All Might:
Derrumbé la puerta de un golpe, visualicé a mis alumnos que me veían con una sonrisa de esperanza, después vi a Trece en un estado delicado, caminé hasta las escaleras y con la mirada busqué a Aizawa-kun, cuando por fin lo localicé él estaba en el piso boca abajo y por lo que vi estaba inconsciente, de repente mi sangre hirvió en ira, aventé mi saco para prepárame y pelar.
-¿Ese es All Might?
-Es la primera vez que lo veo en persona.
-Es muy intimidante.
-¡Idiotas, no duden! ¡Si lo matamos, nosotros!..
Escuché a esos villanos hablar, esos que estaban cerca de Aizawa-kun, y antes de que el último villano terminara de hablar los noqueé de un golpe, me detuve justamente al lado de mi pareja poniendo una de mis manos sobre su espalda.
Los villanos cayeron y yo cargué a mi novio como una princesa en ese momento entendí lo pequeño que era, ahí me di cuenta de lo herido que se encontraba, sus dos brazos rotos y uno tenía el codo con intenciones de desmoronarse, y cunado miré bien su rostro estaba completamente aplastado, golpeado y mallugado. “Por Dios Aizawa-kun ¿Qué te hicieron?”, no pude evitarlo, en ese momento y sutilmente lo estreché entre mis brazos, no quería lastimarlos al moverlo demasiado y lo único que pude decirle en esos momentos fue. –Aizawa-kun, lo siento.
-(Todos sabemos lo que pasó en esa pelea, me cuesta describirla por lo que me la salté, perdón)-
Después de la pelea, escuchar a Tsukauchi, y que el joven Midoriya se fuera a su casa por fin pude relajarme un poco, al menos Aizawa-kun estaba bien, pero no podía estar del todo relajado, ni siquiera podía dormir, necesitaba verlo con mis propios ojos y abrazarlo; necesitaba sentirlo.
-All Might. –me nombró Recovery Girl.
-¿Qué pasa?
-Ve a verlo… -me dijo comprensiva. –Sé que quieres ir con él.
-¿Aizawa-kun está bien? –me preocupé.
-Se recuperará, aunque sus ojos fueron los más afectados. –suspiró la anciana. –Por suerte no perdió la vista sin embargo si hubo daños… pero estará bien que es lo más importante.
-Es mi culpa…
-No digas eso All Might.
-Si hubiera cumplido mi promesa y efectuado correctamente mi trabajo como docente esto no hubiera pasado… -dije con arrepentimiento.
-Algún día tenía que pasar, escucha All Might, por más que quieras protegerlo recuerda que también trabaja como héroe. –Me regañó.
-Lo sé…
-Bueno. –sonrió Recovery Girl. –Ya no pierdas tiempo y ve con él.
-¿Y si está dormido?
-Dime una ocasión en la que no lo esté. –se burló de mi gatito a lo que yo solo sonreí.
Observé como Recovery Girl salía de la habitación, lentamente me levanté de la cama, afortunadamente si podía caminar, solo necesitaba descansar un rato. Salí de ese cuarto y caminé por los pasillos blancos de la enfermería, cuando llegué a la habitación de mi novio me detuve a unos cuantos pasos pues Present Mic salió de dicho cuarto.
Ambos hicimos contacto visual, me preguntaba qué estaba haciendo ahí, pero no era momento de tener celos después de todo Mic es el mejor amigo de MI NOVIO. –Buenas noches… -le saludé.
-¿Cómo estas All Might? –parecía que andaba igual que siempre, para ser sincero temía a que me dijera algo.
-Gracias… ya estoy mejor… aunque…
-Lo sé, es duro ver a tú mejor amigo así, jamás había sido golpeado de esa manera. –se preocupó. –Pero siempre se recupera, ya sabes como es Shouta.
-Bien… -caminé hacia la puerta del cuarto. –Ahora si me disculpas debo ver como está mi novio. –observé la mueca que hizo Yamada, inconscientemente ¿quería darle celos? Aizawa-kun es mío después de todo.
-Lo sé. –me contestó sonriendo. –Cuídalo porque un día de estos dejaras, dejaras que lo maten. –escupí sangre, maldito Mic, eso es jugar sucio. –Además es MI MEJOR AMIGO y tengo derecho de preocuparme por él. –dijo tratando de aclararme que ya había aceptado su lugar como amigo.
-Lo siento… no debí decir eso. –agaché la cabeza.
-No te preocupes… hoy fue un día muy pesado, especialmente para ustedes dos. –comenzó a caminar. –Yo ya me retiro, nos vemos después All Might. –finalizó y lo perdí de vuelta en la esquina de los pasillos, estuvo muy tranquilo, tal vez sea por el hecho de que aquí no se puede gritar, como sea, abrí la puerta y ahí lo vi.
Vi como mi pareja tenía todo el rostro vendado, los brazos enyesados y gran parte del torso con vendas también, “Ese maldito” pensé, no sabía si estaba dormido o no, hasta que me habló. –¿Vas a quedarte ahí parado o vas a entrar?
-¿Eh? Ah… si… -me acerqué lentamente hacia la cama donde estaba, agarré la silla que se encontraba ahí y la coloqué al lado de su cama para poder sentarme, me quedé callado por unos segundos, por Dios, no sabía por dónde empezar, me sentía culpable por lo que pasó. –Aizawa-kun… yo…
-No digas nada. –me dijo serio. –No es necesario que me digas… Hizashi ya me contó todo…
-Ya… ya veo... –“¿Y ahora qué?”
-Escucha, sé que tú trabajo de héroe es importante pero también lo es ser profesor, esos mocosos necesitan quien los guíe. –me regañó. –Además deja de culparte, nadie sabía lo que iba a pasar.
-Pero... si hubiera cumplido mi promesa no estarías así. –insistí en tener la culpa.
-Lo admito. –tomó aire. –Admito que me dolió que no cumplieras tú promesa, pero para la próxima avísame ¿Quieres? Lo hubiera entendido… además pudo haber sido peor… alguno de mis niños pudo salir gravemente herido, aparte de Midoriya que a cada rato se está rompiendo los huesos, o peor, un estudiante pudo haber muerto, ¿Te das cuenta de lo importante que es que cumplas con tú labor docente de forma adecuada? –me dijo en un tono que no pude identificar.
-Lo siento Aizawa-kun… te prometo que no se repetirá… -Hablé con determinación. –Y esta vez me aseguraré de cumplir…
-Eso espero…
-¿Sabes? Pensé que me gritarías, golpearías o en el peor de los casos terminarías conmigo.
-Pensé en golpearte, pero jamás se me pasó por la cabeza dejar de estar a tú lado, soy un hombre racional. –afirmó.
Reí por lo que dijo mi Aizawa-kun. –¿Cómo que lo pensaste? –“¿Golpearme?”
-Así es… te iba a patear, pero Hizashi me convenció de no hacerlo, hablar con él fue relajante, me ayudó a pensar mucho las cosas. –me dijo medio burlón. –Como sea, me alegra saber que estás bien.
-También a mí… mi hermosa luna. –le hablé con ternura, tanto que pude observar como se ruborizaba a través de sus vendas.
-Ya vas a empezar… -comentó avergonzado.
-Siempre he sido así. –me encogí de hombros.