Morinaga observaba sentado en la cama, durante ya muchos minutos al joven quien estaba amarrado en frente de él en el suelo, su mirada atravesaba su persona como puñales poniéndole muy nervioso.
_ Buenas noches_ saludo con nerviosismo mientras pensaba en que hacer primero, no sabía si el humano delante de él tenía algún conocimiento de su manada o de lo que en realidad eran, preferiría mantener aquello en anonimato hasta que las cosas entre ellos no sean confusas _ me presentaré, soy Morinaga Tetsuhiro y soy...el jefe de esta aldea_ Morinaga no lo había sentido antes, debido a la confunción del momento, pero después de una profunda respiración notó un peculiar olor que le resultó muy agradable para su olfato, atrayéndolo lujuriosamente como un afrodisiaco, el deseo estaba comenzando aparecer en su sistema como nunca antes lo había sentido y para mal de él, creyó que la luna llena estaba haciendo sus efectos demasiado pronto.
El joven de larga cabellera rubia se retorcía de incomodidad, sacándolo de sus pensamientos.
_ te soltaré para ayudarte con las heridas y, permíteme disculparme por las molestias de mis ...hombres, ellos solo cumplen con su deber asignado_ suplicó acercándose al joven tratando de controlarse del creciente deseo, se agachó a su altura quedando hipnotizado por sus hermosos ojos miel, después de recibir de parte del joven una mirada amenazante, desató poco a poco las cuerdas que envolvían las manos.
El joven de hermosas características no esperó a que terminara para propinarle un doloroso golpe a Morinaga y escupir a un lado la manzana que le impedía hablar.
_ ¡Que te has creído para que me trates así!,¿Eh? _ exclamó furioso el hombre de hermosos ojos miel, e incluso con su agresividad, Morinaga creía que seguía siendo muy apuesto, aunque el impacto del golpe lo ha terminado por aturdirlo un poco, se quedó en el piso mirándolo impresionado, aunque no sabía si era por el golpe o por todas esas sensaciones que éste le producía y que aún no terminaba de procesar.
_ disculpa, Pero ¿Qué te hice? _ cuestionó arrastrándose lejos del hermoso joven, admitía que era lindo, pero eso no significaba que no fuese un peligro.
_ ¡TÚ...! _ antes de seguir con sus regaños, el joven rubio refunfuñó molesto hasta desplomarse en el suelo cansado, pensó, que la batalla contra esos pulgosos había sido agotadora para él.
Morinaga sintiéndose profundamente preocupado, obligado por unos desconocidos instintos se apresuró a levantarse del piso y acercarse a su lado, cargándolo como una princesa al cual no agradó mucho al joven.
_ ¡NO!, ¡SUÉLTAME!, ¡PERVERTIDO! _ sus gritos podrían llamar la atención de cualquier personal, pero esa noche iban a ser ignorados, después de todo era luna llena. Souichi molesto, pero sin las fuerzas para patalear se resistió a sus ocultos deseos, desconocidos para el tipo frente a él, sintiéndose avergonzado de tener esos pensamientos hacia un hombre, se sorprendió de no sentirse asqueado.
Morinaga al sentir cerca al joven en sus brazos, una fragancia cosquilleó en su nariz, sintiéndolo más fuerte y atractivo que antes, llevándose por un desconocido impulso, frotó suavemente su nariz con el pelo rubio platino que caía en cascada por el delicioso cuerpo de aquel joven que lo estaban llevándolo a la tentación.
_ ¿QUÉ...QUÉ HACES? _ vociferó Souichi sorprendido, sudando de nerviosismo por el acercamiento y atrevimiento de ese hombre.
Morinaga volvió a hacer uso de su fuerza para contenerse de hacer algo que termine odiando al joven rubio, lo dejó sentado en la cama mientras él se sentaba en el mueble cercano al cual resultó ser un sofá recostado en la pared frente al joven.
_ disculpa, me dejé llevar, eh empezado quizás con el pie izquierdo y sé que no te agradó, así que, ¿Podríamos empezar de nuevo comenzando con decirme tu nombre? _ cuestionó Morinaga con una suave sonrisa y una mirada encantadora que hizo al joven Souichi sentirse perdido y protegido, trató de evitar caer ante ese rostro angelical.
_ ¡Bien!, ¡Al fin tienes cerebro! _ rugió molesto sin saber porque, cruzó sus brazos en su pecho como queriendo apagar el calor que comenzaba a sentir, cruzó una pierna encima de la otra evitando que el tipo frente a él viera su excitación irracional_ Soy Souichi Tatsumi, mucho gusto_ después de ello, apartó su mirada molesta.
Morinaga sintió sus mejillas calentarse, el olor se había intensificado tanto llevando otro olor mezclado, el olor de la lujuria y deseo que no eran de su parte, sino del joven rubio.
_ (Pero, ¿Por qué?, Si el celo solo llega a los lobos de la manada, o incluso a los cambias formas, los humanos son casi inmunes al efecto lunar) _ Morinaga se cuestionó para sí mismo, preocupado de tratar que los instintos salvajes de su lobo interior eviten salir, porque justo en ese momento, su lobo hundido en su rendición por su alma gemela estaba pidiendo a aullidos y zarpazos cogerse a ese humano malcriado hasta que el placer y la lujuria los dominen, pasar toda la noche, madrugada y hasta cuando aguanten mojando esas sábanas con sus esencias, queriendo explorar y llenar su vientre hasta que no pueda más, mientras sus gemidos se combinen con el sonido de sus cuerpo topándose entre sí en una arrasadora reacción de lujuria, besos y caricias.
Si, efectivamente su lobo quería reclamar y marcar a ese muchacho como suyo, tenía una fuerte necesidad de que ese joven estuviera bajo él gimiendo como un adicto.
Solo para él.
Protegerlo en su nido.
Marcarlo con los dientes y...atesorarlo por siempre.
Morinaga se llevó las manos a la boca esquivando de la mirada del rubio al sentir que sus propios colmillos estaban dispuestos a marcar esa nívea piel, sorprendido, no podía dejar de mirar a Souichi notándolo hace unos minutos callado, inquieto, menos agresivo y sonrojado, esparciendo ese delicioso y encantador aroma, incitándolo a muchas cosas.
_ (¿Podría ser... que él es... mi pareja destinada?) _ Morinaga estaba muy sorprendido, algo comenzaba a levantarse entre su entrepierna y no precisamente era algo bueno, sobre todo para la persona que acababa de conocer.
El olor que emanaba Souichi de excitación era cada vez más fuerte e inquietante, inconscientemente, el rubio soltaba pequeños gemidos de necesidad.
Morinaga pensó que no era bueno estar con alguien que apenas conocía, mucho menos que éste no le ha dado el permiso adecuado para cortejarlo, pero la necesidad y el deseo pudo más que su conciencia.
El lobo en su interior se abrió paso tomando su conciencia para hacer realidad sus más íntimos sueños al cual, desde hace mucho tiempo, esperaba calmar.
El hilo de la cordura se rompió cuando Morinaga pudo ver en los preciosos ojos miel de Souichi la desesperación por aliviar su deseo.
Morinaga y su lobo aullaron con tanta ferocidad y alegría, anunciando de esa forma que el Alfa de la manada ha encontrado algo muy preciado, advirtiendo que esa noche de luna llena iba a ver una conexión no solo corporal, una noche insaciable, amenazando además, de no ser interrumpidos en ningún momento.
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Continuará