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Segundas Oportunidades por Aryam

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Notas del capitulo:

¿Qué tal?

¿Demoré un poco? Lo lamento, pero estaba algo atareada.

Ahora disfruten de la lectura, nos vemos en notas finales.

Epílogo.

 

 

No había forma que terminara una historia para comenzar otra, gruñendo entre dientes por el lío que se creó a base de los comentarios de sus familiares y la propia actitud o la de Kakashi, no sabía a ciencia cierta, simplemente porque no estaba preparado para esa pregunta.

 

¿Son novios?

 

 

Después de dos semanas que fueron muy gratas sexualmente e íntimas, tanta felicidad no dudaría mucho. Habían aprovechado de disfrutar lo que era tener al albino no solo para discutir, conociendo facetas que desconocía y el otro de él también, que cabe destacar ambos eran buenos –si se lo proponían– en molestar a otros, en especial a Shuishi que buscaba estar al nivel de ambos o insinuar una relación libertina entre los tres, colocando la guinda en la torta para decidir echarlo de su hogar y se buscara un hotel con putas si andaba con tantas ganas.

 

– Ese enfermo. Realmente no puedo creer que sea mi familiar.

 

– Si gustas puedo confirmártelo, tienes una vena pervertida en potencia.

 

Rezongado o no, las orejas le ardieron al entender qué insinuaba y admitir para sus adentros que estaba en lo cierto, aunque él no se quedaba atrás. De algún modo, después de esa vez en la azotea y los recuerdos que vinieron, su confianza hacia Kakashi era de tal modo que íntimamente podía mostrarse cual era. Al fin y al cabo, se conocían demasiado para ser pudorosos, al menos que fuera en mostrar sus sentimientos.

 

Kakashi no era mucho de profesar a los cuatro vientos lo que sentía, era más de demostrarlo con acciones, esas que las descubrió al no entender por qué se empeñaba en limpiar el departamento antes de ir al instituto si podía llamar al personal de limpieza del edificio o cocinarle, si podían ir a un restaurant. Por un momento sintió escalofrío imaginándolo como toda una esposa, ya que sus pensamientos eran muy bizarros o no tenía esa imagen en el otro, hasta que el mismo Kakashi se lo aclaró al replicarle que no se preocupara por la comida.

 

– Es un hábito que tengo desde que era niño, antes que muriera mi padre. –Imaginó que hablaba de Sakumo, el Colmillo Blanco de Konoha, porque no conocía al padre de su vida actual. – Me siento incómodo sin hacer nada, sobre todo cuando él se ausentaba.

 

La palabra “ausencia” despertó su conciencia, comprendiendo lo que quería decirle y contener la emoción por dentro, con las mejillas delatando su sentir como le ocurría al otro al confesar aquello. Los dos vivían ocupados con sus vidas, tanto así para no llegar a verse siempre. Kakashi por un lado que había pausado sus trabajos para estudiar para los exámenes finales y entrar a la universidad, situación que le hacía sentir un vejestorio. Él siempre llegando del trabajo con Minato y si lo pensaba bien, no tenía desde hace tiempo preocupación por la cena de él como de su hijo o si tenía que hacerlo dormir a su lado porque su pieza era un chiquero, ni qué decir de la ropa.

 

Aquel idiota transmitía un “te amo, estoy contigo” indirecto que recién se daba por enterado.

 

– Si quieres ser de chacha allá tú, solo no te sobre esfuerces y preocúpate de tus cosas. –Insolente, evita mirarle a los ojos y comer con una sonrisa en los labios.

 

– Lo sé. Tú come tranquilo, no te vayas a atragan… – Ve a Obito toser al ahogarse con el arroz, pidiendo agua con desespero, acercándole un vaso con aquel contenido. –atragantar. Respira.

 

Kakashi cuando no era irritante, eral realmente adorable y emocional, aunque soltar palabras bonitas o una cursilería no iba mucho con ellos, al menos a él para expresarse. Extraño o no, lo agradecía. Sería realmente raro.

 

 

 

 

Con Rin, la situación se había normalizado y antes del año –tiempo que Kakashi tenía pensado en tener el dinero para trasladarla– ella en un mes sería llevada al refugio con personas que padecen su misma enfermedad. Los ataques se habían calmado gracias a los medicamentos y en las ocasiones que lograba darse una escapada, ambos estaban con ella. Omitían comentar sobre la nueva relación que tenían los dos si la Rin del pasado se presentaba y se limitaban a hacerla reír, aprovechando el tiempo que les daba, hablando de cualquier tema que lograra sacarle una sonrisa.

 

En parte, más calmado, le había extrañado no encontrarse a Izuna acosando a Kakashi en el hospital o estando a su lado, comentando al respecto en algún momento.

 

– Uh, debe estar haciendo algo productivo a diferencia de ti. –Es la respuesta que le da el albino, sonriendo bajo la mascarilla por la mirada enfadada de Obito.

 

– A él, tú le gustabas. –habla más para sí que para el otro, deteniendo el paso en el pasillo y estando ambos cerca de los baños, teniendo otra cosa en mente también. – ¿Se te confeso? –Por la mirada baja de Kakashi le confirmó que así fue. Bufando con mal humor al pensar que su familia estaba mal, incluyéndose al estar atraído por Kakashi.

 

– ¿Estás enojado?

 

La voz de Kakashi le saca de sus pensamientos, girando la cabeza para mirarle y negar con esta, tomando su muñeca para su sorpresa, arrastrándolo con él hacia el baño de hombres. Dentro, lo empuja a uno de los cubículos y caza sus labios por encima de esa mascarilla, acariciando su cuello para bajar a su vientre, deslizando la mano a su trasero para traerlo hacia si en un frote descarado por encima de la ropa. Jadeando a la par, siendo Kakashi que deja ver su rostro para tomar sus labios otra vez, el que corresponde gustoso y ríen después por lo estrecho que esta todo.

 

Él no podía estar enojado, se negaba a ser tan caprichoso con Kakashi como lo fue en su infancia con Rin en el mundo ninja y que ocupara un lugar importante no solo en su mente. La razón de sus acciones o comentarios, prefería encasillarlo a un morbo de tener a alguien menor de edad de forma sexual –por más enfermo que se viere–. Kakashi solo era Kakashi y no quería hondar más en ello, por más que el sexo fuese increíble con él.

 

 – Es demasiado estrecho. –se queja Kakashi antes de verse obligado a sentarse sobre las piernas de Obito, que usa el inodoro como asiento. – Y apesta, hn… –Agrega, callado pronto con un beso y sintiendo las manos ajenas tocarle por debajo de la camisa, que impaciente tira sin compasión en vez de tratar con los botones primero. – Obito… – Los dedos juegan con el pezón izquierdo, a la vez que la boca  del nombrado se entretiene con el derecho, empezando a excitarse.

 

Era tan fácil de excitarlo, todo por memorizarse sus zonas sensibles y a base a ello cómo atacarle, sonriendo gustoso por el modo que se frotaba contra si o jadeaba sobre él, sintiéndose ganador si no fuese porque Kakashi también le conocía tan bien que no dudaba en colar la mano en sus pantalones, acariciándole el miembro mientras él se hacía de su pecho o cuello, gimiendo sobre su piel. Bueno, los dos eran buenos excitándose mutuamente de ese modo y en lugares como ese, donde no se cortaba Kakashi en seguirle el juego.

 

Unos pasos se escucharon, quedando quietos por un momento ambos y oír dos tipos hablar ajenos a lo que hacían, mirando hacia arriba a Kakashi, el que no dudó usar la mascarilla para morder y apagar los sonidos que pensaban salir por su culpa, que aprovechó la distracción de esos sujetos para colar la mano bajo sus pantalones, hundiendo el índice en su ano a la vez que mordía su costilla. Lo peor es que los tipos no se iban y por lo que olía, el aroma de ambos o del lugar era opacado por el olor a tabaco en el aire, teniendo que llevar la mano libre a la boca al casi toser.

 

Se miraron y por más preocupado que estuvieran porque los descubrieran, estaban muy duros para dejar aquello así, volviendo a besarse en silencio. Y habrían pasado unos dos minutos, demasiado tortuosos hasta que esos dos se fueron, sacando los dos dedos que le tenía metido a Kakashi para prepararlo de un tirón, saliendo del cubículo rápido antes que alguien más se le ocurriera entrar y cerrar la puerta con seguro, bajándose los pantalones a prisa.

 

– Mételo ahora. –Con la voz estrangulada en placer, Kakashi se apoya en uno de los lavamanos con ambas manos y alza las caderas desnudas, las cuales Obito no demora en sostenerlas hacia sí con una mano y la otra dirige el propio miembro entre medio de sus glúteos, rozando su anillo antes de abrirse paso, entrando de una. – ¡Duele, joder! –Encorva el cuerpo, apoyando la frente sobre un brazo, sintiendo el interior ser llenado con brusquedad.

 

–Eso te… pasa por… darme órdenes, tsk. – explica malicioso, jadeando por la deliciosa sensación de ser aprisionado. Recuesta parte de la espalda en él, apoyando el mentón sobre el hombro pálido con una que otra marca -que anteriormente dejó- y lamer su cuello, sonriendo al percibir ese cuerpo vibrar contra del suyo. – Oh, sí… – Comienza a moverse lentamente, logrando sacarle sonidos a Kakashi de quejidos a gemidos, apresando su miembro para masturbarle mientras se mueve dentro y al toparse con el espejo, apreciarse a ellos insertos en ello, enrojeciendo por la visión.

 

No es que alguna vez se haya puesto a admirar el cuerpo masculino y sus formas, tan diferentes al de una mujer con sus curvas; no obstante, el de Kakashi se acoplaba al propio de un modo sorprendente, sea con ese pecho marcado y vientre plano, ya menos delgado que la primera vez que intimaron, con esa piel que le tentaba a marcarlo.

 

– Kakashi… –Susurra, correspondiendo a sus labios al tenerle más cerca y su mano ceñida tras la cabeza en caso de apartarse, lo que no haría.

 

 

 

 

– ¿Y? ¿Son novios?

 

Después de unos agradables semanas, todo se fue a la borda con esas preguntas y topándose con las miradas de su familia en su departamento concentrado en lo que diría.

Su madre siempre le sonreía expectante, creyendo ingenuamente él que se limitaría a aceptar a Kakashi sin tanta pregunta una vez fueron presentados. Buscó apoyo en alguien, pero Sasuke siempre se aliaba con Naruko, Itachi también solo por joderlo y ni hablar de Deidara, que contenía la risa y sonreía con malicia con bebé en brazos. Ni contar con Madara porque no vino y ni hablar de Shuishi, que parecía tener preguntas también si es que no se le ocurría nada a Naruko por decir. Izuna, parecía mantenerse ajeno, centrado solo en su pequeña hermanita.

¿Y Kakashi? El maldito acompañó a Minato al baño, dejándolo solo. Ni en él se podía confiar.

 

– No, no lo somos. – Responde, bebiendo con mucha sed y de un sorbo la bebida en mano. – ¿A qué va esa pregunta?

 

– Es que nunca te hemos visto tan familiarizado con alguien como ese chico, hermanito. – Responde Itachi, el que come de su plato solo por llegar tarde.

 

– Justamente. – habla Shuishi, quien recordaba mejor que nadie lo que pasaba en ese departamento. – Yo pensé que lo eran, digo, están muuuy familiarizados.

 

La botella golpeo la mesa, claro reflejo de su molestia en aquel tema que cree no les incumbe. Obito era como su madre, demasiado obvios para fingir, menos si se sentía entre la espalda y la pared por parte su familia, cuando él nunca hacía comentario a ellos.

 

– Kakashi es solo un buen… – ¿amigo? Con quién no dudó en encamarse en casi presencia de Shuishi. ¿Su antiguo rival que decidió tener algo más en otra vida? Había muchas cosas que hasta él intentaba aclarar consigo mismo y le frustraba tal situación. – amigo o lo que sea. –Termina de responder con las mejillas con un leve tinte carmín.

 

Naruko junta las manos, riendo divertida por las reacciones de su hijo mayor y terminar de sonreír zorrunamente. – Lo importante es verte feliz y sea lo que tengas con Kakashi, vaya por buen puerto.

 

– Madre. –Gruñe sonrojado.

 

– Pero bueno, no traje a la familia a hablar solo de ti Obi-kun, sino de algo importante. – Aclara, llamando la atención de todos y ver expectantes sacar unas motitas de bebé del bolso que traía. – ¡Ta-ra! Su madre espera un bebé~

 

– ¡¿Qué?! –exclaman todos a la vez, sin creer que fuese posible, donde algunos pasan la vista de Naruko a Sasuke impactados, en más por la edad que tenían para salir con ese tipo de sorpresas. Este último omitía palabra con las orejas ardiendo.

 

Fue así que el tema cambio radicalmente para concentrarse en ellos, relajándolo un poco. Sin embargo, al regresar Kakashi con Minato, no pudo evitar notarlo distinto y la forma indescifrable de mirarle, descartando el intento de hablarle.

 

– “Me escuchó”. –piensa al final, llevando una mano tras la cabeza y tener una vaga idea que su reaccionar era por enfado o algo similar. Igual no podía culparle, era un tema que nunca sacaron a flote hasta el día de hoy y creía ya ser innecesario.

 

– Tío- idiota – Voltea a ver quién le dice así, apreciando de cerca Izuna y sus ojos afilados hacia su persona, correspondiendo con la misma mirada sin decir nada.

 

 

 

 

 

 

De noche, nuevamente quedó el apartamento en una paz que ya extrañaba. No era común tener a toda su familia reunida en su hogar, pero por fin se daba un respiro y baño de tina merecido, aunque le habría gustado pasar de otro modo ese domingo.

 

Al salir del cuarto de baño, con una toalla en la cintura y otra secando su cabello, Obito se encontró a su hijo Minato riendo mientras era vestido con el pijama, paseando la vista a quién lo hacía y desviar la mirada al toparse con la de Kakashi, el que al sentirse observado a cierta dirección descubrió a Obito.

 

– ¿Qué tal el baño? – Indaga ante el silencio el albino, secando con esmero los cabellos rubios de Minato después de vestirlo y pronto usaba la secadora, quedando algo atontado por las caras que el niño ponía por el aire que le daba al rostro.

 

– Bien. –Tomó asiento en el borde de la cama, en una distancia prudente de aquellos dos. Se acercaba el verano y por lo mismo no se molestaba en vestirse todavía, contando que estaban en confianza; aun así, la pequeña molestia en el pecho seguía ahí por las preguntas de su familia.

 

Un suspiro sonoro de parte de Kakashi hizo que Obito saliese de sus propios pensamientos, sonriendo leve al apreciar un aire de cansancio en el otro que le otorgaba más años que a él. Quizás sus cuerpos tenían una edad, pero de alma, los dos eran unos viejos que tenían el peso de muchas cosas de su anterior vida.

 

– ¿Estás bien? –Obito alborota el cabello de Minato, el cual se acomoda a su lado, quejándose de que esta mojado y terminar tomando asiento al lado de Kakashi mejor, que atento este último le dedica una mirada cariñosa.

 

– Uh, creo que sí. – No se le oía convencido, arqueando una ceja Obito en señal de no creerle y reír al sentirse atrapado. – Que sí lo estoy, solo que tu familia es demasiado… –pausa, buscando una palabra adecuada.

 

– ¿Es? – Ríe altivo, tirando del pie de Minato para molestarle y de paso llenar sus palabras en ello que busca la definición sobre su familia. – Sea lo que digas, no será peor a lo que yo de niño la he descrito. No te contengas, ne, Bakakashi.

 

– Peculiar. – Animado el joven, suelta y Obito cree que a veces Kakashi se ha vuelto demasiado amable, extrañando un poco al altanero chico que lo dejaba en vergüenza frente a Rin. – Es extraño que mis antiguos alumnos sean tus padres o que sean mayores que yo. –Fija la vista en Minato, el niño que su anterior vida fue su sensei. – Especialmente que seas padre de este niño.

 

– Oh, son solo detalles. El asunto es fluir y no buscarle tantos por qué, sino te vuelves loco. – Comenta, comprendiendo más que nadie a lo que se refería y reír, como si fuese una buena broma todo aquello. – Quizás en unos años más tengas tus propios hijos. –dice sin pensar, que lento se percata de lo dicho y obtener una carcajada de Kakashi, consternándolo. El pequeño rubio solo los mira, confuso al no entender de lo que hablan y al final acomodar la cabeza sobre las piernas del albino para dormir al no recibir más cosquillas.

 

– ¿De qué te ríes? – Al sentirse burlado, percibe el deseo de golpearle para callarse.

 

– No es por nada, ¿pero de verdad me ves con hijos? –inquiere Kakashi al ver que, si sus suposiciones son ciertas, Obito no ha asimilado bien un detalle mientras ha estado con él.

 

– Hn, no sé. Es cuestión tuya. – responde, llegando a su mente la imagen de Kakashi con un niño parecido a él con otra persona, lo cual le la idea no es remotamente agradable si no se ve… ahí. Un escalofrío se deslizada por su espalda por ello. – No, realmente no.

 

– Ya me estabas asustando, idiota.

 

– De qué vas tú, ¿acaso no piensas darle un nieto al menos a Rin? – añade, recordando a su amiga y su salud cada día decayendo, temiendo por un lado dejar a Kakashi solo sin verle crecer o formando una familia, como las que tenían sus padres con él.

 

– Oh, creo que ella lo entendería, es Rin después de todo. – Fue su respuesta, mirando ceñudo al otro sin poder evitarlo. – Pro-prometí… estar contigo.

 

– Tsk, lo que digas. –El mal humor cambio a la vergüenza, recordando aquello y sentirse idiota por olvidarlo, evitando la mirada de Kakashi, apartándose por buscar una playera junto a un bóxer al closet.

 

No sabía aún cómo actuar ante los momentos cursis que les salía a ellos de la nada, suponiendo que todo sería muy diferente si alguno fuese una chica, pero eran hombres y ninguno de los dos era de actuar como una, ni parecido. Él había tenido de pareja a Shion y ella a pesar que no era muy dada al romanticismo, tenía sus momentos dulces o esos sobresaltos de emoción cuando la sorprendía. Definitivamente estar con una chica era muy distinto.

 

Mira por sobre el hombro, mientras se viste, a Kakashi cargar a Minato fuera del cuarto y recién por fin respirar al quedar solo.

 

Él no era homosexual, al menos no hasta que empezó a tener sexo con Kakashi y no se sentía así menos, solo era con él, punto. Agradecía que su familia fuera de mentalidad abierta para no espantarse o indagar mucho si era gay por tener a Kakashi ahí, preguntando sencillamente si tenían algo más que una amistad.

 

Debía admitir, que a pesar de sentirse confundido al tener a Kakashi a su lado y el dejarse llevar por la confesión de este con él en aquel recuerdo, no era alguien de manejar ese tipo de circunstancias. A él le costaba pensar primero y no después, como ahora, que recién se daba cuenta que no pensó en los deseos de Rin quizás en ser abuela o no ser lo necesariamente valiente para decirle a su familia que estaba emparejado con ese idiota, aquel que le aguantaba todo.

 

– ¡Kakashi ven acá ahora! – grita, llamando al susodicho que al cabo llega sin entender a qué se debe el escándalo de Obito, dirigiéndole una mirada nada más. – Mañana te haces un tiempo, iremos a casa de mis padres.

 

– ¿Y se puede saber por qué? – se acerca Kakashi, claramente confundido. ¿Habría pasado algo en su ausencia?

 

– Es que… es que hoy ellos me hicieron una pregunta. – dice con las mejillas encendidas.

 

– ¿Si somos novios? Hmm… – el albino coloca una mano en el mentón, quedando en cuclillas frente al moreno. – No tienes qué.

 

– ¿Oíste? ¡¿Por qué no dijiste nada?! –vocifera, tomando del cuello de su camiseta con enfado, el cual Kakashi ni se inmuta. Lo que molesta más a Obito es que parece divertido de ello.

 

– Porque tú debías responder, no yo. –se excusa, colocando las manos a la altura de la cabeza, apartando la cabeza de la suya molesta.

 

– Eres un… –Gruñe el moreno, soltándolo con enfado contra el suelo como su único impulso y cruzarse de brazos, cerrando los ojos.

 

– Tranquilo, no tienes por qué alarmarte. De algún modo… –Vuelve a acercarse Kakashi, logrando de algún modo sentarse sobre sus piernas y deshacer el cruce de brazos de Obito, bajando la mascarilla de paso para robarle un beso con el cuerpo pegado al suyo. – eres malo mintiendo y sé que mueres por mí.

 

– Tú… –Con los ojos entreabiertos y las mejillas como las orejas encendidas, sin saber dónde poner las manos cuando tenía a ese encima, demasiado para tener más calor que antes. – Creí que te había afectado, engreído. –confesó, decidiendo colocar las manos en su trasero.

 

Una risa escapó de los labios de Kakashi, negando tal cosa. – No negaré que un poco, pero las circunstancias eran raras y, como dije… –Viaja los labios a su oído, mordisqueando el lóbulo de su oreja. – eres malo mintiendo.

 

Obito solo bufa, perdido en su voz atrayente y las atenciones, sacándole un suspiro a Kakashi cuando hundió los dedos en su trasero o subiendo las manos por su espalda, debajo de la ropa. Buscó su boca y la halló, siendo correspondido en un beso hambriento, rodando sin separarse por la cama al dejar caer la espalda contra el colchón. Solo el deseo de respirar los liberó un poco, sonriendo arrogante por el estado agitado que tenía a Kakashi bajo él.

 

– No me molestes, Bakakashi o te irá mal. –Sube su camisa hasta el tope de las axilas del albino, bajando la cabeza a su pecho, mordiendo y succionando los pezones de este con malicia. – Igual te haces tiempo mañana y punto.

 

– Va-vale… –Musita Kakashi algo divertido, enredando una mano por los cabellos oscuros del otro y empujar instintivamente las caderas hacia él. – Ah, eso que pensé que… ya me querías lejos, por lo de hijos y eso.

 

Obito eleva la cabeza, mosqueando los labios antes de tomar los ajenos y mordisquearlos, demostrando la agilidad que tenía de quitarle la ropa interior a Kakashi entre tanto manoseo, tirando sus bóxer por ahí en la habitación.

 

– Va, para eso está Minato. Ya te adelanté esa tarea. –Canturrea, sacándole una risa al albino antes de un gemido, empezando a mastubarle con ambas manos después de recostar sus caderas sobre los muslos. Kakashi llevó las manos a las sábanas, disfrutando de las caricias y dándole una imagen erótica, al ver de Obito, por su estado actual. –“Maldito engreído atractivo.” –Piensa.

 

– Obito, hn…

 

– Dime. –Dice arrogante, acercándose un poco y siendo tomado por sorpresa por las manos de Kakashi, recibiendo el choque de sus labios como beso. Distracción que lo dejó boca abajo y al fijar sus iris oscuras en el otro, apenas hacerlo sobresaltarse al reconocer tal sensación en la hombría por su boca. – Joder… Kakashi. –Intenta mirarle sin echarse atrás por lo recibido.

 

– Te amo. –Suelta Kakashi, una vez deja su pene un momento y le sostiene la mirada, pero deja caer su corazón en un brinco fuerte que lo deja impactado antes de recordarse que debe respirar.

 

El mundo se detiene y lo siente. Es un regocijo inmenso, lleno de algo de cursilería barata y otra de eso llamado felicidad, queriendo gritar un “yo también” como un crío, pero deja que todo siga su curso o al menos lo que hace Kakashi con su boca.

 

Cuando el otro va por lubricante y ya el aire ha vuelto en parte los pulmones, recostado en cama sin quitarle los ojos encima de su figura, le dice sin remordimientos a futuro –asegura–:

 

– Te amo, Kakashi.

 

El nombrado voltea asombrado, sonriendo orgulloso al saber que no lo esperaba, quizás no tan pronto y que lo más probable le costaría obtener esas palabras con lo tozudo que era. Una sonrisa de dicha perfila el rostro de su amante, sintiéndose egocéntrico al ser el único en sacarle ese tipo de gestos.

 

– Ahora apresúrate, antes que cambie de parecer y te ponga en cuatro yo.

 

– ¿Es que tienes que matar el momento?

 

La risa entre ambos no se deja esperar, cómplices de sus emociones y las miradas, de los besos o de aquella noche, siendo uno en todos los sentidos.

 

 

Una segunda oportunidad para no estar solos.

Una segunda oportunidad para conocer el significado de la felicidad sin tanto dolor.

 

 

FIN

Notas finales:

¡Y son las 3 am de la mañana y me da por actualizar!

Siento mucho la tardanza, pero necesitaba inspiración y esas cosas que las seudo escritora como yo a veces sufrimos ¿?

En fin, ya finalicé y me gustó como quedó. ¿Alguna queja? -Se esconde detrás de un árbol por las dudas ¿? -.

Gracias a todas las maravillosas personas que me han leído, apoyado y dejado reviews, especialmente. 

Para que no se sientan mal y si desean más sobre esta pareja, tengo una idea en mente  con "mini-historias" como long-fanfic (quizás le cambie el nombre, jé). Pero si aman el SasuNaruSasu y se olvidaron que Sasuke cumplió años, hice un fanfic sobre ello si quieren leer "El Regalo Perfecto"

 

¡Nos estamos leyendo!

 


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