Después de ese pequeño incidente todo volvió a la normalidad, Tony ya se había secado pero se quitó la gorra ya que es de mala educación traerla puesta durante las clases, Thor se retiró a su lugar después de haber sentido aquellas miradas; temía por su vida.
Cuando el siguiente docente entró, les dio el aviso de que una campaña de ETS estaba de visita para darles informes y ese tipo de cosas, por lo tanto la clase se suspendía. De inmediato todos se pusieron de pie con disposición de ir al auditorio a escuchar lo mismo de siempre cada vez que se trataba las ETS.
Tony se levantó de su pupitre con la intención de avanzar, siendo visto por Steve y James; juraban que verlo vestido así era demasiado lindo. Por otro lado Tony, no se percató cuando sintió el aroma de la chamarra de Bucky y el aroma de Steve que provenía de la bufanda, sin darse cuenta por completo, le terminó gustando el olor, cuando reaccionó solo pudo ruborizarse un poco, “¿Pero qué estoy pensando?”
Mientras tanto Natasha no se quedaría sin hacer nada, Loki ya había dado un paso y ahora le tocaba a ella a ayudar a su amigo, “Piensa Nat, piensa” se dijo la pelirroja, debía ser un plan en donde Barnes no estuviera involucrado o presente como con el de Loki, ya que podía tomarse como medio punto.
“Lo tengo” pensó la pelirroja, si Loki iba a jugar sucio ella también lo haría. –¡Steve! –le llamó con una sonrisa ganándose la atención del nombrado.. –Necesito que me hagas un favor y no aceptaré que te niegues.
-De acuerdo Nat. –se frustró, quería acercarse a Tony en cualquier momento y tener una oportunidad. –¿De qué se trata?
-¿Recuerdas que en el gimnasio hay una enorme caja de madera?
-Sí, la caja en donde puede caber una o dos personas, ¿Por?
-Esa. –lo palmeó en el pecho. –Lo que pasa es que quiero vengarme de Loki por haberse comido mis calostros, sabes que me los regaló mi tío cuando vino a visitarnos hace varios días.
-Si Nat, lo recuerdo, casi armas un alboroto cuando te enteraste que Loki se los había comido. –se encogió de hombros. –Bueno, fue lo que me dijo Bruce y él no es de exagerar.
-¿Me vas a ayudar o no?
-Cuenta conmigo. –dijo el rubio, la verdad a veces darle de su propia medicina a Loki era placentero. –¿Cuál es el plan?
-Mira quiero que te pongas esta bolsa de papel en la cabeza. –le extendió la bolsita de papel en donde llevaba su almuerzo, el rubio confundido agarró la bolsa. –Y que te metas a la caja, cuando escuches mi señal que será “¿Qué es eso de arriba?” sales de la caja, sujetas a Loki y lo metes junto contigo…
-¿No crees qué es demasiado? Podría asustarse…
-Valdrá la pena, yo sé lo que te digo. –su rostro reflejaba maldad, la pelirroja esperaba que no se negara. –¿Entonces?
-Está bien, pero si algo sale mal será tú culpa. –dicho esto el rubio salió del salón con dirección al gimnasio y meterse a la caja, que se encontraba recargada en una zona de las gradas.
Romanoff sonrió maliciosamente. –Bien, falta uno. –y salió en busca de aquel chico que traía loco a Steve desde el momento en que lo vio. Fue recorriendo los pasillos de la escuela, siguiendo a los demás alumnos, buscando con la mirada a su grupo, o a James o Bruce, tenía que estar con cualquiera de ellos. A varios metros localizó a Stark que se encontraba hablando con Barnes, joder, ni uno ni el otro desperdiciaba las oportunidades.
Pero había un problema y ese era Bucky, necesitaba deshacerse de él si quería llevar a cabo su plan, y que mejor que una mentira. –Bucky. –lo nombró y se acercó como si nada. –José Pedro quiere hablar contigo por uno de tus trabajos… creo que se dio cuenta que lo copiaste.
-¿Estás hablando del Profe? –preguntó el castaño mayor siendo observado por Tony que no entendía la situación y por Natasha que solo esperaba que fuera en busca de JP. –¿Pero yo no copié nada?
-Mira no lo sé. –la chica se encogió de hombros. –De todos modos ve a hablar con él, no vaya a ser una de malas y te vaya peor, además sabes cómo es, sobre todo cuando se enoja.
Bucky respiró hondo para armarse de valor e ir en busca del Profesor, cuidado cuando JP estaba enojados, hasta el mismísimo diablo le tendría miedo. –Deséenme suerte. –finalizó y comenzó a alejarse de los otros dos. –Nos vemos después Tony…
-Suerte… -le sonrió de una manera reocupada el castaño menor.
-Tony. –le habló la pelirroja. –¿Puedes acompañarme al gimnasio? Es que olvidé mi pulsera.
-Pero, ¿Y el evento? ¿No nos van a regañar? –sin duda Tony era digno de ser un pan de Dios.
-No te preocupes Tony. –la chica observó su celular para ver la hora. –Faltan 5 minutos para que empiece, todavía hay tiempo. –lo sujetó de la muñeca y comenzaron a avanzar. Natasha no se iba a rendir, su plan ya estaba al 75% solo faltaba la etapa final.
-De acuerdo… -comentó Stark.
Caminaron por los pasillos, nadie estaba por ahí, pues toda la academia se encontraba en el auditorio, cuando llegaron al gimnasio, Nat jaló a Tony hacia donde se encontraba la caja. –Por aquí debe de estar. –Dijo, esperaba el momento adecuado en que el castaño se pusiera de espaldas a la caja.
Estaban buscando la famosa pulsera hasta que Tony se colocó de espaldas a la caja, miró a su amiga y dejó salir el aire de sus pulmones. –Creo que no está aquí, deberíamos buscar en otro lado…
El plan seguía el curso, ahora solo faltaba dar la señal. –¿¡Qué es eso de arriba!? –gritó la pelirroja a lo que el menor volteó hacia arriba y de un segundo a otro el rubio salió rápidamente de la caja con la bolsa puesta en su cabeza que por cierto no le permitía ver correctamente, abrazó a Tony fuertemente y éste solo se asustó casi soltando un grito ahogado, llevándose al castaño consigo dentro de la caja.
“Bien” pensó la pelirroja, sin dudarlo se acercó a la caja y la cerró, colocando un candado en la parte para cerrar la caja dejando así a los dos chicos encerrados. –¡Vendré por ustedes cuando sea la hora de salida! –finalizó y salió corriendo del lugar con una sonrisa maliciosa, sus planes siempre funcionaban.
Cuando el Capitán del Futbol Americano reaccionó y escuchó lo que su amiga pelirroja dijo, se dio cuenta de su error, pues tenía apresado entre sus brazos un cuerpo demasiado pequeño para ser el de Loki, lo soltó y rápidamente se quitó la bolsa de papel para observar de quien se trataba, su corazón se detuvo cuando se percató de quien se trataba.
-¡L-lo siento Tony! –se disculpó, por Dios estaba completamente avergonzado por lo que había hecho, y todo por culpa de Nat, aunque una mitad suya se lo agradecía la otra solo quería vengarse de la chica por lo que hizo. –¿Estas bien?
-¿Qué acaba de pasar? –preguntó el menor.
-Pues estamos encerrados en esta caja, y lo estaremos por lo menos dos horas…
-Oh…
-Perdón Tony, no quise asustarte de esa manera. –tenía que hacer uso de fuerza divina para no abrazarlo, estaban demasiado cercas tanto que Steve podía sentir los latidos de su Tony.
-No importa… aunque casi se me sale el corazón del susto. –el castaño dijo, y cuando se dio cuenta de la posición en la que se encontraban se sonrojo, técnicamente estaba encima del rubio con sus manos recargadas en su pecho. –Steve… ¿No te molesta que esté arriba de ti?
-Caro que no. –desvió su mirada, estaban muy cercas. –Puedo tenerte así todo el día.
-De acuerdo. –Tony trató de verlo a los ojos, un azul que le pareció hermoso. –¿Puedo hacerte una pregunta?
-Si…
-¿Por qué Nat hizo algo como esto? ¿Y qué hacías dentro de la caja?
-Pues… Nat me dijo que se trataba de una broma hacia Loki. –se rio. –no pensé que terminaría así.
-Ya veo.
-¿Y ahora qué hacemos? –preguntó el Capitán, avergonzado, no creía que lo tendría así de cerca de un momento a otro y de manera extraña. “No desperdicies tu oportunidad Rogers” pensó, “Deja de lado tú cobardía”.
-¿Qué tal si hablamos para conocernos mejor? Digo, no hemos tenido la oportunidad de hacerlo correctamente. –sugirió el castaño.
-Me parece buena idea. –respondió el ojiazul. –Hay algo que quiero preguntarte.
-¿Qué cosa?
-¿Qué le hizo tú papá al chico que te dejó el ojo morado? ¿Qué paso? –era la oportunidad perfecta del rubio en sacar información e ir avanzando y ganar terreno en el corazón Tony.
-Pues… a papá no le gustó que en mi tercer día de clases en la Academia un chico me golpeara, lo que pasó es que iba corriendo por los pasillos porque se me hacía tarde y al ser nuevo todavía no me familiarizaba muy bien con la escuela, entonces choqué con un chico, si no me equivoco era del último año, y a pesar de que me disculpé con él me dio un puñetazo en la cara, si no hubiera sido por Thor que se encontraba cerca, ese chico me hubiera dado una paliza. –sonrió nerviosamente de recordarlo. –Y cuando mi papá se dio cuenta vino a hablar con el director, no sé muy bien que habrá pasado entre ellos, pero al día siguiente me enteré que a ese chico lo habían expulsado porque no era la primera vez que ocasionaba problemas.
-Vaya… -el rubio no sabía que decir, quería comprobar lo de su padre, y vaya que su Papá es aterrador. –por cierto ¿Cómo se llama tú papá?
-Howard
-Un momento… -el rubio parecía organizar sus ideas. –¿Hablas de Howard Stark? ¿Dueño de industrias Stark? ¿Ese millonario? –se sorprendió.
-Eh… sí. –el menor lo vio confundido. –Pensé que lo sabías, digo todos lo saben por mi apellido…
-Perdona… no me había dado cuenta… -sonrió nerviosamente, sin duda Howard Stark sería un gran obstáculo, sobre todo si era demasiado sobreprotector con Tony.
-¿Y tú Steve?
-¿Qué te digo? Vivo en un pequeño departamento con Bucky porque somos foráneos, y nos conocemos desde pequeños.
-Oh… Cuando quieras puedes ir a mi casa a quedarte, no hay problema. –el menor sonrió tiernamente. –A veces la vida de los foráneos es difícil.
-Pero bueno, Bucky y yo sabemos llevarla… -le regresó la sonrisa.
-Steve… sé que sonará raro, pero, ¿Puedo decirte algo? –se preocupó, Stark observó cómo Rogers lo miraba para luego asentirle. –Me gusta estar contigo… es reconfortante, me siento como si nada malo fuera a suceder… en otras palabras me siento seguro estando a tú lado. –los colores se le subieron a la cabeza y el rubio sonrió, significaba que llevaba buen ritmo, a este paso Tony sería suyo, pero lo último que dijo borró su sonrisa de su rostro de forma instantánea. –También cuando estoy al lado de James, a pesar de llevar mu poco conociéndolos, me gusta estar con ustedes. –finalizó. Rogers no sabía por qué, pero sintió como si Bucky estuviera empatado con él.