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CARLOS/CARLINE por nansalang

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CAPITULO TRES

 

Era simplemente imposible... pero ahi estaba. A el mismo le costaba creerselo. Leila lo habia enfundado en un vestido simple de colores pasteles, unas medias transparentes y un par de zapatos con algo de altura. Carlos se miraba como si fuera otra persona... la chica del espejo era bella, con una cintura menuda, vientre plano, culo marcado y sus piernas...  ¿como nunca se habia dado cuenta de lo torneadas y bien hechas que eran?

-. Camina... haz la prueba – lo animo Leila

Carlos aun estaba pegado en el espejo y movia la cabeza, negando mientras trataba de mantener el equilibrio

-. Voy a caerme y tu seras culpable de que me rompa los huesos

¿Como lo hacian las estudiantes de su clase? Algunas usaban tacos muy altos todos los dias. Nunca había pensado en la dificultad que hacerlo suponia.

Leila le explico y lo fue guiando con tranquilidad. Media hora despues, Carlos daba pasos mas seguros y sonreia timidamente, aun inseguro.

-. Ahora, solo falta agregarle estilo a tu forma de moverte para convertirte en mi modelo perfecta

Leila respiraba orgullo por cada poro, pero Carlitos, a pesar de lo que veia en el espejo, se mostraba reticente. No era una chica ni una modelo.

-. Solo soy yo, disfrazado – comento al espejo

Leila no se lo tomo bien

-. No sabes lo que dices!!! Esto que ves en el espejo es uno de mis mayores esfuerzos profesionales. Te he convertido en una preciosa chica, acaso no te das cuenta??

-. Si, pero...

Era poco habitual ver a Leila enojada

-. Vamos. Voy a demostrartelo para que no quepa duda.

Tiro a Carlos del brazo en dirección a la puerta de calle

-. ¿Que haces? – trataba de seguirle los pasos montado sobre los tacos porque de otra manera terminaría en el suelo

-. Vamos a salir – dijo decidida sin soltarle el brazo

Era tanta la impresión de Carlitos y su miedo a perder el equilibrio que cuando quiso hablar ya estaban fuera de la casa, subiendo al auto de Leila.

-. Este es el trato – expuso Leila hablando de prisa todavía alterada – iremos al restaurant donde trabajas y tomaremos un jugo. Tu no te preocupes. Nadie va a reconocerte

-. No!  Yo no voy a bajarme de este auto – protestó Carlitos, cruzando los brazos enfurruñado y asustado a la vez

-. Escucha cariño, Si hay cualquier problema no volvere a presionarte. Lo juro!!! Pero si todo sale bien, como se que sera, tú y yo vamos a participar en ese concurso y ganarlo – Había mas que decision en las palabras de Leila. Estaba suplicando por mantener su negocio a flote

-. Solo entraremos a comprar el jugo y saldremos – aceptó Carlitos despues de un tenso silencio

-. Si. De acuerdo

-. No deberías haberme puesto un vestido tan corto – reprocho Carlitos estirandolo dentro del auto en movimiento

No fue hasta que escucho las carcajadas de Leila que reparó en lo que había dicho. Oh por Dios!!! no llevaba ni cinco minutos siendo mujer y ya estaba protestando por como le quedaba la ropa. Rieron hasta que la tirantez del ambiente se convirtio en un pequeño nerviosismo.

El pueblo era pequeño y solo habían tres lugares de comida rapida. La clientela era habitual en ciertos horarios pero a esa hora de la tarde, esperaban encontrarlo casi vacío. Leila estacionó cerca del local y respiró profundo

-. ¿Estas lista? – pregunto

Carlos estaba a punto de respirar profundo también pero se quedó en la intencion al escuchar la pregunta

-. ¿Cómo que si estoy “lista”... querras decir “listo”, no?

-. No. Yo estoy hablando con Carline. Tu no estás aquí. – rio ella ante su obvia equivocacion.

-. Leila... si algo sale mal, si mis compañeros de trabajo me reconocen...

-. No va a pasar nada malo. Confía en mi, por favor.

No. Es decir, confiaba en Leila para muchas cosas. Era la única persona a quien le contaba casi todo, pero en esta locura... Dios!! ¿Por que le había hecho caso??

-. Camina despacio y habla conmigo como si estuviéramos divertidas – Leila lo tomo del brazo.

Avanzaban por la calle y Carlos estaba a punto de entrar en panico.

-. No estoy divirtiéndome

-. Recuerda lo que te dije

Si, claro. Hoy le había dado mil instrucciones y en horas lo había convertido en mujer. No se acordaba de nada.

-. Espera. No puedo. Hay mucha gente!!!

Estaban a punto de entrar y Carlos había cometido el error de mirar hacia dentro en vez de fijarse en sus propios pasos

Pero Leila no se detuvo y con una sonrisa amable sostuvo la puerta del local abierta para que “ella” entrara.

-. Está casi vacio. Recuerda que eres Carline y actua como ella

No le respondio porque no podía hablar. ¿Actuar como Carline?... ¿Quién demonios era Carline sino una invencion?  Siguio avanzando sin mirar a nadie, El corazón le latia tan de prisa que penso que iba a darle un ataque.. NO! No podía morir en su lugar de trabajo y mas encima vestido de mujer. Por dentro estaba paralizado por el miedo.

-. Hola, chicas ¿Qué van a querer?

Roger las estaba atendiendo. Carlos lo miro de reojo... varias veces.

-. Un jugo de piña para mí – dijo Leila – Y tu, Carline, ¿Que vas a querer?

Dios!! Mas encima quería que hablara!!! Le iba a dar algo... Por un breve segundo sus piernas tambalearon pero se repuso de inmediato. Sin quererlo, producto del tambaleo, su mano se elevo en el aire y de pronto se encontró frente a su compañero de trabajo, con la mano levantada, la boca abierta y siendo objeto de una mirada muy atenta

-. Jugo de piña – tartamudeó muy despacio dirigiendo la mano hacia un mechón de su cabello que acomodó detrás de la oreja en un gesto muy femenino.

Roger sonrió de vuelta... Carlos abrió grandes los ojos. Conocía esa sonrisa pero no podía creerlo

-. Tomen asiento, Se los llevare a la mesa. – respondió Roger

-. No, no vamos...

-. Claro que sí!!! – dijo Leila en voz alta dirigiéndose a una mesa. 

Carlos quedó solo frente a Roger. Leila estaba solo a unos cuantos metros y no le quitaba los ojos de encima pero él nunca se había sentido más vulnerable en su vida... Era un momento crítico en el que podía echar a perder todo el resto de su vida cayéndose o haciendo algo que lo dejara en vergüenza eterna... o podía recordar lo que había dicho Leila y caminar hacia esa mesa como si en verdad fuera Carline, la chica hermosa del espejo.

-. ¿Eres nueva en la ciudad? – preguntó Roger

Carlos estuvo a punto de lanzar una risotada... el idiota le estaba coqueteando pero recordo a tiempo que era Carline. ¿Como respondian las chicas? Penso en sus compañeras de clase, su madre, Leila y todas las mujeres que conocia...

 

NOTA DE LA AUTORA:

Para leer este capitulo completo, por favor pincha el link a continuacion:

https://atame-novelas.com/2018/05/11/capitulo-3-9/

 

 


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