–Bien chicos, tengo que hacer un plan para hacer amigos. Es decir, esta es una oportunidad muy preciada que me dieron mis padres, y no puedo arruinarlo–canturreó sky, paseándose de un lado a otro en su nuevo cuarto.
Sky no entendía, pero parecía tener un departamento para él solo, en su edificio correspondiente. Él suponía que en algún futuro le llegaría un compañero a ese blanco, iluminado y enorme lugar.
En esos momentos, el muchacho caminaba por su habitación, la cual había adornado con plantas secas, cuadros y demás, algo bastante hippie; mientras que hablaba con sus amigos, un par de ratas muertas, un gato aplastado y un perro destripado.
–Escucho propuestas…–dijo deteniéndose frente al gato, sólo hubo silencio. Suspiró cayendo de sentón para acomodarse–.Esto es triste–refunfuñó desganado–. Necesito amigos reales para que me aconsejen.
Talló su cara y se puso de pie un tanto decidido, inseguro pero decidido. Trataba de que eso no se viese reflejado en su rostro, así que antes de que la duda le golpease nuevamente, se puso sus sandalias y salió por la puerta, listo para hacer nuevos amigos. Las cosas no saldrían como esperaría…y no, no lo digo de una forma positiva donde conocerá a alguien que valdrá la pena, al menos no por ahora.
–Mira, ahí va tu amigo–bufó Andross, con un tono burlón. Éste se encontraba sentado a lado de Maxwell, o Erik, como prefieran llamarlo.
–No me interrumpas–sentenció Erik, sentado plácidamente en una de las mesas que se extendían por el campus. En una mano tenía un libro, y en la otra un lápiz.
–Eres tan amargo, al chico le gustas–se burló, picoteando más al gruñón de su amigo–.Si las chicas conocieran este lado tuyo, sólo te quedarías con ese tipo como fan.
Maxwell azotó las manos en la mesa, pellizcó tratando de no perder la calma; inhaló y exhaló, hasta que finalmente sonrió dulcemente, torciendo su cuello hacia Andross, dejando ver un aura oscura.
–Amigo, necesito terminar mis deberes… podrías…simplemente…esfumarte–dijo esto último, casi rechinando los dientes.
–Se te van a aflojar los dientes, si sigues con esa horrible costumbre–dijo con desfachatez. Maxwell simplemente estrelló su rostro contra la mesa, notablemente exasperado.
–Lárgate–se quejó una vez más, Erik.
–Lo haré, pero sólo para divertirme un poco–bufó malicioso, con una sonrisa ladina–. Nos vemos, hedmozho–dijo entre pequeñas risitas, poniéndose de pie en un brinco.
Erik sólo se irguió, arqueando una ceja para observar la escena. Sky estaba tratando de hablar con cualquier persona que se le cruzara, parecía de verdad querer empatizar con la gente, sin embargo sin pena alguna le miraban de arriba abajo, e incluso salían comentarios condescendientes y sarcásticos por parte de las personas. Sky se controlaba tratando de comportarse, mostrando como si no se diera cuenta, y no le doliese; sonriendo de manera maliciosa, como era usual, seguía tratando de sacar conversación.
–De verdad, mis padres son los señores Bankwood–decía como si nada, viendo desde abajo a las chicas, las cuales le contestaban un: “No te creo”–.Sí, lo son. He estudiado en casa durante estos años, creía que yo era pe…
Andross lo tomó desprevenido desde atrás, agarrando su ropa interior fuertemente hasta alzarlo en un doloroso calzón chino.
–Ese tonto–bufó Maxwell, en un son de burla, sonriendo de lado. Esperaba sólo unos momentos para poder intervenir y esa faceta de niño bueno, no se derrumbara.
Las personas se apartaron un paso atrás, viendo mejor la escena, y riendo sin poder evitarlo.
Los ojos de Sky se desorbitaron de dolor, pero sobre todo de enfado, que logró esconder con una determinada mirada.
–No pesas na…–Andross se calló, al sentir un fuerte dolor en su garganta. Soltó al muchacho y tocó su cuello ensangrentado.
Maxwell peló los ojos al ver de manera tan detallada la escena, el cómo Sky deslizaba una navaja de su manga, para girarse y cortar a su amigo. Sus piernas se entumecieron unos segundos, la gente estaba en shock.
–Descuida, no te ahogarás en tu sangre–bufó Sky con burla, pateando el pecho del joven para sentarse encima de éste–. Pero tampoco la pasarás bien.
Sky admiraba como el cabello largo y teñido con aquellos rayos rubios de Andross se teñían de rojo. El chico trató de empujarlo, pero Sky detuvo su mano fácilmente, para empezar a juguetear con sus dedos. “Crack”, ahí iba uno…iría por el segundo.
–¿Querías jugar?–dijo fríamente Sky, con una sonrisa torcida–. Juguemos de verdad…–dijo extasiado, no sólo por el dolor del joven, sino el miedo. ¿Querían verlo como un freak? Les daría razones para verlo de esa manera–. Dime, ¿eres zurdo o diestro?...–canturreó mientras rompía su segundo dedo.
Andross estaba pasmado, congelado del miedo, no esperaba aquella reacción tan violenta de algo que él consideraba una broma.
Sky se puso de pie, hizo una mueca tomando su larga trenza, pareciendo fastidiado de que tendría que ducharse. Volteó a todos lados con bastante tranquilidad.
–Vaya, ¿nadie los vigila por aquí? Me gusta esta libertad–dijo Sky, sin entender la gravedad del asunto. Al observar su alrededor notó las miradas de terror de la gente, había sido tan de sorpresa, que ni los gritos lograron escapar de las gargantas femeninas.
Maxwell estaba en shock, trataba de ponerse de pie, pero no podía…tras largos minutos de haber observado, logró pararse; primero, arrastrando los pies, después caminando velozmente hasta por fin poder correr, listo para soltarle un puñetazo a Sky, sin embargo, paró en seco cuando el joven alzó su brazo, con el cuchillo en mano, rozando su manzana de Adán.
–¡Ah! Eres tu, no llegues así, un poco más y hubieras manchado tu blanca camisa–canturreó Sky, sonriendo como si nada, alegre de ver a ese chico de falsa sonrisa gentil.
Erik estaba completamente descolocado, bajó su puño aun temblando. Tragó saliva sintiendo cómo finalmente autoridades del complejo llegaban, tomando a Sky para llevárselo con la directora, mientras que a Andross lo movían a la enfermería.
Todos, absolutamente todos, estaban desconcertados y asustados por la surrealista tranquilidad del momento, el hecho de que se llevaran a los jóvenes como si hubiese sido una riña de lo más normal, como si los adultos no hubiesen visto la maldad del peliblanco.
–Mis padres se enterarán de esto.
–¿Cómo es posible que esto suceda?
–Ese niño da miedo.
–¿Estaremos conviviendo con él?
Eso y más, empezaban a decir los jóvenes estudiantes, pudiendo finalmente hablar tras el largo y aterrador silencio. No había policía, ni ambulancia, ni nada real que atendiera la situación, sólo los guardias del colegio. Era demasiado estúpida la situación. Primer día…y empezaba el terror.
–Sky…–habló la directora, viendo cómo el chico peinaba sus cabellos como si nada–.¿Me puedes contar qué pasó?
–Un niño me hizo calzón chino, y me defendí. Me hizo enfadar que me tratara así–dijo con desfachatez. O eso parecía. La realidad era que Sky no mentía, nunca lo hacía, y la razón era porque nunca sentía que lo que hacía estuviese mal.
–Déjate el cabello, y mírame a los ojos Sr. Bankwood–dijo severamente, azotando su mano contra el escritorio.
–…–Sky hizo una mueca alzando su rostro, mirando fijamente a la directora de manera despreocupada–. No le va a pasar nada, sólo quise asustarlo, eso es todo. Además, no me gustó cómo mes estaba mirando, él y los demás, pero a él es a quien más cerca tenía y con quien podía asustar a los demás.
–Sabes que lo que hiciste está mal ¿verdad?
–¿Por qué está mal?, es decir, todos han tenido ganas de hacer eso…absolutamente todos, la única diferencia es que yo sí tengo el placer de hacer lo que deseo. No entiendo a la gente, lanzan la piedra y esconden la mano. ¿Cuál es el chiste de eso? Mejor mostrarnos como realmente somos ¿no?
La directora se quedó callada, observando detalladamente al chico, quien parecía hablar con tanta tranquilidad, sin embargo, ella podía ver el enfado que tenía guardado…enfado el cual no sabía si era el motor de su comportamiento.
–Bien, puedes retirarte…
–¿De verdad?–dijo un tanto desconcertado–. ¿No habrá encierros, golpes o gritos?–habló con completa naturalidad–. Es decir…¿de verdad?–rió sin poderlo creer.
–No por el momento–“no hasta que tuviera a los sujetos de prueba”, pensó la directora–.Quiero que en cuanto puedas, te vayas a disculpar con el joven Hitch.
–¿Debo?
–Lo harás.
–Está bien, está bien–bufó de mala gana, poniéndose de pie–.Señora Hopes, uh…¿Sabe por qué mis papás me metieron aquí? Maxwell dijo que esto era un lugar para súper dotados o algo así.
–¿Te dijo eso? Bueno, no miente…aunque lo “súper dotado” suena para gente con inteligencia común. Sé que tienes una mente brillante para otras áreas–dijo sonriendo dulcemente, recargando su mentón sobre sus manos entrelazadas–. Anda, regresa a tus actividades.
–Joder Andross, ¿estás bien? Vale, es una pregunta estúpida–bufó Erik, estando a lado de su amigo.
–La cortada fue superficial, lástima que no puedo decir lo mismo de mis dedos –contestó desganado, tratando de acomodarse sobre su camilla.
–Mis padres se enterarán de esto, y haré que metan a la correccional a ese fenómeno.
–No, no…déjalo así.
–No te atrevas a comparar un simple calzón chino, con lo que te hizo ese loco.
–Diablos Erik, claro que no lo comparo…pero esto lo arreglaré por mi cuenta, eso de hablarle a mis papás, o que tú le hables a los tuyos, ¿no te da algo de pena?
–¿D-de qué hablas? Esta es una situación grave, ahorita sólo hizo eso…quien sabe qué podría pasar en el futuro.
–Lo que pase en el futuro, debemos arreglarlo nosotros–dijo Andross, sorprendiendo a Erik por esa parte madura de él–. Tenemos que aprender que nosotros no somos nuestros padres, y debemos arreglar esto por nuestra cuenta.
Andross había notado la reacción de la escuela, y no, no se refería a los alumnos, sino a las autoridades. Algo le decía que no podría contar con ellos.
Erik frunció el ceño, desviando la mirada un tanto impasible, meditando bien la situación.
–¿Hola?–habló Sky, asomándose por el marco de la puerta, haciendo que Maxwell se sobresaltara.
–¿Qué quieres?–bufó, sin molestarse en fingir ser esa buena persona.
–Vengo a disculparme, aunque también él me debe una disculpa si es que nos ponemos en ese plan de disculparnos por cosas que no sentimos–dijo sky, con una escalofriante tranquilidad.
–Le diré a la directora que viniste a disculparte–bufó Andross, desviando la mirada, tragando saliva pesadamente.
Sky sonrió con una falsa complacencia, rió por lo bajo, mirando fijamente al muchacho, como una fiera a su presa. Erik sin dudarlo se interpuso entre esos dos.
–¡Bien! Eso te lo agradecería mucho. ¡Adiós Maxwell!–dijo lanzándole un beso como si nada, para marcharse.
–¡Ese tipo me irrita!-gruñó furioso, sin embargo, una mirada le provocó un escalofríos…volteó lentamente, cruzándose con la mirada pícara de su amigo–.¿Qué?
–Tenemos el plan perfecto para controlarlo y vengarnos.
–Oh no, no, no, no…no.
–Intentémoslo, y cuando más se afloje…Seguro con un escarmiento así, podremos volverlo nuestro cerdito.
–O provocar que nos mate, ese tipo parece que no se anda con esa clase de juegos–interrumpió Erik.
–No, si le damos por ambos lados, física y emocionalmente…desgastarlo tanto que no pueda ni levantar la mirada.
–Eres cruel–contestó divertido y complacido.
–No podré jugar parte de esta temporada por su culpa, así que, merece algo igual o peor. Si le comentamos esto a todos los chicos, seguro tendremos su apoyo.