto...