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El Latido y El Engaño [Omegaverse Yuri] por ak47rv

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Niko


El auto NO está.

El auto NO está.

¡¿PERO QUÉ PUTOS CARAJOS PASÓ?

-La captaron las cámaras de seguridad, a las tres de la madrugada- dijo el guardia de seguridad al tiempo de teclear un par de comandos, los cuales accionaron la escena del crimen en la pantalla.

A mi lado se hallaba Rosa, por lo que veía... NADA contenta. Me llamó a las 6 a.m. reclamando que era la culpable de la desaparición del vehículo. Llegué media hora más tarde y rápidamente me condujo a la Sala de Vigilancia.

-¿Captaron a "quién"?- me atreví a preguntar, a lo que aquel guardia respondió: -A ella.

Oh no... No lo puedo creer...

HIJA DE-

-Perra.

-¿Disculpa?

-Perrr... ¿itos? Perritos, ¿les-les gustan?- Supongo que tenía puesta mi cara de idiota, pude adivinarlo por la expresión que hicieron ambos ante dicho comentario mediocre.

Yo y mi gran boca.

En el vídeo, aparecieron dos siluetas, una de ellas lucía una larga cabellera rosa con mechones arcoíris.

Eleonor Galeano.

Lanzó un beso de despedida a la cámara. No logro adivinar si este va dirigido a mí, o algo por el estilo.

Ella estaba siendo acompañada por un muchacho, aparentaba tener aproximadamente su misma edad, corpulento.

El auto se encendió, y fue llevado fuera del edificio.

-Encuentra el auto o mejor no vuelvas- declaró Rosa con una mueca de desprecio- Y ni se te ocurra llamar a la policía.

¿Dónde demonios está?

...

...

Narrador


-Bien, aquí tienes- Eleonor le entregó un fajo de billetes a un joven corpulento, era el mismo muchacho que le ayudó a robar el automóvil.

-¿Y? ¿Qué piensas hacer con el auto?

-Nada.

-¿Qué quieres decir con nada?

-Esperaré a que lo despidan, cuando eso suceda lo regresaré a su lugar correspondiente.

-Sigo sin entender.

-No es necesario que lo entiendas, hiciste tu trabajo, ahora LARGO.

...

Niko


¡No tenía ni una sola pista de dónde podría estar ese maldito auto de mierda!

Dentro de una hora tendría que pasar por la endemoniada sobrina del señor Galeano, por ello, tomé prestada la motocicleta de Aster y fui lo más rápido que me fue posible, sin advertir de la guerra que se aproximaba.

...

She likes a Rainbow...

...

Aster

 

Es tiempo.


Inhalé profundo en un vago intento de coraje, valor era lo que más necesitaba para hacer frente a esa persona.

Me aproximé a aquel hombre sordo que apenas el día anterior había ofendido, Bel mencionó que su nombre era Mateo, le piqué el hombro con el dedo tratando de llamar su atención, él se veía bastante entretenido en un libro lo cual le daba cierto aire de intelectual. Él volteó a verme con una expresión de amargura, agité las manos y me mostré sereno con el afán de darle a entender que mis intenciones no eran malas.

Bel me enseñó unas cuántas frases en lengua de señas, llevé el puño contra el pecho, sin apartar mis ojos de los suyos.

"Lo siento... No fue mi intención tratarte de..." Olvidé lo que iba a continuación, ¡grandioso!

Quedé totalmente en blanco como el papel. Entonces opté por el plan B, escribir en el cuadernillo que normalmente usamos los meseros.

"No tenía idea".

La expresión en su rostro de pronto se suavizo, me invitó a tomar asiento frente a él con un gesto, luego me pidió que le extendiera el pequeño cuaderno al igual que el bolígrafo, nuestras manos se rozaron en menos de un segundo.

"Descuida, yo tampoco me comporté de la mejor manera. Excusas son lo de menos para justificar mis acciones del día de ayer."

Fue mi turno de redactar una respuesta.

"Descuida, Bel me dijo que pasabas por un mal momento".

"¿Te dijo?".

"¡Perdón por incomodarte!, ella sólo me mencionó eso, no relató detalles".

Mateo actuó retraído y parecía no saber que más decir al respecto, así que tomé la decisión de retomar el punto en el que comenzó esta conversación.

"Entonces... ¿Olvidado?".

"Olvidado".

Liberé la enorme carga que llevaba sobre los hombros, el sentimiento de culpa me había estado agobiando hasta tal punto de que me doliese el estómago.

Era momento de irme, debía atender al resto de los clientes y tenía que dejar de incomodar a Mateo, pero no me levanté, habíamos estado intercambiando notas y no logré evitar contemplar con admiración la letra del sujeto, cursivas perfectamente definidas, no escribía como los médicos cabe aclarar, cada gráfico fue delineado con destreza y ante mis ojos resultó perfectamente entendible.

"Tu letra me encanta".

Él me miró un tanto extrañado y respondió.

"Gracias".

"¿Cuál es tu nombre?" quise hacerme el tonto, una enorme curiosidad emergió de mí y tuve la necesidad de conocerlo mejor, expiraba un aura de misterio por todos lados y eso me atraía.

"Mateo".

"Aster" escribí y dibujé una flor al costado.

En ese momento Natalia pasó muy cerca de nuestra mesa, la cara de Mateo cambió radicalmente, entre hipnotizado y sonrojado. No pude contener la risa, aquel amargado sujeto me pareció lo suficientemente adorable. Tiré de su manga sacándolo de su ensoñación.

"Se que ella te gusta. Descuida, como compensación te ayudaré a conquistarla".


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