Jimin se encontraba corriendo junto con Jungkook en el pueblo que estaba hecho un revuelo.
Jungkook observaba con miedo como la gente empezaba a entrar en pánico.
Los seres inmortales se habían unido a los guardias protegiendo a las personas y el palacio.
-Jimin…- El rubio seguía corriendo sin soltar su mano.
-No mires.- Jungkook no dijo nada más.
Cuando llegaron al rio Mama, Jimin empezó a gritar el nombre de la serpiente.
El agua cambia a un color rojo dejando ver al enorme animal.- ¡Estaba dormido!
Su humor cambia al ver al hijo del bosque y Gumiho sin aire.- ¿Qué sucede chicos?
Jimin empuja a Jungkook al agua junto con la bolsa que la serpiente atrapa.- ¡Cuídalo, no dejes que salga de tu casa hasta que esté de regreso!
Hoseok asiente apretando a Jungkook sumergiéndolo hacia dentro.- ¡Suéltame! ¡Jimin Hyung!
La serpiente roja se agranda tapando la entrada de su casa.- Me mintió.- Jungkook no paraba de llorar.
-Niño, no sé lo que esté pasando, pero la cara de ese Gumiho daba miedo. Además, si dijo que regresaría no lo dudes.
Los ojos de Jungkook empezaban a picarle y pesarle.
El sueño lo estaba atormentando haciendo que se pasara pellizcándose los brazos.- No te duermas, no es el momento.
Hoseok se acercó al pequeño viendo el estado en el que se encontraba- ¿Pronto hibernaras?
-No lo are… no lo are.
El peli rojo vio con lastima a Jungkook. Tomo al joven con su cola y lo acerco a sus ojos.- Si las flores bailaran se liberarían sus pétalos. Es por eso que los dioses las dejaron quietas bajo tierra.-El hijo del bosque se encontraba perdido en las palabras de Hoseok.-Pequeña flor, ¿quieres bailar?- De un momento a otro la voz se acompañó de una melodía ligera. Aquello era un hechizo.
Jungkook sin poder luchar más cayó dormido esa noche en el que en el rio Mama bailaron las flores a la luz de la luna.
…
Taehyung se encontraba corriendo dentro del castillo buscando a Jin y Namjoon mientras que Suga lideraba a los guardias contra Taemin y Leteeuk en las afueras.
Si podía hacer tiempo lograría que Jimin llegara con él. Sin embargo, un castillo oscuro y solitario era lo que tenía en ese momento, puertas cerradas que al abrirlas hacían un gran eco.
Taehyung había crecido ahí y era la primera vez que no lo consideraba su hogar. Aquel que siempre estaba alumbrado, ruidoso y lleno de vida.
-¡Donde estas Jin!- Su espada era pesada por el tipo de persona que iba a matar.
-¡Namjoon!- por su mente pasaba que aquellos dos habían salido del palacio. Pisadas lo alertaron que no fue así. Jin estaba en frente de él dando el primer ataque.
Ambas espadas chocaron y con ello dio lugar a la batalla de los dos mejores amigos.- ¡Me traicionaste!
-¡Tú también eres rey!... cuando tu pueblo te necesita debes hacer lo posible para hacerlos sentir a salvo.
-¿Y a que costo?- Ambos se separan viendo la amargura del otro.- ¿A traicionar lo que más quieres? ¿Renunciar al amor? ¡Renunciar a tu persona! Serás un buen rey Jin, pero eres una miseria de humano que no lucho por sí mismo.-
Para Jin, todo lo que había dicho Taehyung era verdad. Cuando se convirtió en Rey dejo de luchar por lo que sentía por Namjoon.
Una vez en el trono tuvo que buscar a una esposa para la seguridad de su pueblo.
La mujer era responsable, hasta que conoció a Kai volviéndose en alguien débil que a primeras decidió huir y morir.
Taemin lo aprovecho eso y le quito el mando de su reino.
Namjoon siempre le dijo que recordara lo que le dijo Suga. Su pueblo estaría bien cuando terminaran los problemas, los cuales, decidió resolver a traición.
-Podre convertirme en una basura de humano, pero al menos sé que mi gente no morirá de hambre.-
Las espadas volvieron a sonar y con ella una batalla a sangre fría donde Taehyung iba perdiendo contra la experiencia del mayor.
Una ráfaga de viento entro por una ventana y con ella un zorro blanco de nueve colas.
El animal fue directo a Jin. Sin embargo, el ataque quedo a medias cuando este de desvió de su camino por esquivar una daga.
-Tú pelea es conmigo, Jimin.- de las sombras salió el alto.
Jimin, a la luz de la luna volvió a transformarse en humano dejando ver sus uñas afiladas, ojos azules y un espléndido abanico de ocho colas.
Namjoon quería apreciar más esa bella vista, pero sabía lo que pasaría si lo hacía.
Con una venda cegó sus ojos sacando su espada, listo para atacar al animal.
Jimin, sin miedo se acercó a él recibiendo un rasguño en el brazo por la espada.
Su herida ardía y su sangre brotaba.- ¿Crees que no me prepararía?
-Una espada bendita- Eso era lo que tenía en manos Namjoon siguiendo con sus ataques al ser inmortal.
Tanto Taehyung como Jimin se encontraban en una gran pelea.
-Taehyung.- La voz agotada de Jin volvió a él- Si en nuestra otra vida nos volvemos a encontrar, ¿podrías ser mi amigo?
-¿Me traicionaras de nuevo?
-Esta vez, te protegeré.
La sonrisa agotada que salía de la boca de Taehyung aminoro el dolor de Jin.- Eso sería grandioso.
-Lo siento, Taehyung.- Jin no lo dudo y en un ataque atravesó con su espada el cuerpo del joven rey.
Jimin, con solo oler la sangre de Taehyung agrando sus ojos dirigiendo su atención a él- ¡Taehyung!- Más que grito su voz parecía un lamento.
Namjoon aprovecho su descuido para atacarlo. Algo que nunca ocurrió cuando una neblina densa le quito la venda. –Escucha mi voz. – Su espalda se erizo al oír la voz de Suga- ¡Jimin!-
El rubio con rabia tomo la espada de Taehyung atacando con todas sus fuerzas a Jin.
El pelinegro entro en pánico perdiéndose en los ojos de Jimin.
Sin poder hacer nada más paro sus ataques.- Mira a Namjoon.
El alto podía ver como Jin era controlado.- ¡NO!
Suga, apretando fuertemente con su neblina a Namjoon pregunto.- ¿Por qué deberíamos escucharte si mataste a nuestro rey?
-Mátenme a mí.
Jimin no dejaba de ver a Jin y aun así hablo.- Y eso aremos, pero no sin antes demostraste el dolor que merecen.- Jimin, sin inmutarse dio su última orden al rey Jin.- Córtate la garganta.
Namjoon fue el único que aprecio tal suicidio.-…Jin- Su voz rota mostraba inmenso dolor. El joven había perdido a la única persona que había amado en toda su vida.
Suga al instante lo dejo caer, golpeando su nunca dejándolo inconsciente.- vivirás una peor pena que la muerte, ya lo veras.
Se alejó del hombre acercándose a Jimin quien sostenía a Taehyung.
El joven sonreía mientras tomaba la mejilla de Jimin.- Cuiden de Jungkook, por favor.
-Taehyung... Somos tan inútiles.
Taehyung negó- Son los seres más poderosos que los dioses pudieron enviarme.- Cuando Suga se acercó, Taehyung dirigió su mano a él, la cual tomo.- Por favor bórrale la memoria Jungkook. Haz que… haz que… no… me recuerde.
-Su majestad.
-Quiero que sea feliz, recordándome no lo será.
Suga cerró sus ojos arrugando su frente aceptando el pedido.
-Suga, ¿Ya no hay reyes?- El peli blanco afirmo a la pregunta. Taehyung sonrió cerrando sus ojos.- Eso es bueno.
Sin decir nada más su alma salió de su débil cuerpo buscando regresar nuevamente, tal vez con el tiempo.
-Kookie, volveré para decirte adiós.
Jungkook dormía soñando con una triste despedida.
Hoseok se acercó al menor viendo como lagrimas rodaban por sus mejillas.- ¿Que sueño tan miserable te tiene así pequeño?
…
El pueblo de Serendipity estaba a salvo gracias a los seres que habitaban Danger, además de Suga.
Tanto Taemin como Leteeuk habían muerto en manos de los seres gatos.
Hubo muchas pérdidas y entre ellas la de Guk Joo que salvo a la gente del palacio. Y la de Jr quien no dudo en proteger a Yugyeom. Sin olvidar la del querido y joven rey.
Jimin y Suga salieron del castillo rumbo a donde se encontraba el pequeño que desde ahora protegerían.
Ninguno de los dos dijo nada de Taehyung. Solo se limitaron a observar al Jungkook que dormía tristemente.
-No ha dejado de llorar.- Decía Hoseok mientras limpiaba la cara del joven.
-Suga… Hazlo hibernar, y entre sus sueños borra su memoria- Dijo Jimin empezando a llorar silenciosamente.
Se acercó al menor y se recostó a su lado arrullándolo entre pequeños golpecitos.- tranquilo Kookie, no seremos Taehyung pero trataremos de darte todo el cariño que podamos.
Suga bajo su cabeza tragando su llanto.
Hoseok se limitó a ver. El mundo a veces podría ser cruel, y más cuando seres inmortales se encariñaban con los humanos.
Un año después Jungkook despertó. Una pequeña cabaña era su hogar, a lado de un hechicero y un Gumiho.
Sus días eran soleados. A veces salía al pueblo a jugar con un gato de cola color violeta.
-¿Yugyeom, por qué siempre volteas a ver tu lado derecho?- el joven gato sonrío.
-Es un hábito.
Si de hábitos se trataba, Jungkook tenía uno.- No dormir solo.
-¿Dijiste algo?
-No, solo hablaba conmigo.
Siempre que llegaba la noche su cuerpo se sentía vacío, y por más que dormía con Jimin o Suga seguía ese sentimiento.
Hubo una vez en la que lloro con todo su ser, simplemente por ver el lado de su cama vacío.
-¿Jungkook?- El castaño voltio a ver a su amigo- ¿Qué es eso en tu brazo?
El brazo derecho de Jungkook brillo, y como acto de magia una mariposa azul salió de él.