Aster
Me encontraba llorando a moco tendido dentro de uno de los cubículos del sanitario de hombres.
Soy un idiota. El MÁS grande idiota de toda la historia.
Intento calmarme, respiré profundo tratando de apaciguar los desenfrenados latidos de mi corazón. Me veo atormentado por mis propios recuerdos, trato de reprimirlos con todas mis fuerzas...
No lo logro.
El sonido de mi celular me alarmó en gran medida. Quité todo rastro de lágrimas en mi rostro antes de responder a la llamada, era Nikki, mi GRAN confidente.
-Hey.
-Hey- respondí al saludo. Tan bruta, como siempre.
Maldición. Necesito hablar con ella.
-Tuve un día de mierda- admití con la voz ligeramente temblorosa, espero que no lo haya notado.
-Oh, que coincidencia. También yo, bueno, no del todo. Me hicieron chófer de una mocosa con complejo de My Little Pony y por poco le rompo la nariz. ¿Qué hay de ti?
No logro imaginarmelo. Conociendo a Nikki, que se pasa de cabrona con los apodos...
¿Qué hay de ti? Buena pregunta. Pues...
-Traté mal a un chico sordo- me siento villano de telenovela.
-¡Espera! ¿Qué?
-Lo que escuchaste. Y me siento de lo PEOR.
-Ok, esto no puede esperar, continúa.
Muy bien, es tiempo de desahogarme. Empecé a rememorar.
-Mira, es un cliente que se volvió habitual este último mes, al instante me percaté de que le gusta Nat-
-¿Nat?
Lo mejor es que Nikki no se entere del pretendiente de su adorada hermana menor, de lo contrario... se desataria el Infierno.
-...Natttie que tu conozcas- corregí, luego, traté de retomar el hilo de lo que estaba narrando- ; así que no pude evitar el querer darle un empujoncito. Normalmente lo atiende Bel, ¿la recuerdas, no? /la chica de anteojos/, en fin... la convenci de que cambiaramos de mesas por el día de hoy, a lo que ella aceptó y yo estaba muy contento; me acerqué a él y... bueno, al ver que no respondía y que quizás, me miraba con disgusto yo... me molesté un "poquito".
-Star...
SI. SOY DE LO PEOR.
-¡Me asusté, Nicolle! Me vino a la cabeza lo que sucedió cuando iba a la secundaria y-y-y...- mis ojos se inundaron de lágrimas, ya no lograba hablar con la misma serenidad de antes- y pe-pensé que no le agradaba al tipo por ser Omega y Gay. Fue algo precipitado, lo sé. Intenté hablarle pero él evitó mi mirada, colocó sus manos en los oídos, pienso que lo hizo para que yo me fuera, no lo sé..., por como estuvieron las cosas creo que estaba sumamente molesto. Entonces lloré. Lloré porque me recordó a...
Mi amiga me interrumpió y me habló con cierta dulzura, tratando de consolarme.
Cada milenio se le escucha hablar en ese tono.
-Lo sé, Star, no necesitas recordarlo ahora. Continúa.
-Y... al final llegó Bel, ya que estábamos haciendo bastante "alboroto". Ella me llevo a la bodega y me explicó que aquel cliente era su primo, su primo sordo. ¡Esto muy avergonzado!
Soy un desastre de lágrimas y mocos.
-¡Déjate del drama, Star! No te culpes por algo de lo que no tenías ni puta idea- y aquí vamos otra vez con lo de "bruta"-, hombre, pon esas pelotas en su lugar, y disculpate, y que él se disculpe también contigo porque pudo haberte dado indicios de su condición desde el inicio, ¿de acuerdo? Tómense un café, invitale un pastel, ¡Yo que sé!
Ahora me estaba riendo como un auténtico estúpido. Reí tanto hasta tal punto de un terrible pero muy agradable dolor de estómago. La respiración irregular, lágrimas de alegría en vez de culpa y tristeza.
-Se supone que debería de estar desahogandome en lágrimas, ¿y sabes qué estoy haciendo? Me estoy cagando de la risa por tus pendejadas.
-¡Ey!- fingió estar dolida, ella también se estaba riendo.
-Pero son pendejadas buenas, en especial para el corazón- admití con una sonrisa de sinceridad, el pulso más calmado.
-Continúa con tus sentimentalismos de mierda y te parto tu madre. Quiero escuchar esas risas de Guason, ¡anda! Así, así es como te quiero escuchar siempre.
Los dos reímos como pendejos.
Conozco Nicolle desde hace seis años y de algún modo tengo la sensación de que nos conocemos de toda la vida. Sabemos los secretos del uno y del otro, nos volvemos confidentes. Otorgamos cariño cuando más lo necesitamos. Ofrecemos voluntariamente un hombro sobre el cual llorar. Adivinamos lo que piensa el otro y solamente nosotros entendemos nuestras pendejadas.
-Gracias Nicolle, no sé que haría sin ti.
-Yo tampoco, Star, yo tampoco.
A veces, cuando me cuestionó porque no he podido encontrar a mi alma gemela, de repente... de repente recuerdo a Nikki, nos complementamos perfectamente, y es entonces cuando pienso que Nikki podría ser mi alma gemela. ¿Quién dijo que tu media naranja sólo aplica en el sentido romántico, eh? Y en definitiva, estaremos juntos PARA TODA LA VIDA.
Ese es nuestro enlace.